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Capítulo 31: "Kingdom of Blood".

Llegamos a un planeta de suelo azul y atmósfera muy densa. El cielo era similar al de la Tierra: estaba parcialmente nublado, y en el mismo, brillaba una especie de sol.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención no fue el paisaje sino lo que había en el suelo: cientos de cadáveres de criaturas mágicas yacían esparcidas sobre la tierra. Los cuerpos ocupaban varios metros cuadrados del descampado. Algunos estaban calcinados, otros, degollados, etcétera. Me esforcé para contener unas arcadas ¿Qué demonios había ocurrido en ese lugar?

No pude evitar temblar de miedo. Ya me sentía lo suficientemente descompuesta por lo que había tenido que sufrir mi familia, no podría soportar más tragedias.

—Hubo una batalla sangrienta por las cuestiones sociopolíticas de siempre, pero ya terminó —Francis intentó consolarme—. Mi hermano Amadeo estuvo en ella, pero logró escapar y avisarme que vos estabas en problemas, por eso te traje hasta el Kingdom. Visitaremos a un amigo.

Tragué saliva. Estábamos en el mundo del despiadado Lord Crewe. Debí de haberlo imaginado, ya que el sitio no se parecía en nada al recuerdo que me había mostrado Francis sobre Medealis: éste último era mucho más bonito y brillante.

—Se llama Kingdom of Blood porque su creador es bastante sanguinario... ¿No? —evité contemplar a los cadáveres masacrados, ya que tenía miedo de desfallecer allí mismo.

—No sólo Lord Crewe, sino las criaturas que viven aquí son más agresivas que en los otros dos mundos. Por ejemplo, los vampiros no sólo se alimentan de sangre de hada en este planeta, sino también de las demás criaturas. Están especialmente obsesionados con las sirenas. Creo que les excita devorarlas.

Me estremecí. Me miré las manos, las cuales temblaban como una hoja. Tenía mucho miedo. Recordé a Alexis y a León de Warlock, y no era capaz de imaginar que aquí serían peores que ellos.

Deseé volver a mi hogar con toda mi alma. Había sido bruscamente despojada de mi vida, y además tenía que lidiar con estas peligrosísimas situaciones. El terror y la angustia dominaban cada una de mis células.

—Las criaturas mágicas están a favor de los brujos ¿Verdad? —a pesar de mi pavor, era consciente de que necesitaba estar informada para no cometer errores.

—Sí, aunque siempre hay algún traidor que busca su beneficio personal en lugar del bien común.

Al igual que Alexis, quién había intentado secuestrarme porque se había enterado de que un brujo poderoso me había marcado.

Suspiré.

Caminamos entre una arboleda cuyas plantas tenían cortezas grisáceas y hojas plateadas. No hacía frío en ese lugar, pero la humedad me calaba hasta los huesos. Me aferré a mi buzo y a mi mochila —mis prendas era lo único que conservaba de mi planeta—, mientras seguía a Francis a través de un camino que no tenía cadáveres alrededor.

Me sentí agradecida por eso... todavía estaba temblando y me dolía la cabeza. No podía dejar de pensar en papá, en Albina y en Haider ¿Estarían bien? ¿La policía habría llegado a tiempo? ¿Qué diría mamá cuando se enterara de mi desaparición? ¿Se pondría mal?

Eso me hizo pensar en una nueva pregunta:

—¿Cómo funcionan las dimensiones espacio-temporales en el Kingdom? ¿Son iguales que en Warlock y en Medealis?

—No, en el Kingdom funcionan del mismo modo que en la Tierra. En Medealis el tiempo es tan distinto a los demás planetas... podría decirte que, en treinta años terrestres, pasan tres allí. Está hecho de una manera muy compleja y por ello requiere de muchísima energía mágica mantenerlo.

—Entonces, si yo pasara treinta años terrícolas en Medealis, mi cuerpo no envejecería ¿No?

