Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5-COSAS INESPERADAS

Feliz nochebuena!!!!!! Os dejo un nuevo capítulo. Sé que tenía que haberlo subido el sábado o el domingo, pero sinceramente, lo olvidé.  Espero que os guste el capítulo y lo disfruteis.

Ya sabeis: estrellitas, teorías, comentarios...... hacerme un buen regalito para navidad!!!! jajajja. Si me gusta lo que veo, mañana tendreis otro regalito.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

"Di algo, Kara, por favor. Lo que sea, pero dilo..."

KARA

9 de Enero de 2025

El día había empezado de maravilla. Había despertado abrazada a Lena mientras ella me miraba, sonriendo.

Después de desayunar, nos fuimos hacia el instituto y al llegar, noté que todo el mundo me miraba más que de costumbre. Sabía que hacía semanas que el rumor de mi embarazo estaba en el aire, pero hoy era diferente. Cuando escuché lo que Jack Spheer le decía a Lena, me quedé helada. ¿Mike y yo salíamos en la portada de Catco, anunciando mi embarazo y nuestra boda para Agosto? No sabía cómo reaccionar, hasta que no pude soportar más las miradas y las cosas que estaban diciendo de mí y corrí hacia el baño. Escuché a Lena llamarme, pero no me detuve.

Estaba a punto de llegar, cuando una puerta se abrió y alguien tiró de mí, metiéndome en un cuarto bastante pequeño.

-Mike: Hola, cariño.

-Kara: Mike... - dije mirando a mi alrededor y viendo que estábamos en el cuarto donde el conserje guardaba sus cosas.

-Mike: Así que embarazada, ¿eh? – dijo tocando mi vientre por encima de mi camiseta – Por eso me rechazabas, ¿no?

-Kara: No me toques...

-Mike: ¿Qué no te toque...? Cariño, se supone que soy el padre de tus bebés y que vamos a casarnos. Tendrás que dejar que todos vean cómo te toco.

-Kara: Ni lo sueñes. No sé cómo has conseguido que una revista como Catco publique una mentira así tan rápido, pero...

-Mike: No fui yo, fue tu padre... - dijo mientras besaba mi cuello y yo intentaba apartarle. – Verás Kara, la cosa es muy sencilla. Has cometido un error, acostándote con quien no debías. Que por cierto, ya me dirás quién es ese engendro... Pero a lo que voy. Te ayudaré a mantener tu reputación a salvo diciendo que soy el padre de esos bebés. Pero eso no quiere decir que vaya a hacerme cargo de ellos. En cuanto esas cosas nazcan, te desharás de ellos. Diremos que no estábamos preparados para ser padres y decidimos darlos en adopción.

-Kara: ¡Estás loco! – grité, empujándole como pude – No voy a deshacerme de mis bebés. ¿Y desde cuándo te importa la reputación de alguien que no seas tú, eh? Lo que la gente piense de mí, me importa bien poco. En cuanto al padre...

-Mike: Madre. Vamos Kara, tu padre me lo contó todo. Que una chica con pene te dejó embarazada. Al principio pensé que tu padre se había pasado con el Whisky, pero estuve investigando y resulta que es cierto, que hay gente así. Raritos, les llaman. Monstruos, engendros...

-Kara: Cállate.

-Mike: ¿Quién es ella, eh? ¿Es del instituto?

-Kara: No voy a decirte quién es.

-Mike: Lo harás... - dijo sacando una navaja y poniéndola sobre mi vientre – O ya te puedes ir despidiendo de tus monstruitos.

-Kara: ¿Qué...? Mike, guarda eso.

-Mike: ¿Quién es, Kara?

-Kara: No te lo voy a decir ¡socorro! – grité. Mike me tapó la boca y yo empecé a dar golpes a la puerta con mis manos y uno de mis pies, esperando que alguien los oyese y abriera.

Poco después, noté que la puerta se abría y caí hacia atrás, pero alguien me sujetó.

LENA

-Lena: Kara, mi amor, ¿estás bien?

-Kara: No... Ten cuidado, tiene una navaja.

-Lena: Sam, Winn, llevárosla de aquí.

-Winn: ¿Dónde?

-Lena: Donde sea. Andrea, ve con ellos.

-Andrea: Lena...

-Lena: Ve.

-Mike: Vaya, vaya, pensaba que Kara y tú no os soportabais – dijo mirándome y empezando a reírse- Noooo... ¿Eres tú? – dijo - ¿Tú eres el engendro que la ha dejado embarazada?

Estábamos solos en el pasillo. El timbre que indicaba el comienzo de las clases había sonado hacía un minuto, pero al no ver a Kara en el baño, Sam, Winn, Andrea y yo decidimos buscarla. Al escuchar los golpes en la puerta del cuarto del conserje, algo me dijo que era Kara y corrí hacia allí.

Cogí a Mike por la camiseta y le empujé dentro del diminuto cuarto.

-Lena: No te acerques a ella.

-Mike: ¿O qué...? Kara va a ser mía, Luthor. Su padre me lo ha prometido.

-Lena: ¡¿Qué le has hecho a Kara?!

