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W I N N E R

—¡Felicidades, Yeonjun! —Escuchó Soobin, miró al frente y vio cómo le entregaban un diploma de felicitaciones a su hermano mayor. 

Aquello, aunque su mamá le había dicho que era malo, le causaba mucha envidia y molestia. También, muy en el fondo, tristeza y decepción de sí mismo. 

Él, a diferencia de sus hermanos, nunca había logrado conseguir algún premio, era malo en todo y cada que siempre creía hacer algo bien, llegaba alguien más y lo hacía mil veces mejor. 

Por ejemplo, ahora, eran la premiaciones por las actividades que se habían realizado en su colegio. Sus padres los inscribieron en alguna cosa en la que creían que serían buenos. 

A Yeonjun, su hermano mayor, lo inscribieron en baile y terminó ganando, como siempre. 

A Beomgyu, uno de sus hermanos menores, en atletismo y ganó el primer puesto. 

A Jungwon, el menor de todos, lo colocaron en Taekwondo y adivinen qué, ¡sí! También ganó. 

Por su parte, lo colocaron en canto y estaba bien, ¡muy bien!, incluso llegó a pensar por un lapso muy corto de que era posible que gane. Lamentablemente, él nunca conseguía lo que quería. No importaba cuánto haya llorando, luchado e incluso sangrado. 

Quedó en cuarto lugar, estaba con mucha confianza hasta que llegó un niño de nombre Taehyun. Lo escuchó cantar y toda su valentía se fue, cuando salió al escenario no lo hizo como le hubiera gustado. 

Y ahora, él era el único de sus hermanos que ese día no había logrado ganar algo. Bueno, casi siempre era así. 

—Binnie, no te pongas triste. —Giró para dirigir su mirar hacia la dirección de donde venía la voz. Sonrió con dulzura al ver que era nada más ni nada menos que HueningKai, un amigo suyo. 

Kai era dos años menor que Soobin, por lo tanto, como éste estaba en cuarto grado de primaria, el menor estaba en segundo. 

Se conocieron cuando apenas Huening había ingresado a la escuela, era nuevo, tanto en el colegio como en la ciudad. Soobin se había encargado de hacerlo sentir en casa y rápidamente se ganó el cariño del menor. 

—Oh, ¿te pintaste nuevamente el cabello? —preguntó con curiosidad el mayor, HueningKai siempre solía hacer esas cosas.

Ya sea venir con el cabello de color diferente cada cierto tiempo, pintarse las uñas e incluso una vez llegó con un uniforme que no pertenecía al colegio. No sabía si eso era seguro o correcto para alguien tan joven, pero ver a Huening feliz era lo único que le importaba. 

Soobin ya se había acostumbrado, por su parte, los maestros no podían decirle mucho a Kamal ya que, por alguna razón que su pequeña cabeza no entendía, el director le permitía todas esas cosas a su amigo. 

—¡Sí! Lea dice que me veo muy bien con las mechas rositas —respondió con entusiasmo el contrario—, ¿a ti te gustan, hyung? 

—Me encantan, te ves muy bonito —contestó con una gran sonrisa en su rostro, Kai le brindó una igual, o más si era posible, de grande y deslumbrante. 

—Por cierto, ¿te inscribiste a alguno de los concursos? —preguntó con intriga el mayor, a lo que Kai asintió entusiasmado—. Al de manualidades, ¡fue muy divertido! —comentó con alegría el chico de mechas castañas. 

—Es una lastima que no haya podido ir a verme, aunque igualmente estoy muy feliz de poder haberlo oído cantar. —Sonrió con dulsura el hawaiano, haciendo del estómago de Soo, un verdadero huracán. 

—¡Soobin, ven aquí! —El llamado de su hermano mayor lo sacó de su pequeño trance, giró levemente y pudo apreciar a sus hermanos llamándolo, así que sin esperar más, tomó la manita de Kai y lo llevó con ellos. 

—No es justo, Jungwon ganó dos premios. —Al estar cerca se pudieron oír las quejas de Beomgyu. 

