08| a bad day for potters... or not?
🍃━━━ CAPÍTULO 8 ━━━🍃
UN MAL DÍA PARA LOS POTTER... ¿O NO?
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RŒLE LLEGÓ A SU HABITACIÓN SUSPIRANDO, lamentándose como lo había estado haciendo los últimos días. En el camino se había ceuzado con varios de sus compañeros de casa. Todos le dedicaron varias miradas de desaprobación, decepción y notoria molestia. ¿Acaso los Potter siempre debían ser el centro de atención o solo tenían la mala suerte de estar involucrados en todas y cada una de las cosas que sucedían en Hogwarts? Para la mayoría, la primera opción era la correcta.
Rœle, a diferencia de su hermano, se tomó muy mal el hecho de haber sido seleccionada sin siquiera haber pensado en colocar su nombre en el Cáliz de fuego. Quiso llorar, romper algo, incluso quiso golpear a su mellizo por no reaccionar ante la situación.
Astoria Greengrass, quien siempre tuvo envidia de Rœle por ser mejor amiga de Draco, no desaprovechó la oportunidad de molestarla al igual que los demás.
"El Torneo abarcará gran parte del año escolar. Era obvio que pondrías tu nombre en el Cáliz. Lo que sea para no pasar desapercibida, ¿no?" fueron las palabras de la menor del clan Greengrass. Rœle, al igual que muchas veces, debió quedarse callada y evitar meterse en más problemas.
Tras darle un vistazo rápido al dormitorio, supo que las cosas tampoco serían más amenas allí. Sus amigas la veían de reojo mientras se ponían sus pijamas.
La más afectada parecía ser Pansy. Rœle siempre le contaba todo, así como ella le contaba sus secretos a la pelinegra. A diferencia de los demás, Parkinson no estaba molesta; se sentía triste y preocupada. Daphne se recostó en su cama y apagó la vela sobre su mesa de noche, dispuesta a dormir. Diane hizo lo mismo, con la excepción de que antes de irse a dormir miró a Potter preguntándose por qué hizo lo que supuestamente hizo.
Rœle terminó de colocarse su sweter gris con la inicial "R" (hecho por la señora Weasley) y se recostó en su cama. No tenía ganas de llorar. Para nada. Estaba conteniendo el impulso de ponerse de pie, ir a la oficina de Dumbledore y reclamarle que investigue lo que estaba sucediendo.
Por alguna razón en Torneo estaba prohibido para los menores de edad. Por alguna razón no cualquier podía colocar su nombre en el Cáliz.
La vida de su hermano y la de ella corrían grave peligro, de eso estaba más que consciente.
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Varios días más tarde la situación no había cambiado demasiado. Rœle podía jurar que incluso se había vuelto peor. No podía dar un paso sin que todo el colegio se detuviera a mirarla con desprecio. Lo mismo pasaba con Harry, pero a él eso no le importaba mucho. Estaba más concentrado en olvidar que la primera prueba llegaría algún día.
La clase de los hermanos Potter finalizó antes de lo previsto. Lamentablemente, su mal día no acabaría allí.
Les fue informado por Fleur Delacour que una periodista, famosa por dejar mal a medio mundo mágico, los estaba esperando para hacerles una entrevista. Quizá la más incómoda con todo eso era Rœle. No le gustaba que le hicieran dichas entrevistas.
Ella y Fleur se mantuvieron sentadas al lado de la otra, la francesa con una pose delicada y Rœle de brazos cruzados, recostada por el respaldo de la silla. Detrás de ellas estaban Viktor, Cedric y Harry. Los tres de pie y comenzando a quejarse por estar tanto tiempo esperando a la dichosa reportera.
—¿Es que ésta gente cree que no tenemos nada mejor que hacer? —susurró la pelinegra, tirando su cabeza hacia atrás, mirando a su hermano.
Harry ladeó la cabeza—Al parecer sí.
De la nada, una foto les fue tomada. De la cámara salió un humo que hizo toser a la hija de los difuntos Potter.
Una mujer de cabello rubio rizado, lentes ridículos y vestimenta verde aún más grotesca se acercó a los campeones, mirándolos de arriba hacia abajo.
—Que quinteto más carismático —musitó la mujer, acercándose al grupo de adolescentes—. Hola, yo soy Rita Skeeter. Soy reportera del Profeta —se presentó dándole la mano a cada uno.
"Pura red de mentiras" pensó Rœle cuando la rubia mencionó al periódico.