-Mike: Nada. Aún...

-Lena: ¡No quiero verte a menos de cien metros de Kara, ¿me oyes?!

-Mike: ¿Qué pasa, tienes miedo de que les pase algo a tus engendritos?- dijo. En ese momento, no pude contenerme más y le golpeé con fuerza.

-Lena: ¡No vuelvas a llamar así a MIS hijos, Mike! ¡Porque quiero que te quede muy claro... Esos bebés son míos, y no voy a permitir que tú ni nadie les insulte, ¿me oyes?!

-Mike: Sí... Te he oído yo, y el resto del instituto – dijo. Me giré para ver cómo las puertas de algunas clases estaban abiertas y la gente me miraba. – Parece que tú solita vas a hundirte en la mierda, Luthor... - dijo limpiándose la sangre del labio. Iba a golpearle de nuevo, cuando noté un dolor en mi antebrazo. Me miré y vi que tenía un buen corte que empezaba a sangrar. Miré a Mike, que tenía una navaja en la mano y sonreía – Vuelve a tocarme y te juro que se la clavo a Kara.

Me alejé, mirándole con rabia.

-Lena: Esto no va a quedar así, Matthews – dije mientras me alejaba hacia el baño. Cuando llegué, vi a Kara sentada en el suelo con Sam, Andrea y Winn rodeándola – Kara.

-Kara: ¡Lena! – Gritó levantándose con ayuda de Winn y corriendo a abrazarme – Amor...

-Lena: Te vas a manchar... - dije, apartando mi brazo herido.

-Kara: ¿Qué...? – Preguntó, bajando la mirada - ¡Lena, estás sangrando!

-Lena: No es nada, ha sido superficial.

-Andrea: Eso va a necesitar puntos, Lena.

-Lena: No es profundo.

-Kara: Deberías ir a la enfermería.

-Lena: Ahora iré, primero quería asegurarme de que tú estabas bien.

-Kara: Asustada. Pero bien. Mike quería saber quién es el padre, pero no le dije nada. Se enfadó y... Me amenazó con la navaja, pero...

-Lena: Eso ya no importa. Ya todo el mundo me escuchó gritarle a Mike que los bebés son míos.

-Kara: No... - dijo cogiendo mi rostro entre sus manos – Amor, van a hacerte la vida imposible. ¿Por qué hiciste eso?

-Lena: Porque no voy a permitir que ese desgraciado llame engendros o monstruos a nuestros hijos. ¿Entiendes?

-Kara: Lena... Cariño... - dijo abrazándome.

-Lena: Tranquila...

-Kara: Vamos, deben curarte eso.

-Winn: Un momento, antes de que os vayáis... ¿Cómo que esos bebés son tuyos, Lena?

-Lena: Yo dejé embarazada a Kara, Winn.

-Winn: ¡¿Que tú qué?! A ver, a ver si lo he entendido. No sólo estáis saliendo juntas desde quién sabe cuándo....

-Lena: Casi año y medio.

-Winn: ¡¿Casi año y ....?! ¡O sea, ¿no solo lleváis año y medio saliendo sino que además, tú, Lena, vete a saber cómo, o que narices te has metido para pensar algo así, has dejado embarazada a Kara?!

-Lena: No me he metido nada, Winn – dije acariciando la espalda de Kara, que seguía abrazándome – Soy intersexual.

-Winn: ¡¿No jodas?! ¡¿Tienes un...?!

-Lena: Me sorprende que sepas lo que es.

-Winn: Me gusta leer sobre temas médicos. Pero eso no importa ahora. La cosa es que... - dijo, mirando a Sam - ¡¿Tú sabías que Kara y Lena estaban juntas y que iban a ser mamás y no me dijiste nada?! ¡¿Y tú, Kara, por qué me lo ocultaste?! ¡¿Por qué siempre me entero el último?!

-Sam: ¡Porque eres un maldito bocazas! ¡Igual, si gritas un poco más, terminan de enterarse los que aún no lo hayan hecho en este instituto y en el resto de la ciudad!

-Kara: No eres bueno guardando secretos, Winn. Y si sabías lo de Lena, seguro que se te habría escapado algo delante de mi padre y ya sabes lo que opina de que me gusten las mujeres. Es más, no le importó lo más mínimo que estuviera embarazada. Incluso creo que se alegró. Pero me echó de casa en cuanto le dije que eran de una chica.

-Sam: ¿Te ha echado de casa?

-Kara: Estoy viviendo con Lena y su madre ahora.

-Winn: Joder, eso es muy fuerte... - dijo, algo más calmado.

-Andrea: Chicas, creo que las dos deberíais ir a la enfermería. Tú, Kara, a ver si pueden darte algo para que dejes de temblar así. Y tú, Lena, a que te curen ese corte.

-Lena: Tenéis razón... - dije- Vamos Kara...

De camino a la enfermería, vimos cómo la gente cuchicheaba y se apartaba cuando yo pasaba cerca de ellos, como si fuera una apestada. Kara apretó mi mano con fuerza, en señal de apoyo. Cuando entramos en la enfermería y explicamos la situación, nos dejaron quedarnos allí hasta que los pasillos se despejaran. Me dieron cinco puntos en el brazo y me vendaron el corte. Luego intenté ayudar a Kara a relajarse, dándole un suave masaje en los hombros y la espalda.

