✧¦ Mechanical Workshop ¦✧
No era poco común el sonido de las teclas de una computadora siendo presionadas a gran velocidad en la oficina principal que ocupaba Jeon Jungkook, dueño de la empresa. Quién se dedicaba gran parte de su día a día dentro de esas cuatro paredes, trabajando sin cesar y planteando estrategias innovadoras para avanzar más en el mercado laboral. Ambos ojos se encontraban moviéndose, analizando la información de la pantalla, sin permitirse distracciones y no otra expresión que seriedad profesional. Sin embargo, en medio del ambiente de pura concentración silenciosa presionada en la habitación; la puerta fue abierta imprudentemente.
Rompiendo sin piedad cualquier signo de privacidad dentro de ella.
Jungkook parpadeó antes de apagar la máquina en la que laboraba. Concluyendo la inutilidad de intentar retomar el ritmo en ese instante; no después de la entrada de su único amigo de la infancia, que semejante a un torbellino hambriento de chisme ingresó a su oficina. Suspiró al levantar la vista enfocando a Jimin, quien ya instalado cómodamente en la otra silla movible, se hallaba fastidiándolo con su gesto insinuador.
¿Estaba borracho cuando le dijo que fuera su asistente personal?
—¿Qué tal te fue en tu cita? —Había hablado el monstruo, demasiado animado para su gusto.
Frunció el ceño en completo desagrado al recordar su noche anterior. Ser un omega con negocio propio al parecer no hacía más que atraer a alfas demasiado llenos de sí mismos—. Si vuelves a organizarme una cita a ciegas como si fuese alguna clase de desesperado adolescente incapaz de buscar compañía para la noche, juro despedirte.
Volteó los orbes al ocasionar los abucheos infantiles de su asistente y mejor amigo. —¿Tan mal fue? Pero si es un alfa con importante influencia en los medios, elegante y bastante apuesto. Pensé que te gustaría.
Jungkook se recostó en el respaldar de su silla, peinando sus cabellos tintados con evidente estrés. ¿Qué parte de ese tipo se suponía que iba a gustarle? —Lo que pudiera heredar de atractivo, obtuvo en mayor cantidad el ser arrogante, aburrido, soberbio, pretencioso y pésimo en saber identificar cuándo debería cerrar la boca.
—No estás siendo objetivo —le entornó los ojos, probando sus palabras—. Es lo que sueles decir de la mayoría de tus pretendientes alfas —agitó su muñeca, en pleno saber de que no iba a encontrar completa honestidad por parte del reservado omega. Jimin sencillamente no comprendía la insistencia de Jungkook por morir solo navegando en una pequeña tina con billetes. Siendo él también un omega, a pesar de ser plenamente independiente encantaba de la presencia de su alfa—. Vamos, ¿ninguna cualidad digna de autenticidad?
La sonrisa burlona tiró de sus rosados labios delgados.
—Oh, claro que sí —murmuró burlón, su vista cayendo en el pequeño reloj de su oficina; el cual le indicaba las tres de la tarde, hora en la que debía dirigirse a cierto lugar. Donde ejercía cierto alfa. Empezó a buscar su bolso, el calor apretó la parte baja de su estómago de una manera extraña y difícil de describir por el muy reducido tiempo que duró. Arrugó la frente, Jimin fue ignorante del pequeño inconveniente—. Quizás su habla que pondría rojo a cualquiera... de pura pena ajena.
—Tú nunca sabes aceptar los intentos de seducción de los alfas, por eso nunca, ni siquiera has iniciado una relación que podría resultar ser duradera. Eres tan bello Jungkook, que desperdicio.
Él se alzó de hombros, no dando con ninguna pérdida como quería dramatizar Jimin—. Si te gustan los tipos que antes de tomarte; comparen su grande pene perfecto, hermoso y fenomenal con los de tus antiguos compañeros de cama; te aseguro que ese es el tipo que mueres por sacar del cofre —las llaves en sus dedos bailan en círculos por su alrededor antes de ser metidos en la oscuridad del bolso—. Que su nudo sea capaz de hincharse a tal punto que, el gran potencial de su aguante en el orgasmo sea más que suficiente para dejarte preñado de una camada de cuatro crías alfas —mencionó con perfecta memoria las líneas dichas por el hombre que fue su desgraciada cita—. Si es lo que buscas, Jimin, saca ese papel donde anotaste su número porque acabas de ganarte la lotería.