—¿Pero ya me conocían, verdad? —musitó sonriendo. Nadie contestó—. Pero ustedes son los desconocidos. Ahora serán noticia —por alguna razón, esa frase generó cierta molestia en la pelinegra—. ¿Qué artimañas esconderán detrás de esas rosadas mejillas? —tomó el cachete de Rœle y acto seguido le dio una leve palmadita. Harry puso una mano sobre el hombro de su melliza, haciéndole saber que debía controlarse—. ¿Qué misterios enmascaran esos músculos? ¿Hay valor debajo de esos cabellos? —se puso entre Harry y Cedric—. En resúmen, ¿qué es lo que da a un campeón éxito? —todos permanecieron callados—. Mi columna y yo queremos saberlo. Ni hablar de ávidos lectores. Y bien, ¿quién va primero?
Otra vez nadie respondió. Todos estaban realmente incómodos con la situación.
—Las damas primero.
Rœle sintió un tirón y cuando se dio cuenta, ya estaba siendo arrastrada por Skeeter hacia quien sabe donde.
La ojigris dio una última mirada a su hermano, quien al igual que los demás se preguntaba adónde la estaba llevando esa mujer de voz molesta.
Rita empujó a Rœle dentro de la habitación de limpieza. La adolescente vio con sorpresa como una pluma se elevaba en el aire junto a una libreta verdosa.
Rita cerró la puerta, poniéndole a la chica los pelos de punta. La rubia se detuvo frente a la chica, quien veía el sitio con aparente asco.
—¿Cómodo, no?
—Es un armario —dijo Rœle, elevando una ceja.
—Así te sentirás como en casa —musitó Skeeter. La pelinegra le dedicó su mejor mirada de odio.
Rita puso una mano en la espalda de la adolescente, obligándola a bajar unos cuántos peldaños hasta llegar a un lugar más pequeños que el anterior.
—¿No te molesta que escriba nuestra conversación, verdad? —inquirió la mujer, sentándose frente a la de ojos grisáceos.
—No —contestó ella, tratando de acomodarse.
—Cuéntame Rœle; aquí sentada ante mi, una niña de doce años...
—Tengo catorce —Rœle interrumpió a Rita.
La pluma tachó unas cuantas cosas y la mujer prosiguió—... a punto de competir contra tres alumnos no solo más maduros emocionalmente que tú, sino que más expertos en hechizos de lo que tú no podrías llegar a soñar jamás, ¿preocupada? —inquirió la rubia, mirándola con una sonrisa levemente burlesca.
—Para nada. Soy tan buena como ellos, incluso podría decir que soy mejor —acotó Potter sin poder despegar su mirada de la pluma que se movía delante de ella.
—Ignora a la pluma —dijo Skeeter—. Ahora vayamos a algo más personal, ¿fuíste tú quien ideó el plan para participar en el Torneo? Bueno, esto no es una pregunta. Solo me gustaría que lo afirmes.
Rœle arrugó la frente—Yo no puse mi nombre en el Cáliz, mucho menos el de mi hermano.
—Todo el mundo sabe que tu eres más lista que tu hermano, linda. Saben que fuiste la autora intelectual —dijo Rita.
—Yo jamás arriesgaría la vida de mi único hermano por un Torneo tan tonto como éste —contestó Potter.
—Mmm... está bien —finalizó ella no muy convencida de la respuesta que la Slytherin acababa de darle—. Hablemos de algo más... personal.
Rœle entrecerró los ojos.
—¿Tienes novio, Rœle? —quiso saber la mujer, inclinándose un poco hacia ella.
—Sí.
—Oh, ¿se puede saber quién es?
—Se llama Ronald.
—Y, dime... ¿éste tal Ronald está molesto contigo por lo que pasó?
—No es de su incumbencia —trató de ser cordial al evadir la pregunta.
La sonrisa de Rita se apagó un poco.
—Continuemos, entonces. ¿Y tus compañeros de casa? ¿Están enojados contigo o felices de poder decir que una Potter los va a representar en el Torneo?
—Todos están molestos con mi hermano y conmigo.
—¿Sabes algo de la primera prueba? ¿Cuándo se llevará a cabo? Y lo más importante: ¿crees que sobrevivirás?
La última cuestión puso nerviosa a Rœle. ¿Lograría sobrevivir? ¡Vamos! Ni siquiera sabía qué sería de ella al día siguiente.
—No nos dijeron nada todavía.
—¿Crees que llegarás con vida a la segunda prueba? —volvió a preguntar Skeeter.
