Es raro. Pero en esta casa los horarios están al revés.
De noche los vampiros van a la escuela y al amanecer empiezan a ser inactivos y a descansar.
Claro, no duermen demasiado, pero está notablemente tranquilo de día.

Llegando de la escuela todos se esparcen a sus habitaciones, nadie me presta atención.

Me encierro en mi cuarto intentando dormir un poco, pero no puedo.

Creo que es un miedo interno de ser atacada mientras duermo.

Cuando todo es callado ahí afuera, salgo de mi habitación a dar una caminata.

Espero no toparme con nadie, de veras.

Camino un rato y me encuentro con la puerta que da al jardín.

Qué enorme jardín! El aroma a rosas es de ensueño! Lo recorro encantada, olvidándome un poco de mi posición.

Ahh, la vida es bella.

Oh. Entonces me pregunto por qué mis ojos lloran.

Miro al suelo dejando las lágrimas caer. Es obvio que no es una "misión divina" lo que vine a hacer aquí. Parece mas una penitencia.

Y eso que siempre intenté hacer lo mejor que pude. Pero al final fracasé...

Me seco un poco las lágrimas y el rechinido de la puerta me asusta.

Oh. Es Yui.

"Hola hermana." Me saluda amable, examinando mi rostro.

"Hola..."

Ambas nos quedamos admirando la bonita vista y el cielo. Una al lado de la otra en silencio.

"Yui..."

"Sí?"

"Nunca has pensado en escapar?" Mi voz casi en un susurro. Su sonrisa triste vuelve a aparecer.

"Lo intenté antes. Pero me rendí."

"Por qué te rendiste?"

La rubia me mira y luego mira a todos lados. Creo que no sabe qué contestar.

Tengo miedo. Tengo miedo de que nos espere una vida miserable. No quiero dejarla atrás, pero si ella no quiere escapar qué puedo hacer?

Qué te retiene aquí, Yui!?

"Me dí cuenta que no hace falta escapar. Solo eso."

"No te creo!" Replico algo irritada.

"Es verdad. Hermana..!"

Salgo corriendo, no quiero verla justo ahora.

Solo volveré a mi cuarto, me obligaré a dormir y pensar que todo es un sueño.

Me estrello contra alguien. Es Reiji.

Ughh! No puede ser...