Jimin balbuceó en medio de su sorpresa. La expresión dulce y atrayente de su rostro está desfigurada en un perplejo de indignación. Y lo único que pensaba su mente era la reacción de su jefe omega—: ¿Qué hiciste?
—Realmente, no mucho. Me levanté para irme tras indicarle que no soy el adecuado para comprobar tal descubrimiento —restó importancia, alzando una de sus piernas para cruzarla con la otra. No obstante, la frente se le arrugó profundamente ante el fragmento que hizo aparición entre su narración de hechos—. El tipo se atrevió a comparar su Mercedes con mi auto —chistó recobrando cierta molestia que le causó aquellas palabras—; se apiadó de mis duros esfuerzos por mantenerme y competir en este feo mundo de negocios con mi limitado coeficiente intelectual. Aunque esté ya tan experimentado en el área sexual, por los favores que debí dar para hacerme de mi empresa; él aún puede lograr producir en mí el placer de un virgen amado. Un tipo bastante caritativo.
—Dime qué jodidamente lo golpeaste. —Jimin ya sabía que iba a quemar esa tarjeta que le entregó para contactarlo. Él iba primero a llamarlo para maldecirlo, después quemar ese pedazo de papel contaminado y finalmente lavarse las manos con abundante sal.
Sonrió para el pequeño chico que lo observaba con cierta culpabilidad—. Sabes que no soy violento, menos en público, nos tendremos que conformar con saber que él fue bañado con mi plato de espaguetis y la cortesía de caracoles.
Jungkook se levantó, la elegancia apretando cada parte bien proporcionada de su anatomía. Terminando de alistarse para salir.
La exhalación destilante de pesadumbre por parte de su amigo, llamó su atención. Capturando con la vista la expresión poco alegre que traía. —Aunque creo que estarías mejor con alguna pareja, admiro la destreza que posees para pasar tus celos solo.
—No me gusta la idea de tener a cualquiera tocando mi cuerpo. Menos en días tan vulnerables como los fértiles. —Acomodó de un tirón el saco pulcro que vestía—. Cancela cualquier reunión pendiente hasta las seis.
Tarareó en completa atención mal disimulada y preguntó—: ¿A dónde vas?
Jungkook también tarareó en imitación—: No seas un chismoso.
Jimin le gimoteó.
—Llevaré a mi auto al taller para su mantenimiento —respondió finalmente.
—Tienes gustos exóticos —asintió el asistente, causando el virar de ojos de su jefe—. Un alfa de cuerpo grande, músculos formados, siempre cubierto de sudor por el trabajo físico, dueño de un taller mecánico el cual no deberías ir porque existen mejores —pinchó el globo de adulaciones. Recalcando lo que el propio omega contrario es plenamente consciente—. Para ser un alfa tiene aspiraciones demasiado conformistas, si lo deseara él hasta podría... bah —aleteó la mano, quitándose la seriedad—. Seguro te agrada más la modestia y la decencia. O explotaste un placer masoquista, ya que persigues a un hombre que es demasiado profesional para realizarle el mantenimiento a tu auto y sin embargo, poco atrevido para sugerirte ponerte la gasolina.
Inmediatamente colocó su bolso al hombro, deseando huir de su amigo en ese estado fastidioso—. Oh, por dios, Jimin. No puedes vivir sin tu vulgaridad. Sólo confío en él para cuidarme el auto, nada más.
Jungkook cerró la puerta de su oficina tras salir apresurado, ignorando la palabrería del otro omega.
—Muy mecánico profesional pero poco listo para ver lo oxidado que estas y que necesitas que te frote el aceite. ¡Díselo en palabras, Jungkook! ¡De repente, así por fin lo capta!
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El auto rojo de Jungkook estaba en marcha y siendo conducido por el mismo. Particularmente atento a los semáforos y otros autos por miedo a chocar con alguien; gracias a sus pensamientos que empiezan a concentrarse en distintos temas y no en la carretera. En especial las palabras de Jimin que flotan a su alrededor casi culpabilizadoras.