Cuando finalizaron las clases, Kara y yo nos fuimos a comer. Después, nos tumbamos un rato a descansar, porque habíamos quedado con Sam, Andrea y Winn esa tarde para ir a la bolera y a tomar unos batidos. Después de un par de partidas a los bolos en los que Kara sólo se limitó a mirar y animarnos, porque le daba miedo que fuera demasiado esfuerzo para su embarazo, fuimos a tomarnos unos batidos. Yo me senté con Kara en un lado de la mesa, abrazándola y pegándola a mí, mientras Winn, Andrea y Sam se sentaron en el lado contrario.

-Winn: Vale, Lena, necesito saber esto... - dijo un buen rato después.

-Lena: Winn, no pienso decirte cuánto me mide.

-Winn: ¿Cuánto te mide el qué? – preguntó, y yo bajé la mirada a mi entrepierna - ¡No! No, no quiero saber eso...

-Lena: Oh. ¿Entonces...?

-Winn: ¿Todos esos chicos con los que se te veía en el instituto...?

-Lena: Nunca he tenido nada con ellos, con ninguno. Algunos son amigos, y otros simplemente, aceptaron un trato. Les pedía que fingieran estar conmigo durante unas semanas. Sólo tenían que fingir mientras estuviéramos en el instituto, fuera podían hacer lo que quisieran, o irse con quien quisieran. Bastaba con que en el instituto hubiera algún beso de vez en cuanto o que nos vieran cogidos de la mano. A cambio, yo les conseguía entradas vip para cualquier evento deportivo o concierto al que quisieran asistir, gracias a un amigo de mi padre que me las conseguía gratis. Nada más.

-Winn: ¿Y tú aceptabas eso? – preguntó, mirando a Kara.

-Kara: Era necesario... Además, sabía que para Lena, besar a cualquiera de esos chicos era como besar un azulejo. No sentía nada. La verdad es que sentía lástima por ella.

-Winn: ¿Pero era necesario? Me refiero... ¿No queríais que supieran que a Lena le gustan las chicas?

-Kara: Por mi padre. Un día me pilló escribiendo el nombre de Lena en uno de mis cuadernos. Le dije que sí, que ella me gustaba, pero que yo no le interesaba porque a ella le gustaban los chicos. Estoy segura de que le pidió a Mike que lo confirmara, por eso le pedí a Lena que fingiera por mí.

Winn asintió y se quedó algo callado durante unos segundos, bajando la mirada a mi entrepierna.

-Lena: ¿Pasa algo, Winn...?

-Winn: No, nada... - dijo. Levanté mi ceja, mirándole- Vale, sí, joder, ¡¿Por qué me dijiste eso?! ¡Ahora no puedo dejar de pensar en que sí quiero saber cuánto te mide, tengo curiosidad!

Al ver que la gente nos miraba por el tono alto de Winn, sonreí y me incliné un poco sobre la mesa, usando un tono que pudiera ser oído por todo el mundo.

-Lena: Ahora mismo, me mide unos cuarenta centímetros. – dije. La cara de todos los presentes en la mesa fue un poema. Kara me miró confundida, Winn se quedó blanco y Sam y Andrea bajaron rápidamente la mirada hacia mi entrepierna, tras casi ahogarse con sus batidos. El resto del local se quedó en silencio.

-Winn: ¡¿Qué?! Eso es imposible.

-Lena: No, no lo es. Me crece bastante, así que suelo cortármelo cada dos meses. No me gusta llevar el pelo tan largo. Así, que sí, ahora mismo andará por esa longitud, más o menos.

Kara soltó una carcajada y vi que el resto del local reaccionaba y volvían cada uno a lo suyo.

-Winn: ¡Joder, Lena, me has asustado!

-Lena: Deberías hablar más bajo, Winn. Hay cosas que me gustaría seguir manteniendo en la intimidad. Ya me entiendes. – dije, en un tono más bajo- Y respondiendo a tu pregunta, sólo diré que está dentro de la media. ¿Te sirve?

-Winn: Sí.

KARA

4 de Febrero de 2025

Habían pasado cuatro semanas y mi vida cada vez se parecía más a un infierno. Mi padre me había aislado de mi familia, literalmente. Cuando intenté ir a ver a mi madre unos días después de que me hubiese echado, me encontré a un hombre en la puerta que me impidió pasar. Mi padre había contratado personal de seguridad para prohibirme la entrada a su casa. También le había prohibido a mi madre verme o llamarme. Le había quitado el teléfono y había puesto a otro hombre siguiéndola a todas partes para evitar que se viera conmigo.

En cuanto a mi hermana Alex, sólo podía hablar con ella por teléfono. Fue ella quien me contó la situación con mi madre, y cómo mi padre la había amenazado a ella con desheredarla si se le ocurría verme. Yo no quería causarle problemas a mi hermana, así que le dije que hablaríamos sólo por teléfono. Además, mi padre le estaba insistiendo en que se disculpase con Maggie y volviera con ella. Algo a lo que Alex se negaba. Y más, después de saber que mi padre sólo aceptaba su relación con Maggie, porque el padre de ella era un importante político y a mi padre le interesaba tener una buena relación con él. Y que Alex hubiera dejado a Maggie, no le había sentado bien.

