Aún estás en mis sueños.

KRIS

Era sábado, mi ex me había invitado a una fiesta de cumpleaños de su hermano pequeño, no podía evitar ir ya que su hermanito no tenía la culpa y me caía muy bien.

No le había dicho nada a Violet, no quería que se pensara cosas que no eran.

—¿De verdad no vas a decirle? —preguntó mi madre mirándome mientras me ajustaba la corbata.

—Ella sobrepiensa las cosas, es mejor que no.

—Creo que será peor si se entera.

—No va a enterarse.

Terminé de alistarme y salí de casa. Ya había hablado con Perla, traté de arreglar las cosas con ella, al menos para no andar como perros y gatos.

Cuando llegué tenían luces despampanantes por todo el salón, decoraciones por todos lados de la enorme casa y más gente de la que pudiese contar.

—¡Hola! —me saludó la madre de Perla —, gracias por venir, eres muy importante para mi hijo.

—Lo sé, de no serlo no hubiera venido.

—Perla está por allá —señaló a la esquina donde estaba la mesa con los postres y comida.

La miré, era bonita, no tanto como Violet, pero no me había convertido en su novio por su físico. Con Violet había sido diferente, con ella sentí conexión desde el primer momento.

Me acerqué a la mesa, quería comer algo y de paso pasarle el regalo a Perla para que lo pusiera en la mesa.

—Hola —la saludé.

—Hey —a ella se le cayó un dulce que había tomado —, pensé que no vendrías.

—¿Por qué no lo haría?.

—Por tu novia.

—Ella y yo estamos bien —respondí —, tampoco tengo que pedirle permiso para todo.

—Si, pero al menos me hubieses avisado.

—No voy a hacer nada.

Ella me sonrió, no se lo correspondí, al contrario, le quité la mirada.

—Siéntate por allá.

—Gracias —me dirigí al lugar que me había señalado.

Me ubiqué en uno de los sofás, rodé los ojos cuando vi llegar a sus amigos.

—Hola mujer —dijo uno de ellos, el que peor me caía.

—Hola —Perla lo saludó de beso en la mejilla.

Tomé un vaso de ponche de la mesa.

—Gracias por venir —le dijo a una de sus amigas.

Y así fue llegando más gente hasta llenar por completo el lugar. La fiesta no parecía para un niño de diez años.

Miré mi celular, tenía mensajes de Violet.

Mi tilina
¿Dónde andas?

Ehh...

Kris, nisiquiera me avisaste
que irías a ver a tu ex.

No es lo que piensas,
no te hagas ideas que no son.

¿Qué otras ideas quieres
que me haga?.

Ya cálmate, exageras
todo.

Terminamos.

Luego de ese mensaje, me bloqueó.

¿Qué? Esta chica iba a sacarme canas verdes.

La busqué en Facebook, y escuché risas frente a mi, no tardó mucho el acto que pondría mi "no relación" en juego...

Me levantaron la cara con ambas manos y me estamparon un beso, uno inesperado.

Me quedé paralizado viendo a la persona frente a mi, los amigos de Perla reían mientras ella seguía con los labios presionados contra los míos, yo seguía sin hacer nada.

Corté el beso, empujandola suavemente, no iba a hacerle esto a ella, a mi Violet.

—¿Pero qué te pasa? ¿Estás bien de la cabeza?.

—Creí...

—¿Creíste qué? Estoy en una relación con alguien, Perla.

¿O no?.

—¿Y qué? Cuando estabas conmigo no te importaba coquetearle a cuanta te escribiera.

—Era muy diferente, tu ya me habías puesto los cuernos desde antes.

—¿Yo cuando te puse cuernos? ¡El que no está bien eres tú!.

—Me largo.

Salí de la sala exasperado.

—¿Te gustó el pon... —intentó preguntar la mamá de Perla pero la ignoré dirigiéndome a la salida.

No debí haber venido.

Estaba caminando a paso rápido, cuando una vibración en mi celular me hizo parar.

Violet me había escrito por face.

—Chico. ¿Tienes una moneda? —un señor de la calle me preguntó.

—Si —se la tendí.

—¡Kris! —escuché mi nombre detrás de mi, dicho por una horrible voz chillona.

Apresuré el paso despidiéndome del indigente y doble la esquina.

Que chica tan intensa.

—Hey, espera —llamó de nuevo.

Paré de caminar. ¿Qué quería?.

—¿Que quieres? —mencioné cuando vi su sombra detrás de mi.

—Quería disculparme.

—Está bien.

—No, no está bien. Lo siento de verdad, fue un reto que me pusieron mis amigos.

—No debiste hacerlo.

—Mi mamá no crió una perra débil —dijo esas palabras que casi siempre pronunciaba, yo la observé con el ceño fruncido.

—¿Ok?.

—Pero, yo solo quería —se rascó la mejilla —, quería darte esto.

Seguido de sus palabras me tendió un sobre azul.

—¿Qué es eso?.

—Una... Una carta.

—¿De qué? ¿Tiene dinero?.

—No Kris, es de amor.

Oh...

—Gracias —la recibí, no podía ser tan malo.

—Leela y me das una respuesta. ¿Si?.

—No esperes ninguna respuesta, puede que no la haya.

—Pues espero que la encuentres, yo simplemente quiero que lo volvamos a intentar, estoy enamorada de ti.

—No puedo, estoy con Violet —y ya la quería.

—Solo leela.

Asentí con la cabeza, no la iba a leer.

—¿Eso es todo?.

—Si.

Me metí las manos a los bolsillos, Perla era una chica normal, muy puppy pero normal.

—Adiós.

Empecé a caminar de nuevo, con la mano picandome por abrir la carta. ¿Y si ella no era tan mala?.

La abriría en otra ocasión, había olvidado el mensaje de Violet.

Prendí mi celular para leerlo, pero me paralizó lo que vi en la pantalla, era un mensaje largo, aunque no tanto.

Supongo que lo que empieza rápido
termina rápido, pero habías dicho que
no eras como los otros chicos, y eso es lo
que encuentro hoy en ti, alguien normal,
común y corriente.

Me han informado de tu beso
con Perla, bien hecho soldado, acabas
de perderme. Vete a la mierda si
quieres, madura y ten los cojones de decirme
las cosas a la cara.

No vuelvas a buscarme y por favor
no trates de darme explicaciones,
no te voy a creer.

¿Lo había jodido todo, verdad?.