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💌Fase Tres🖋

Título:

Palabras en el aire.

Personajes:

Recovery Girl (Breve), Bakugou Katsuki, Todoroki Shouto, Lectora.

Shipp:

Todoroki x Lectora.

Advertencia:

Ninguna.

Cantidad de palabras: 

2736

Contrincante:

Silver_Saint


El hecho de que una persona tenga todo el dinero y fama del mundo no quiere decir que tenga todo asegurado, pues si bien dicen por ahí, el dinero no compra la felicidad ni mucho menos asegura a su totalidad algo como la salud.

A Shouto puede no gustarle sus ojos bicolor —aprendió a vivir con ellos, y ahora no le molestan tanto—, pero no más que todo su lado izquierdo; él disfrutaba algo tan simple como ver y apreciar todo su entorno callado. Le gustaba analizar y deducir con solo un examen visual, de hecho, la vista era esencial para la mayoría de los seres humanos que hay en la tierra. Entonces, ¿se merecía empezar a perderla?

Cuando cruzaba su último año en la preparatoria, el bicolor tuvo un muy trágico accidente. Dos pértigas de metal —lanzadas por un villano adrede—, golpearon al chico en la cabeza rozando sus cienes y sus ojos, lo que causó un problema que desencadenó una paulatina ceguera en el chico. Según sabe, se puede tratar con cirugía pero tenía que tener autorización especial, además tendría el riesgo de perder su vista definitivamente si algo salía mal por cualquier motivo.

Por ello, cuando los días pasaban sus ojos bicolor se fueron tornando más y cada vez más opacos, su azul y café aún estaban allí pero con un color muerto, un gris nublado sobre ellos.

Ahora se chocaba con todo, le costaba de sobre manera hacer algo que incluyera a su vista y eso le molestaba demasiado.

Su padre estaba furioso por ello, y buscaba incesante médicos para que encontraran una solución al chico, pero todo concluía lo mismo, desde los más costosos hasta los promedios. A Shouto le parecía divertido la frustración de su viejo —excluyendo claro, que se debía a su deficiencia—, y con ello trataba de olvidarse de su enfermedad.

Un día, decidió escaparse casa y de sus entrenamientos para tomar aire, liberarse un poco de la presión y de su regreso al otro día después del festival deportivo, pero tenía que esforzarse demasiado para salir ileso y no chocar contra algunas cosas —me refiero a árboles y bancas—. Pero entonces, su esfuerzo caducó y chocó con una persona.

—Lo siento —habló tranquilo y neutro, no sabía muy bien a quién pero tenía en cuenta que estaba frente a él. Había sido una idiotez salir así.

Escuchó unos balbuceos poco entendibles para él, por ello frunció el ceño levemente y se acercó tratando de comprender mejor lo que decía aquella persona entre dientes y qué sonaban de cualquier manera menos como palabras.

—No te entiendo —profirió de nuevo, esperando tal vez una respuesta de parte de lo que según él, viéndole con ahínco, parecía ser una chica. Entonces sintió como un cuaderno abierto se posaba en sus manos, con las páginas listas para ser leídas. Pero tendría que hacer un gran esfuerzo para leer y conllevaba a acabar de nuevo con eso—. No puedo leerlo.

Entonces, alguien más vino a colocarse al lado de la persona o chica con la que Shouto trataba de hablar.

—¡Mi prima no puede escucharte, bastardo mitad-mitad! —ladró su compañero de clases tan iracundo como siempre lo escucha.

—Lo siento. —Se disculpó el chico sereno, eso explicaba el porqué de su ausencia de respuesta—; dile de mí parte que no lo sabía, y no tengo la posibilidad de saber que me ha escrito.

—¡No lo haré!

—Gracias.

—¡No me des las gracias, bastardo!

A pesar de ello, Katsuki sí le dijo.

Si él no puede ver...

Otro día más que se la pasaba en el parque sentado, no más escuchando los animales y la ciudad a su alrededor. Sentir la suave brisa en su cara le daba paz y tranquilidad, ya casi perdería su vista y por ello era de extremo peligro malgastarla, acelerar ese proceso y sobre esforzarse tratando de ver. Permaneció así un rato, disfrutando de su calma antes de que su hermana viniese apurada e intranquila por él para llevarlo de nuevo a casa.

