Capítulo 12: "El descubrimiento de Lucas".
Ese lunes, Lucas pasó a buscarme por casa. Hacía mucho frío, pero no me molestaba caminar a su lado. No vivíamos lejos del colegio.
—No encontré información en internet sobre tu amiga. Me parece más que sospechoso ¡Lo único que hallé es un perfil de Facebook! Y vos sos el único contacto en común que tengo con ella.
—Cassandra suele ser bastante reservada —repliqué.
—Es extraño. Estamos en una ciudad grande, Carli. Es posible que esté haciéndose pasar por otra persona.
—No seas paranoico, querido —traté de tranquilizarlo, pero se veía muy preocupado.
Lo único que me aliviaba era saber que él jamás descubriría el asunto de la magia.
Continuamos dialogando sobre lo que hicimos el fin de semana —obviamente, no le conté que había ido a visitar una hechicera con mi papá—, hasta que llegamos a la escuela.
Haider se hallaba sentada en su pupitre. Estaba rodeada de algunos de mis compañeros, que evidentemente estaban deleitándose con su belleza. Me molestó, pero no dije nada.
Saludé a Macarena, Agostina y a Camila, quienes me preguntaron si se me había pasado la descompostura que sufrí el sábado a la madrugada. Conversé con ellas hasta que llegó la profesora de matemáticas.
Cuando sonó la campana del recreo, mi vecina se apresuró para salir del salón. A pesar de las protestas de Lucas, salí disparada tras ella.
—¡Haider! ¡Quiero hablar con vos!
Ella aligeró su paso ¿Acaso estaba tratando de evitarme?
Terminé siguiéndola hasta el patio en donde se guardaban las bicicletas. En aquel sitio nos habíamos besado intensamente algunos días atrás.
Suspiré.
Cassandra se detuvo frente a mí, y me miró con sus hermosos ojos negros.
—¿Y bien? ¿Sobre qué querés hablar?
Desvié la vista. No quería que ejerciera su poder magnético de atracción hacia mí en ese momento.
—¿Cuál es tu relación con la hechicera Dianora?
—Podría preguntarte lo mismo —retrucó, colocando la mano sobre su cadera.
—¡Haider! ¡Contestame! ¿Qué relación tenés con ella? ¿Qué sabés sobre una tal Liese? ¿Es tu mamá? ¿Vos sabías que mi papá estuvo vinculado con la magia hace muchos años? La mujer que parecía gitana, ¿Por qué te llamó colega? ¿Quién creés que dirige la sombra?
Ella se quedó sorprendida unos instantes. Probablemente, no esperaba que yo hubiera conseguido tanta información en un fin de semana.
—Sabía que Arturo había estado vinculado con la magia años atrás. También sabía que él había mantenido una amistad con Dianora. Podría decirte que no me llevo bien con ningún hechicero.
—¿Cómo sabés eso? Y decime ¿Tenés alguna conexión con una tal Liese?
—Tengo mis propios métodos de investigación.
—¡Cassandra! ¡No podés ocultarme la verdad! ¡Por tu culpa, tuve que mentirle a mi papá! ¡Le dije que había sido idea mía invadir la vivienda de la hechicera! ¡Me dijo que no confiara en vos! —estaba a punto de echarme a llorar—. Asumió que algún ser mágico debe estar acechándome, y con lo de la sombra y el delincuente muerto, no me quedan dudas. Por favor, necesito que me cuentes todo...
—La sombra es un hechizo inteligente y complejo. No sé quién lo dirige y mucho menos, cuáles son sus intenciones. Respecto al delincuente, ya te había dicho que parecía haber muerto a causa de la magia, pero tampoco sé quién fue su asesino.
—Tenés tus métodos para hacer averiguaciones ¿Pero no poseés esa información? —mascullé con ironía—. No te creo.
—Me gustaría que confiaras en mí. Y respecto a Liese, tampoco sé quién es. No conocí a mis padres ¡Ya te lo dije!
Todo lo que ella decía me resultaba dudoso.
—Mi papá me dijo que no confiara en nadie, excepto en Lucas.
—Tu papá se equivoca.
—¡No seas soberbia! ¡Contestame lo que te pregunto! —remangué mi cárdigan y le mostré la marca que tenía en la muñeca—. ¿Por qué esto no se borra? ¿Quién me lo hizo y por qué? ¿Por qué hay un ser mágico acechándome? ¿Cuál es tu relación con Dianora? Si no me respondés... ¡Dejaré de hablarte! —más lágrimas brotaron de mis ojos. No quería pelearme con ella, pero no me estaba dando otra opción.
Haider me acarició la muñeca izquierda, y susurró.
