Pongo mis brazos encima, así no puede acercarse. Con agilidad pasa sus manos por mis piernas pellizcándome juguetonamente.

"Soy Laito~ Quisiera oir mi  nombre viniendo de tí~"

Posa sus labios en mi cuello, acariciándolo de alguna forma.

"Por favor, no hagas esto! No puedo hacerlo"

"Eeh...pero se ve que te gusta. No es así zorrita?~"

Disgustada por el nombrecito lo empujo con la fuerza que me queda.

Me arrepiento. Qué tal si se pone agresivo?

"S...solo...puedo darte mi sangre. Por favor, no te propases conmigo" Ruego temerosa.

"Está bien..." Suspira y me sonríe rodando los ojos. "Pero si cambias de opinión dime. Estaré feliz de complacerte~"

Su voz es tan seductora. No tengo experiencia con esto...pero seguro que es infernal.

Me aguanto cuando agarra mi pierna y muerde sin tacto mi muslo. Aprieto la sábana y espero a que termine de succionar.

Por supuesto, no se marcha sin lamer lascivamente mi piel.

Tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para no sucumbir a deseos prohibidos.

Esto es una locura.
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Cuando Laito se va, me voy a la escuela. Con una prenda hice una venda improvisada,  aunque aún camino de forma rara.

Yui me indicó cómo ir a mi clase. Un chofer privado que jamás me dirigió la palabra me lleva, y llego al enorme instituto.

Es mas lujoso de lo que pensaba, bellamente decorado y con amplios salones.

Escaneo el sitio, no hay mucha gente.

Me pregunto qué pasaría si salgo corriendo por una de las salidas de la escuela.

Me encontrarían rápido? ¿O sería capaz de escapar?

Por alguna razón no me atrevo. Al menos no hoy. Sería mejor si dejo que bajen la guardia.

Descartando toda idea, camino a mi clase mirando el pequeño mapa dibujado que la rubia me dió.

Es una chica muy linda; tierna en sentimientos. No hay forma de que la deje lidiar con esto sola.

Y aún si escapara, ya no tengo a dónde ir...