Parte I
Lo que más odiaba en la vida era mentir, tanto como para salvarse o para ayudar a otros, eran muy pocas las veces que lo había hecho, y siempre era descubierta, ¿por qué justo ahora, que todo estaba saliendo todo bien?.
Sabia que no podía hablarle a su novio sobre eso, pero su corazón y mente le pedían a gritos hablar, decir todo lo ocurrido en aquel baile de otoño, aunque también admitía sentir mucho miedo por si llegaba a reaccionar mal.
Suspiró cansada y se sentó en una banca, la misma en la que había estado junto a Renkotsu en aquella noche y luego apareció el.
"Solo faltaba una hora para el baile y aún no estaba lista, pues no iría con la persona que realmente quería ir.
Su madre entró junto a un precioso vestido color zafiro, con escote en forma de corazón y mangas tres cuarto, unos tacones de 3 centímetros de alto, la miró un tanto intranquila y le sonrió.
-¿Todo bien cariño?
-Si, tranquila madre
-Ve a bañarte para luego comenzar a arreglarte- dijo dejando las cosas en la cama- debes estar tranquila, las cosas no siempre son como uno quiere
-Lo sé- admitió mirando el hermoso vestido- me iré a duchar
Se levantó de la cama y fue en dirección al baño, cuando estuvo bajo el agua cerró los ojos y comenzó a imaginar que iría al baile con el chico que amaba.
Una sonrisa se posó en sus labios, "eso no pasará, siquiera y me ha vuelto a hablar desde hace una semana" pensó con tristeza, luego sus pensamientos cambiaron por Renkotsu, aquel chico realmente era un buen partido para cualquier chica, pero no para ella.
Había aceptado ir al baile con él ya que se habían vuelto muy cercanos los últimos meses a causa de los estudios que compartían juntos y uno que otro encuentro en la biblioteca.
Al salir del baño se encaminó a su habitación, donde su madre la esperaba con maquillaje y la ropa lista, se acercó a ella para permitirle peinar su cabello.
Tomándose su tiempo le secó y peinó el cabello delicadamente, luego formó una coleta alta y comenzó a enrollar el cabello para formar un chongo con unos cuantos mechones sueltos, decorado con una pequeña diadema.
El maquillaje fue sencillo, ya que encontraba muy linda la cara de su hija al natural, solo aplicó máscara de pestañas y brillo labial, un poco de sombra y nada más.
• • •
Faltaban solo dos minutos para bajar y aún no encontraba los ánimos por ir, suspirando se armó de valor, se despidió de sus padres y comenzó a bajar las escaleras de caracol.
Sus padres vivían en la torre más alta, solo era una excepción a causa de ella estudiar ahí, sus padres eran maestros, Naomi maestra de historia y Kenta maestro de química, solo coincidía con su madre ya que los de primer año no cursaban química aún.
Al llegar al final de la escalera, encontró a Renkotsu mirándola con una sonrisa encantadora.
-Te ves hermosa- halago a la vez que tomaba su mano y depositaba un beso- ¿estás lista?
-Muchas gracias, y si, estoy lista- dijo bajando el último escalón
Caminaron juntos hasta el comedor, donde habían sacado todas las mesas y puesto solo dos mesones largos, uno frente al otro, decorados con manteles blancos, flores como centros de mesa y bocadillos.
La música de fondo era suave, perfecta para bailar lentamente, Renkotsu le invitó a bailar y gustosa aceptó, fueron al centro y comenzaron a bailar, Renkotsu la tomó de la cintura y la apegó un poco más a el.
Bailaron la mayor parte de la velada, pero cerca de las 23:00 Kagome quiso salir al patio a tomar aire, caminaron uno junto al otro hasta tomar asiento en la primera banca que vieron.
-¿Te ha gustado venir?- Renkotsu fue el primero en hablar- no te veías muy animada que digamos
-¡Oh, claro que me ha gustado!- se reclamó mentalmente por no poder esconder su disgusto- lamento si he puesto mala cara
-¿Querías venir con él verdad?
