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05: LA MADRE

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▃ ✦CAPÍTULO O5✦ ▃
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❝ Everything is blue
His pills, his hands, his jeans ❞

Cuando Helaena se despierta llorando por una de sus pesadillas y Aegon no logra calmarla, Rhaenyra se queda con ella, le cepilla el pelo plateado con las manos, recoge sus lágrimas con sus dedos, y más que eso: una vez que se le cierran los ojos y vuelve a dormirse, ella se queda soportando el insomnio.

Se produce una transferencia completa, como si una bola a toda velocidad chocara con otra en reposo. Si Helaena se sentía deprimida -ella siempre lo estaba-, Rhaenyra se sentaba con ella hasta convencerla de que no pasaba nada. Y cuando su hija seguía adelante con su día, ella se quedaba atrás, paralizada por una pena que no podía nombrar y que no era suya. Si Helaena se enfermaba, era Rhaenyra la que estaría postrada en cama al final de la semana. Si Helaena se sintiera aburrida, sabiendo demasiados patrones de tejido, demasiados hechos, con demasiados conocimientos para ser feliz, Rhaenyra se quedaría despierta toda la noche estudiando sus libros, estudiando las imágenes, para que al día siguiente pudiera intentar entablar el tipo de conversación trivial que complacería a su joven hija.

Se la vivía preocupada por Helaena.

A menudo su hija vive entre sueños y despierta llorando y gritando hasta que su propia voz la elude. Esto desconcierta a Rhaenyra, pero nunca deja de intentar consolarla. No importa cuánto Helaena se aleje, se haga ovillo o suelte alaridos como un dragón herido. Esta vez no es muy diferente, pero los murmullos de su hija solo se esclarecen con el tiempo.

— Jace — un suspiro agitado sale de entre los labios de Helaena. — Jace, ayúdame.

Desde que Helaena aprendió a hablar de ha dedicado a murmurar ese nombre entre sueños. Quién es Jace es una buena pregunta (es lo que pudo ser y ahora nunca será). Sin embargo, cada que Rhaenyra pregunta, Helaena le responde en acertijos como si la respuesta fuera obvia. "Pacto de fuego y hielo, madre. Yo soy él."

Lucerys ha intentado preguntar, pero todos reciben la misma respuesta. Incluso Laenor lo intentó al principio.

Rhaenyra le ha preguntado a varios Maestres y a algunas Septas con experiencia en casos como este. Todos le han dicho que su hija es especial y algunas variaciones de lo mismo: Helaena ve cosas mientras duerme. Si jugar con insectos no la hubiera marginado ya con anterioridad, entonces el rumor de que habla con muertos definitivamente lo ha hecho.

En la mañana, la princesa ayuda a Helaena y a Luke a ponerse sus respectivas capas de viaje y da gracias a los dioses por el silencio de su hija con respecto a la muerte de Harwin Strong. Su niña es tan fuerte que Rhaenyra no puede evitar estar sumamente orgullosa de ella. Es probable que Luke hubiera preguntado si supiera, pero Helaena solo la mira con compasión cuando cree que no la está viendo.

Helaena y Lucerys están sentados junto a Aegon con Aemond sentado a sus pies. Ninguno de ellos está vestido de negro o verde y eso la calma un poco. La boda que tuvo lugar hace un par de lunas ha calmado las aguas lo suficiente como para no estar declarando la guerra a cada tramo del camino. En cambio, Helaena y Aegon visten ropas de un suave color dorado y Aemond plateado con detalles cobres.

— Me recuerdan a mi y a tu madre. Criaste bien a Helaena — dice Viserys, acercándose con bastón en mano. Repiquetea con cada paso que da sobre la madera del barco y tose mientras habla. — Desearía que Alicent me hubiera dado una niña, pero al parecer los dioses no lo quisieron.