Dejó que el aire saliera de su boca, suspirando al darse cuenta que no había podido contarle a Jimin que ese alfa intentó besarlo. Pero que en medio de su nerviosismo soltó gran variedad de vocablos innecesarios. Tan testarudo.
Apretó el volante con ambas manos, relajándose poco después.
Sin embargo, como pobre excusa que evita que golpee su cabeza contra el parabrisas, se decía que fue atacado desprevenido. Ya sería un año de pasearse por ese taller, siempre a la expectativa de las acciones de aquel chico. Nunca experimentaba atracciones tan fuertes con otros hombres o alfas, ni se interesaba en intentar algo con cualquiera de ellos y no era fácil que su atención fuera mantenida por tanto tiempo.
Pese a ello, Taehyung mantiene prendido todos esos interruptores al solo pasar por su lado. Puesto que la interacción que crearon fue ocasional; de miradas coquetas, roces o simples insinuaciones leves. Que Taehyung intentara besarlo en medio de su trabajo fue simplemente demasiado repentino, tanto que su pobre mente no consiguió procesarlo y en cambio, el camino más sencillo fue estar a la defensiva.
Ahora y todo el mes que no se presentó en el trabajo del alfa, afirman lo ridículo y culpable que se siente. En ese momento se hallaba expuesto por el sonrojo que le quemaba las mejillas; entonces planeó terriblemente correcto, desacreditar su gusto hacia él: "Que nunca estaría interesado en un alfa tan conformista, de pocas aspiraciones, que desperdiciara su existencia estando bien con lo poco que la vida en medio de su curso le puede dar. ¿Qué es lo que él tenía para ofrecerle en su condición?"
Terminó de estacionarse en el interior del taller tras ser saludado y guiado por uno de los guardias y ayudantes. Chupa su labio en nerviosismo, y apoyó su frente contra el volante al nuevamente recordar sus palabras. ¿Por qué se hizo ver como un omega totalmente hueco, interesado y superficial? Quizás otra elección de palabras y no justo después de que intentara besarlo.... —Dios, fui tan...
Una oleada de alivio lo inundó cuando el alfa castaño le sonrió al verlo y se acercó donde se encontraba. El tirón de calor repentino causó que se paralizara por muy cortos segundos, aunque lo olvidó igual de rápido al obtener en sus fosas nasales el fuerte aroma masculino y duro de Taehyung.
—No te he visto por aquí en un mes —le habló Taehyung una vez salió del auto. Jungkook se obligó a parpadear para no perderse en el tono grueso y sensual—. Pensé que ya no volverías.
La boca se le abrió involuntariamente, aún cuando no se preparaba mentalmente para ello; impulsado gracias a la serenidad en el semblante contrario, su boca reflejó lo que ansiaba su omega—. Lo siento, yo no quise decir absolutamente nada de lo anterior. No pienso en ti como...
—No tienes que disculparte —Taehyung lo paró, interrumpiendo con su rostro tenso—. No es necesario, creo que lo dejaste bastante claro. Lamento haberme tomado atrevimientos que son poco profesionales. —Jungkook le frunció el ceño en desconcierto—. Te asignaré a otra persona para que te ayude con el auto, no tienes que preocuparte, el trabajo será el mismo.
Y él realmente estaba alejándose; corriendo con una sonrisa amable a entablar conversación amistosa con otra. Era simple, una cucharada de su mismo chocolate.
¡Qué infantil!
Se sintió hasta cierto grado ridículo, más cuando el mecánico fue a chequear el auto de otra persona, siendo él relevado a un simple ayudante. ¿Acaso Taehyung creía que el mantenimiento de su carro era un mero favor de su parte? Trató de serenarse al darse cuenta que su aroma empezaba a ser más pesado y amargo, claro signo de su molestia. Más no ayudó que el alfa se paseara con buen humor alrededor de una mujer que al parecer no conocía el disimulo tampoco.
Abrió la puerta del conductor, y se sentó a esperar que uno de los betas que trabajaban en el lugar viniera a atenderlo. Porque Jungkook no pensaba darle el gusto de irse ante su barato teatro de coquetería con sus clientes. ¿En qué estaba pensando? Siempre era tan respetuoso, ahora por sus simples palabras andaba montando escenas innecesarias.