—Oh, hola Kai-ssi —saludó Yeonjun al ver al chico tomado de las manos de su hermano menor. 

—Buenas tardes —saludaron también los hijos menores de los Choi. 

Kamal les devolvió el saludo con una pequeña reverencia antes de empezar a entablar una conversación.

Ésta empezó normal, pero muy pronto el tema principal de ella cayó en los premios de los concursos, algo que obviamente a Bin le resultaba incómodo. 

Con la mirada baja, escuchó a sus hermanos presumir de sus premios y felicitar a Huening por el suyo. 

—Soobin hyung, ¿volvió a quedar en último puesto? —preguntó el pequeño Jungwon al no ver algún diploma o medalla en propiedad de su hermano mayor, claramente no tenía intención de herir al pelimarrón, pero igualmente aquellas palabras dañaron un poco el autoestima y orgullo del de hoyuelos. 

—No es de novedad —comentó Beomgyu al ver a Soobin asentir a lo dicho por Won. 

—¡No es cierto! —habló Kai intentando apoyar al segundo hijo de la familia—, quedó en cuarto puesto, además, su presentación me gustó mucho. 

Soobin intentó sonreír y acarició con dulzura los cabellos castañitos del menor, aunque ya estaba acostumbrado a siempre perder, le seguía costando aceptar que era el peor de su familia, o eso creía él. 

—Me iré adelantando, los espero en el auto de papá, ¡adiós, Ning Ning! —Se despidió y fue corriendo hacía la salida del campo estudiantil, la cual llevaba al interior del colegio. 

—¿Qué le pasa? Aún falta como dos horas para que terminen todas las actividades —dijo gyu al ver cómo su hermano huía—. Es tu culpa —respondió el mayor de los cuatro que quedaban. 

—¡No es cierto! —Y antes de que la discusión empezará, HueningKai se alejó con dirección al lugar por donde Soobin había escapado, siendo seguido en secreto por Jungwon. 

—Kai hyung. —Lo llamó el menor cuando ya se encontraban adentro de la institución. 

—¿Uh? ¿Wonie, qué haces aquí? —preguntó con curiosidad al ver que fue seguido—, ¿tú también irás al carro junto a Binnie?

JungWon negó. 

—Hyung, quería decirle algo. —HueningKai lo miró curioso.

—Soobin a estado sintiéndose últimamente muy mal, yo el otro día lo he escuchado llorar un poco —comentó con tristeza y un puchero en los labios, Jung siempre solía preocuparse mucho por sus hermanos mayores. Tanto así que una vez se metió en problemas por faltar al colegio y quedarse en su hogar para acompañar a Beomgyu porque estaba enfermo. 

—¿Llorar? —preguntó algo preocupado, a lo que el menor asintió—. ¿Binnie estaba llorando? ¿Sabes por qué? 

Choi negó. 

—Uh, muchas gracias por avisarme, anda vuelve Wonnie, yo intentaré hacer que tu hermano se sienta mejor —comentó con una sonrisa. 

Vio a su menor asentir y volver en sus pasos; una vez encontrándose solo, pensó, ¿qué podía hacer? Era muy amigo del segundo hijo de los Choi desde hace un tiempo, pero aún así, no sabía que hacer para subirle el ánimo.

Él quería mucho a aquel chico de estatura algo alta, cabellos marrones, ojos oscuros, hoyuelos y una sonrisa que le recordaba a un conejito. ¡HueningKai quería mucho a su mejor, y único, amigo! Así que, aunque no supiera con exactitud como hacer para que Soobin se sienta mejor, debía intentarlo, pues tampoco se podía quedar sin hacer nada.

Miró la salida y se percató de algo, cerca a ésta había una pequeña estantería con muchos premios, diplomas, reconocimientos y medallas de la institución. Su pequeña mente empezó a pensar en una idea, la cual le pareció perfecta.

Soobin no tenía premios porque no estaban hechos para él, pero, ¿qué tal si hacía uno exclusivamente para Soobin?

Su sonrisa se agrandó, ahora solo necesitaba algo de cartón, cinta y mucha, pero mucha, brillantina.

