34| dark evening in malfoy manor
TREINTA Y CUATRO: ❛ OSCURA VELADA EN MALFOY MANOR ❜
la orden del fénix !!
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EL EXTERIOR ERA LÚGUBRE, oscuro y estaba plagado de niebla. Pero dentro de Malfoy Manor el ambiente parecía volverse cinco veces más desalentador.
La madrugada del jueves había llegado acompañada de una tenue y triste lluvia que se prolongó hasta la tarde de ese mismo día. Draco mantuvo la esperanza de que clima cancelara sus planes de ese día. Supo que no sería así en cuanto al bajar las escaleras escuchó voces procedentes del salón.
Se acercó de mala gana, sin molestarse en disimular el claro descontento que arrastraba consigo.
—Te digo que no, Blaise —Pansy murmuró entredientes mientras tiraba del libro que el moreno leía, sacándoselo—. Se darán cuenta. Mejor pídeselo prestado y evítate problemas.
Blaise abrió la boca preparado para protestar pero fue interrumpido por Draco.
—Quédatelo —musitó sin mas. Tres pares de ojos se posaron sobre él; los de Pansy, Blaise y Theodore.
Los dos primeros intercambiaron una mirada de confusión.
—¿Estás seguro? —inquirió haciendo una mueca—. No hay ejemplares a la venta. Tus padres te matarán si se enteran de que me lo regalaste.
Draco centró su vista en el título del libro, percatándose de que Blaise decía la verdad. Ya no había tomos a la venta, pero tampoco iba a retractarse de su decisión.
—Te equivocas, Zabini —acotó mientras caminaba hacia el sillón más cercano a la ventana—. No es un regalo, es un favor.
—¿Un favor? —la mueca de confusión de Zabini se acentuó.
Draco asintió al mismo tiempo que tomaba asiento.
—Me lo debes —terminó por aclarar, señalándolo.
Si su padre iba a castigarlo por un libro restante en su biblioteca, prefería asegurarse de que valiera la pena. ¿Y qué mejor manera de cobrárselo a Blaise que con pequeño favor?
—¿Todo bien, Draco? —se aventuró a preguntar Pansy. Sentada en el sofá frente a él, lo miraba como si temiera que fuera a gritarle en cualquier momento.
—Sí. Todo está perfecto —contestó. Añadió una sonrisa forzada que evidenció la mentira en sus palabras.
—Se los dije, chicos —oyó decir a Blaise en tono animado. Entrecerró los ojos—. Él está bien, no hay nada de lo que debamos preocuparnos.
Quería golpearlo. No con los puños, las manos o con los pies, no. Draco detestaba la idea de mancharse con sangre ajena, pero existían otros medios. Lamentaba no haber tenido cerca algún libro. Junto a él solo había una ostetosa lámpara de gas y un par de adornos costosos.
«Ya tienes un castigo asegurado. Deberías ser estúpido para buscarte dos» pensó regresando su atención al frente.
—Por si se te dificulta reconocerlo, estaba siendo sarcástico —dijo hacia Blaise, que se removió incómodo ni bien lo comprendió.
—Perdón amigo. No me di cuenta —sus disculpas sonaron sinceras a oídos de Draco.
Seguir con aquello sería aburrido, por lo que decidió zanjar el asunto y cambiar de tema. Pero Theodore se le adelantó.
—Ya que aclaramos nuestras dudas sobre el bienestar de Draco... —comenzó el castaño— ¿vas a decirnos por qué despertaste con el pie izquierdo o es algo que dejarás a nuestro criterio?
Hablar era lo último que necesitaba en ese momento.
Si de él dependiera el rumbo de esa pequeña «reunión», ya habría echado a todos al jardín o las celdas. No tenía ganas de ver, hablar o estar cerca de nadie. Pero sabía que en el comedor principal se estaba llevando a cabo la verdadera reunión, misma que incluía a sus padres y a los de sus compañeros de casa, y lo único que él podía hacer era aguantar a esos tres hasta que fuera hora de cenar.