Taehyung era tan obvio al mirarlo.
El claxon de su auto resonó fuerte antes que se diera cuenta de su mano presionando el centro del volante. Aquella imprudente mujer sin clasificación se hallaba trepando demasiado alto. Y ninguno de los ayudantes de Taehyung había llegado a atenderlo. Entonces, para su satisfacción no estaba retirando la palma y deteniendo el sonido. No hasta que el alfa se acercó. Un ardor nada doloroso parecía sancochar a fuego lento a su cansado cerebro.
—¿Podrías dejar de causar tanto escándalo? —Al instante que Taehyung soltó aquello; Jungkook ya experimentaba la molestia acechando al igual que una bestia a su presa.
Y el apretón en su vientre aumentaba cada vez más. Sus emociones eran prácticamente incontenibles, como si fueran un caballo intentando sacarse del lomo al jinete que buscaba domarlo.
—¿Escándalo? —Oh, él no se encontraba de buen humor para jugar ¿Qué creía que era? —No entiendo, Taehyung. ¿Intentas besarme y al no recibir la reacción que esperabas, al volverme a ver coqueteas tan mal con otra persona enfrente mío sólo para molestarme? ¿A quién estás llamando escandaloso? —aún en sus palabras susurradas que parecían en cualquier momento alzarse sulfuradas, Jungkook mantuvo en raya su carácter y lo empujó con un solo dedo presionando al centro de su amplio pecho endurecido—. ¿Qué es lo que te pasa?
Taehyung se deleitó ante la reacción acusadora del reservado omega; su gesto delatando su molestia. ¿Cómo no impresionarse? Todo un largo año tratando de acercarse al porte elegante y confidente de Jungkook; siempre en control consigo mismo, siempre alejándolo. Nadie podía culparlo; la bestia primitiva residente en su interior se hallaba igual de furioso que él. Ambos deseosos de recrear para Jungkook lo que sintieron al verlo con otro alfa. Permitiéndole tocarlo, susurrarle y cenar juntos. Mientras se comía la cabeza por culpa de su imprudencia que resultó alejando al bello hombre, el último nombrado se paseaba en citas nada tímidas. ¿Por dinero? ¿Posición?
El pecho de Taehyung se abrió para emitir un profundo gruñido incontenible. Una amenaza carente de garras y dientes, pero igual llena de advertencia.
—¿Acabas de gruñirme? —Jungkook parpadeó perplejo. Unos segundos bastaron para obtener su barbilla alzada en atrevimiento—. ¡Ve y amenaza a tus mujeres, Taehyung! Ellas seguro soportan tu comportamiento irracional.
A ese punto Hoseok -uno de los trabajadores del taller y valioso amigo de Taehyung- se movía entre los pocos clientes visitantes a esa hora poco concurrente, dando sus disculpas y despejando el terreno. Dejando a su jefe lidiar con sus problemas amorosos con menos público que después podría generar problemas en su trabajada reputación profesional. Hoseok pediría un buen aumento por salvar su enfadado pellejo.
—¿Mujeres? ¿Crees que me he metido con un montón de mujeres, sólo por verme con una sonriendo? —Apretó contra su pecho la mano de aquel dedo presuntuoso. Firme, con fuerza calculada. El omega tensó cada parte de su cuerpo ante la proximidad que Taehyung empleó repentinamente; su caliente aliento golpeándolo más sutil que sus siguientes palabras—: ¿Sabes de quién estás celoso? Del mismo mecánico que rechazaste y despreciaste.
Lejos de la explosiva ráfaga de insultos o de enfado negando la presencia de celos; la reacción suave y sutilmente dolida de Jungkook, casi lo impulsa a golpearse con uno de sus alicates. Casi.