—¡HueningKai! —El nombrado levantó la mirada y se encontró con el resto de los hermanos Choi, cada uno con las cosas que le había pedido.

Jungwon tenía la brillantina, Yeonjun el pegamento junto a una tijera, Beomgyu el cartón y él, pues, Kai se había encargado de buscar la cinta pero no lo había logrado.

—¿Y esa cara? —Escuchó al mayor hablar, al parecer se habían dado cuenta de que algo faltaba. Los tres niños dejaron todas las cosas en una de las tantas mesas que había en el salón donde pensaban hacer el regalo a Soobin.

—He estado buscando por todos el lugar una cinta para hacer la medalla de Binnie, pero no pude lograrlo —habló con tristeza mientras revisaba los materiales—, incluso me metí al salón de los profesores pero nada.

Beomgyu y Yeonjun se miraron para después ver a Kai con una sonrisa.

—Podrías intentar usar las de las medallas —dijeron ambos al unísono.

—¿De las medallas?

—Sí —respondió esta vez Beomgyu.

—Hyung, no se preocupe —intervino el menor de todos—. Yo y Beomgyu iremos a buscar, usted y Yeonjunnie pueden quedarse a hacer la medalla.

—¿Lo dices enserio? —preguntó Kai con ilusión, un pequeño brillo de alegría se podía notar en sus ojitos. Jung no tardó en asentir.

—¡Claro! Además, mientras más rápido empecemos, más rápido Soobin hyung se sentirá mejor.

—¿Estás seguro que ahí está mi hermano? —interrogó Beomgyu, habían pasado tal vez una hora desde que Soobin, supuestamente, se había marchado al auto de sus padres. Lo cual no era cierto, pues cuando se fueron a verlo, no había rastro del castaño allí.

Entonces, tras buscarlo en el campo, con la esperanza de que se haya dirigido de nuevo al lugar, mientras ellos se encontraban ocupados haciendo su sorpresa; se separaron para buscarlo en los posibles lugares dentro de la escuela en donde se pudo haber escondido.

—Sí, una vez Binnie falló en una de sus presentaciones frente a los nuevos estudiantes. Se sintió muy avergonzado y se escapó —contó Kai—, huyó apresurado y triste, a punto de llorar. Sin saber a dónde ir exactamente, se dirigió al lugar más cerca que había, y donde posiblemente nadie se entraría.

—¿Un pasillo embrujado? —preguntó con diversión el mayor, pero Kai negó, su ceño fruncido daba a entender que aquello era muy serio para él—. Ok, puedes continuar, no molestaré.

—Decidió esconderse en el cuarto del conserje, pero se sorprendió mucho al encontrar a otro niño ahí. —Continuó contando mientras se dirigia a la última puerta de aquel pasillo, los salones vacíos, y estando todo oscuro, hacían que el lugar tenga una apariencia tenebrosa.

—¿Ese niño eras tú, hyung? —Escuchó a Jungwon preguntar, detuvo sus pasos y dio media vuelta con la intención de poder responder la pregunta mejor.

—¿Ah? ¿Por qué no vienen tus hermanos? —preguntó con intriga al menor, pues era el único que lo había estado siguiendo. Por su parte, los mencionados no se habían movido del lugar donde terminaban las escaleras.

—Es porque son unos miedosos —respondió con gracia el menor.

—¡No es cierto, solo Beom!

—¿Entonces por qué no viene, Yeonjunnie?

—Es porque soy buen hermano mayor y no puedo abandonar a otro hermano en problemas.

—¿Eso es verdad, hyung? —preguntó Kai al penúltimo hijo de la familia, el cual negó con la cabeza, para que, segundos después, asienta. Kamal y Jungwon lo miraron confundidos.

—Creo que es mejor que vayas a buscar a Soo; Yeonjun, Jungwon y yo deberíamos volver, papá debe estar buscandonos. —Beomgyu cambió de tema rápidamente, pero tenía razón.