Sintió que alguien se sentaba al lado de él, pero ni siquiera se inmutó o le preocupó en lo más mínimo.

—Hola, Todoroki. —Sonó la voz de un aparato electrónico, mecánico y monótono; se sintió bastante confundido—. Soy la prima de Katsuki, ¿recuerdas?

—Sí —habló, y entonces asintió con sutileza para ella.

—Siempre vengo a este parque —explicó de nuevo la voz mecánica—, te he visto varias veces, quería hablar contigo y he encontrado una manera de comunicarme. Solo falta buscar una manera para que yo te entienda.

Volvió a asentir, y entonces se le encendió el bombillo en su cabeza. Pasó su mano derecho en el aire dibujando según la imagen de su mente una oración decente, tal vez funcione, tal y cómo le había sugerido su hermana mayor.

—"¿Entiendes así?" —Las palabras de hielo aparecieron en el aire y se esfumaron con precocidad. La chica sonrió ampliamente, era una gran idea.

—Qué buena idea, Todoroki —repitió la voz, era una lástima que el chico no pudiera ver la amplia sonrisa de la chica. Menos más, ella sí que podía ver la de él, por más minúscula que fuera.

Y ella no puede escuchar...

Pasaban los días y, el consuelo de ambos era ir a "conversar" de la manera más original que pudieron imaginar. Se habían vuelto con el tiempo íntimos amigos, los mejores en realidad; en sus tardes ninguno de los dos intentaba faltar y si lo hacía por cualquier motivo, por más que lo odie —cómo a todo y todos— Katsuki era el cartero y mensajero entre ambos, eso le cabreaba y les amenazaba diciendo que les explotaría el culo. Bueno, tal vez solo eran amenazas vacías pues nunca lo hacía y ellos prefirieron no buscarle el porqué.

Siempre escuchaban comentarios —de todo tipo— al ver su extraña amistad, él no podía verla pero podía escucharla y justamente a ella le pasaba al contrario, podía verle pero no escucharlo, ¿a qué es injusta la vida, no?, y ese fue el detonante de charlas, chismes y mucha palabrería entre desconocidos, conocidos y amigos. Fuyumi estaba tan confundida como cualquier otra persona, pero le derretía el corazón y se sentía eufórica al ver a su hermano y sonreír. Funcionaban a su manera, y eso era lo que le importaba.

Pero donde hay amistad, a veces hay amor, ¿verdad?

¿Cómo hacen para funcionar?

Todoroki estaba sin duda alguna, exasperado; se sentía inútil por no poder verla, las descripciones no bastaban y su mal humor era evidente. En realidad, era ira combinada con languidez, y esa era la razón número uno, la dos era que si no se operaba lo más pronto posible perdería sus ojos para siempre y nada lograría recuperarlos, lo que suponía un inconmensurable problema para el bicolor.

Y antes de ser internado:

—"Lo siento." —Dibujó en el aire con su mirada carente de vida, sereno.

—Todoroki, no puedes hacerlo. —Le dijo el aparato monótono y sin emoción, a pesar de que la castaña estaba rota y a punto de llorar—; es muy peligroso, y ni siquiera han encontrado a un donante.

—"Lo sé" —susurró entonces y escribió en el aire pasando su mano con sosiego—. "Pero es necesario"

—Yo no quiero que te quedes sin vista por siempre, pero esa cirugía es tan peligrosa que podría haber una falla y terminar con tú vida —mencionó de nuevo el aparato de la fémina, se había tomado el tiempo de buscar y encontró justamente qué algo peor que perder la vista es morir a causa de una infección o error de cálculo—. No quiero perderte...

—"No moriré." —Volvió a repetir en el aire, su conmoción a causa de la declaración le había dejado anonado—. "Me gustas"

—Qué directo, Todoroki —dijo de nuevo, se había tardado escribiendo eso a causa de la sorpresa que le causó sus palabras en el aire. Pero era parte de él, ser tan directo con las personas.

—"¿Correspondes?" —musitó nervioso, aunque parecía tranquilo.

—Sí...

Dos días después, Shouto Todoroki fue internado en el hospital.

Lo que el chico no sabía, era que la fémina le tenía una sorpresa. Quiera y pueda, si tiene la suerte de que ambos tengan vida para ese momento, sería infortunado que algo se complicara, ¿no?

