🍃 -- CAPÍTULO 30 --🍃
ÉL REGRESÓ

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La garganta de Rœle ardió en llamas cuando ella gritó. No le importó la agonía que le produjeron las heridas que se hizo en el laberinto, ni el profundo corte en su brazo, o las espinas enterradas que le atravesaron el pantalón y se enterraron en sus piernas. La verdadera tortura era otra.
La imagen del cuerpo inerte de Cedric la atormentaba sin cesar. La cicatriz en su frente pareció incendiarse. Recordar a Voldemort resurgiendo de ese caldero le revolvió el estómago de tal forma que acabó vomitando frente a todos los presentes en el campo.
Rœle lloriqueaba sin poder formular palabra alguna. A su lado, Harry abrazaba el cuerpo sin vida de Cedric, negándose a apartarse de él a pesar de que varios maestros intentaban alejarlo.
Lo peor fue cuando Amos Diggory se acercó al pequeño tumulto y descubrió que Harry lloraba desconsoladamente sobre su hijo.

Rœle miró hacia abajo en un inútil intento por ignorar el grito plagado de dolor que Amos lanzó cuando se dio cuenta de que Cedric, su único hijo, estaba muerto. A pesar de todo, Harry parecía estar totalmente negado a abandonar el cuerpo del Hufflepuff, sollozando sobre su cadáver.
La pelinegra miró de reojo cómo Ludo Bagman y Dumbledore se acercaban a Harry para apartarlo, así como la profesora McGonagall se iba acercando hacia ella con la intención de llevársela a otro sitio. Rœle, a diferencia de Harry, aceptó la ayuda de Minerva, aferrándose con fuerza a la mujer mientras avanzaban, como si el suelo debajo de ella fuera a colapsar en cualquier instante.

Así como todo había colapsado dentro del Laberinto.

Fue cuestión de segundos. Rœle giró la cabeza hacia las gradas una última vez, cruzándose con las miradas de su novio y Hermione Granger. Ambos veían a los Potter más preocupados que confundidos. Draco, quien se había sentado cerca de los alumnos de Durmstrang, mostró señales de querer levantarse de su sitio y seguir a Rœle, pero fue detenido por la mano de Pansy, que se cerró alrededor de su muñeca, obligándolo a mirarla.

-Quédate aquí -le dijo Blaise, aunque en un principio Draco no supo que era él quien le hablaba puesto que apenas movió los labios.

El aire se había vuelto tenso, pesado. La presión que Malfoy sentía en el pecho se acentuó un poco más cuando ya no vio a Rœle.

-¿Dónde está? ¿A dónde se la llevaron? -inquirió apresuradamente a sus amigos, como si ellos supieran la respuesta. Pansy y Blaise se pusieron de pie, así como Crabbe y Goyle, quienes se sentaron detrás de ellos durante toda la prueba.

-Cálmate, Draco -le pidió Pansy entredientes. La desesperación del rubio era evidente, por lo que no tardó en llamar la atención de varias personas cerca de él.

-Ella va a estar bien -Blaise hizo su esfuerzo por tranquilizarlo, colocando una mano sobre su hombro. Draco lucía como si fuera a salir corriendo en cualquier momento.

El platinado posó sus ojos grisáceos y aterrados en el moreno, viéndolo como si de su boca hubieran salido los peores insultos.

-¿Acaso notaste sus heridas? ¿No la viste llorando? ¿No la viste cuando vomitó? -farfulló, casi balbuceando por los nervios. Crabbe y Pansy lo tomaron de los brazos y hombros, alejandolo un poco de Blaise, quien tuvo que retroceder en caso de que Draco hiciera algo.

Ron se hallaba en una situación similar a la de Draco, con la excepción de que él sí logró zafarse del agarre de Hermione y bajó unos cuantos escalones hasta ser detenido por varios profesores, quienes al notar sus intenciones no dudaron en cerrarle el paso.

-¡Son mi mejor amigo y mi novia! ¡Déjenme pasar! -exigió al borde de la desesperación.

La imagen de Rœle y Harry llorando se repetía una y otra vez en su mente, torturándolo. Necesitaba encontrarlos. Hermione apareció detrás del pelirrojo, prometiéndole a los profesores que ella controlaría la situación. Ronald se dio la vuelta totalmente enfadado con su amiga, solo para darse cuenta de que Hermione estaba llorando.
El lugar se sumió en un silencio absoluto que le heló la sangre.

-¿Por qué? ¿Qué hicimos mal? -sollozó la chica Potter a la par que era arrastrada hacia quién sabe dónde por Moody. Su mellizo, a quien el profesor sujetaba también del brazo, dejó escapar un quejido por la brusca manera en que el hombre los estaba escoltando.

