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20| prefect's bathroom

🍃━━━ CAPÍTULO 20 ━━━🍃
BAÑO DE PREFECTOS

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          EL ANSIADO FIN DE SEMANA por fin había llegado. Era sábado, el cielo estaba nublado y Daphne Greengrass no paraba de repetir que de seguro hacían menos de diez grados.
En Hogwarts el ambiente siempre era frío, pero esa mañana en particular, todo el colegio estaba helado.

Rœle, que había dormido con tres frazadas y una manta extra, solo rogaba acabar su deber en el baño de prefectos para regresar a su cama lo antes posible. Ese sería su primer día libre en semanas, y quería aprovecharlo para descansar.

—Cuando acaben las clases, lo primero que haré será ir al Callejón Diagon y comprar uno de los abrigos de piel que te mostré hace unos meses —dijo la mayor de las Greengrass.

—¿El verde con dorado y zapatos a juego? —preguntó Rœle, que estaba un poco interesada en el mismo abrigo.

—El mismo.

Pansy casi se atraganta con su desayuno.

—¡Te dije que yo iba a comprarlo! —la señaló con el dedo, llevándose la mano al pecho para darse leves golpecitos en busca de aire.

—Lo lamento, reinita —se burló la rubia.

—No, ésto no se va a quedar así. La primera en llegar se lo queda y punto —se cruzó de brazos Pansy.

Daphne puso los ojos en blanco.

—Espera hasta la próxima colección, Parkinson. Ese abrigo va a ser mío —aseguró con una sonrisa que solo enfureció más a la pelinegra sentada frente a ella.

Ante todo eso, Rœle no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. Valió la pena levantarse de la cama, las discusiones espontáneas y graciosas que sus amigas tenían en el desayuno casi siempre lo compensaban.

—¿Lo estás disfrutando, Potter? —Daphne enarcó una ceja, mirando a la mestiza.

—Tú sabes que sí.





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Las próximas dos horas pasaron rápido, o al menos así lo sintió Rœle, que no paró de buscar a su hermano hasta que Blaise la detuvo en el segundo piso diciéndole que parecía una demente yendo de un lado a otro, y que los de primer año le tenían miedo. No los culpaba, después de todo, había empujado a un grupo de ellos en un intento por abrirse paso.

—¿Por qué no nos dijiste nada? —la cuestionó Zabini mientras los dos caminaban por el patio.

—No quería hablar de eso —respondió sin mirarlo.

—¿Y la razón es...?

—Eres demasiado chismoso, Blaise.

—Solo fue una pregunta —el moreno se encogió de hombros.

Potter suspiró.

—Digamos que Harry pudo haber tenido algo de razón en lo que me dijo... —murmuró ella.

—¿Y qué te dijo exactamente?

—Que le robé a su mejor amigo, que soy una mala hermana y ¡oh! que soy un dementor por estar siempre succionándole la boca a Ronald —musitó con un poco de rabia, el sentimiento perfecto para describir su estado de ánimo.

El chico a su lado ahogó una risita, ganándose una mirada de reproche por parte de Rœle.

—Perdón —se disculpó entre risas—. A ese idiota no le faltó nada por decirte.

—Se desquitó conmigo, nunca antes lo había hecho —la pelinegra se cruzó de brazos.

—Por favor, dime que lo estamos buscando para darle una golpiza —rogó Zabini.

Rœle frunció el ceño y giró la cabeza en su dirección.

—¡No!

—Maldición, yo quería estrenar el Crucio —se quejó el Slytherin, semi cabizbajo.

—Ya tendrás una oportunidad, por ahora solo mantente atento, necesito hablar con Harry —pidió, inspeccionando los alrededores del patio con la mirada.





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La torre del reloj marcaba las cinco y media de la tarde. Harry no había dado señales de vida, hecho que Rœle trató de ignorar para no joder la paz de sus amigos.
En su habitación, terminando de ponerse el traje de baño debajo del uniforme, la ojigris se preparaba para ir al baño de prefectos. Recostada sobre su respectiva cama y con la revista Corazón de Bruja entre sus manos, Pansy la observaba de reojo.

—Más te vale no hacer cosas profanas en ese baño. Siempre que haces de las tuyas con Weasley regresas apestando todo el cuarto con su perfume de pobre —hizo una mueca de asco al mencionar el apellido del Gryffindor.

Rœle arrugó el entrecejo.

—Eso es cruel hasta para ti, Pansy. Y ni te preocupes por eso, llevo mi perfume —dijo para tranquilizarla, enseñándole un bonito frasco transparente con un líquido anaranjado en su interior.

Su compañera de habitación se limitó a asentir.

—¿Sabes algo de tu hermano? —le preguntó.

—No, Blaise me ayudó a buscarlo pero es como si Harry se hubiera evaporado en el aire —suspiró Potter, abotonando su saco del colegio.

Los ojos de Pansy se abrieron con horror a la par que ella se enderezaba, llamando la atención de Rœle.

—¿Y si ya lo mataron? —habló con un hilo de voz.

—No creo, él no es tan estúpido como para dejarse matar.

—Yo no estaría tan segura —la contradijo su amiga.

La pelinegra osciló los ojos y terminó de acomodar su túnica sobre sus hombros, siguiendo con su cabello negro.

—Regreso en un rato, no dejes que Blaise toque mis cosas —avisó Rœle.