—Es cierto —comenta el más pequeño—. Lo siento hyung, debemos volver, si no aparece al menos uno de nosotros, papá se preocupará mucho.

Kai negó con la cabeza antes de hablar.

—Está bien, vayan, yo regresaré al campo más tarde junto a Binnie.

El resto de tres chicos le dieron un sonrisa antes de dirigirse a la planta baja.

Al encontrarse a solas, Kai sacó la medalla de cartón que le hizo a su mejor amigo. Había pasado mucho tiempo, no sabía si Soobin seguía mal, o si ya se había puesto mejor. Inhaló una buena cantidad de aire antes de retomar su camino hacia el cuarto del conserje.

—¿Binnie? —susurró mientras ingresaba a la habitación, ni era tan grande, pero tenía muchas estanterías con cosas de limpieza en ellas. Arriba en lo más alto, justo en la pared del frente, había una pequeña ventana rentagular que permitía la entrada de la luz natural.

Se adentró más a aquella habitación con el objeto que hizo, miró a su alrededor y pudo ver en una esquina un pequeño bulto acurrucado con la cabeza baja abrazando sus rodillas. ¿Aún se encontraba llorando?

Una pequeña opresión apareció en su pecho al pensar que había pasado tanto tiempo llorando solo, sin ser consolado.

Se acercó a paso lento al chico de cabellos marrones, cuando estuvo al frente de él, escondió sus manos atrás de su espalda junto a su regalo para después hablar.

—Binnie, con que aquí estabas —habló.

Vio cómo el chico levantaba la mirada para encontrarse con su persona, al darse cuenta de quien era, sobó sus ojos, intentando borrar el rostro de sus lágrimas, y se levantó.

—Huening, ¿qu-qué haces aquí? ¿Cómo me lograste encontrar? —preguntó con algo de sorpresa.

El nombrado solo le dio una sonrisa antes de hablar.

—Eso no es lo importante —comentó—, lo importante es que hoy, en este momento, vas a recibir uno de los mejores premios por ser una persona especial.

Choi se sintió confundido.

—Eres alguien algo torpe, Bin, pero siempre intentas dar lo mejor de ti. Aunque eso mayormente sale mal, sueles hacerlo con mucho empeño. Hoy, yo, un Huening, decidí darte una medalla por ser la persona con más equivocaciones —dijo mientras mostraba el objeto hecho por el mismo a Soobin, era una pequeña medalla con mucho brillo amarillo, con una «S» adornando en el centro y contaba con una cinta azul marino con un estampado de autitos—, también porque eres mi mejor amigo, la persona que más quiero y adoro. Eres Choi Soobin, el niño más importante para mí en el mundo mundial.

El mayor rio levemente por lo que dijo su amigo de mechas rosadas. Miró el pequeño regalo que tenía el contrario en sus manos y lo tomó con cuidado.

—Muchas gracias, Kai.

—No es nada, usted sabe que yo lo quiero mucho. Además no lo hice solo yo-

Y antes de que pueda terminar hablar, Soobin se abalanzó hacia él para poder abrazarlo.

—Enserio muchas, pero muchas gracias HueningKai.

—N-no es nada —respondió correspondiendo al abrazo.

Algunos años después...

—¡Soobin, Ning a llegado! —Escuchó a su madre llamarlo, miró por última su habitación antes de hablar.

—¡Dile que suba!

—¡Está bien!

Rápidamente se dirigió a su cama y se sentó en ella para esperar a que el chico, de ahora cabello rubio, subiera.

—¡Binnie!~ —La puerta fue abierta y pudo apreciar al pequeño, no tan pequeño, Kai.

Sonrió al verlo, abrió los brazos y esperó el contacto con su menor.

—¡No sabes cuanto te he extrañado! He estado muy, pero muy, triste. Papá había dicho que solo sería una semana, ¡pero aquel campamento duró más de un mes! —Se quejó Kai, pero Choi no pudo evitar reírse.

—¡Eh! No te rías, es algo serio. —Lo regañó antes de separarse del abrazo.