-Yo...- no podía negarlo, y tampoco mentirle pues Renkotsu era muy inteligente y lo notaría de inmediato- si
-¿Y por qué no te ha invitado?
-No lo sé, no me ha querido hablar
-Así que estás enamorada de Sesshomaru- dijo mirando hacia el frente, donde a través de los ventanales se veía a los alumnos bailar- valla, y yo que tenía pensado declararme
-¿Que?- Kagome se volteó hacia Renkotsu y lo miró intrigada- ¿qué has dicho?
-Que me gustas- respondió mirándola- se que nos conocemos hace muy poco, que no hablamos mucho y que normalmente solo te hablo para pedir que estudiemos, pero realmente me enamoré de ti- se sinceró con una sonrisa plasmada en sus labios- pero...si tu eres feliz, yo también lo seré
-Renkotsu...- no sabía cómo rechazarlo sin lastimarlo- lo lamento tanto
-No tienes por qué- se giró en su dirección y la notó temblar del frío, se quitó su chaqueta y la puso sobre sus hombros- conservarla, hace mucho frío hoy- no sabían que más decir, pues el ambiente estaba un tanto incómodo por la reciente declaración
-Kagome- la voz de Sesshomaru los hizo voltear inmediatamente, estaba parado tras ellos con un rostro de pocos amigos y miraba fríamente a Renkotsu- vamos
-Pero yo...- Kagome miró suplicante a Renkotsu, este simplemente asintió, ella sonrió- gracias, y lo siento mucho- le devolvió su chaqueta y se fue junto a Sesshomaru.
-Sesshomaru, ¡¿por qué diablos vienes a hablarme ahora, después de una semana?!- cuando estaban lo suficientemente lejos le gritó la pregunta con lágrimas acumulándose en sus ojos- ¡he querido hablar contigo y siempre me ignorabas!- se limpió las lágrimas que habían comenzado a caer- ¿por qué ahora?
-Yo te lo advertí, desde el principio- le recordó al momento de acercarse a ella- que no debías enamorarte de mí, que te mantuvieras alejada y no me escuchaste- le acarició las mejillas mientras apoyaba su frente con la de ella- aunque yo también me enamoré.
La abrazó mientras depositaba un beso en su frente, Kagome apoyó su rostro en el pecho de Sesshomaru, mientras inalaba su exquisito olor a pino, realmente extrañaba su aroma, lo sentía tan varonil, venía muy bien con el.
Luego de unos minutos no pudo aguantar la tentación y comenzó a depositar besos en su frente, mejillas nariz y por último sus labios, donde comenzó un beso lento y apasionado, rodeó la cintura de Kagome acercandola más a el, ella por su parte le rodeó el cuello con sus brazos y enterró sus manos en la melena plateada.El beso comenzaba a subir de intensidad, pero la falta de aire los obligó a separarse.
-Debemos parar- dijo Sesshomaru sin querer realmente hacerlo, pero sabía que si seguían así, no podría controlarse- Kagome, perderé el control, detente
-Yo tampoco puedo aguantar la tentación.
Todo pasó rápido, sentía el líquido correr por sus labios, sus colmillos eran más largos y su sed aún no cesaba, su corazón se encontraba acelerado por aquella nueva sensación, buscó a su acompañante con la mirada y lo encontró en el suelo con una grave herida en el cuello."
Salió de sus pensamientos al ver a Sesshomaru acercándose a ella, la miraba con una pequeña e imperceptible sonrisa, una de aquellas que solo le dedicaba a ella.
-Hola, te estaba buscando- dijo sentándose junto a ella y tomando sus manos- ¿todo bien?
-Si por supuesto- ¡pero que mentirosa, nada estaba bien!- ¿y tu herida como va?
-Bien, aún duele un poco- admitió tocando su cuello- aunque aún encuentro extraño no recordar nada
-¿Desconfias de mí?
-Por supuesto que no- dijo dándole un pequeño beso en la punta de la nariz- solo digo ¿de verdad me he golpeado tan fuerte la cabeza?