Ambos se complementaban...

Todo había sido un completo éxito, Shouto tenía de nuevo sus ojos y aunque seguían vendados estaba feliz por volver a ver. Se imaginaba entonces el rostro de su novia con una sonrisa cuando se diera cuenta que todo fue un éxito, estaba tan emocionado que por nada y salía de la cama sin autorización para abrazarla, explotaría de felicidad.

Pero cuando le quitaron los vendajes, y pudo volver a apreciar todo, solo se encontró la triste habitación blanca y la cara del médico le dio una fría bienvenida al mundo visual. Y días después le llegó una carta cuando guardaba reposo.

»Querido, Sho.

Puede que cuando leas esto, yo... no esté. Pero no nos adelantemos.

Estaba muy preocupada por ti, mí entrada a tu habitación era restringida y solo tus familiares entraban a pesar de ser tu pareja. Katsuki me acompañó todo este tiempo, yo viéndote detrás del cristal de la puerta con languidez mientras él pobre no sabía qué hacer por mí, y aunque no lo diga, estaba preocupado.

Yo, sinceramente me sentía mal, el hecho de que puedas ver significa apreciarme a mí cuando no me considero alguien bonito y mucho menos todo lo que te mereces, así que si dejo de gustarte lo entenderé. Pero yo te seguiré amando, siempre.

Cambiando de tema...

Quería hacer algo por ti.

Por eso guardé una sorpresa para cuando todo terminase, y es el don de poder escuchar tú voz; mi familia —extrañamente también tú papá— me regalaron esos auriculares caros para poder escuchar, y sería un placer que la primera voz en escuchar sea la tuya. Por ello ni siquiera los he utilizado, además tendría que usar algo en mi cerebro por lo que requiero de cirugía e irónicamente es un día después que la tuya.

Pero hubo un problema, uno de los ojos del donante no era apto para ti y el otro tuvo otro problema qué no recuerdo bien, y requerías eso con urgencia, por lo que en secreto hice exámenes y me di cuenta que yo podía ayudarte, yo era apta para ser una donante, no me convencía pero verte sufrir cuando te esforzabas de más y sangrabas por los ojos a causa de ello me fue suficiente razón para dejar de titubear.

¿Ya entiendes lo que hice?

Por infortunio, donarlos significaría perder la vida con ello, y sinceramente preferí devolverte el don de ver, es esencial para tú carrera de héroes, eso creo ¿no?

Siempre anhelé ver tus ojos llenos de vida y radiantes a la luz del pleno día, solo pude verlos a través de aquellas cortinas grises y debo admitir que amo tus ojos heterocromáticos aunque solo los haya visto de esa manera lánguida.

No quiero que te culpes, no quiero parecer egoísta, pero esto es lo que haría alguien que ama, ¿cierto? conlleva querer ver feliz a la otra persona arriesgando su propia felicidad. Espero me comprendas y me perdones, pero acepté ser donante.

En cinco minutos me tendré que ir. Y el café que me trajeron está amargo y ha manchado mi bata y parte de la hoja. Ay, qué importa. Olvida eso, Sho.

Soy egoísta, lo sé. Puede que haya hecho mal, tal vez. Pero lo vale si puedes volver a ver.

Teníamos lo que al otro le hacía falta, y éramos felices.

Siempre estaré contigo, nunca lo olvides.

Y perdóname, perdóname Shouto por hacer algo que te va a lastimar. Como un cuchillo de doble filo.

Te quiero mucho, no, te amo.

-Supongo que te diste cuenta quién ha escrito esto, ¿no?«

A penas y terminó, empezó a llorar, algo que no hacía desde hace mucho tiempo. Su conspicuo disgusto y tristeza le hacían añorar que nadie se atreviera a cruzar el umbral de la puerta blanca, se negaba a que lo vieran así, en su forma más frágil, pero quería desahogarse, ¿no podía ser verdad, o sí? Esperaba que no, que solo fuera un malentendido y lo hayan escrito en modo de una muy pesada broma.

Qué manera más agria para estrenar su vista después de años.