—No me estoy riendo, lo juro. —Intentó excusarse, pero al parecer el menor no le iba a creer fácilmente.

Se levantó y acercó al rubio, le dio una sonrisa sincera. Hace mucho tiempo que llevaban conociéndose, Kai ya tenía quince y él, diecisiete.

—Oh, ¿esto es nuevo? No recuerdo haberlo visto antes. —Dirigió su mirada hacia dónde Kai apuntaba, al ver que era la vitrina en donde estaban sus premios, asintió.

—Papá dijo que merecía una como Yeonjun o Won, pero pedí que me hiera una pequeña como la de Beomgyu.

Vio a Kai hacer una pequeña «o» con sus labios mientras se acercaba al objeto.

—¿Qué hace eso ahí? Debiste botarla hace mucho —comentó Kai, y Soobin supo rápidamente a qué se refería. No era nada más, ni nada menos, que el objeto de cartón con mucha brillantina que cierto chico le había regalado hace años.

—¿Por qué? Se supone que es una vitrina para premios, ¿cómo puedo desecharla si es la más importante? —El menor lo vio con cierta molestia y le dio un pequeño golpe en el brazo.

—Auch, dolió —dice Choi mientras soba la parte afectada.

—Deja de tomarme el pelo, no te burles de mí.

—No lo hago, aquella medalla, aunque sea “falsa”, como dices, fue la primera que tuve, es muy importante para mí.

El pelirrubio lo vio con un puchero.

—Cambiando de tema, ¿dónde están tus hermanos? Solo vi a tu mamá —preguntó el menor.

—Bueno, Jungwon se fue a Seúl junto a mi padre por una competencia que tenía, Yeonjun anda en su académica de baile y Beomgyu. —Pareció que estaba pensando.

—¿Dónde está?

—Creo que está en la casa del vecino jugando, dijo que quería una revancha con Heeseung y Jay.

Escuchó a Kai reír.

—¿Qué pasa?

—Nada, nada, solo que tus hermanos siguen siendo competitivos.

—Bueno, sí, me da incluso algo de miedo, el otro día mamá dijo que el terminara de limpiar su cuarto primero se quedaría con la tele.

—¿Quién ganó?

—Jungwon, pues Beomgyu y Yeonjun comparten cuarto, y envés de unir fuerzas para que terminen rápido, se pusieron a sabotearse entre ellos.

—Típico de Yeon y Gyu —comentó con gracia.

—¡Oh por cierto! Yeonjun tendrá un concurso de baile la próxima semana, y bueno, ellos quieren que vayas.

Kai asintió feliz, dado a conocer que sí aceptaba la oferta.

Entonces el silencio se adueñó de la habitación, sin pensarlo muy bien, Soobin dijo lo primero que se le ocurrió para evitar que el ambiente llegue a ser algo incómodo.

—Uh, ¿te gustaría comer helado? Mamá compró un poco ayer.

—¡Claro!

Soobin tomó a Huening de la muñeca y lo jaló con dirección a la planta baja, por donde se encontraba la cocina.

—El que llega primero come más de la mitad.

Kai se soltó del agarre de su mayor y se adelantó.

—Alguien va a perder, y no seré yo.

—¡Pero! ¡Kai!

Y así termina esta parte de la historia, donde Soobin era malo en todo, y su querido amigo decide darle una medalla por ser bueno en eso.

Que cutre salió esta vaina, en fin...

Buenas, buenas, se SUPONÍA que este fic se iba a subir en junio, pero no me resistí, pido perdón. Es el primer fic Sookai que subo a esta cuenta, Juntos no cuenta ya que se subió a Wishlist y de paso tiene menos de 500 palabras.

Aprovecho este espacio para decir tres cosas, uno, ya subiré próximamente un fic SooTae que tiene más de 4000 palabras; dos, perdón por los errores ortográficos y de trama; y tres, tengo otro os Sookai, y uno SooTae, inspirados en canciones de Gfriend. La verdad tengo pensado en subirlas en apple.

La verdad es que quería decir algo más, pero no lo recuerdo. TT.

|©LoveTyunning |

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