Extra
Entonces él me llamó y todo lo que creí olvidar cambió de repente.
Habían pasado casi tres meses desde que habíamos cortado por completo.
Fue de la nada, escuchar su voz después de tanto tiempo se me hizo tan fugaz, tan él...
—¿Puedes salir un momento?.
—¿Para qué? —pregunté con el corazón latiendome a mil.
—Hablar —su voz se oía cansada.
—Si, nos vemos en el parque.
¿Él quería hablar conmigo? Yo sabía que tenía novia y que aún no había terminado con ella. ¿Por qué sabía eso? La gente que me conocía tenía una costumbre bastante fea, todo lo que hacía él que sabían que me iba a afectar me lo contaban.
Seguía siendo novia de Kyle, aunque nos habíamos distanciado un poco estos días. Ya no me sentía bien con él, pensé que podría suceder, que podría amarlo, que podríamos crear una historia como la de Kris y yo, pero no...
Era tarde, el reloj ya casi rozaba las diez de la noche, pero aún así salí de mi casa sin hacer ruido.
El viento nocturno me golpeó, hacía frío y yo estaba vestida como una pordiosera. ¿Que más daba? Me había visto de todas las formas posibles.
Llegué al lugar acordado y me senté allí. Sola, con lágrimas en los ojos y con el corazón palpitandome.
—Hola —escuché su voz hacer presencia.
Esa hermosa voz que me hacía sentir tanto.
—Hola Kris —respondí.
Él subió a la plataforma, yo reí nerviosamente.
—¿Cómo estás? —preguntó de la nada.
¿Cómo crees que estoy sin ti, Kris?.
—Bien.
—Me enteré que sales con Kyle.
—Si.
—Que bien —lo mire directamente.
Sus malditos ojos, un poema indescifrable que me hacía arder.
—¿Cómo te va con tu novia?.
—Bien, no quiero hablar de eso...
—¿Te sientes bien?.
—Si, ella es todo para mi —eso rompió mi corazón.
—¿La amas? —pregunté como toda buena masoquista.
—Si Violet, la amo.
—Eso es genial —fue lo único que dije antes de mirarme los pies.
—¿Tú amas a Kyle? —indagó.
—No —tras esa respuesta me miró.
—¿No lo amas?.
—Lo quiero demasiado, fue mi amigo, pero no lo amo, no así.
—¿Y por qué estás con él?.
—Porque él merecía una oportunidad y yo también.
—Ya veo.
Se acomodó en su puesto, yo no paraba de mirarle los labios. ¿Siempre habían sido así de perfectos
Me acerqué por inercia, mi corazón latiendome y algo más...
—¿Puedo besarte? —pregunté luego me mordi el labio.
—Hablemos un poquito —sonrió —, ya veremos lo que sucede.
—Quiero que suceda ya... —me acerqué un poco más al punto de rozar mi nariz con la suya.
—Me pones nervioso —suspiró.
—Estoy esperando —me lami los labios.
—A la mierda —me tomó de la cintura sentándome a horcajadas encima de su erección.
Cuando sus labios se tocaron con los míos exploté, había estado queriendo esto por muchísimo tiempo, el parque estaba oscuro y no había nadie cerca.
Le acaricié el cabello y lo besé con tanta pasión y vehemencia que jadeó en mis labios, había olvidado lo que se sentía ir al cielo.
—Dios... —susurré.
—¿Hace cuánto que esperas esto? —me preguntó antes de besarme el cuello entre jadeos desesperados.
—Muchisimo. ¿Y tú?.
—No tienes ni idea.
Me levanté un poco para correrme la falda, él desabrochó sus pantalones liberando la enorme erección.
—Que rico —jadee sentándome encima.
—Me pones increíblemente caliente —admitió tomándome de las piernas.
—¿Y si alguien nos ve?.
—Estaremos en serios problemas —me besó con deseo.
—Me gusta cuando los problemas te incluyen.
El resto fue historia, cogimos allí en ese parque, en la madrugada pasó por mí, me escapé para ir a su casa.
Allí cogimos dos veces más, y cuando llegó mi cumpleaños, me escribió de nuevo, en la madrugada me cogió una vez más.
—Kris... —lo nombré desnuda en su cama.
—¿Qué? —contestó sin despegar la vista de su celular.
—¿Ya lo haz hecho...con alguien más?.
Él calló por un momento.
—Si, con ella —respondió sin mirarme.
Mi pecho se contrajo. Yo lo amaba ¿Como era posible que se hubiese acostado con ella cuando yo le di mi virginidad?.
—¿Cómo pudiste? —sollocé sintiendo las lágrimas bajar por mis mejillas —. ¿Porqué no me dijiste antes?...
—Sabía que te ibas a poner mal.
—Normal ¿No? Es tu novia —sorbí mis mocos.
—Si termino con ella, volvería a intentarlo contigo.
—¿Qué?.
—Hagamos esa promesa, Violet. Necesito que estés más tranquila —me limpió la mejilla con su pulgar.
—¿Por el meñique? —sonreí con lágrimas en los ojos.
—Por el meñique —él lo extendió —, si termino con ella sin que tú le digas esto, volveremos a intentarlo.
—¿De verdad?.
—Si, Violet. Ahora, lava tu cara, te llevaré a casa.
Estaba mal, él tenía novia, y yo me sentía culpable, al siguiente día ya me había bloqueado de todas las redes.
Ahora Kris era más inestable que yo, ahora él era un idiota.
Me había ilusionado y yo había creído en él una vez más, cuando en realidad, solo me estaba manipulando.
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