Por otro lado, mi padre se negaba a darme dinero para que pudiera seguir comprando material escolar o para que pudiera comprarme algo de ropa. Lillian, la madre de Lena, se estaba haciendo cargo de todos esos gastos y yo me sentía fatal por eso. No sólo habían tenido que acogerme en su casa, sino que además tenía que correr con todos mis gastos, que no estaban siendo pocos. Entre material escolar, ropa, medicación para el embarazo, y gastos médicos que Lillian no me cobraba, me sentía como una mantenida y una inútil.

Lena intentaba animarme como podía. Igual que Sam, Andrea o Winn. Pero yo cada vez estaba más desanimada. A eso había que añadirle que ya me encontraba en la semana dieciocho de mi embarazo. Y cada vez aparecían nuevas molestias. Tenía algo de estreñimiento y empezaba a dolerme la parte baja de la espalda.

Lo cierto era que cada vez me sentía más triste y deprimida. No tenía ganas de nada, pero me obligaba a comer por los bebés. Lucy me dijo que tenía que ganar algo de peso y Lena me consentía con un montón de cosas.

Estaba sentada en la mesa, dando vueltas a un trozo de galleta en mi vaso de leche, cuando Lena me abrazó por detrás, apoyando sus manos en mi ya abultado vientre.

-Lena: Mi amor... - dijo besándome en la mejilla – Ha venido el cartero. Ha traído una carta para ti.

-Kara: ¿Una carta? – pregunté, confusa. Era extraño. Lo lógico sería que llegasen a casa de mi padre, ya que no había cambiado mis datos en ningún sitio. Al menos, no aún. Cogí la carta que Lena me tendía y la abrí, leyéndola mientras ella se sentaba frente a mí. Empecé a leerla y me sorprendió ver que era de mi padre. Durante unos segundos, pensé que tal vez se lo había pensado mejor y quería que volviese con ellos. Pero no, según iba leyendo, mis ojos se iban llenando de lágrimas y me sentía mareada.

-Lena: ¿Kara...? Mi amor, ¿qué pasa? – preguntó, acercándose.

-Kara: Es de mi padre. Me ha dejado fuera de la herencia y dice que no quiere saber nada más de mí. Incluso quiere... Quiere quitarme su apellido.

-Lena: ¿Qué...? ¿Pero es que ese hombre no tiene corazón? ¿Cómo puede ser así?

-Kara: No lo sé... - dije dejando la carta a un lado.

-Lena: ¿Sabes qué? No necesitas su apellido. Espera un segundo – dijo saliendo de la cocina y volviendo poco después.- No era así como tenía pensado hacer esto. Quería que fuera algo bonito y romántico en San Valentín, pero... Kara, no necesitas el apellido de tu padre, porque puedes tener el mío – dijo arrodillándose frente a mí y sacando una pequeña cajita que tenía oculta a su espalda. La abrió, dejando ver un hermoso anillo. – Kara... Sé que nuestra relación no ha sido fácil, y aun así hemos luchado por ella desde el primer momento. No puedo prometer que todos nuestros días sean fáciles, pero puedo prometer que siempre estaré a tu lado. Quiero que estemos juntas, sin dudas, sin miedos, quiero compartir toda mi vida a tu lado. Si me dices que sí, prometo que estaré contigo para toda la vida. Quiero regalarte mi corazón, mi sonrisa y mi paz interior. Quiero regalarte mis sueños y construir una vida juntas, contigo y nuestros hijos. Cada mañana al despertar lo primero que quiero ver es tu sonrisa y lo último que quiero hacer antes de cerrar los ojos es darte un beso. Y quiero hacer esto el resto de mi vida. Eres el amor de mi vida y no imagino un solo segundo de mi existencia sin ti a mi lado. ¿Te quieres casar conmigo?

Me quedé mirando a Lena, en silencio. Me había pillado por sorpresa y era incapaz de pronunciar una sola palabra. La noté moverse un poco, impaciente.

-Kara: Yo...

-Lena: Di algo, Kara, por favor. Lo que sea, pero dilo...

Iba a responder cuando noté algo en mi interior.

-Kara: Se están moviendo...

-Lena: ¿Qué...?

-Kara: Los bebés... Se están moviendo – dije cogiendo la mano libre de Lena y poniéndola sobre mi vientre – Ahí... ¿lo notas?

-Lena: No... - dijo – Espera, ¡Sí! Sí, es... Eh, hola....

-Kara: Creo que te han oído y quieren que te diga que sí. Así que... Sí, Lena, quiero casarme contigo.

-Lena: ¿De verdad? – preguntó mirándome.

-Kara: Nada me gustaría más que pasar el resto de mi vida contigo y nuestros hijos.

-Lena: Kara... No sabes lo feliz que acabas de hacerme, mi amor... - dijo riéndose y poniéndome el anillo.