—Estaba nervioso —confiesa con cierta vergüenza—. No sabía como reaccionar, te habías acercado de la nada. Nunca en todo el año y en todas mis visitas; hasta la de ese momento, te atreviste a dar una insinuación tan directa como esa. Sé que no soy un pequeño omega inocente que no sabe distinguir los intereses de un alfa. Pero no estoy acostumbrado a aceptar las invitaciones de ese tipo. —Abrió extensamente la palma, los endurecidos músculos contrarios se presionaban contra su diestra en cada respiración de Taehyung—. Sin embargo, siempre he sido consciente de ti, de tu gusto... al igual que el mío. —Su corazón latía frenético, confundido con todas las emociones y sensaciones que experimentaba. Desarmado de su compostura que servía de coraza—. Nunca fue mi intención rechazarte y despreciarte. Aunque no me dejaste terminar antes, yo de verdad siento mucho las palabras que te dije.
—Entonces, ¿qué hacías con ese alfa ayer en la noche, Jungkook? —La cara del mecánico permaneció reacia a expresar el alivio que provocó sus palabras en él. Entornó los ojos directamente a los negros del omega; tan parecidos al abismo: atrayentes y peligrosos—. Un tipo que no te veía nada fraternal ni amical, sino con cruda arrogancia; seguro de... conseguir una buena noche contigo.
—Nunca me acostaría con ese tipo. —La simple idea lo horrorizó a tal punto que no se molestó en preguntar cómo es que sabía de su desafortunada compañía pasada. Al final le restó importancia, poco sentido había en cuestionarlo ahora que estaba enterado gracias a equis razones. Oh—. De casualidad... —No retiró la intensa mirada que se dirigían, aunque sus ojos brillaron en entendimiento tardío—. ¿Estás tan molesto por verme con otro hombre anoche?
Y esta vez, el gruñido que le profirió no le molestó, contradictoriamente ocasionó que sus rodillas se inclinaran un par de centímetros. La presión acalorada en su estómago se deslizó sedoso alrededor de su sensible vientre. Los cambios prendieron en golpes las alarmas del omega.
El presionar del cuerpo del alfa contra el suyo lo hizo jadear; conmocionado por la inesperada aproximación alzó la cabeza al darse cuenta que seguro la bajó en medio de su trance. Se estremeció completamente al oír su detonante tono grave, el rosado delatador se alargó en sus mejillas y encima del puente de su nariz; resaltando en la blancura de su color de piel.
—Estuve tan molesto que no me di cuenta del anuncio de tu celo hasta ahora —le susurró mientras arrastraba una de sus grandes manos por el costado del rostro de Jungkook, enterrándose entre sus hebras tintadas y jalando sin dañar. Experimentando en su propio cuerpo los estragos que provoca el celo de un omega maduro—. Siempre eres tan cuidadoso y minucioso... —Provocador condujo la pesadez de su lengua por la piel que viste la barbilla de Jungkook, escalando también el delgado labio inferior que poseía, notando la abrasadora temperatura vibrando en su húmedo toque—. ¿Qué te distrajo de esta manera, uhm?
Volteó el rostro cuando el castaño hizo el amago de arrastrarlo a un profundo beso que nublaría cada porción de su inestable raciocinio; retrocedió encontrando apoyo en su rojizo auto. Jungkook aunque andaba respirando superficialmente podría jurar que las feromonas provenientes de Taehyung eran casi sólidas, que sin importar las capas de ropas que llevaba éstas se infiltraron para cubrir en calor a su piel desnuda
—Pensé que seguías molesto conmigo. ¿Vas a convenientemente ignorarlo ahora? —Una sonrisa delatadora de un arrogante juego se dibujó en sus labios, guardó para sí mismo el deleitoso escalofrío crispante que sufrieron sus muslos al toparse con la mirada de un depredador verdaderamente voraz. Quizás Jimin no debía alabar demasiado su determinación de pasar en soledad su celo; porque en realidad solo estuvo esperando aquella fulgurante emoción, la comodidad de caer en su ciclo frente un hombre que provoque intensas contracciones por su cuerpo y que aún así no mire a otro lugar que sus ojos—. ¿Mi estado te está agitando, Taehyung?
—Podrías agitar hasta el peor de tus enemigos, Jungkook. —Estiró las manos para enmarcar el rostro ruborizado del omega y lo empujó con su propio cuerpo contra el costado del vehículo. Refregó fuertemente su cadera en la del omega, insinuando sin pena cuán tentado se hallaba—. Sobre estar molesto... solo quiero saber si llegaste a tener algo con ese tipo, porque me sentí herido. —La sonrisa también jaló de sus comisuras; dejando al descubierto un par de colmillos afilados y peligrosos que parecían ansiosos por abrasar, romper y devorar.