Apretó los labios, sabiendo que ya había creado suficiente suspenso.
—Potter fue expulsado de Hogwarts.
La repentina noticia desencadenó diferentes reacciones en sus amigos. Pansy se tapó la boca con las manos y sus cejas se curvaron hacia abajo. Las de Blaise, por el contrario, se arquearon mientras su boca tocaba el piso. Él y Parkinson se miraron claramente sorprendidos.
Theodore, por el contrario, se limitó a asentir repetidas veces con expresión de ligero desconcierto.
—Espera espera espera —Blaise intervino haciendo movimientos extraños—. Hay dos Potter, ¿a cuál te refieres?
—Para nosotros solo hay uno —dijo Theodore—. Harry, habla de Harry.
Por extraño que sonara incluso para sí mismo, Draco consideraba que la situación era grave. Eso mismo lo hizo diferir de la sonrisa socarrona que asomó el rostro de Nott.
«¿Seguiría sonriendo si le faltaran un par de dientes?»
—¿Así que Harry Potter ya no podrá continuar trayéndole problemas al colegio, eh? —Nott acotó divertido.
—Merlín, Lee debe sentirse terrible —se lamentó Pansy.
—La entendería —dijo Blaise—. Si tuviera un hermano y lo expulsan del colegio, yo también me sentiría mal.
El moreno iba a seguir hablando pero Pansy le propinó un manotazo que lo hizo chillar.
—A nadie le importa tu hermano hipótetico —bramó—. Concéntrate, Blaise.
«Puede que aún no sea tarde para encontrar nuevos amigos...»
—¿Por qué solo expulsaron al chico Potter y no a ambos? —preguntó Theodore.
—Nadie lo sabe todavía —dijo Draco—. Mi padre dice que debería asistir a una audiencia en pocos días. El Wizengamot determinaría si continúa en Hogwarts o no.
—O puede que simplemente lo echen y ya —dijo Nott en tono alegre—. Un Potter menos, casi parece un sueño.
Para alguien que estaba aprendiendo a controlar sus impulsos, resultaba complicado guardarse las ganas de noquear a Theodore y arrojar su cuerpo a la hierba. Draco exhaló de forma silenciosa y se removió en el lugar.
Pansy y Blaise siguieron sus movimientos con la vista, a sabiendas de lo molesto que debía sentirse. Theodore era el único en la habitación que desconocía el cariño que Draco profesaba por la mestiza.
—¿Cómo fue que te enteraste? —quiso saber Nott, dirigiéndose a Malfoy.
—Mi padre lo mencionó durante la cena de hace dos noches —acotó sin mirarlo, sin intención de que la respuesta fuera únicamente para él sino también para sus dos amigos.
—Le escribí hace menos de una semana y ella jamás dijo nada —susurró Pansy mientras se retorcía las manos.
—Pero hace una semana todo seguía en orden —señaló Blaise, que jugaba con sus dedos.
—O eso es lo que nosotros suponemos —alegó Draco—. Rœle pudo haber estado mintiendo para que no nos preocupemos.
—Me parece poco probable —opinó Pansy—. Rœle nunca miente.
—Da igual que haya mentido. Expulsaron a su hermano —dijo Blaise.
Draco se miró las manos. Las tenía entrelazadas sobre el estómago para evitar moverse demás. No iba a mostrarse nervioso frente a Nott.
Regresó su atención al frente y se aclaró la garganta antes de hablar.
—Casi, Blaise. Casi —indicó—. Recuerda que aún falta la audiencia.
—En ese caso podemos dar por hecho que está expulsado —concluyó Theodore—. Dudo que el Wizengamot le permita seguir estudiando. ¿Y quién sabe? Hasta puede que Rœle elija irse con él.
Faltaba poco o nada para que el platinado perdiera la compostura, y no planeaba que sucediera en presencia de Nott.