( La Reina intentó e intentó darle gusto, pero ninguna de las pequeñas llegó alguna vez a respirar. )

Los dragones están volando sobre ellos y el sonido del aleteo relaja a Rhaenyra lo suficiente como para despegar la mirada de su hija. Viserys por fin ha llegado a su lado y está mirando a Helaena y Aegon con añoranza en sus ojos violetas. Rhaenyra ha de admitir que aunque su hija es como una copia suya cuando era una jovencita con esa cara redondeada y sonrisita divertida mientras mira a Aegon, y Aegon es igual a Alicent con aquel brillo en los ojos, ella no desea que Helaena sea como Aemma.

Sería demasiado doloroso si la historia se repitiera.

— Es una buena niña — concede ella, reticente.

— Balancea a Aegon — añade su padre con una sonrisa afable, sin ver la incomodidad en el rostro de su propia hija. Su cabello se ha vuelto más fino y Rhaenyra se pregunta a sí misma si Viserys a pesar de su decadente estado siempre supo que su familia se estaba dividiendo de forma irreparable y por eso estuvo a favor de la boda de Helaena. O tal vez no y solo fue coincidencia. — El sol y la luna — dice con una risita cómplice a la que ella no se une.

Porque si bien Helaena es buena, también tiende a ser irremediablemente dócil y no opone mucha resistencia con los demás. Es una niña simple, escribió Daemon en una de sus cartas de aquellos primeros años de separación. Desde aquel momento, Rhaenyra dejó de enviar cartas a Pentos. Pues cómo es posible que su adorado tío se atreva a esparcir semejantes calumnias de su hijita cuando la verdad es que Helaena solo es demasiado gentil para su propio bien, pero no simple. Nunca algo tan trivial como simple. De las cenizas vuelve a nacer uno de sus resentimientos mejor escondidos.

Sus manos se aprietan en puños solo con recordar las palabras ofensivas y sus mejillas arden de vergüenza. Las risitas de una Rhaenyra más joven resuenan en su cabeza y los susurros endulzados de su tío se cuelan en sus oídos. Detesta eso, así que se fuerza a sepultar esos recuerdos.

Vuelve a mirar a su medio hermano con Helaena.

Ambos siguen sentados y aunque Aegon acaba de patear a Aemond en la espalda y se está ahogando de la risa por su pequeña maldad, su mano derecha sigue entrelazada con la izquierda de Helaena.

( No, nunca serán como Aemma y Viserys. )

Si ella no supiera mejor, sería más fácil creer que el padre de su pequeña niña es el guardia personal de la Reina.

Se ciñe como una sombra sobre los dos hijos de Alicent que ahora se están peleando en la cubierta. Aegon se está pavoneando por una u otra razón mientras que Aemond parece haberse resignando y vuelve a sentarse a los pies de Helaena después de un rato. Por su lado, Criston Cole solo los mira y aprieta los labios. Rhaenyra sabe que está tratando de contener su risa a duras penas.

Es consolador ver que el hombre que alguna vez conoció como la palma de su mano sigue allí en alguna parte. Enterrado bajo sueños destrozados.

A veces, cuando Helaena llega a su lado oliendo a jazmín y especias, le recuerda demasiado a lo que pudo ser.

(Piel oscura como canela bajo sus manos, labios picantes entreabiertos)

La verdad es que Rhaenyra ve todos los días a Harwin en la nariz de Helaena y a Cole en su sonrisa, pero nunca logra ver a Daemon. No sabe si desea verlo.

Con las risitas burlonas de Daemon y los suspiros de Criston en el oído, Rhaenyra trata de no pensar en lo que podría o no ser.

Bloquea los pensamientos con el dolor de la ausencia de Harwin y mira al pequeño Joffrey en sus brazos.

Harwin, el único que amaba a todos sus hijos (eran suyos después de todo).

¡Hola, desconocidos!

✨Harwin✨

Honestamente no sé si estoy manejando bien a los personajes, ellos me controlan. Pero, o sea, ¿ustedes qué opinan? ¿Es apegado al canon? ¿Ya estoy desvariando? Jajaja. Da igual, solo comenten algo para saber si no la estoy regando.

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