En ese momento, Lillian entraba en la cocina.

-Lillian: Vaya... ¿A qué viene tanta alegría?

-Lena: Acabo de pedirle a Kara que se case conmigo. Y me ha dicho que sí.

-Lillian: Espera, ¿casaros...? Lena... - dijo, mirándonos – Escuchadme. Las dos. El matrimonio es algo muy serio. Si sólo lo hacéis porque Kara está embarazada...

-Lena: No mamá. Amo a Kara más que a nada y estoy totalmente segura de que es con ella con quien quiero pasar el resto de mi vida. Ya estaba pensando en pedírselo incluso antes de su embarazo. Quería hacerlo este San Valentín. Eso no quiere decir que la boda tenga que ser inmediata. Pero quiero que todo el mundo sepa que le pedí a la mujer más maravillosa del mundo que fuera mi esposa, y que ella aceptó.

-Kara: Lillian... Sé que... Somos muy jóvenes. Que todo entre nosotras está yendo muy rápido. Pero amo a Lena. La amo muchísimo. Primero tenemos que resolver lo de los bebés. No tenemos nada comprado aún, porque queremos saber qué son primero. Yo... No sé si finalmente iré o no a la universidad. Pero no quiero que Lena renuncie a su sueño de ser una gran doctora como siempre ha querido. Quiero que Lena vaya a la universidad, se gradúe... Y quizás entonces, empecemos a preparar una boda.

-Lillian: ¿De verdad pensáis que podréis esperar tanto?

-Lena: Espera... ¿Qué quieres decir con que no sabes si irás a la universidad? Kara...

-Kara: Alguien tendrá que cuidar a los bebés. Y no es necesario que las dos sacrifiquemos nuestro sueño, Lena. Quiero que tú vayas a la universidad, estudies medicina y seas una gran cirujana como siempre has querido ser, igual que tu padre.

-Lena: Bueno, ya no tengo tan claro lo de querer ser cirujana. Todo esto de los bebés... Siempre me han gustado los niños y cada vez que vamos a tus revisiones con Lucy, soy incapaz de aguantar la emoción. Quizás podría dedicarme a la obstetricia como mi madre.

-Lillian: ¿En serio?

-Lena: Siempre me ha apasionado tu trabajo tanto como el de papá. Y lo cierto es que nunca he sabido por cuál de las dos ramas decidirme. Pero ahora... Creo que me gustaría ver cómo otras personas sienten esta misma emoción.

-Kara: ¿Y no podrías hacer las dos cosas?

-Lena: No lo sé. Aún tengo que pensarlo. Primero tengo que aprobar medicina y luego, ya pensaré que especialidad cojo. Tengo mucho tiempo para decidirlo, así que...

-Lillian: Kara, tú tampoco tienes que renunciar a tus sueños. Si quieres estudiar, yo podría...

-Kara: No. Puede que mi padre tuviera razón y estudiar veterinaria no sea una buena opción – dije – Pero tampoco pienso estudiar arquitectura como él desea.

-Lena: Kara...

-Kara: No quiero seguir hablando de eso ahora. – dije. – Lillian, si no te importa, me gustaría quedarme en casa y no ir a clase hoy.

-Lillian: ¿Te encuentras mal?

-Kara: Estoy un poco cansada. Me gustaría dormir un poco más.

-Lena: Los bebés han empezado a moverse, ¿será por eso? – preguntó, tocando mi vientre y mirando a Lillian.

-Lillian: Así que mis nietos ya empiezan a moverse... ¿puedo? – preguntó, alargando la mano. - Asentí y Lillian tocó mi vientre. – Vaya, parece que no quieren saludar a su abuela. –Sonrió – Está bien, quédate y descansa. Pero recuerda que tienes cita en la clínica a las cuatro.

-Kara: Sí...

-Lillian: Bien, yo debo irme. Lena, no tardes en irte o llegarás tarde.

-Lena: Creo que me quedaré con Kara.

-Lillian: Kara está bien, Lena. Ve a clase. – dijo saliendo.

-Kara: Ve... Yo iré a costarme. Sólo voy a dormir y tú te aburrirás si te quedas aquí.

-Lena: Me aburro igual en clase.

-Kara: Amor... Ve. Por favor.

-Lena: ¿Seguro que estás bien? Kara, últimamente te veo muy decaída y...

-Kara: Sólo estoy cansada.

-Lena: ¿Seguro que sólo es eso? – Acarició mi mejilla – Amor, no me mientas.

-Kara: Tranquila... - dije besándola.

-Lena: Está bien. Pero si te encuentras mal, o notas algo raro, o...

-Kara: Te llamaré. Lo prometo.

-Lena: Está bien. Te amo – dijo cogiendo su mochila para irse.

-Kara: Yo también te amo.

-Lena: Termina de desayunar y acuéstate. No recojas nada, ya me ocuparé yo cuando venga a comer.

-Kara: Puedo fregar una taza, Lena.

-Lena: Kara. Directa a la cama, ¿entendido?

-Kara: Sí... - dije.