—Agradezco tu aporte, Theo, pero creo que te estás precipitando. La supuesta expulsión pasó hace dos días y el último contacto que alguno de nosotros tuvo con Rœle fue hace tres —musitó Pansy. Draco sonrió; había dicho lo que él pensaba aunque omitiendo los insultos disfrazados—. Lo mejor que podemos hacer en este momento es esperar.
—¿Esperar? —cuestionó Zabini.
—¿No sería mejor escribirle? —preguntó Theodore—. Redactemos una carta entre todos y que Draco se le envíe.
—¿Por qué Draco? —Blaise levantó una ceja—. También es nuestra amiga.
Aunque ciertamente con «nuestra» se refería a Pansy y él mismo, excluyendo a Theodore.
El susodicho puso los ojos en blanco. Draco apretó la mandíbula, implorando que ninguna otra estupidez fuera pronunciada por el castaño.
—Pero es obvio que se lleva mejor con Draco —declaró con su tonta sonrisa socarrona—. Contestará rápido si es él quien le escribe.
Pansy apretó los labios, viendo a Draco de soslayo.
Al ojigris no le hacía falta verse en un espejo para saber que portaba mala cara.
—Se supone que nosotros todavía no sabemos sobre la expulsión —le recordó Pansy.
—Es cierto —secundó Blaise—. Preguntárselo sería sospechoso.
—Y estúpido —añadió Draco. Quizá estuvo demás, pero no iba a perder la oportunidad de echárselo en cara a Nott.
El castaño resopló mientras se recargaba en su asiento.
La habitación se sumió en el silencio, pero a juzgar por las caras de Blaise y Pansy era sabido que no duraría mucho.
Draco cambió de postura en el sillón, comenzando a impacientarse. Si contaba con suerte suficiente, Theodore permanecería callado el resto de la noche, aunque lo veía improbable.
—¿Tu papá dijo algo más? —Pansy estaba tan preocupada como Draco, aunque solo ella lo exteriorizaba.
—No.
La expresión de Pansy decayó en una de inquietud a la par que volteaba para ver a Blaise.
—Nuestros padres trabajan juntos. Algo deben saber —dijo mientras negaba con la cabeza—. Tienen que saberlo...
—De ser así, dudo que comportan esa información contigo —razonó Theodore. Draco puso los ojos en blanco—. Es como un secreto de estado.
El desconcierto volvió a apoderarse de
Blaise.
—¿Secreto de estado? ¿Qué es eso?
—Es cuando algo grave ocurre y se le ordena a los funcionarios mantenerse callados para evitar que más gente se entere —explicó Pansy—. Aunque tiene mayor relevancia en el muggle, así que...
—Pero esto no es el mundo muggle —dijo Theodore—. Conozco poco sobre sus leyes, pero hasta donde sé, las nuestras se aplican con mayor severidad. Al Wizengamot le dará igual que el mismísimo Merlín sea a quien deban juzgar; todos los que merezcan ser sancionados recibirán un castigo. Sabemos que Potter está en la cuerda floja, pero no qué hizo para llegar ahí.
El ceño fruncido de Draco se acentuó.
—¿Qué insinúas, Nott?
—El Ministerio sabe cosas, Malfoy. Me atravería a decir que existe una posibilidad de que la expulsión de Potter solo sea una mentira disfrazada.
—¿Y qué intentarían disfrazar, según tú? —Pansy sonaba molesta.
La sonrisa del castaño había disminuido pero un atisbo de burla danzaba en sus labios.
«No te atreverías...»
—Lo que les conviene que la comunidad mágica crea. El asesinato de Cedric Diggory, ¿qué más? —se relamió los labios—. ¿Cuánto apostamos a que todo el peso recaerá sobre Rœle?