—Aquella mujer con aspecto de gitana y yo somos colegas de la vida. No tenemos nada de especial. Sólo protegemos a quienes lo necesitan. Es cierto que hay un ente persiguiéndote, pero yo me encargaré de que nadie te haga daño ¿De acuerdo? Aunque no lo creas, no poseo todas las respuestas del mundo. Estoy en proceso de averiguarlas ¿Podrías confiar en mí?
Algo en mi interior me gritaba que ella estaba mintiéndome. Sabía que quería manipularme, pero no podía resistirme a sus encantos. Me quedé en silencio, sintiéndome completamente impotente, inútil y temerosa.
—No tengas miedo —me susurró al oído—, yo te protegeré. Sos la chica más gentil y dulce que he conocido.
—¿Cómo vas a...?
No me dejó terminar la frase. Apretó sus labios contra los míos. Era la primera vez que me besaba tiernamente. La abracé, y enredé mi lengua con la suya. Su boca era cálida y sabía a menta.
De repente, sentí unos pasos acercándose a nosotras. Me aparté de mi vecina, y miré hacia un costado.
Para mi sorpresa, Lucas se encontraba de pie, contemplándonos boquiabierto y con lágrimas en los ojos.
—¡Lucas! —exclamé, pero él pegó media vuelta, y se marchó a toda velocidad.
A la salida de la escuela, él no quiso acompañarnos a Haider y a mí hasta casa. Estaba muy enojado porque yo no le había contado sobre mi romance con Cassandra.
—Andá a casa a la tarde, por favor —le dije, poniendo ojos de cachorrito—. Quiero que conversemos.
Rogaba a las fuerzas del universo que él no hubiera oído nada sobre nuestra conversación "mágica".
—Lo pensaré.
Mientras Haider y yo regresábamos a nuestros hogares, ella comentó:
—Tu amigo finge estar enojado porque no le contaste tu secreto, pero en realidad, está celoso. Se comporta como si fuera tu novio.
—¿Y vos? ¿No te comportás igual? Te recuerdo que el sábado no me dejaste besarlo.
—Él sólo quiere confundirte. Sus sentimientos por vos no son tan profundos como los míos.
Sus palabras me molestaron.
—Lo que vos sentís por mí es tan fuerte, que no me contás la verdad y decís que soy tu "amiga con derechos" —mascullé, con ironía.
—Carla, no empecemos otra vez... —musitó, y cambió de tema—: ¿Estuviste dibujando durante el fin de semana?
A la tarde, Lucas fue a verme. Llevó una bolsa con golosinas.
—Tomá, son para vos —me dijo—, perdóname por mi reacción de hoy...
—Vení, hablemos en mi cuarto —aunque estábamos solos, en cualquier momento podrían llegar mis padres, y no quería que oyeran nuestra conversación.
Cerré la puerta, y lo abracé. Él me acarició el cabello, y me tomó de la cintura durante un largo rato.
—Lamento no haberte contado todo —susurré—. Temía que me juzgaras mal.
Nos sentamos en mi cama.
—No soy homofóbico, Carli —dijo en un tono de voz apenas audible—, pero nosotros siempre confiamos el uno en el otro. Me duele que no me hayas dicho que te gustaba Cassandra.
Gracias al cielo, no había escuchado nuestro diálogo sobre la magia.
—Lo sé, y lamento no habértelo contado. Sucedió de repente... no se lo he dicho a nadie, porque al principio no quería aceptar mi bisexualidad. Tengo miedo de lo que puedan llegar a pensar mis papás sobre mí. Además, Cassandra y yo somos solamente amigas con derechos.
Él se quedó pensativo unos instantes.
—Si son sólo amigas con derechos ¿Por qué se comporta como una novia tóxica?
Solté una risotada.
—Ella dice lo mismo de vos.
—Reconozco que a veces soy un poco sobreprotector... pero vos sos una de las personas que más me importan en el mundo.
Me miró con esos hermosos ojos cafés, y contuve el impulso de abrazarlo. Maldición ¿Cómo podían gustarme dos personas al mismo tiempo? Intenté distraerme:
—¿Cómo está tu familia?
—Mi papá sigue ocupado en sus negocios, mi mamá cada vez tiene más clientes y mi hermano está obteniendo excelentes calificaciones en la universidad.
—¿Por qué no me asombra? ¡Los Lee son todos unos genios!
En ese momento, mi teléfono comenzó a sonar. Me levanté para buscar el celular dentro de mi mochila.
Era Arturo. Atendí. Ni siquiera me saludó, y gritó:
—¡Andate ya mismo de la casa ahora!
Sus palabras me pillaron completamente por sorpresa.
—¿Por qué?
—¡Corrés peligro! ¡Salí de ahí! ¡Luego hablaremos!
Colgó.
La sangre había huido de mi rostro. Empecé a temblar, y a sentirme descompuesta.
—Estás pálida ¿Qué ocurrió?