Lena me dio un último beso y se fue. Esperé un poco por si volvía y, al ver que no lo hacía, terminé mi desayuno, fregué la taza y me fui al cuarto de Lena. Allí me tumbé en la cama y empecé a llorar, abrazándome a uno de los peluches que le regalé a Lena en su cumpleaños.

LENA

4 de Febrero de 2025

Me fui bastante intranquila. Las últimas semanas Kara había estado muy deprimida. Apenas sonreía, no tenía ganas de salir de casa. Sólo salía para ir a clase y hoy, ni eso. Ella pensaba que yo no me daba cuenta de cómo se levantaba en mitad de la noche e iba al baño para que no la escuchase llorar. O cómo intentaba aguantar las lágrimas delante de mí. Muchas veces ni me prestaba atención cuando le hablaba. Al menos hoy la había visto sonreír cuando le pedí que se casara conmigo y cuando los bebés se movieron. Kara podría iluminar hasta la oscuridad más absoluta sólo con sonreír. Pero su sonrisa duró poco. Noté cómo intentaba que su voz no sonase quebrada cuando le decía a mi madre que no sabía si seguiría estudiando. Sabía que, si cogiera a Kara por los hombros y empezase a moverla hacia adelante y hacia atrás, como si la sacudiera, podría escuchar los trocitos de su corazón chocando unos contra otros. Miles de pedacitos golpeándose entre sí. Porque Kara tenía el corazón hecho pedazos. Por no poder disfrutar del embarazo, por no poder ver a su madre y a su hermana, sus dos grandes apoyos y las personas a las que Kara más amaba en el mundo. Porque su padre la hubiera rechazado de esa manera, llegando incluso a negarle su apellido. Me preocupaba Kara, me preocupaba su estabilidad emocional y mental. Me aterraba que en cualquier momento se le pudiese pasar por la cabeza hacer alguna estupidez como la que me contó que estuvo a punto de hacer aquella vez. Y yo no podía hacer nada. Sólo podía abrazarla, besarla, y demostrarle que me tenía a su lado en todo momento. Kara no quería hablar de su familia, le dolía demasiado. Sólo el escuchar el nombre de su hermana la hacía estallar en un llanto incontrolable. La otra noche incluso llamó a su madre en sueños durante horas. Traté de despertarla, sin éxito, así que sólo pude quedarme despierta y estar pendiente de ella durante toda la noche.

Tenía que hacer algo, Kara no podía seguir así. No era bueno para ella, ni para los bebés. Tenía miedo de que les pasara algo a alguno. No podría soportarlo. Y ella tampoco.

La mañana se me hizo eterna. Ni siquiera Andrea con sus tonterías conseguía que dejase de pensar en Kara. Estaba guardando las cosas en mi taquilla mientras Andrea me hablaba, pero no la escuchaba.

-Andrea: Lena, ¿me oyes?

-Lena: ¿Qué?

-Andrea: Te estoy diciendo que creo que me gusta Sam.

-Lena: Ajá... Te gusta la sal, me parece bien...

-Andrea: Lena, ¡Sam, he dicho Sam!

-Lena: ¿Sam..? ¿Dónde?

-Andrea: ¿Quieres prestarme atención? ¿Pero qué te pasa hoy?

-Lena: Lo siento, estoy preocupada por Kara. ¿Qué me decías?

-Andrea: ¿Qué le pasa a Kara?

-Lena: Todo esto está siendo demasiado para ella. Está muy deprimida y ya no sé cómo ayudarla.

-Andrea: Quizás deberías comentárselo a su doctora hoy.

-Lena: Sí. ¿Qué me decías de Sam?

-Andrea: Que creo que me gusta.

-Lena: ¿En serio? Vaya, pues... díselo a ella.

-Andrea: ¿Y si me rechaza?

-Lena: Por cómo te come con la mirada, lo dudo. No pierdes nada por intentarlo.

-Andrea: ¿Sabes qué? Tienes razón. Quedaré con ella esta tarde y se lo diré.

-Lena: Me parece genial. Espero que te diga que sí, hacéis buena pareja.

-Andrea: Gracias. Si Kara no está bien, quizás deberías...

-Lena: No pienso separarme de ella en todo el día. Tengo que irme – dije cerrando mi taquilla.

Cuando llegué a casa, subí directa a mi cuarto. Kara estaba aún en la cama, durmiendo. Me senté en la cama, acariciando su pelo.

-Kara: Humm...

-Lena: Kara, mi amor, despierta...

-Kara: Lena... - dijo abriendo los ojos.

-Lena: Hola... - dije sonriéndola - ¿Cómo estás?

-Kara: Sigo teniendo sueño....

-Lena: Es una pena que dormir no sea un deporte olímpico, porque te estás convirtiendo en dormilona profesional, mi amor. Seguro que ganabas todos los premios – bromeé.

-Kara: Lo siento... Es que estoy muy cansada.

-Lena: No tienes que pedir perdón, Kara. Iré a preparar la comida. Tú ve a ducharte y vístete. O llegaremos tarde a la revisión.

-Kara: Sí... - dijo levantándose con dificultad. La ayudé, sujetándola.

