Mi Nuevo Vicio.

VIOLET

Llevábamos horas hablando en el sofá, Kris era extremadamente divertido y misterioso, era perfecto.

Me había dado cuenta que era mucho más que una cara bonita, era divertido, con gracia, con futuro. Igual que yo.

—Y me encanta el fútbol, pero Lionel Messi, ese es mi ídolo.

—¿Entonces si Messi te pide que dejes y te cases con él lo haces?.

—Obvio, yo por Messi me vuelvo homosexual.

Reí, era tan lindo cuando hablaba de las cosas que le gustaba, se iluminaba su carita y sus ojos castaños.

—Pues yo te dejaría para que cumplas tu sueño de estar con él —centré la vista en mi celular.

—¿Siempre eres tan intensa con tu celular? —preguntó en son de paz, yo lo apagué y lo miré.

—Tengo un apego al celular —admití —, he estado toda mi adolescencia con él como mi único acompañante, tener amigos es nuevo para mi, tener un novio también.

—Entiendo.

No estaba mintiendo, especialmente a eso se debía la obsesión con ese aparato.

—¿Quieres ir a un parque? —se levantó, cuando apartó el brazo que tenía sobre mis hombros me sentí vacía.

—Si —sonreí.

Me levanté dejándome guiar por él, la música estaba fuerte.

Nos sentamos en los columpios del parque que estaba situado en frente de la casa, el plan perfecto.

—Me cayeron bien tus padres —confesé.

—Espera a conocer a mi hermana menor —me dijo él con burla —, es un poco imperativa.

—Pues, me encantan los niños siempre y cuando no sean míos.

—¿Te gusta mucho leer? No conozco muchas chicas que lean.

—Leer es mi fuerte, es como mi lugar seguro.

—Espero ser tu lugar seguro algún día.

—Algún día lo serás —lo dudaba.

—¿Te va bien en el instituto?.

—Si, me encanta estudiar, perdí años por temas personales pero soy muy inteligente.

—¿Quieres contarme?.

—No —solté brusco —, digo, todavía no estoy en total confianza.

—Puedes contarme lo que sea —me tomó de la mano antes de plantar un beso ahí —, no se lo diré a nadie.

¿Cómo iba a confiar en un hombre luego de todo lo que me había pasado?.

—Prefiero seguir así —me empujé en el columpio.

—Está bien —lo noté algo incómodo, pero no me importó.

—Mira, no quiero que terminemos mal, yo se que algún día tendremos que dejar esto, que aburrirnos de esto y se que este tipo de pareja, terminan mal.

—¿Cómo estás tan segura de que me aburriré de ti?.

—Porque no sería la primera vez que me pasa, todos los que entran en mi vida se van, y tú no serás la excepción.

Le supo a amargo esa respuesta, pues yo no tenía filtro al decir las cosas.

—Soy sincera y sin barreras al decir las verdades, si no te gusta vete preparando, porque es algo que no cambiaré.

—Prefiero una verdad dolorosa a una mentira disfrazada. Cada día me empiezas a gustar más.

—Soy muy rara.

—Eso es lo que me está enamorando.

Y eso es lo que nos llevó a la perdición.

—¿Solo son tu madre y tú?.

—Tengo dos hermanos, son mellizos. Stuart y Sandler, luego está el esposo de mi madre, Axel, es encantador.

—Ya quiero conocerlos a todos.

—Pronto te presentaré al resto.

—¿Y tu papá?...

Joder, ahí estaba la pregunta que menos quería que hiciera. Me puse pálida, lo miré con melancolía y traté de esconder mi tristeza en la cara.

—¿Te sientes bien? —preguntó cuando me vio bajar la cabeza.

—Tengo que irme a casa —solté de repente luego de mirar mi celular.

—¿Qué?.

—Tengo que irme a casa. Son las nueve y media.

—Oh, no había visto la hora.

—Pues ya te enteraste —le respondí seco —, llévame por favor.

Me miró extraño cuando me levanté. No se merecía que le respondiera así. ¿Estaba siendo muy dura? Pero si soy blanda me toma de juego.

—Está bien —se levantó.

Luego de despedirme de todos en la fiesta el camino a casa estuvo silencioso, amargo.

Estaba muy pensativa en el tema de mi noviazgo, yo no quería un noviazgo, solo quería superar al anterior, pero hacerlo con otra persona, era utilizar a esa persona.

Aunque él, Kris...

Kris es tan bello, tan encantador, me hace olvidar que el resto existe y la vez me hace dudar en si darle todo o no.

No. Yo no puedo confiar, yo no puedo darle todo.

—Gracias por traerme —traté de huir cuando le entregué el casco de la moto, pero me tomó del brazo.

—¿Estás bien?.

—No te importa —me solté.

Vale, me estaba pasando.

—Discúlpame, hoy no me he sentido muy bien —me froté el brazo —, estoy teniendo muchos cambios de humor, creo que me llegará la regla.

Mentira, tenía miedo de que me llegara a gustar.

—Vale, te entiendo.

—¿Siempre eres tan comprensivo?.

—Trato de tenerte paciencia, eres una chica complicada.

—¿Y eso te molesta?.

—En lo absoluto, me encanta.

Tenía ganas de llorar, no quería quererlo...

¿Y si le hacía daño? Se iría, no volvería y yo tendría mi corazón intacto.

—Te acompaño hasta la puerta.

Siempre le había hecho daño a las personas, pero solo porque se lo merecían. ¿Él se lo merecía? Había coqueteado conmigo teniendo novia, supongo y debía darle una "lección".

—Gracias —dejé que me acompañara.

Había una posibilidad alta de que él solo estuviera jugando conmigo y quisiera solo sexo, pero no parecía ser ese tipo de chico, parecía ser hasta bueno y no como lo pintaba la mayoría.

—¿Eres un mujeriego? —pregunté mientras subía los escalones del portón.

—Depende, si me es infiel y yo me entero, obviamente daré fuego con fuego.

—Oh, entiendo. Yo también lo haría —admití —, soy muy vengativa.

—Yo igual —metió sus manos en sus bolsillos.

—Bueno, gracias por traerme. Yo vivo con mi amiga en un apartamento, pero hoy debo quedarme a cenar con mi madre.

—Vale, luego me presentas ese apartamento tuyo.

—Hasta luego —quería entrar a la casa pero él me tomó de la cintura y presionó sus labios contra los míos.

Nos fundimos en un beso apasionado y profundo, me metió la lengua en la boca, algo que nunca habían hecho, nisiquiera había besado a muchas personas.

Me gustó, me gustó como me besó. Me estaba empezando a gustar él, pero era muy temprano para admitirlo.

Porque yo era puntual, pero en el amor, siempre llegaba tarde.