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Las cosas se habían tornado un tanto oscuras desde que el cadáver de Diggory se apareció en el campo ante la multitud expectante. Todavía recordaba los gritos de horror y las exclamaciones flotando sobre su cabeza. Draco lo comparaba con esos filmes de terror de los que Rœle hablaba. Jamás había visto uno, pero estaba seguro de que toda escena que incluyera un cuerpo sin vida debía tener relación con dichos filmes.
Aunque para él lo peor no fue ver el cuerpo inerte del Hufflepuff, o los aullidos del padre de Diggory, sino lo esa muerte auguraba.
Le generaba cierta molestia que nadie más pudiera comprender por lo que estaba transitando. Pansy era la única que quizá mostraba un poco de empatía, pero las palmaditas en el hombro y unas cuantas palabras bonitas no revertirían lo que sucedió.
¿Que si Cedric le importaba? Para nada. Ni siquiera lo conocía bien.
Pero Rœle sí.
Habían sido compañeros y rivales durante el tiempo que duró el Torneo, y tanto ella como su hermano juraron haberlo visto morir. Tal declaración no había sido pasada por alto para los medios, obviamente tampoco para el Ministerio.
El asunto dio vueltas en la mente de Draco, manteniéndolo alejado de las conversaciones que tuvieron lugar durante la cena. Sin que debiera pedírselo, Pansy pasó toda la velada respondiendo preguntas que inicialmente iban dirigidas a él. Y si bien aquello lo mantuvo resguardado un rato, no lo salvó de la reprimenda que le dio Lucius.
Cerró la puerta de su habitación y caminó hasta la cama mientras comenzaba a desvestirse. Gran parte de su energía la había dejado en la cena, por lo que apenas le quedaba suficiente fuerza para ponerse su ropa de dormir.
La seda del pijama estaba helada y Draco sentía escalofríos cada vez que la tela le rozaba la piel.
Se metió en la cama y arrastró las sábanas hasta cubrirse medio pecho.
Mordisqueó su labio inferior, pensando con la vista clavada en el techo.
Hogwarts no era de su agrado, pero las noches allí eran sus favoritas. El techo encantado, las velas, la compañía, la comida; todo parecía mejor cuando lo comparaba con su hogar.
Recordaba que durante el primer curso se sintió contrariado respecto a tener que compartir dormitorio con otros tres niños. De cierto era entendible porque nunca tuvo hermanos ni nadie con quien compartir sus cosas. Y para su propia sorpresa fue así como descubrió que en realidad le gustaba la compañía.
Dormir solo en una habitación enorme le pareció aterrador y no comprendía como pudo hacerlo durante tanto tiempo.
Casi cuatro años después estaba de nuevo en la misma habitación, solo, en silencio. Internamente rogaba que la mañana llegara, despejada y sin nubes a la vista. Con suerte su única preocupación sería la niebla, pero se había acostumbrado a ella hacia mucho y no representaba impedimento alguno para pasear por los jardines.
Tres toquecitos contra su puerta lo hicieron voltearse hacia la izquierda.
«Que sea madre, que sea madre.»
—Adelante...
La puerta se entreabrió y Narcissa asomó su cabeza, dejando al descubierto su larga cabellera mitad plateada y mitad castaña.
Draco esbozó una media sonrisa al verla y ella hizo lo mismo, cerrando la puerta tras de sí.
—Pensé que ya estarías dormido —murmuró acercándose—. ¿Podrías explicarme qué pasó allá abajo?
El no respondió.
—Subiste antes de que los invitados se fueran... —tomó asiento entre el espacio que dejaba su cuerpo y el borde de la cama.
—¿Eso qué tiene, madre?
—La reunión terminó hace dos horas, Draco.
—¿Qué? —balbuceó sentándose entre las almohadas—. ¿Hablas en serio?
Narcissa asintió. Su expresión seria dejaba entrever preocupación.
El ojigris se pasó las manos por el cabello plateado. ¿Había estado dando vueltas en su memoria por más de dos horas?