-Lena: ¿Necesitas ayuda con la ducha?

-Kara: No. Puedo sola.

-Lena: ¿Segura? No quiero que te caigas.

-Kara: Estaré bien, tendré cuidado.

-Lena: De acuerdo. Estaré abajo – dije besándola y bajando a la cocina. Estuve todo el tiempo pendiente de Kara, por si la escuchaba llamarme, o escuchaba algún golpe. Cuando Kara bajó, puse dos platos de pasta en la mesa.- Tu favorita...

-Kara: Gracias.

Comimos en silencio. De nuevo pude ver esa mirada de Kara llena de tristeza y dolor. Después de comer recogí todo y salimos hacia la clínica. Al llegar, fuimos directas a la sala de espera. Al llegar allí, vi que alguien esperaba a Kara.

-Lena: Mi amor, mira... - dije señalando para que Kara mirase.

-Kara: ¡Alex! – Gritó, corriendo a abrazar a su hermana - ¿Qué haces aquí?

-Alex: Hola... - dijo correspondiendo a su abrazo con fuerza – Quería verte. Papá no sabe qué días tienes consulta y me encargué de despistar al tipo que puso a seguirme. ¿Cómo estás? – Preguntó, mirándola – Oye, estás... Cómo han crecido... Mis sobrinos están bien alimentados ahí dentro, ¿Eh? – dijo sonriéndola. – Estás preciosa, Kara.

-Kara: ¿Cómo está mamá, Alex?

-Alex: Triste, por no poder verte. Déjame hacerte una foto. Se la enseñaré cuando vaya luego a verla – dijo sacándole una foto a Kara mientras yo las miraba, algo alejada, dejándoles su momento a solas.- Genial. A mamá le va a encantar.

-Kara: ¿Y papá?

-Alex: ¿De verdad te importa? Kara... - dijo cogiendo las manos de Kara y mirándolas en silencio – Espera... ¿qué es esto...? ¿Es un anillo de compromiso?

-Kara: Sí. Lena me ha pedido esta mañana que me case con ella – dijo sonriendo. Al parecer, esa era una de las poca cosas que le hacían sonreír – Y le he dicho que sí.

-Alex: ¡Esa es una gran noticia! Me alegro muchísimo por vosotras. Ven aquí, Lena, deja que te abrace...

Me acerqué, dejando que Alex me diese un abrazo.

-Lena: Hola...

-Alex: ¿Así que quieres casarte con mi hermana?

-Lena: Sí – dije sin dudar.

-Alex: ¿Estáis seguras? Sabéis que eso de casarse sólo porque hay un embarazo ya no se lleva, ¿verdad?

-Lena: No lo hacemos por eso, Alex. Realmente yo quiero pasar el resto de mi vida con Kara.

-Kara: Y yo con Lena – dijo abrazándome.

-Alex: En ese caso, no tengo nada más que decir. Sólo que os aseguréis bien antes de dar ese paso. ¿Vale? No quiero que ninguna de las dos salga herida.

-Lena: Eso no pasará...

En ese momento, la puerta de la consulta se abrió.

-Lucy: Kara, Lena, pasad... Vaya, Alex. Hola...

-Alex: Hola. – dijo sonrojándose.

-Lucy: ¿Quieres entrar con ellas?

-Alex: Si a ellas les parece bien...

-Kara: No hay problema.

Entramos y Lucy empezó a revisar a Kara. Hizo una ecografía para ver si ya podía decirnos qué iban a ser, pero se pusieron de espaldas y no quisieron girarse. Así que nos quedamos con las ganas.

-Lucy: Bien, Kara... - dijo cuando acabó – Aún sigues un poco por debajo del peso, pero es muy poco, así que ya no es tan preocupante. Me alegro de que me hicieras caso.

-Kara: Lena se encarga de cebarme como a un cerdo.

-Lena: Sólo quiero que te alimentes bien, mi amor... Y mira, está todo mejor que hace unas semanas. Eso es buena señal.

-Lucy: Sin duda lo es.

-Alex: ¿Entonces Kara y los bebés están bien?

-Lucy: Está todo perfecto. Volveré a citarte en dos semanas para ver si ya se dejan ver – dijo mirando a Kara.

-Lena: Lucy... Kara últimamente ha estado muy decaída y....

-Kara: Los bebés se han movido esta mañana. Ha sido muy poquito, pero hemos podido sentirlos – dijo, cambiando de tema.

-Alex: ¿Ya se mueven? ¡Yo quiero sentirlos! – Gritó, poniendo su mano sobre el vientre de Kara y esperando – No noto nada.

-Kara: Es que ahora no se están moviendo. Y cuando lo hicieron esta mañana fueron unos movimientos muy suaves, y muy poquito tiempo.

-Lucy: Tranquila Alex, en algún momento podrás sentir a tus sobrinos. Cada vez se irán moviendo más. Lena, ¿qué me estabas diciendo?

-Lena: Decía que Kara...

-Kara: También me duele un poco esta zona de aquí... - dijo señalándola - ¿Es normal?

-Lucy: Sí, tranquila. Esos bebés están creciendo, Kara. Y tu cuerpo empieza a notar ese peso extra. Además por partida doble. No te preocupes.

