Abro la puerta y veo una delgada silueta. El mas menudo de los Sakamakis parado en frente de mí.

"Kanato. En qué puedo ayudarte a esta-"

"Tu sangre. Quiero probarla." Me interrumpe con voz demandante.

"Claro...pasa" Suspiro y abro la puerta indicándole que entre.

Me toma del brazo con fuerza y me saca de mi cuarto.

"No necesito entrar!" Me mira un poco intimidante.

Con fuerza me estrella en la pared y me acorrala.

"De acuerdo, de acuerdo." Intento reprimir el miedo que tengo.

Con sus ojos examina mi cuello. Me estiro y le ofrezco la parte que no tiene herida.

"Puedes beber aquí. Subaru me mordió del otro lado"

"Por qué no puedes callarte!? No me digas qué hacer!"

Espantada guardo silencio, estoy empezando a temblar.

Grito un poco cuando muerde violentamente mi herida.

Succiona con fuerza, haciendo salir toda la sangre a chorros.

Me duele, duele mucho.

"Lo haré tan doloroso como pueda. Jajaja!"

Se separa y mira mi garganta, trago saliva con angustia.

"Aquí seguro dolerá" Su expresión se vuelve una sonrisa maniática.

Muerde mi garganta causándome gran dolor.

Intento empujarlo lejos pero su fuerza es increíble.

Había olvidado lo agresivos que pueden llegar a ser. Me confié.

Al fin me deja y mis piernas flaquean haciendo que caiga sentada.

Las lágrimas salen como mares de mis ojos. Me mira con desprecio.

"Sólo sabes llorar. Comparada con esa persona...qué patética."

Puedo sentir toda la sangre viniendo.

Kanato se va y se pierde en los pasillos.

Me incorporo poco a poco.

Vendas, necesito vendas!

Corro por los pasillos buscando ayuda.

Yui, ¿dónde estás hermana?

Entro a esa habitación donde Reiji guarda toda clase de cosas. Estoy segura de que ví vendas por ahí.

Está oscuro, y no veo nada. Busco desesperada.

No puedo encontrarlas!

Lloro de la frustración y el dolor, con mi mano tratando de tapar las heridas.

Algo cae al suelo, creo que he roto algo.

Una luz tenue alumbra la habitación. Me volteo para encontrarme con la mirada confundida de Reiji.