—Hijo, mírame —pidió la mujer—. ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal?
—Es por Rœle —confesó finalmente. Se dejó caer de espaldas entre las almohadas, cerrando los ojos porque temía ver la reacción de su madre—. Estoy preocupado por Rœle.
—Entonces ya lo sabes...
—Supongo —lanzó un largo suspiro.
—¿Desde hace cuánto?
—Dos días. Escuché a padre decírtelo poco antes de la cena.
—Era un asunto privado, hijo.
—Lo sé. No buscaba espiarlos, fue totalmente accidental. Yo solo iba bajando las escaleras y los vi.
Narcissa arrugó el entrecejo.
—Pudiste marcharte en cuanto supiste que un asunto delicado, pero aún así te quedaste —recriminó la mujer—. Desconozco cual sea tu criterio, pero a mi parecer eso no es muy accidental, Draco.
—Lo lamento, madre. En verdad —abrió los ojos e hizo un esfuerzo por mirarla—. Me quedé porque necesitaba asegurarme de que no era ella a quien expulsaron.
Sabía que había hecho mal, sin embargo no se arrepentía del todo porque para él, Rœle lo valía.
Narcissa tomó una mano de Draco entre las suyas y sonrió de lado.
—Estará a salvo siempre y cuando no haya tomado parte en el asunto. Si Potter conoce su lugar y se mantiene al margen, entonces puedo asegurarte que se encuentra fuera de peligro —ensanchó su sonrisa con la intención agregarle credibilidad a sus palabras.
Acarició la mejilla de Draco con su mano libre y se inclinó para darle un beso de buenas noches. Narcissa se despidió de él y abandonó el dormitorio haciendo oídos sordos a los llamados de Draco, quien le pedía más detalles sobre la expulsión.
Había quedado inmerso en sus pensamientos otra vez, dándole vueltas al asunto porque necesitaba asegurarse de que Rœle realmente estaría sana y salva.
Siempre había depositado mayor confianza en su madre que en su padre, pero esa noche la balanza estaba equilibrada, repartiendo el peso en partes iguales.
Algo le decía que no debía confiar plenamente en la palabra de su madre. Y había decidido escuchar a ese algo.
La visita de Narcissa solo había alimentado los temores del ojigris.
«Rœle nunca estará segura» comprendió mientras se levantaba de la cama.
Envuelto en el absoluto silencio de la noche, el platinado se plantó en su escritorio dispuesto a escribir.
Tomó una pluma, remojó la punta en el tintero y comenzó a escribir plasmando las palabras que el miedo le impedía decir en voz alta.
❛ QUERIDA RŒLE ❜ :
No me avergüenza decir que estoy aterrorizado...
━━━AUTHOR'S NOTE: AAAAAAH VOLVÍ 💞💞💞💞💞💞
no saben lo que me cuesta escribir esta clase de capítulos ains. sufrí bastante porque no encontraba una forma adecuada de expresar lo que draco sentía. pero bueno, es lo que pasa cuando intento despegarme del draco que tanto veo en wattpad xd.
en el siguiente cap. ya volvemos con harry y rœle (los aburridos.)
¿es mal momento para decir que extraño a la rœle del 2019? amigo extraño escribir sobre esa versión :((( aunque bueno, la de ahora es más "realista" digamos. todo esto es un poco nuevo para mi porque de momento no hay demasiados momentos cómicos en el segundo acto, algo que tampoco es muy de mi estilo y los que me siguen desde 2019 saben por qué xd.
btw, serie de preguntas rápidas:
• ¿qué les gustaría ver en los próximos capítulos?
• ¿cómo creen que va a continuar la relación entre draco y rœle?
• ¿notan algo diferente entre el draco del acto uno y el de este? ¿y en rœle y harry?
pdt: ron tampoco va a pasarla muy bien que digamos en este acto unu.
HASTA EL PRÓXIMO CAP <33 ✨✨✨
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