-Silencio, Potter -se dirigió Moody hacia la pelinegra.

Rœle volvió a sollozar. Se sentía débil, como si su alma estuviera expuesta a todo el dolor que alguien pudiera experimentar.
Había visto morir a alguien, a un inocente, y no hizo nada para evitarlo.

Todo fue demasiado rápido.

Ni siquiera fue capaz de apuntar su varita hacia Pettigrew en cuanto lo vio. Su mente yacía en blanco por la impresión y la confusión.
Las náuseas regresaron y en un acto reflejo tuvo que taparse la boca con las manos. Su visión comenzó a fallarle, al igual que las piernas. Luego se vio afectado el resto de su cuerpo. Lo último que Rœle sintió fue como la parte izquierda de su cara se raspó contra el suelo cuando ella cayó.

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Oscuridad.
¿Es posible decir que uno puede ver la oscuridad?¿Era acaso una pregunta capciosa?
Rœle no lo sabía, pero durante los primeros segundos que recobró la consciencia no vio más que eso, oscuridad.
Los párpados le pesaban mucho como para mantenerlos abiertos. La cabeza le daba vueltas, mareándola aún más.
Una fuerte punzada en la boca del estómago la hizo abrir los ojos de golpe. La luz de la habitación en que se encontraba la cegó y ella, como pudo, se tapó el rostro con una mano. El pulso le temblaba, por lo que su esfuerzo no sirvió para tanto puesto que algunos intervarlos de luz llegaron de todas formas.

-¿Rœle?

Al oír su nombre siendo pronunciado no supo haciendo dónde girar la cabeza, pero supo que se trataba de Harry.

-Lee... -dijo esta vez llamándola por su sobrenombre. Harry puso su mano a unos centímetros de la cara de la chica para obstruir la luz que la molestaba.

Rœle sintió como alguien la ayudaba a sentarse. Al abrir del todo sus ojos se dio cuenta de que estaba en la enfermería.
Su cabeza seguía dando vueltas, pero luchó para mantenerse erguida.

-¿Cómo te sientes, amor?

Era Ron, sin duda. Hubiera esbozado una sonrisa de no ser porque las imágenes de las últimas horas aparecieron de golpe en su memoria, casi arrebatándole el aire.

-No sé... -dijo ella como pudo. Le costaba hablar, hecho que la preocupó más -. ¿Qué me pasó?

-Te desmayaste por el dolor -le contestó Harry, con una mano puesta sobre la de su hermana.

Rœle entonces reaccionó. Sus orbes grisáceos se abrieron abruptamente y sus manos se posaron en el rostro de Harry, acunándolo.

-¡¿ESTÁS BIEN?! ¡¿A TI NO TE PASÓ NADA?!?

Una tercera persona apareció esta vez, Hermione. La castaña la hizo volver a recostarse.

-Estoy bien, tranquila -contestó el ojiverde, haciendo su mejor esfuerzo por sonreírle para ser más convincente.

Pero Rœle no era estúpida, sabía que nada estaba bien.

-Ojo Loco resultó ser Barty Crouch Jr. -habló Harry. Rœle se quedó muda -. Tuvimos a un impostor la mayor parte del año, el auténtico estaba encerrado en un baúl.

La Slytherin no dijo nada, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Ahora todo tenía sentido.

-¿Cómo no lo pensé? -sollozó, culpándose asimisma -. Debí haberme preparado por si ocurría algo. En lugar de defendernos me quedé parada sin hacer nada, como una cobarde.

-Lee, vuelve a recostarte -su novio le puso una mano en la espalda nuevamente queriendo lograr su cometido. Ron sintió sus ojos picar y supo que no faltaba mucho para comenzar a llorar también. No soportaba ver a Rœle de esa manera.

La pelinegra permaneció llorando un buen rato más, incluso cuando Dumbledore, Mcgonagall, Snape y unos cuantos aurores aparecieron en el proceso.
Voldemort había vuelto. Él había regresado. Su peor pesadilla estaba cobrando vida.

-- AUTHOR'S NOTE: no tengo palabras, perdón por subir un capítulo dos meses más tarde. no están siendo tiempos fáciles para mi y estoy tratando de retomar la escritura, cosa que la verdad me está costando más de lo que esperaba. el siguiente apartado va a ser el epílogo de este acto, luego le seguirá el apartado del segundo acto.
espero que les esté gustando cómo se desarrolla todo esto.

Apartado creado originalmente el 1 de septiembre de 2019.