Alejate De Mí (12)
No soy quien de verdad parezco y perdón, no soy quien crees, yo no caí del cielo.
Aléjate de mi.
VIOLET
No podía amarlo, no podía, él me dañaría.
No sé porque había cambiado de opinión, ayer estábamos bien y hoy, hoy solo quería tomar distancia.
—¿Por qué no tomas una decisión y ya?.
—No lo sé, siempre he sido así, no voy a cambiar por nadie.
Salí de casa, ya había pasado año nuevo, por supuesto lo había pasado con Kris, había tomado y había terminado durmiendo en su casa, me dió de cenar y dormimos juntos.
Estos días no me sentía tan apegada a él, me sentía más bien cansada, cansada de su presencia.
Habíamos estado raros, últimamente se enojaba muy a menudo, cosa por la cual yo también resultaba enojada, me sobrepensaba cosas y trataba de no llorar.
Odiaba llorar, sentía que me haría ver débil y tenía razón, yo no era de llorar mucho pero los últimos días había estado de la mierda.
Kris era indispensable, a veces estaba con su celular y sentía que se olvidaba de mi existencia, yo no iba a negar que también miraba mucho la pantalla, pues aún no se me había quitado el apego al aparato.
Me había dado un regalo por mi cumpleaños, un cuadro con fotos de él y mía, agradecí, es un tesoro que puse en la mesa para verlo todos los días.
También bailamos, bailamos punto y aparte, de morat, nos abrazamos y nos besamos mientras sonaba.
Estábamos en esa etapa donde todo del otro nos molestaba, donde teníamos miles de desacuerdos.
—Hola —lo saludé cuando llegué a su casa, su padre estaba sentado en la silla al lado del comedor.
—Hola Violet —me sonrió con cansancio en sus ojos, me abrió la puerta y dejó que pasara.
No tardé en pasar cuando sentí la vibra negativa, al parecer su padre estaba de mal humor.
—Entra a mi habitación —mencionó Kris con desconfianza.
—Buenas noches —susurré antes de entrar a la recámara.
No sabía cual era la razón de tantas guerras con su padre, no se llevaban bien por algunas razones desconocidas, a parte su madre era más comprensiva.
—Lo siento —dijo Kris al entrar —, hoy no está bien.
—Tranquilo, entiendo —sonreí mientras detallaba su hermosa cara.
—¿Quieres tomar algo?.
—No, así estoy bien —aclaré mientras me sentaba en la cama.
—¿Qué quieres hacer? —le sonreí de forma perversa.
—No lo sé —desabotoné los primeros botones de mi blusa —, tú dime.
—Mi papá está ahí, Violet.
—Voy a ser silenciosa —dije —, lo prometo.
—Dios... —susurró cuando mis senos salieron a la vista.
—¿No quieres?.
—Claro que quiero.
—Ven y prendete —le ofrecí un pecho, él no tardó en presionar el botón de seguro a la puerta.
Me empujó en la cama y me chupó los pezones con brusquedad.
Rico.
—Me gusta cuando te pone así, tan ninfomana, tan mía.
—Así me pones.
Lo escuché suspirar antes de besarme y quitarme la ropa.
Fue un momento fugaz, pero bonito como siempre.
Él era asombroso, se movía de forma asombrosa y me tomaba con deseo.
—¿Quieres que comamos algo? —preguntó a mi lado luego de eyacular en mis tetas.
—Si —contesté pasando el dedo por su semen fresco en mi abdomen.
—Ve a lavarte —ordenó —, voy a cocinarte algo.
Le hice caso, me levanté y me dirigí al baño para limpiarme, estaba pegajosa.
Él simplemente podía ponerse su ropa y yo tenia que lavarme porque siempre terminaba llena de fluidos por todos lados.
No sabía que me gustaba el sexo duro hasta que él me demostró como era que me gustaba, con palmadas, escupiendome la boca, con apretadas bruscas, con besos vehementes y con espasmos de dolor.
Cuando salí del baño me vestí, me dirigí a la cocina y allí no encontré, le reparé el culo al pasar y por Dios.
También lo observé unos momentos antes de acercarme, tenía la nariz recta, las cejas negras, los labios provocativos y ese cabello del cual tanto había tirado cogiendo.
—¿Ya se fue tu padre?.
—Creo que supuso que estábamos ocupados —me guiñó el ojo —, mi madre me ha dicho que deberías empezar a planificar.
—Pronto le diré a mi mamá que me ayude con eso.
—Espero que sea muy pronto, ya quiero probar echar mi semen dentro de ti.
—También quiero —confesé.
—Ya te imagino, toda mojada, escurriendo...
—Ya —suspiré —, ¿te ayudo?.
—Ya casi termino.
—Vale —miré mi celular, tenía llamadas perdidas de mi madre.
—¿Tu amiga Alice ya se fue? —preguntó, Alice se iría a otra ciudad por este año, ya que sus padres querían saber más de ella y pasar un tiempo con su compañía.
Mientras yo volvería a la casa de mi madre, por este año también.
—No, no se ha ido, supongo que se irá el fin de semana.
—Que se vaya rápido —reí.
—Déjala, está pequeña.
—Pequeña mi verga.
—Mentiroso —reí de nuevo, no era para nada pequeña, incluso habían posiciones en las que me dolía demasiado.
Cuando terminó de hacer la cena, nos dirigimos a la habitación, hoy dormiría de nuevo con él, últimamente pasaba más tiempo aquí que en mi propia casa.
Nos sentamos, él puso un video en su computadora y disfruté mientras me daba comida en la boca.
Hay momentos, que son eternos, se quedan plasmados en la mente, su amor se quedó plasmado en mi corazón, como un arma de doble filo.
Él era perfecto y me asustaba, me asustaba la idea de estar enamorada de él, lo que yo no quería admitir exactamente.
Me miró sonriendo, yo me quedé anonada con su sonrisa, era perfecta.
Yo lo miraba demasiado, me había enterado que al día me quedaba mirándolo varias veces. ¿Cómo no se daba cuenta que lo admiraba? Admiraba su forma de sentir y yo que sentía y mentía tratando de esconder mis debilidades.
Él era mi debilidad, podía destruirme si le daba la gana y yo trataba de hacer entender que no tenía debilidades.
Mi propia debilidad, me destruyó. Lo hizo real.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro