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Capítulo 17: "Warlock".

Levanté los párpados, y me quedé boquiabierta. Nunca había visto algo más hermoso en toda mi vida.

El cielo era púrpura, las plantas tenían hojas rojas, azules, verdes, negras y amarillas. Había cientos de criaturas volando por los aires. Evidentemente, no necesitaban de la tecnología. La magia flotaba en la atmósfera, la respiraba. El oxígeno era espeso y dulzón.

Había cientos de castillos por doquier, todos decorados con estaturas de ángeles y brujos. Me dio la sensación de que las edificaciones emanaban una especie de aura brillante. Todo era tan mágico que me costaba creer que fuese real.

Tal y como me había dicho Dianora, no existían las casualidades. Mi papá había encontrado el libro sobre Warlock justo el mismo día en el que fui enviada a dicho planeta.

En ese momento, noté que Lucas me apretaba con la mano en la cual llevaba la pulsera dorada. Él se encontraba tan atónito que apenas era capaz de respirar.

—Es real —susurré—. La magia existe. Es por esa razón que he estado extraña últimamente...

A pesar de que sentía miedo por mi mejor amigo, no pude evitar alegrarme de tener con quién hablar sobre la magia.

—Ahora todo tiene sentido, pero...

El procesador nos hizo un gesto con la mano para que lo siguiéramos, interrumpiendo nuestra conversación. Caminamos un rato en silencio por aquel lugar mágico.

Yo miraba hacia el cielo, porque estaba fascinada con su color púrpura y con las criaturas coloridas que volaban por los aires. Era como si me hubiera metido en un cuento de hadas. El viento soplaba de forma tenue, acariciando mi cabello. El clima era templado. Si la situación no hubiera sido más peligrosa, realmente hubiera disfrutado de vacacionar allí.

De repente, un círculo de color azulado empezó a formarse en el suelo, a unos metros de distancia de nosotros ¿Acaso no era una forma de teletransportación?

—Quédense aquí —nos ordenó—. Resolveré el problema y volveré a por ustedes ¡No vayan a nuestro hogar solos!

Ni bien el sujeto se alejó, tironeé de Lucas, dispuesta a desobedecer lo que Ángel nos había pedido.

—Un paseíto por la zona no podrá hacernos daño ¿Verdad? —le dije.

Si Ángel estaba a punto de enfrentarse a algún brujo, no quería quedarme allí para presenciarlo. La muerte de Idán me había dejado lo suficientemente traumatizada.

Lucas se encontraba demasiado sorprendido. Sin dejar de mirar a su alrededor, comentó:

—¿Hace cuánto que sabés de esto?

—Desde la noche del boliche —confesé—. Una sombra de humo con forma extraña apareció cuando yo estaba en el baño. Me asusté muchísimo y por eso me fui. Al día siguiente —omití la parte de la visita furtiva a la capilla—, mi papá se cruzó con una amiga hechicera. Él sabía de la magia y jamás me lo había contado. Temía que fuera peligroso, por eso no te he dicho nada al respecto...

Ahora que lo pensaba, hacía algunos días que la sombra no aparecía ¿Se debería a la presencia de los procesadores?

—Me costará aceptarlo —respondió con cansancio—, pero lo intentaré. No dejo de pensar que estoy en una especie de sueño del que pronto voy a despertar.

Y ojalá así fuera.

Pronto, una joven salió de una cabaña que parecía de sacada de una película de Disney, y se dirigía hacia nosotros. A medida que se acercaba, me di cuenta de que era hermosa: cabello castaño oscuro ondulado que le caía hasta la cintura, piel de color canela y ojos grandes y amarillos como los de un gato.

Lucas la contempló anonadado, y yo le di un codazo en el estómago, celosa ¡Acababa de besarme y ya estaba mirando a otra chica! Algunos hombres eran realmente estúpidos.

Miré hacia atrás, para ver si Ángel estaba cerca, pero había desaparecido ¿Dónde se había metido?

Se me ocurrió preguntarle a la jovencita por la guarida de los procesadores.

—¿Para qué quieren ir a ese lugar? —hizo una mueca. Era evidente que la muchacha no tenía una buena relación con los psíquicos.

Me llamó la atención que hablara nuestro idioma y también, nuestro dialecto. O a lo mejor, utilizaba magia para poder comunicarse con nosotros.

—Es una larga historia —contesté—. ¿Nos dirás dónde queda?

—No. Puedo entregarlos a las autoridades si no me dicen qué es lo que quieren. Jamás he visto sus rostros en Warlock.

Suspiré ¿Por qué algunas personas eran tan complicadas? Y además ¿Quiénes eran las autoridades de ese sitio?

—Somos humanos —expliqué—. Venimos del planeta Tierra.

Ella abrió la boca y los ojos, sorprendida.

—¿Humanos? ¡Desde la creación de Warlock que no vienen por aquí! ¿Quién los trajo?

—Los procesadores. Dijeron que tenían que conversar conmigo... ¿Y vos? ¿Qué sos?

—¿Acaso no es obvio? —enarcó una ceja—: una bruja.

Las piernas me temblaron al escuchar esa palabra. Les temía a dichas criaturas.

Ella notó mi reacción y soltó una risotada.

—Debés estar marcada por un brujo especial para que los procesadores te hayan hecho venir hasta aquí. Lo que no entiendo es por qué él está acompañándote —señaló a mi mejor amigo con evidente interés.

—Insistió en venir conmigo para protegerme —retruqué, molesta. Luego, pregunté—: ¿Sabés quién puede ser ese brujo que necesita mi sangre?

Negó con la cabeza.

Continué:

—Ahora que te conté la verdad ¿Nos dirás dónde queda la guarida de los procesadores?

—Está bien. Puedo guiarlos hasta allí. Warlock es hermoso, pero puede ser algo peligroso para ustedes.

No confiaba en esa bruja, pero Lucas asintió animadamente. Deseé pellizcarle el brazo.

Comenzamos a andar. Desvié la vista hacia el cielo una vez más, y todavía había decenas de seres voladores: algunos con alas brillantes, otros con alas de dragón, y otros con alas blancas.

—¿Qué son esas criaturas?

—Son hadas, dragonoides y cupidos.

Había leído algo sobre ellos en el libro de Liese.

—¿Dragonoides? —Lucas estaba atónito.

—Su cuerpo está compuesto por el setenta y cinco por ciento de dragón y el resto, con partes de brujo.

—¿Por qué no hay criaturas así en la Tierra? —quiso saber mi mejor amigo.

—Porque únicamente ingresan a la Tierra aquellos seres que poseen al menos el cincuenta por ciento de su cuerpo en forma humana. Los brujos somos humanos con magia, al igual que los hechiceros y los procesadores; en cambio, las hadas, los dragonoides, los cupidos, las sirenas, los lobos y los vampiros no tienen mitad humana como para poder ir a un planeta no mágico. Si lo hicieran, se volverían cenizas. Nosotros queremos proteger nuestros mundos para que la vida no desaparezca.

Viéndolo desde ese punto de vista, los brujos no eran tan malvados.

—Mi nombre es Brenda. Tengo dieciocho años —comentó de repente, mirando fijamente a Lucas—. Fue muy descortés no haberme presentado desde el principio.

—Yo soy Carla, y él, Lucas —contesté con desgano—. Tenemos dieciséis años —esperaba que se olvidara de mi amigo si le decía que éramos menores de edad.

Ella percibió mis intenciones e hizo una sonrisita.

—¿Las brujas pueden volar? —preguntó mi mejor amigo, mirando hacia el cielo y cambiando el tema.

Él se mostraba más interesado que yo en la magia.

—Sólo a través de un hechizo temporal —le explicó y luego señaló hacia adelante—: Tenemos que ir por el bosque que está a unos tres bloques a la izquierda ¿Entendido? Luego continuarán el camino por ustedes mismos. Como pueden imaginar, no sería agradable que me encontrara con los psíquicos.

Atravesamos un parque cuyo césped era de color rojizo, y las copas de los árboles, azules. El paisaje era bellísimo. Más adelante había un pequeño lago de agua cristalina y piedras grisáceas. Podía ver que el líquido transparente se movía ¿Qué clases de animales acuáticos habría en ese lugar?

Me arrepentí de haberme quedado dormida al leer el libro sobre Warlock y no haberlo finalizado.

Brenda pareció descifrar mis pensamientos.

—En el Lago Azul hay sirenas y peces mágicos. Sus colores son brillantes y atrayentes, pero hay que tener cuidado con dichas criaturas: son traicioneras.

Lucas se encontraba boquiabierto. Pobrecillo ¡Debía asimilar demasiada información en un solo día! Yo, en cambio, había comenzado a acostumbrarme a aquellas locuras.

Finalmente, nos acercamos al lago. En él flotaban flores de irupé, nenúfares y lentejas de agua, las cuales emanaban un aura brillante que las diferenciaba de las plantas terrestres.

Me agaché para tocar el líquido cristalino: pude ver mi rostro ojeroso y mi cabello despeinado. Lucas se puso a mi lado y apoyó una mano en mi hombro.

—A pesar de que esto que está sucediéndonos no es normal, me alegra que estemos juntos para apoyarnos.

Me distraje para dedicarle una sonrisa. Mi mejor amigo podía ser una dulzura cuando quería.

En ese instante, una mano escamosa salió del agua. Tenía las uñas bastante largas, teñidas de un color salmón brillante. Dejé que me tocara las manos. Su piel era suave y cremosa.

—Cuidado —musitó Brenda—. Ellas son envidiosas...

Ni bien la bruja pronunció aquellas palabras, la sirena que había estado interactuando conmigo me tomó del tobillo y me arrastró hacia el interior del lago.

Pataleé como una loca, intentando con todas mis fuerzas liberarme de dicha criatura. Sentía mucho miedo ¡No podía morir de aquella forma tan ridícula!

Estuve lo que me pareció una eternidad forcejeando con ella para que me soltara. Comenzaba a dolerme el pecho y la piel en donde la sirena me sostenía con firmeza. Abrí los ojos debajo del agua, para encontrar algo que pudiera servirme para defenderme, pero lo único que vi fue a la criatura. Era una sirena de cabellos violetas y ojos del mismo color. Su tez era dorada, como la de un pez, y su aleta estaba teñida de un color bordó y brillante. Era tan bella como aterradora.

Me rodeó el cuello con sus manos, y lo apretó con todas sus fuerzas, clavándome sus malditas uñas en la piel. Quería llorar del dolor, pero estaba a punto de desvanecerme. Moriría ahogada.

En ese momento, la criatura acuática se apartó dando alaridos de dolor y chillando agudamente. Una mano firme me arrastró hasta la superficie, poniéndome sana y salva sobre tierra, alejada de la orilla.

Lucas me abrazó, y apoyó mi cabeza en su pecho. Tosí, y escupí mucho líquido.

—¿Estás bien? —me quitó el pelo mojado del rostro con delicadeza.

—Ella está bien, quien está herida es la sirena que intentó asesinarla.

Me tomé unos instantes para intentar respirar. Temblaba de pies a cabeza y mi corazón latía con desesperación.

—¿Por qué permitiste que la lastimara? ¡Vos sabías lo que iba a pasarle!

—Yo le advertí que las sirenas eran traicioneras y envidiosas. Debería agradecerme de que detuve a la criatura justo a tiempo.

Pero quien me sacó del agua fue Lucas, pensé.

No dije nada. Intenté calmar mis nervios por lo que me había sucedido, y empecé a notar que estaba tiritando a causa del frío.

—¿Podrías secarle la ropa con un hechizo? —Lucas miró a la bruja.

Me llamó la atención que, sin saber absolutamente nada sobre la magia, hubiera hecho ese pedido.

Brenda asintió. Un tibio hormigueo recorrió mi cuerpo de pies a cabeza. La sensación era maravillosa, reconfortante. Era como si me diera más vida. Instantes después, estaba seca.

A su vez, me sentía un poco mejor ¿Acaso la magia había calmado mis emociones?

—Ahora ¿Hacia dónde vamos? —me puse de pie, dispuesta a alejarme de ese lugar.

Empezamos a caminar.

—Luego de atravesar el bosque, hay una pequeña aldea cuyas construcciones son únicamente palacios.

Wow.

—Pero hay que tener cuidado: allí hay muchos vampiros y hombres lobo.

Lucas abrió los ojos como platos, y preguntó:

—¿Son peligrosos? ¿Qué hacen habitando la misma zona? ¿Acaso no son rivales?

—Son peligrosos porque no les gustan los intrusos, pero entre ellos, no son enemigos. De hecho, conviven en perfecta armonía. Ambas especies se alimentan de la sangre de las hadas y sirenas.

Asentí.

Mientras caminábamos por el bosque, no pude evitar preguntarme dónde se había metido Ángel, qué era lo que quería hablar conmigo y cómo podía estar tan tranquilo luego de la muerte de uno de los suyos.

En ese instante, vimos unos pajaritos con alas doradas que estaban construyendo su nido. Cuando aleteaban, una especie de luz brillante resplandecía entre sus plumas. Los contemplé con fascinación. Lucas también.

—Todos los seres mágicos que hay fueron creados en su mayoría por Abigail Weis, y son una maravilla. Hacen que la vida terrenal sea divertida e increíblemente diversa. ¿No cuidarían este ecosistema aún más que sus propios pellejos? —acarició la corteza de un árbol, y el mismo desprendió un perfume delicioso a bosque—. Lo único que realmente vale la pena para nosotros es la magia.

—Entiendo —estaba comenzando a respetar a Brenda.

Vi que una serpiente de piel verde metalizada y ojos amarillos se enredó en la rama de un árbol. Su aura era luminosa ¿Qué clases de habilidades poseería?

—Me encantaría investigar la biología de este mundo —dijo Lucas, maravillado, mientras contemplaba a una lagartija cuya lengua resplandecía al cazar algún insecto.

De repente, se escuchó un estallido ¿Le habría sucedido algo malo a Ángel? ¿Estaría teniendo problemas? Tragué saliva, y me aferré al brazo de Lucas. Lamentaba no haber traído la varita que me había dado Haider.

—Deténganse —Brenda hizo una seña con la mano, y miró hacia el cielo.

Un viento fuerte había comenzado a soplar, y nubes rosáceas comenzaron a cubrir el paisaje.

—Lo más seguro sería regresar —comentó la muchacha de cabello largo—. El cambio climático pone de mal humor a los lobos.

—Pero ¿No sería más seguro llegar hasta la guarida de los procesadores? —no tenía idea de cómo funcionaba el mundo mágico, pero volver me parecía tan peligroso como continuar avanzando.

—No. Debemos regresar por cuestiones de seguridad. Correrán hasta mi casa, a toda velocidad. No creo que les guste estar aquí afuera viendo lo que hacen los lobos. Incluso pueden atacarlos si están demasiado irritados. Imagínense que no les gustan los intrusos y tampoco las tormentas...

—Haremos lo que digas —dijo Lucas, evidentemente asustado.

Él me tomó de la mano y nos echamos a correr.

Las hojas crujían con nuestra carrera, y sentimos que algunas gotitas de lluvia aterrizaban en nuestra piel. El aire se estaba volviendo espeso y frío: sentía que el sweater que llevaba puesto no era lo suficientemente abrigado.

Comencé a respirar con dificultad. No tenía buen estado físico y me cansaba fácilmente. Además, estaba harta de huir de las criaturas mágicas ¡En cuestión de días había tenido que enfrentarme a la sombra, a los procesadores, me había encontrado una hechicera y una sirena había intentado matarme! ¡Era demasiado!

—¡Rápido! —exclamó la bruja, quien iba veinte metros por delante de nosotros.

Moví mis piernas a paso acelerado, a pesar del agotamiento físico y del dolor de espalda que aún me punzaba.

Minutos más tarde, llegamos a la vivienda de Brenda. La muchacha abrió la puerta con un hechizo, y nos hizo una seña para que ingresáramos.

En ese momento, el cielo tronó. Tuve miedo ¿Qué estaba pasando en Warlock?

—Es sólo una pequeña tormenta, igual que las que se producen en la Tierra, no tiene nada de sobrenatural —me tranquilizó, cerrando la puerta detrás de mí—. Necesitábamos la lluvia. Además, duran sólo un rato. Tal vez, unos segundos terrestres.

—No entiendo ¿Cómo funciona el tiempo aquí? —pregunté, mientras me sentaba en una silla y Lucas también hacía lo mismo.

No había imaginado cuán cansada me sentía hasta que apoyé mi cola sobre el asiento.

Antes de que pudiera responderme, alguien golpeó la puerta de la cabaña. Me pregunté si sería Ángel, que venía a por nosotros. Podría habernos localizado gracias a mi sangre y, porque tampoco llevaba conmigo la piedra de Warlock. Me había quedado en la ropa que había dejado en el suelo del baño.

Brenda se acercó a la entrada, y espió por el visor. Esbozó una sonrisa, y abrió inmediatamente.

—¡Amiga! ¿Cómo has estado tanto tiempo? —una joven de cabello negro, tez blanca y cuerpo esbelto se abalanzó hacia la bruja, envolviéndola en un abrazo.

Lucas comenzó a toser a causa del shock.

Yo, por mi parte, no podía creer lo que estaban viendo mis ojos: ¿Qué hacía Haider allí? ¿Cómo había logrado encontrarme? ¡Pensé que ella no tenía la suficiente magia para teletransportarse! ¿O le había pedido ayuda a algún brujo?

—¿Qué es de tu vida, querida amiga? ¡Se te ha extrañado por aquí! —Brenda la miró fijamente.

Me pregunté si había sucedido algo entre ellas. Se veían muy íntimas.

—Ahora vivo en la Tierra. Es un poco aburrido, pero no tanto cuando te concentras en proteger a una persona que quieres demasiado —me guiñó un ojo.

—Ya veo... —Brenda comprendió rápidamente lo que sucedía entre Cassandra y yo.

Mi vecina travesó el living rápidamente y se sentó a mi lado. Lucas la contemplaba con estupefacción, como si un fantasma se hubiera aparecido frente a él. Quizás él estuviera empezando a comprender lo que sucedía, atando cabos.

—¿Estás bien? —Haider apoyó su mano sobre la mía, y Lucas la miró con recelo. No me molestaba que se sintiera celoso: al fin y al cabo, éramos sólo amigos—. No quería que vinieras a Warlock, ¡Es un sitio peligroso para humanos inexpertos!

Hablaba como si ella no fuera humana.

—Entonces, asumo que también estabas preocupada por mí —intervino el joven Lee con ironía.

Por favor, que no empiecen a discutir ¡O pronto estallaré!

—Por supuesto que estaba consternada, compañero de curso —sonrió, mostrando sus dientes afilados—. Tal era mi preocupación, que no podía evitar pensar que, si fuera Brenda, te habría abandonado en el bosque para que jugaras con los lobos ¿Sabías que les irrita el cambio climático?

—Qué considerada —Lucas no podía dejar de ser sarcástico—, y yo que pensaba prestarte mis apuntes para la evaluación que tendremos el viernes.

Cassandra abrió la boca para replicar, pero no se lo permití.

—Ya basta —los detuve, exhausta—. Hablemos de otra cosa ¿Puede ser?

—Me gustaría —intervino mi mejor amigo—. Necesito que me expliquen por qué carajos estamos acá y cómo demonios involucraron a Carla en la magia.

—No tengo por qué darte explicaciones a vos, Lucas.

—Pero a mí sí —miré a Cassandra fijamente.

Ella hizo una mueca.

Sí, me debía muchísimas explicaciones.


¡Hola! ¿Qué tal les pareció el capítulo? ¡Muchas gracias por leer!

Les comento que disfruté muchísimo de redactar ese capítulo (allá por el 2011) y también de editarlo (ahora) porque ME ENCANTA inventar mundos nuevos, sobre todo decir que las cosas tienen BRILLITOS JAJAJAJA, amo. Espero que a ustedes también les haya gustado Warlock tanto como a mí. Aunque debo admitir que no me gustaría estar en los pies de Carla, sin saber quién desea mi sangre jajaja xD 

Bueno, si les gustan los mundos inventados, tengo mi novela de ciencia ficción, romance (y toques de fantasía), completa: Mundos Paralelos. Pueden ir a echarle un vistazo mientras esperan actualización (que será pronto).

Dos mundos paralelos.

Una relación imposible.

Un viaje inolvidable.

Sinopsis:

Helena, una muchacha terrestre, cae accidentalmente en un mundo paralelo. Debido a este error, el equilibrio del universo está en peligro.

Algunos, desean protegerla y así cuidar la dimensión.

Otros, la persiguen, con la intención de destruirlo todo.

En el transcurso de su aventura, conoce gente de su edad, y junto a ellos, vivirá muchas aventuras.

¿Volverá a la Tierra? ¿Podrán, ella y sus amigos, mantener el balance del universo?


¡Nos vemos en poquitos días!

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