-No estábamos prestando atención a nuestro alrededor- decía recordando la mentira que habían inventado junto a la directora Midoriko- no notamos la barra que estaba suelta y se soltó, lastimando tu cuello, eso provocó que te hayas caído y golpeado la cabeza- era la mentira más poco creíble según ella, pero Sesshomaru al ver que concordaba con la versión de la directora, la madre y padre de Kagome, no dudaba de ella.
• • •
Luego de aquellos eventos habían comenzado a pasar más tiempo juntos, como pareja y también en las clases que compartían juntos.
Pasaban tiempo con Sango, una chica de cabello castaño y ojos avellana, una chica que le había contado sus extraños sueños desde que había llegado a la Academia Medianoche, también dijo que últimamente no podía dormir debido a que sentía que era observada mientras dormía y cada noche sentía un ruido extraño.
También estaba Bankotsu, un chico de cabello largo y negro atado en una trenza, un tatuaje en su frente y unos preciosos ojos azules, su personalidad era muy alegre, claro que también lo hacía por molestar a Sesshomaru, pues este era un poco reservado en ese tema.
Kagome pensaba en cómo ayudar a su amiga, tenía una leve sospecha de quien era, pero no podía ir a hablar con la directora sin pruebas, así que esta noche iría al techo de los cuartos de la torre norte, donde estaba la habitación de Sango.
• • •
La noche era fría, se abrigo un poco más de lo normal y salió por la ventana, antes de salir escuchó la voz de su compañera de cuarto, "creo que el negro no te viene bien", le dijo referente a su atuendo.
Saltó al techo y comenzó a caminar el dirección a la otra torre, ella estaba en la torre sur, la distancia no era mucha, así que no tardaría más de dos minutos en llegar.
En el camino procuró no toparse con nadie, pues era hora de estar en su habitación y el guardia se encargaba, literalmente de buscar en cada rincón.
Al llegar arriba de la habitación de Sango comenzó a mirar por todo el lugar en busca de algo, o más bien dicho alguien, hasta que lo encontró, sentado a una distancia prudente y mirándola fijamente con aquellos ojos color rubí.
-Naraku, asique si eras tu- dijo enfrentando su mirada sin una pizca de miedo- ¿por qué haces todo esto?
-Tu has infringido las reglas y nadie te dice nada- hablaba mientras se levantaba y caminaba hasta quedar frente a Kagome- yo quiero hacer lo mismo que tú, ¿cual es el problema?
-El problema es que no te dejaré
-¿Y tu sola?- una carcajada de burla se escuchó- ¿y que harás para que no haga nada?
-Le diré a la directora Midoriko- sonrió con burla al ver su expresión de asombro
-No tienes pruebas- aseguró Naraku
Era verdad, no tenía nada, luego de meditar unos segundos recordó todo lo que aprendió estos años con sus padres, así que disgustada tomó por sorpresa a Naraku y le mordió la mano.
Vagos recuerdos de Naraku frecuentando cada noche la habitación de Sango aparecieron en su mente, luego soltó rápidamente su mano y le sonrió con burla.
-Ahora solo haré que ella me muerda y podrá ver lo mismo que yo- dijo con burla
-Esto no se quedara así- Naraku tomó su mano y bajó de un salto
Luego de unos minutos sintió una presencia tras ella, volteó con un poco de miedo al pensar que era el guardia, pero quien estaba mirándola, con una expresión de asombro y disgusto no era otro que Sesshomaru.
Al principio no lo entendió, el retrocedía y la miraba con la respiración acelerada, luego todo le cayó como un balde de agua fría.
El había visto todo desde que mordió a Naraku, también sintió un líquido correr por la comisura de sus labios, llevó sus dedos hacia su boca y notó la sangre, estaba aterrorizada.
-Sesshomaru, escúchame por favor
-Eres...un vampiro- lo dijo como si fuera la peor escoria del mundo, y aquello le dolió.
Sesshomaru simplemente volteó y la dejó en aquel tejado sola, con frío y miedo, ¿qué pasaría ahora?.
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