—No, y tampoco lo vivirías como si fuesen treinta años. Es como si el tiempo fuera mucho más lento allí. La realidad de la Tierra y las de los mundos mágicos son muy diferentes.

—Entonces ¿Cómo cuentan la edad de los brujos?

—En años terrestres. Es más fácil así.

—¿Qué edad tiene mi brujo?

—Otra vez indagando —bufó.

—Sólo quiero saber su edad —me hice la inocente, y desvié la mirada hacia el paisaje.

Pude ver a lo lejos, detrás de la arboleda, una especie de laguna negra y algunas criaturas que aleteaban en su interior. Sobrevolando el espejo de agua, había dragonoides muy coloridos de un tamaño muy superior a los que había divisado en Warlock.

Instintivamente, me puse detrás de Francis.

—No te harán daño siempre que te mantengas a mi lado. Tranquila.

Asentí, no muy segura de lo que me había dicho el joven Cuadrado.

Me sentía muy nerviosa, y mi instinto estaba cien por ciento alerta. No confiaba en ninguna de las criaturas mágicas del Kingdom. Ni siquiera en el hermano de Amadeo ¡Estaba protegiéndome para que el heredero de Medealis pudiera tomar mi sangre!

—Francis... ¿Qué edad tiene mi brujo? —insistí—. Me parece que tengo derecho a saber mínimamente eso, luego de todo lo que mi familia y yo hemos tenido que sufrir...

—Todos sufrimos por esta situación, Carla. Hoy casi matan a mi hermano.

—Lamento oír eso... pero yo no elegí ser marcada.

—Y yo no elegí que asesinaran a mis padres.

Era imposible hablar con él.

Solté un largo suspiro, y traté de calmar mis emociones. No tenía que permitir que los nervios y la ansiedad me dominaran. Debía ser astuta si quería sobrevivir.

Me quedé un rato callada, sintiéndome increíblemente frustrada y agobiada por mis propias emociones. No era capaz de dejar de pensar en mi familia y en mi inevitable destino. Deseaba vivir para volver a ver a mis seres queridos, pero ¿Cómo lo lograría?

—No sé con exactitud la edad de tu brujo —soltó finalmente—. Ha tenido una vida complicada, hay una especie de bache en su existencia que no puedo explicar...

—¿Cómo puede haber un bache en la vida de alguien? ¿Acaso no recuerda una etapa de su existencia?

—No, ha puesto en pausa su corazón por un tiempo.

—¿Qué? —¿Estaba de broma? ¡Ni siquiera con magia eso era posible!

—Si se puede crear vida, también puede pausarse... pero sólo en casos especiales y con hechizos muy peligrosos.

—Están los hechizos para ver el futuro, los simples, los de creación, los de teletransportación, los de ilusión... —fui enumerándolos con los dedos—. ¿Ese a qué categoría pertenece?

—Se agrupa con los encantamientos de destrucción —su rostro se ensombreció—, por lo tanto, si lo emplea alguien que no sabe a la perfección las combinaciones moleculares de la atmósfera en la que se encuentra y la anatomía de la persona en la que va a aplicarse, puede causar un grave problema.

Me explicó diversas cuestiones en el uso de la magia, la importancia de los saberes específicos y de la elección de palabras, entre otras cosas.

Llegamos pronto al final de la arboleda, y nos encontramos con una laguna de agua negra, que estaba cubierta de... ¿Sirenas?

—No te acerques al lago...

—No lo haré —no pude evitar recordar mi mala experiencia con una sirena en Warlock. Me encogí de hombros. Pensé en mi mejor amigo: él había estado allí para sacarme del agua y consolarme ¿Volvería a verlo? ¿Podría oír lo que quiso decirme antes de que huyera? La angustia oprimió aún más mi corazón.

Observé que había aves extrañas sobrevolando la laguna negra ¿Querrían comerse a alguna criatura del lago? Decidí levantar la mirada.

En el cielo estaban formándose nubes grises ¿Iría a llover? El clima se sentía muy húmedo y denso.