—Sí —titubeó un poco al contestar, cosa que hizo sonreír de nuevo a Rita. La pluma comenzó a escribir rápidamente, Rœle miró con desconfianza al objeto hechizado.
Rita le sonrió por última vez.
—Creo que eso sería todo, dulzura. Estaré atenta a más detalles sobre ti —le guiñó un ojo para luego ponerse de pie.
Rœle la miró mal. Definitivamente no confiaba en esa mujer.
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Rœle había decidido no asistir a la cena de esa noche. Las cenas de las noches anteriores resultaron sumamente incómodas. Draco apenas le hablaba, al igual que Pansy, por lo que prefirió quedarse en la sala común.
Estaba tratando de terminar de leer el libro que había sacado de la biblioteca unos días antes cuando escuchó a alguien llegando a la sala.
Rœle maldijo por lo bajo y cerró su libro, levantándose del sofá para irse a su habitación.
—¡Rœle, espera! —la detuvo el recién llegado.
La pelinegra giró sobre sí misma, encontrándose con Malfoy.
—¿Qué? —preguntó ella.
Draco se detuvo frente a la de mirada grisácea.
—Te traje esto, por si tienes hambre...
El rubio metió una mano en los bolsillos de su túnica y sacó una manzana verde, de las que tanto le gustaban. Se la extendió a Rœle, ella se mantuvo cruzada de brazos, con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Sabes que odio las verdes —dijo ella.
—Son ácidas igual que tú, sé que te gustan —insistió el ojigris.
Una risita escapó de los labios de Potter. La chica tomó la manzana y le dio un mordisco, sintiendo la acidez y la dulzura de la fruta fundirse en su boca.
—Gracias, Draco.
—No es nada —negó con la cabeza, escondiendo sus manos en sus bolsillos.
—¿Cómo estuvo la cena? —preguntó la de corbata verde.
—Aún no acaba, me fui antes porque Theo y Blaise no dejaban de preguntar por ti, fue cuando me di cuenta de que no estabas en la mesa con nosotros —dijo él.
—¿Hablan de mi? —quiso saber, refiriéndose a sus demás compañeros de casa. Ella sabía la respuesta, pero solo quería cerciorarse de qué tan grave era la situación.
—De vez en cuando, la mayor parte del tiempo solo le tiran odio a tu hermano.
Rœle se quedó en silencio, asintiendo con la cabeza.
—¿Tú estás bien? —Draco la miró un poco preocupado. De hecho, habia tenido esa expresión desde que entró a la sala común, pero ninguno de los dos se dio cuenta.
—Sí —mintió la de cabello ébano. No podía dejar de pensar en el chico Weasley y en que éste no le hablaba desde hace días—, solo me siento algo cansada...
—¿Te dijeron algo sobre el Torneo?
Rœle tomó asiento de nuevo. Draco imitó su acción, acomodándose frente a ella.
—No, pero espero que la primera prueba no sea pronto. Tengo demasiado miedo... tenemos —corrigió, hablando también por su hermano.
—Rœle, —Draco tomó la mano libre de la mestiza, conectando su mirada con la de ella— yo sí te creo.
La chica lo miró anonadada.
—Sé que no pusiste tu nombre en el Cáliz —aclaró.
Rœle casi se atraganta con un pedazo de manzana.
—¿E-en serio? —le preguntó, sintiendo una leve presión en su pecho.
—Sí, siempre lo supe —confesó.
Rœle esbozó una enorme sonrisa, sintiendo sus ojos picarle un poco. Alguien creía en ella, alguien le creía.
—No sabes lo mucho que me alivia escucharte decir eso —habló rápido, evitando que el rubio oiga su voz quebrarse.
—Jamás dudaría de ti, El. Si tú dices que no pusiste tu nombre en ese tonto Cáliz, entonces sé que no lo hiciste.
Rœle apretó sus labios, ahogando un pequeño sollozo, y se lanzó a los brazos de su amigo. Éste la recibió al instante, aferrándola a su cuerpo, dándole el abrazo que ella tanto necesitaba. Rœle cerró sus ojos, sin dejar de repetirle a Draco lo agradecida que se sentía de tenerlo como amigo.
━━━AUTHOR'S NOTE: les re corté el maratón, perdón. anyways, alargue el capítulo porque draco casi no aparece en la primera versión de mean girl y quedé como "bro, son amigos, él tiene que estar para apoyarla" y bueno, voy a tener que hacer lo mismo con el resto de los capítulos ahre.
Maratón 4/5
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