Tomó su mochila y se dirigió a la salida de la habitación no sin antes depositar un beso sobre la frente de Pansy, haciéndola sonreír.









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Rœle no recordaba cuando fue la última vez que sintió tanta tranquilidad. El baño de prefectos era el lugar perfecto para relajarse de todo el ruido y el lío del mundo exterior. Ron, por el contrario, estaba más tenso y un poco tembloroso.

La joven Potter deslizó su falda por sus piernas y luego la dejó sobre el montón de ropa junto a la pequeña piscina, quedando únicamente con su traje de baño, que consistía en una simple malla color verde esmeralda.
Una sonrisa traviesa se asomó en el rostro de Rœle mientras avanzaba hacia su novio, que ya se encontraba dentro de la piscina.

Primero metió una pierna dentro del agua, luego la otra y finalmente se dejó caer, oyendo como el agua se removía y salpicaba el suelo.
Rœle dejó escapar una risita y se deslizó a través del agua hasta quedar frente a Ron, que se forzaba a no romper el contacto visual con la chica.

—¿Cómodo? —inquirió ella, pasando una mano por el cabello rojizo de Weasley.

Él balbuceó, sin llegar a formular una sola palabra. Rœle volvió a reír.

—No tienes porqué estar nervioso, solo estamos tú y yo —lo calmó hablando entre susurros, colocando sus manos sobre los hombros del Gryffindor.

—Eso es lo que me pone nervioso—farfulló.

—Ronald, somos novios, a esta altura solo debería importarte que no nos descubran.

—L-lo sé... pero no puedo evitar sentir nervios cuando estás cerca mío. Me gustas mucho, Elle, y no quiero arruinarlo...

El ceño fruncido de Potter desapareció casi por completo al oír las palabras del pelirrojo. La comisura de sus labios se elevó formando una pequeña sonrisa.

—Te acostumbrarás con el tiempo... —le aseguró en un tono suave, pasando sus brazos por los hombros de Ron.

Sin perder un segundo más, Rœle entrelazó sus labios con los de Weasley en un beso dulce y lento.
Se aventuró a morder el labio inferior del pecoso antes de separarse, provocando que Ron dejara escapar un pequeño alarido de dolor.

—Lo siento... —se disculpó, un tanto avergonzada por lo que hizo. Ron nunca disfrutó de ese tipo de besos. Le disgustaba lo brusco.

—No pasa nada... —murmuró.

Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose el uno al otro.
Rœle analizaba el rostro de su novio con cariño mientras su sonrisa iba expandiéndose más a medida que pasaban los segundos. Realmente amaba todo lo que tuviera que ver con Ronald, incluso si eso conllevaba algún problema para ella.

Weasley, por su parte, observaba tímida y detenidamente cada detalle de la pelinegra que tenía en frente.
Era hermosa, muy hermosa.
Adoraba la silenciosa manera en que un hoyuelo se formaba a la izquierda de su boca cada vez que sonreía. Era raro, pero le encantaba.
Sus ojos grisáceos eran, quizá, lo que más le atraía de ella. El brillo que poseían siempre lo cautivó tontamente.

—Entonces... ¿cómo hacemos esto? —la chica Potter finalizó el momento de silencio, soltando el agarre alrededor del cuello de Ron para tomar el huevo de oro.

—¿En serio me lo estás preguntando a mi? —el pelirrojo esbozó una pequeña sonrisa burlona.

Rœle levantó la vista del huevo y miró mal al Gryffindor.

—En fin, hagamos esto. Maldita sea...

La ojigris pensó en abrir el artefacto ahí mismo, en la superficie, pero el recuerdo de los Gryffindors quejándose de que sus oídos fueron vilmente lastimados por Harry y el huevo la hicieron recapacitar.
¿Qué otra opción tenía?

—¿Vas a hacerlo? —preguntó Ron, al notar que estaba tardándose mucho en proceder.

Rœle asintió.

—Toma mucho aire —le dijo Potter.

La pelinegra inhaló, contuvo la mayor cantidad de aire que pudo y se sumergió. El ojiazul la siguió unos segundos después.
Rœle abrió el huevo, el mismo emitió una hermosa luz dorada que hiptonizó a la mestiza casi por completo.

«Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se escuchan nuestros cantos. Y estas palabras medita mientras tanto, pues son importantes, ¡no sabes cuánto!: Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora. Pasado este tiempo ¡negras perspectivas! demasiado tarde, ya no habrá salida. Ya ha pasado media hora, así que mas vale que te apresures porque lo que se queda aquí siempre se pudre».

Ron fue el primero en salir, seguido muy de cerca por Rœle, la cual pegó su espalda a la pared del borde de la enorme bañera, tomando grandes bocanadas de aire por la boca. Delgadas gotas se deslizaron a montones y rápidamente por su piel.
La de orbes grisáceos se pasó una mano por el cabello para llevarlo hacia atrás, evitando que más gotas le entren en los ojos.

—¿Qué significó todo eso? —inquirió con dificultad su acompañante.

Rœle giró la cabeza en su dirección, colocando una mano sobre su pecho en un intento por regular su respiración.

—No tengo idea.









━━━AUTHOR'S NOTE: yyy seguimos con el maratón. Maybe el próximo capítulo trate de arreglar las cosas entre Rœle y Harry porque no me gusta que estén "peleados" jaja.

Maratón 2/5

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