—Tengo que irme ya mismo de acá. Mi papá dijo que corro peligro.
—¿Qué? —Lucas se puso de pie, alterado—. ¡Vamos a mi casa!
Tomé un abrigo y salimos de mi vivienda a paso acelerado. Me sentía increíblemente nerviosa, y miraba a mi alrededor con paranoia, sin saber exactamente qué era lo que me acechaba.
—¿Por qué tuviste que escapar de tu casa? ¿Qué está pasando, Carli?
—No lo sé —sollocé, sin poder ocultar cuán nerviosa me encontraba—. No sé qué está sucediendo ¡Mi papá no me dio explicaciones!
A lo lejos, pude ver un grupo de encapuchados que venían en nuestra dirección. Los reconocí de inmediato: eran los que en mi sueño me habían llamado "demonio".
¿Qué carajos estaba pasando? ¿Quiénes eran esos tipos? ¿Por qué estarían acechándome? Mis pesadillas ¿Estarían conectadas con la realidad mágica?
—¡Tenemos que escondernos! —tironeé a Lucas con todas mis fuerzas. Temía por mí y por él.
Estábamos arrinconados contra una pared de la esquina detrás de unos árboles, temblando como dos perritos mojados. Sentía que mi cuerpo estaba completamente sudado, y que la adrenalina recorría ansiosamente mis venas.
No tenía por qué meter a mi amigo en los asuntos mágicos. No quería que él resultara herido por mi culpa.
Él me abrazó, y me susurró al oído:
—No dejaré que nadie te haga daño, tranquila.
—Yo tampoco permitiré que te lastimen —balbuceé—. Corramos hacia el callejón, allí podremos escondernos mejor.
Nos apresuramos para llegar al mismo. Mi corazón latía violentamente dentro de mi caja toráxica. Estaba transpirada (a pesar del frío) y temblorosa ¿Por qué mi normalidad había sido alterada? ¿Por qué estaban siguiéndome? ¿Qué podrían querer unos seres mágicos de mí?
Me concentré en el callejón oscuro y húmedo al que habíamos llegado. No era muy amplio y olía muy mal. Había agua podrida que se desprendía de unas cañerías rotas, bolsas de basuras abiertas que colgaban de los cestos y algunos restos de comida en mal estado.
—Acurruquémonos en un rincón, y esperemos que no nos encuentren.
Me hizo caso. Estaba muy oscuro, esperaba que nadie nos hallara en ese sitio.
Después de un par de minutos de espera, callados, mi amigo rompió el hielo, susurrando:
—¿Quiénes son esos tipos?
—No lo sé —moví los labios—. Hacé silencio.
Si le contara lo de los brujos, hechiceros y procesadores ¿Me creería? ¿O pensaría que necesitaría tratamiento psiquiátrico por ver sombras y destellos?
En ese instante, oí varios pasos en dirección al callejón. Lucas también los sintió, y me aferró contra su pecho. Él también estaba asustado, podía sentirlo en los latidos de su corazón.
Un encapuchado enfocó con una linterna hacia nuestra dirección. Nos vieron.
No pude evitar sollozar de miedo. Sin embargo, ambos permanecimos inmóviles, con la esperanza de que no nos hicieran daño.
El sujeto que parecía el líder comenzó a acercarse lentamente en dirección a nosotros, con una actitud inexplicablemente calma. Pasaba una luz de una mano a la otra, como si estuviera aburrido.
—Ya te vi, joven Krstch —imaginé que los músculos de su rostro se curvaban en una sonrisa.
—Andate a tu casa, Lucas. Esto no te concierne.
—Si pensás que voy a dejarte sola, no me conocés.
—Niño, ya basta con el romance. Volvé a tu casa, que tenemos que hablar con la joven Krstch.
—No va a hacerme daño. Por favor, ándate —le supliqué, con voz trémula.
En ese momento, Lucas tomó un palo que encontró en el suelo e intentó golpear a uno de los sujetos. El individuo esquivó su ataque con un grácil movimiento, y noqueó a mi mejor amigo de un puñetazo.
—¡Lucaaaaaaaaaaas! —grité, sin poder dejar de llorar.
—Vamos, muchacha. Será mejor si no te resistís.
Uno de los encapuchados me empujó hacia afuera del callejón, sosteniéndome de las extremidades con una fuerza increíble. Igual que en mi sueño, un sujeto me arrastraba y yo no lograba escapar.
—Tendrás una charla con el jefe —musitó—. Mi nombre es Idan.
¡Hola! Muchas gracias por leer, espero que les esté gustando la historia. Me ayudarían mucho a crecer como autora si me regalan una estrellita o un comentario :3
Recuerden que pueden seguirme en mis redes sociales, siempre contesto todos los mensajes:
¡Nos vemos en un par de días!
Sofi.
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