Él no era impulsivo, pero quería desatar su dolor en el pecho con algo, quería salir corriendo de allí, quería tenerla con él. Rozó las yemas de sus dedos con sus ojos, y solo pudo sentirse más impotente. Ahora él veía con sus ojos, era lo único que tenía de ella.

No valía la pena ver si no podía ver su sonrisa, verle a ella.

Al final, terminó congelando la mitad de la habitación a causa de sus sentimientos.

Tenían lo que al otro le faltaba.

Ya un año más tarde, Shouto se seguía sintiendo vacío y con un nudo en su pecho que no cedía a dejarlo en paz, intentó varias veces hablar con Katsuki pero este era reacio a cualquier tema relacionado con su prima y no lo culpaba, solo que había algo, y era que Katsuki no le veía con rencor o molestia sino con pesar y amargura muy escondida en el fondo de su mirada carmín.

El bicolor quizá, se explicaba la razón, y se sentía tan culpable que ni siquiera se imaginaba cómo estarían sus padres.

Pero un día, saliendo del hospital luego de uno de sus chequeos diarios y culminar con la visita de su madre, una chica chocó con él. Confundido y serio se voltea para verla, roja como tomate levanta la mirada con vergüenza de su torpeza, y luego una sorpresa.

—L... Lo... siento —murmuró la fémina en forma de disculpa mientras se inclinaba, se notaba que le costaba hablar como si apenas estuviera aprendiendo, venga ¿acaso no lo has visto bien?

—No hay problema —dijo el bicolor tan neutro como siempre, de alguna manera ella le recordaba a alguien pero sabía a quién. Listo para irse, la chica le detuvo.

—S...Se... t...te... ha caí... caído... e... esto —musitó en advertencia levantándose del suelo, miró de reojo la carta mientras que el bicolor se volteaba hacia ella—. ¿E...Es... mí... l... letra?

—¿Cómo? —Le habló confundido por su opinión—. No creo, la autora ya no está.

A penas la reparó, vio que era una castaña con un parche en su ojo izquierdo, su otro ojo era de un brillante café claro. La chica no parecía convencida de lo que le dijo el chico, con recelo volvió a mirar la caligrafía de la hoja arrugada y vieja que tenía en sus manos, esa era su letra.

—¿T...Tú... e...eres... S...Shouto? —inquirió con la mirada baja, apretando con vehemencia la carta a causa de su exaltación.

—Sí, soy yo.

—¿E...Entonces... así se... escucha tu voz, Sho?

Esa frase lo descolgó por completo, impactado y temeroso sus ojos se empañaron a pesar que con ahínco retenía las ganas de llorar. No podía ser ella, su novia estaba muerta.

—No... —Negó, su pupila se contrajo del impacto a causa de esas palabras—; ella murió.

—¿N...No me o...olvidaste, c...cierto? —Acercó su mano para tomar la del chico, sobresaltado se dio cuenta que era el tacto que tanto extrañaba, la misma calidez, sí, debía ser ella.

—¿Pero cómo...?

La fémina no pudo hablar más, su primo había llegado para contar todo lo necesario al bicolor que yacía sentado aún bastante confundido y tal vez frustrado. El rubio comentó que ella si le donó un ojo a Todoroki y el otro fue encontrado a tiempo así ella no tendría por qué morir; aunque se veía muy lúgubre su cuenca casi vacía al menos sobreviviría. Esto llegó a oídos de Recovery Girl, quién se ofreció a ayudarla; con uno de sus besos sanó parte de la herida y con energía suficiente para restaurar su ojo, lastimosamente eso le llevó un año en coma, cuando se despertó se dio cuenta que no solo su ojo estaba casi sano sino que también podía oír. Entonces, empezó terapias para su lengua y ejercer la escucha, a pesar de su edad, ella hablaba y entendía como un niño de apenas dos años, pero se desarrollaba de excelente manera.

El rubio añadió el hecho de haberle preguntado a la enfermera que si no podía hacer lo mismo con el bicolor, pero su respuesta era negativa, puesto que si el hecho de recuperar casi un ojo completo conllevaba un año en coma, dos ojos enteros podrían costar una eternidad o tal vez gastaría tanta energía que dejaría nada.

Entonces el rubio salió, dejándoles solos al culminar su explicación.

Ella podía escucharlo.

Él podía verla.

¿Qué más felicidad que esa?

🖋Fin.💌

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