—Creo que lloverá —comentó Francis, observando también el firmamento—. Aquí estamos a comienzos de lo que en la Tierra llaman "Otoño", por lo tanto, la temporada es húmeda y lluviosa. Una vez que la época de precipitaciones cesa, comienza el frío.

Asentí, y decidí cambiar de tema.

—Estamos yendo a ver a Lord Crewe ¿No?

—Así es. Su vivienda queda en el centro de la Aldea Azul.

Él notó que yo empalidecí. Tenía miedo de enfrentarme con ese hombre luego de lo que me había contado Dianora sobre sus marcados.

—No te asustes. En la Aldea viven las criaturas civilizadas. Los monstruos sangrientos suelen rondar por los campos.

Sus palabras no eran de gran consuelo: estábamos en un sitio completamente silvestre, y la aldea no se veía siquiera a lo lejos. Genial. No sólo debía temerle a Crewe, sino a aquellas especies salvajes.

—¿Por qué estamos caminando en lugar de teletransportarnos? —la voz me tembló.

—No seas cobarde, estamos a una hora a pie de distancia.

¿¡Una hora!?

Mi expresión anonadada habló por mí.

—Necesitás hacer ejercicio. Que estés en el Kingdom no te librará de tus responsabilidades.

Deseé insultarlo y golpearlo, pero me limité a apretar los labios. Evidentemente, no tenía más remedio que hacer lo que él me dijera si quería sobrevivir...

Hasta que llegara el momento.

Mientras arrastraba los pies con desánimo, pregunté:

—¿Cuándo me llegará el momento? ¿Volveré a ver a mi familia? —tuve que esforzarme para contener las lágrimas. Un dolor punzante atravesaba mi fuero interno como si fuesen navajas.

—Cuando tu brujo lo decida. Mientras tanto, yo te protegeré... —soltó un bufido, y se acomodó el cabello hacia atrás—. No hace falta que te recuerde que estamos en guerra ¿Verdad?

—Yo no soy parte de sus conflictos bélicos.

—Para ganar una guerra hay que hacer sacrificios —soltó fríamente—. Medea y Adelfo no merecían ser traicionados por los hechiceros y consecuentemente, brutalmente masacrados...

Sus ojos azules brillaron. Sus adorados creadores eran los únicos que despertaban emociones humanas en él.

—¿Cómo sucedió?

Sabía que ese tema le dolía, pero no me importaba herir los sentimientos de un brujo que estaba cuidándome para que alguien más me asesinara.

—Los hechiceros fueron expulsados de los mundos mágicos y Lord Crewe ordenó destruir un buen número de varitas mágicas para que ellos no pudieran teletransportarse ni atacarnos. Sin embargo, algunas de ellas fueron preservadas, e incluso crearon nuevos modelos de barras metálicas gracias a encantamientos innovadores. Sabían que Medea y Adelfo eran los líderes más jóvenes y que apenas estaban comenzando con el gobierno de su planeta...

—...entonces decidieron atacarlos a ellos, por ser los "más débiles". Conocía parte de esa historia. Continúa.

—Tenían ciento setenta años cuando fueron asesinados. Los hechiceros se infiltraron en su planeta, consiguieron aliados, y el día después del Festival del Nacimiento, llevaron a cabo su maléfico plan. Incendiaron aldeas completas y hechizaron los muros para que nadie pudiera hacer magia en el interior de los mismos. Combinaron encantamientos tan peligrosos que Medea y Adelfo no pudieron contrarrestarlos. Cuenta la leyenda que ambos murieron carbonizados, gritando el nombre de su hijo.

Era una historia horrible. Fruncí el entrecejo.

—¿Dónde estaba el heredero cuando sucedió?

—Había ido a practicar hechizos simples a las montañas. Cuando regresó, se encontró con un genocidio. Si Lord Crewe y Abigail Weis no hubiesen acudido en su ayuda, Medealis habría sido destruido o estaría gobernado por los hechiceros.

—¿Cómo lograron que los hechiceros no obtuvieran el poder?

