Este capítulo tiene escenas +18. Lee bajo tu propio riesgo.

El cuento.

KRIS

Se que se terminan los cuentos que haya tenido, pero aunque se acaben mi vida solo te pido, uno contigo, uno contigo, uno contigo...

Estaba escuchando la canción antes de dedicársela en la carta que le había escrito a Violet. Cada día estaba más enamorado de esa mujer.

Faltaba un día para mi cumpleaños, y hoy, ella vendría a mi casa a dormir, para amanecer juntos el día de mañana y me diera el mejor regalo de todos.

Le abrí la puerta cuando escuché a mis perritas ladrar en sentido a ella, estaba muy bonita, con un vestido amarillo luciendo sus piernotas.

—Hola amor —me saludó.

Le di un beso y la dejé pasar, había planeado que hiciéramos palomitas y viéramos una película.

—Hola Violet —dijo mi hermana nada más al salir de la habitación.

—Hola linda —Violet le sonrió.

—Vamos a hacer las palomitas —le dije al amor de mi vida mientras ella pasaba a mi habitación a dejar su bolso.

—Está bien —dijo de vuelta.

Encendí la estufa y puse la olla, ya había hecho palomitas antes, no podía ser tan difícil.

—¿Si sabes hacer sin quemarlas? —inquirió ella con desconfianza.

—Obviamente —claro que no.

El primer intento, se quemaron, Violet se rio y puso a hacer ella, y para mi sorpresa, si le quedaron bien.

—Así es como se hace, cariño —me molestó.

—Presumida —le dije a modo de burla, ella rio.

Después de darle a mi hermana en un recipiente, nos fuimos a la habitación.

Ya había caído la noche, Violet se duchó en mi baño y se puso ropa mía sin mi permiso. Le quedaba jodidamente bien, pero se vería mejor sin ella.

—¿Qué? —preguntó ella cuando se enteró que la estaba mirando.

—Nada, estás preciosa. Por lo general me gusta la sensación de verte desarreglada, sin maquillaje y despeinada.

—Te gusta verme fea, entonces —se burló quitando la toalla de su cabeza.

—Como si no te vieras hermosa de todas las formas posibles.

—¿Qué película veremos?.

—Una que tu quieras.

—¿La que yo quiera? —vi la maldad en sus ojos.

—De porno, no —aclaré.

—¿Qué? —sonrió —, nisiquiera me gusta el porno. Es machista.

—Menos mal.

—Lo dices como si no tuvieras el twitter lleno de porno —no pude evitar reír, ella había entrado a twitter hace unos días
para ver una información y se había encontrado a mujeres desnudas.

—¡Es lo que me sale! —me defendí —, no veo porno.

—Ajá.

—Ya son las diez. ¿Qué película veremos? —repetí.

—¿Haz visto la princesa y el sapo? Es una de mis películas favoritas.

—De princesas —chasquee la lengua —, ya la vi muchas veces. Otra.

—Enredados —dijo, esa era buena.

—¿La de rapunzel?.

—Esa.

No tardé en ponerla, ella se acostó a mi lado luego de desenredar su cabello.

Se acostó en mi pecho y empezó la película.

Ya habíamos visto los primeros veinte minutos, la noté algo rara a mi lado pero no le presté atención.

Lo que si me sorprendió fue que se subió a horcajadas sobre mi y empezó a besarme de una forma poco amistosa.

—Hey —le empujé suavemente cuando sentí mi miembro levantarse —, si no vas a bajarla, no la ocasiones.

—Voy a bajarla —dijo antes de volverme a besar.

Me dejé llevar y le tomé un pecho por debajo de la camisa, no llevaba sostén y se me erizó la piel cuando pasé mi pulgar por su pezón.

—Violet... —suspiré pesadamente.

—Sigamos viendo la película —cambió de tema de la nada, volvió a su lugar y puse la película de nuevo.

No habían pasado ni diez minutos cuando me volvió a besar. Esa chica iba a matarme, le tenía unas ganas fuera de lo normal.

—No estoy segura —confesó —, me da miedo.

Yo la miré fijamente y la besé.

—Está bien, amor —le di una sonrisa cargada de confianza.

Ella se cubrió la cara, mientras yo le tocaba los senos. Joder, tenía senos voluptuosos.

—Tócame —pidió.

Obviamente le obedecí. Estaba a las órdenes de ella.

No quedó lugar de ella que no tocara cuando empecé a desnudarla, mientras le iba quitando la ropa, le iba descubriendo el alma y la idea de tenerla se tornó cada vez más real.

Me quité la ropa también, quería que ella me tocara y que me viera, se sorprendió al ver el tamaño de mi miembro.

—Eso no me cabe ni en la boca —recitó tomándolo entre sus dedos.

—Averiguemoslo —respondí.

La tomé del moño y le empujé mi virilidad dentro de su boca, era pequeña, pero cubría mayor parte.

Solté jadeos desesperados, respiré profundo tratando de encontrar mi propio control.

Pero no pude, no pude controlarme cuando sentía la excitación golpeandome el pecho, la empujé en la cama y saqué un condón de la mesa a mi lado, ella se quedó inmóvil, sin opinión.

Cuando me lo puse, le abrí las piernas sin previo aviso, y cuando situe la punta en su entrada, ella se alarmó.

—Espera —me puso la mano en el pecho —, no, me da miedo.

—Tranquila, mírame —le pedí mientras veía como ella levantaba la barbilla.

—Me vas a dejar luego de esto.

—Yo jamás te dejaría.

Y tras decir eso, se concentró tanto en el mirar de mis ojos que empezará a bajar las manos.

Entré lentamente en ella ignorando sus caras.

—Espera, me arde un poco —la observé apretar los dientes.

—Shh, tranquila —susurré, estaba exquisitamente apretada, se sentía tan rico.

—Kris...

Entré en ella por completo, estuve un momento sin moverme, luego ella me dió señal para empezar a hacerlo.

La tomé, la mordí, le dejé chupones, la hice mi chica.

Se durmió, la desperté, la cogi una y otra vez esa noche, hicimos historia, hicimos cuento y a partir de esa noche, supe que así como era mi salvación, sería lo que más me dolería.

—Feliz cumpleaños —dijo mientras la penetraba duro contra la pared.

Era preciosa, toda ella, con todos sus defectos. Estaba jodido, estaba enamorado de la villana del cuento.

—¿Quién soy? —le pregunté.

Con seguridad y los ojos brillando me respondió:

—El amor de mi vida.