Thor estaba en la nave mirando el espacio analizando sus recuerdos de niños junto con Loki. Se dio cuenta de los errores que cometió con él por el momento de su reflexión.

Le debía muchas disculpas y demasiados agradecimientos a su hermano por ayudarlo en tanto que él fue un ignorante en darse cuenta.

Ya estaba haciendo una lista mental sobre lo que le hizo.

1-. Le cubría en sus travesuras y se llevaba la responsabilidad de sus actos.

2-. Le pagaba todo lo que agarraba a los pobres mercaderes.

3-. Le aguantaba a sus "ligues" de su adolescencia.

4-. Aguantó a Sif.

Ya llevaba catro en su lista que tenía pensado recompensar a su hermano por todo lo que ha hecho por él, aunque aún se sentía confundido conforme a los sentimientos por Loki.

Aún pensando en todo fue interrumpido por Heimdall quien se situó a lado del tuerto con los brazos cruzados mirando el espacio vacío.

-Heimdall-llamó este serio.

-¿Si su majestad?-preguntó sin inmutarse.

-Perdona mi actitud-se disculpó suspirando.

-Esta bien, no hay porque disculparse.

-Si la hay; ¿te puedo preguntar algo Heimdall?-lo mira por primera vez a los ojos al hombre desde que iniciaron la plática.

-Claro mi rey-le regresa la mirada.

-¿Loki siempre hizo todo lo que ha hecho por él mismo?-cuestionó esperando la respuesta.

-No.

Ahí fue que Thor se sorprendió por la respuesta del guardián la cual no esperaba.

-¿Entonces por quién Heimdall? ¿Acaso por su ex-esposa y sus dos hijos difuntos?-mencionó aquél tema que era muy delicado para todos y tragó saliva.

Heimdall suspiró sabiendo que el revelar aquello haría tal vez desatar la ira de Loki pero se arriesgaria.

-Por usted-mencionó dando un leve asentamiento con la cabeza.

-¿Por qué?-expresó aún más confundido.

-Eso no me corresponde decirlo, sino, a su hermano; el príncipe, y a usted, majestad, a descubrirlo-sentenció retirándose de ahí caminando.

Odinson quedó solo observando el pasillo dónde se fue el antiguo guardián sembrando aún mas dudas en el Dios del trueno, quien se fue a su "habitación" con tranquilidad para meditar las palabras de su amigo Heimdall.