—A través de innumerables batallas a lo largo de tres décadas. Medea y Adelfo no eran tan poderosos como ellos dos y aún así tuvieron que organizarse durante años para pillarlos desprevenidos y acabar con sus vidas. Es evidente que aún no han logrado encontrar la forma de asesinar a los dos grandes brujos y tampoco de gobernar Medealis. Sin embargo, si vos murieras antes de que el heredero extrajera tu sangre, les otorgaría a los hechiceros una importante ventaja política. Esto surgió ahora y no cuando eras una niña porque nuestros enemigos averiguaron tu identidad hace poco.

—Por su rivalidad sociopolítica están muriendo seres inocentes —sí, me incluía a mí misma también.

—No tenemos elección. Los Medealienses están desesperados y hartos de vivir rodeados de batallas. Nos piden ayuda constantemente. No tienen seguridad allí: los hechiceros andan encubiertos en sus calles y asesinan criaturas mágicas sin razón y luego se largan.

—¿Por qué no se defienden? ¿Todos los hechiceros son así?

—Son astutos: viajan disfrazados y atacan a los más débiles. No todos los hechiceros son unos sádicos, pero muchos sí. No dejarán de morir inocentes hasta que los brujos tengamos el completo control de nuestros mundos.

—¿Y aquí en el Kingdom? ¿Qué está ocurriendo?

—Algunas criaturas mágicas (muy pocas), están a favor de los hechiceros porque les han ofrecido poder y riquezas. Hubo rebeliones y pequeñas invasiones, pero es posible mantener la situación controlada gracias al creador.

Continuamos dialogando un rato más.

Mientras tanto, atravesamos una llanura de césped azulado en donde pude divisar diferentes criaturas. Vi que un vampiro se encontraba sobre un hada, clavándole los colmillos en el cuello y extrayéndole la sangre violentamente.

Grité y me oculté detrás de Francis.

—¡Tenés que ayudar a esa hadita!

—Es el ciclo natural de la vida del Kingdom, o como ustedes lo llaman, la cadena alimenticia. Como en tu planeta los tigres cazan ciervos y los humanos comen carne de vaca, aquí pasa lo mismo con los vampiros y las criaturas más débiles... No deberías intervenir.

Sentí el estómago revuelto. Contuve unas arcadas y me esforcé para mantenerme en pie. Los mundos mágicos eran demasiado crueles para mi gusto.

A pesar de lo abrumada y descompuesta que me hallaba, seguí arrastrando los pies, clavando la vista en mi calzado para no ver lo que sucedía a mi alrededor. Oía los chillidos de algunas criaturas siendo mutiladas. Me horrorizaba no poder salvarlos, y no quería ser testigo de sus muertes, por eso mantenía la vista alejada de ellos.

Se me erizaba el vello de la piel de sólo pensar cuánto estaban sufriendo las presas de los vampiros.

—Carla —musitó Francis al cabo de un rato, alejándome de mis sombríos pensamientos—. Mirá.

Alzó la mano para señalar hacia la derecha.

Estábamos a menos de un kilómetro de la Aldea Azul. Podíamos divisar los rascacielos, las pantallas brillantes y las luces resplandecientes. Parecía una ciudad del primer mundo terrestre.

—¿Pero...?

—Si esperabas que sólo hubiera cabañas medievales, estabas equivocada. Aquí la tecnología ha avanzado mucho más rápido gracias a la magia, pero cuando lo veas de cerca entenderás mejor lo que acabo de decirte.

No podía despegar los ojos de aquella aldea. Ni Tokio ni Dubai —por lo que había visto en fotos, ya que nunca había visitado otros países—, tenían tanta tecnología.

—El Kingdom es el mundo más parecido al mío. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

—Coincido. Vamos, acelerá el paso ¡Tenemos mucho que hacer!



¡Muchas gracias por leer! Mientras esperan la próxima actualización, les recomiendo mi historia de ciencia ficción, misterio y romance: "Sangre Letal" (está completa).


¡Nos vemos pronto! 

Sofi.

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