Jungkook en medio de su sofoco ansiaba ser libre de la corbata que colgaba sujetada a su cuello, del saco formal y los pantalones hechos a medida que vestía; jadeó ante los pedidos sexuales de su instinto, perdiendo más rápido que lento el control sobre su celo. Sin resistirse asió el uniforme del alfa, aferrándose con una sola mano a su hombro y le susurró al oído con la voz teñida en oscuridad prometedora.
—Si te digo que lo más divertido de esa noche fue cuando mandé a la mierda a ese imbécil ¿Qué harías? —Besó con los labios ensalivados la piel acanelada de Taehyung, casi en la esquina de su gruesa boca— ¿Qué harías si te dijera que eres el primero con quién compartiría mi celo? Que eres el único con quien deseo pasarlo.
Taehyung retrocedió unos poco pasos con las manos agarradas a las caderas del empresario del cual está enamorado y transmitió el gruñido que nació desde lo profundo de su lobo interior cuando aspiró hondamente el aroma picante y dulzón directamente del cuello de Jungkook tras abrir la puerta trasera del auto—. ¿Quieres saberlo? Estoy muriendo por enseñarte.
Jungkook se abrazó del cuello del alfa mientras cerraba los ojos al sentirse palpitar; su propio calor siendo tan enloquecedor que lo colocaba sensible a las sensaciones en cada tramo de su cuerpo. Todo le picaba y se estremeció ante el toque pegajoso del lubricante natural que iniciaba a derramarse por la abertura de su entrada dilatada—. Por favor...
No hubo más permisos que consultar; ni más vueltas que dar al instante que Taehyung saboreó dentro de su boca la lengua del omega. Ambos encendidos por las feroces feromonas que rodeaban el terreno completo del taller mecánico vacío y cerrado. Se aferraron al movimiento de los labios del contrario, buscando cualquier zona corporal la cual le permita no despegarse del beso. A pesar de lo desordenados que se reproducían los sonidos debido a los roces y succiones; no evitó que la euforia y el placer no siguieran trepando en la sangre de ambos.
Jungkook terminó soltando los labios galantes en busca de aire, demasiado agitado con el ritmo que llevaban. El desplazamiento de los belfos incansables del atrayente mecánico por el largo de la tierna piel lechosa de su garganta, evitó que cerrara la boca y siseó cuando le chupó impetuosamente la unión entre su cuello y el hombro. Utilizó sus brazos para que el castaño permaneciera unos segundos más pinchando superficialmente con los dientes; impulsivo le había rasguñado ante la anticipación de obtener la marca de aquella dentadura— A-alfa —pronunció con la voz ligeramente ronca al final. Taehyung maldijo dentro de su mente al escuchar el toque grueso en el tono suave y agudo del omega.
Al igual que un trapo sin importancia yacía botado el caro saco cerca de la llanta delantera del auto, los primeros tres botones pertenecientes a la camisa del omega probablemente rodando en cualquier sitio dentro del taller. Ni uno de los dos estaba ansioso de conocer el paradero de las ropas que descendían al piso, dándole absoluta importancia a la piel sudada del contrario que era descubierta. La temperatura al interior del vehículo pareció elevarse al segundo que el omega en celo gimió al chocar contra el frío cuero de los asientos, abrazando al alfa inmediatamente cuando este le acompañó donde se encontraba recostado casi desnudo.
—Deseo devorarte... —ronroneó Taehyung mientras se sentaba en medio de las piernas del omega, las puntas de sus dedos arrastrándose desde las rodillas hasta sus muslos lechosos. Apretando con aprecio el rígido hueso de su cadera por encima de la tela que seguía cubriendo el sexo tenso del correcto empresario— Mi hermoso omega... —El alfa flexionó los brazos y agarrando desprevenido a Jungkook le levantó tomándole del trasero para pegarlo a su vestido miembro endurecido y codicioso. Con un brazo enredado en la cintura, Taehyung se aseguró de que el bello hombre evaluara lo que guardaba tras telas. Se inclinó sobre él, divirtiéndose al observar su mirada cristalizada—. ¿Vas a dejar que te devore? —Jungkook clavó las uñas en el asiento; sin oportunidad de responderle y emitir palabras bien formuladas a causa de su respiración entrecortada.
Jungkook ansiaba seducirlo con su aroma; empujarlo al mismo filo en el que se sentía caminar por culpa de los juegos del mecánico. Su propio omega rogando que el alfa se pierda dentro suyo y lo acune con los brazos que ahora se hallan sonrojando su piel.
—L-lo que quieras... pero hazlo rápido. Uh. —Debido a la posición Jungkook se estaba desesperando aún más, quería sentir el pene del alfa rozando directamente en su cuerpo y no obstruido con tejido. Gimió necesitado al recibir otro fogoso beso pero sin ningún movimiento interesado en apaciguar el dolor de estar vacío—. Rápido...
Taehyung soltó una risa ronca al separarse, desatando los cordones de su pantalón para bajarlos—. ¿Cuál es la prisa? Haces que me impaciente más.
—Es porque... quema, quema tanto que duele.
Abrió los ojos sorprendido, un coloreado inevitable se dibujó en su cara ante la excitación que le provocó la imagen de Jungkook tendido esperándolo, anhelando sus caricias y la dureza de su carne—. Si tan sólo pudieras verte —susurró codicioso, acariciándolo suavemente. Jungkook jadeó en disfrute al obtener la última prenda retirada de sí mismo; abrió las piernas para aceptar a Taehyung en medio de estas—. Eres tan encantador...
Resonante bombeaba el corazón acelerado del omega, se erizó por la caricia del pecho de Taehyung contra el suyo—. Uh, uhm... —Jungkook enlazó su lengua y desesperado besó con fiereza al alfa; tembló gracias al agarre en su muslo que fue levantado y apresado por el brazo endurecido del mecánico. Sin esperarlo una gran cantidad de lubricante descendió de él con tan sólo el toque caliente del miembro por fin desnudo de Taehyung. Su entrada se contrajo en dulce espera, y la mente del empresario estaba perdida por completo.
Taehyung sujetó su pene rojizo e hinchado y lo guió alrededor del ano húmedo del omega, vibrando ante la sensación pegajosa que se mezcló con las sales provenientes de su propio entusiasmo. Jungkook inhaló profundo al arquear su espalda cuando su pezón sensible y rosado fue succionado de imprevisto. Se exaltó al sentir la cabeza del miembro del alfa forzar su camino dentro, y sin poder evitarlo su cuerpo se apretó alrededor de Taehyung para eyacular. La línea caliente de semen manchando su torso.
—¿Tan pronto? ¿Tanto te gusto? —Lamió el largo del cuello agitado—, si recién vamos iniciando.
Jungkook estaba mareado, aletargado por su reciente orgasmo y aún se estremecía apretando su interior por ello, al obtener al alfa penetrándolo gritó ante por la sensibilidad que le recorría cada centímetro de su silueta.
—Espera- ¡uhm! Aún... ah —Cerró los ojos para abrazarse a los hombros del fuerte hombre, sintiendo cómo se abría paso entre sus paredes con una gran facilidad, el ardor de ser estirado era doloroso cuando más se adentraba—. Muy grande... duele... estás... profundo —Las lágrimas empezaron a ceder y cayeron por el rostro sonrojado; siendo besado por el alfa mientras este se hundió hasta la empuñadura. Aún no intentando empujar el nudo dentro del omega—. Ha..hm...
Suspiró al obtener tiempo para relajarse porque Taehyung había colocado su diestra en el interior de su pierna y paralizando todo movimiento. Jungkook seguía contrayéndose alrededor del miembro, no adecuándose a la proporción larga y gruesa que casi le inflaba el vientre. El omega apreciaba el momento; el sabor del alfa en su boca, el latir de su corazón acompañado por el suyo, el calor que crea su unión dentro de él, su aroma impregnado en cualquier parte de su anatomía y metido hasta en las profundidades de sus pensamientos. Se consideraba rebosante y completo.
En el caso de Taehyung, las encías le picaban en ese instante, ambicionando morder el cuello que se le estaba ofreciendo sin preocupaciones, rozaba a la codicia de querer formar un lazo con el único omega del que se enamoró y del que ha estado enamorado por tanto tiempo. El perfume que despedía se escabulle hasta el último rincón de su existencia; realmente feliz de abrazar y ser aceptado por él.
Interpuso una mano larga y caliente entre ellos para hacerla resbalar encima del pecho brilloso, acariciando inclusive la parte baja del omega que animado nuevamente andaba. Colocó la boca en la clavícula en donde mordisqueó y dejó un chupetón que hizo delirar al empresario—. Eres perfectamente bello —habló con sinceridad; y apretó significativamente ambas partes altas de sus piernas, empujándose después de salir de la dilatada abertura; embistiendo con rapidez y fuerza. Gimió ronco, padeciendo del estrujamiento placentero de su miembro. Soltó los labios de Jungkook, la saliva transparentando en los belfos vanidosos que gimoteaba y sollozaba por su causa—. Tan benditamente erótico también.
—Haa, ah... —Las estocadas quemaban satisfactoriamente, el ritmo duro y consecutivo, más las caricias que Taehyung le entregaba eran blandos como tiernos al igual que sus besos; las sensaciones se arremolinan acarreando que la lujuria de su celo alcance niveles que nunca experimentó con uno de sus consoladores de goma o plástico utilizados en ese ciclo.
Su propio sexo que se balanceaba en consecuencia del empuje del alfa, ya encontrándose en los límites de su segunda liberación de la tarde— ¡Oh! —exclamó Jungkook, y se aferró nuevamente al cuello del moreno, moviéndose a la razón del escalofrío que electrizó sus sentidos—. Me gusta... ahí —Apretó los dedos en la amplia espalda, sin contenerse—. ¡Me gusta, Taehyung!
Asimismo, el alfa compartía la desesperación del omega de alcanzar el clímax de una vez. Arremetió con viveza pasional, mejorando en la acometida enfocándose en el punto de delire del omega; gruñó ante el olor maduro que desprendía Jungkook, embistiendo tanto como pudo antes que el nudo en su pene se hinchara demasiado.
—Jungkook... —llamó extasiado. Sujetando firme de sus caderas balanceó todo su cuerpo para adelante, forzando la entrada completa del nudo; recibiendo las marcas de sus uñas enmarcadas en su piel y el grito esperado. Las quejas naturalmente aumentaron cuando el bulto inició a crecer, estirando las paredes interiores y el miembro de Taehyung se sumergió incluso a la entrada del vientre—. Jungkook... mi omega.
—U-uhm... —A pesar que lloraba, volteó el rostro y atrajo cerca la boca del mecánico a su cuello vestido en piel blanca, tersa, bella y fina—. Muérdeme, márcame —Respiró en los cabellos de Taehyung y susurró en ellos—. Vuélvete mío, para siempre.
El mecánico se sentó en el asiento, llevándose consigo a Jungkook, ajustándolo sobre él. Agarró cuidadosamente el cuello contrario, respirando el aroma auténtico que despide y el cual nunca ha sabido describir en una sola palabra; siempre cremoso y sofisticado como la miel, temperamental con los toques de cedro y almizcle, que acentuados por las notas bajas del jazmín lo volvía un perfume que no deseaba soltar.
Besó la zona en donde las glándulas de aroma habitaban, y sin preámbulos rompió la carne, la sangre que emergía de la herida manchó los colmillos del alfa, quién no sacó los dientes y mantuvo quieto el cuerpo de Jungkook para que no se lastimara gracias a una reacción brusca por mero nervio.
En cambio, se aferraron al otro sin soportar otros minutos sin liberarse; Jungkook gimió al eyacular sobre los torsos de ambos, casi no moviéndose debido al nudo extendido en su interior y los dientes incrustados en su cuello.
Debido a ello, sus paredes apretaban deleitosos a Taehyung, ocasionando que el alfa también soltara su semilla por prolongado tiempo; inflándole el vientre y siendo retenido dentro.
Suspiró cansado apoyándose en el hombro de su alfa que lamía los restos de sangre aún persistentes en la marca. Sonrío al escuchar la voz gruesa y ronca de Taehyung, su mecánico; antes de caer dormido—. Siempre tuyo.
FIN
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