-Kara: Bien... Gracias.

-Lucy: Lena...

-Lena: ¿Sí?

-Lucy: Querías preguntarme algo.

-Lena: No importa... - dije cuando vi a Kara mirándome. Parecía molesta.- Si todo está bien, deberíamos irnos.

-Lucy: Claro. Aquí tenéis apuntada la siguiente cita y las imágenes de la ecografía de hoy.

-Lena: Gracias. – dije mientras nos levantábamos para irnos.

-Lucy: Alex, ¿tienes un minuto?

-Alex: ¿Yo? Sí, claro...

-Kara: Esperaremos fuera.

Salimos y me quedé mirando a Kara.

-Lena: Kara... ¿Por qué no me has dejado decirle a Lucy cómo te sientes últimamente?

-Kara: Porque me mandará a un psicólogo, Lena. Y no lo necesito.

-Lena: A lo mejor sí, Kara.

-Kara: ¿Cómo dices?

-Lena: Amor, me preocupa que acabes cogiendo una depresión y haciendo alguna tontería.

-Kara: ¿Crees que haría algo que pudiera poner en peligro a los bebés, Lena?

-Lena: No. Pero sí a ti misma.

-Kara: ¿No confías en mí?

-Lena: Si no confiase en ti, no te habría dejado hoy sola en casa. Sólo estoy preocupada. No soporto verte así de mal.

-Kara: Si no soportas verme cuando estoy mal, tal vez lo de casarnos no sea buena idea.

-Lena: No es eso lo que he dicho, Kara. – Dije, intentando ser paciente –Lo que quiero decir es que cuando te veo así me siento impotente porque no sé cómo ayudarte. No sé qué hacer para animarte, para que sonrías. No quieres salir, sólo vas a clase y te mueves por los pasillos como si fueras un zombie. Winn y Sam tampoco saben ya qué hacer para animarte. Piensan que han dicho algo que te ha molestado y estás enfadada con ellos.

-Kara: No estoy enfadada con ellos.

-Lena: Lo sé, ya les he dicho que sólo estás pasando un mal momento. Kara, sólo te pido que hables conmigo. Que me digas cómo te sientes. Que llores si es lo que necesitas. Que grites, que golpees la pared, lo que necesites para sacar fuera todo ese dolor que sé que tienes ahí dentro metido – dije poniendo la mano sobre su corazón – Pero quiero estar a tu lado cuando hagas todo eso. Porque, cuando sueltes todo y caigas de rodillas al suelo, agotada por la rabia, quiero ser yo quien te sujete y te abrace. Quiero ser yo quien te diga que todo va a estar bien y que las cosas van a mejorar. Pero no puedo hacer nada de eso si tú no eres sincera conmigo y no me dejas apoyarte, mi amor.

-Kara: Lena... - dijo mirándome, con lágrimas en los ojos.

-Lena: yo sólo quiero que tú estés bien. – Dije acariciando su rostro – Todo lo demás se puede ir al infierno. Tú... y nuestros bebés... sois lo único que me importa.

Kara me abrazó, aunque no lloró. Me limité a acariciar su espalda, sin decir nada más, hasta que la puerta se abrió y Alex salió.

-Kara: ¿Qué quería Lucy?

-Alex: Pedirme una cita... – dijo sonriendo.

-Kara: ¡¿En serio?! ¡Eso es genial!

-Alex: Bueno... Le he dicho que aceptaría quedar con ella para tomarnos un café e irnos conociendo. Lo de Maggie aún está muy reciente y no estoy lista para empezar de nuevo una relación. Pero Lucy me parece bastante atractiva y creo que podría funcionar. Pero quiero ir despacio.

-Lena: Bien dicho.

-Alex: En fin, debería irme. Cuídate mucho, ¿vale? Intentaré volver a escaparme en dos semanas. Quiero saber qué son esas dos cositas de ahí dentro – dijo abrazando a Kara y luego a mí y alejándose.

-Lena: Vamos a casa. – dije cogiendo su mano.

-Kara: ¿Podemos ir a por unos batidos de chocolate primero?

-Lena: Claro que sí.

KARA

5 de Febrero de 2025

Estaba en la cafetería donde Lena y yo solíamos ir a tomar batidos. Lena estaba en sus clases para sacarse el carnet de conducir y yo la esperaba allí, leyendo un libro sobre bebés. De pronto, noté que alguien se sentaba a mi lado.

-Mike: Interesante lectura...

-Kara: Mike, ¿Qué haces aquí?

-Mike: He venido a buscarte. Quiero que me acompañes.

-Kara: No pienso ir contigo a ninguna parte.

-Mike: Me temo que no estás en condiciones de elegir, Kara – dijo bajando la mirada hacia su mano. Yo hice lo mismo y vi que llevaba una pistola.

-Kara: ¿Ahora llevas pistola?

-Mike: Sólo me la han prestado un ratito. Lo suficiente para convencerte de que me acompañes.

-Kara: Lena está a punto de llegar.

-Mike: Lena aún tardará media hora. Ahora vas a levantarte tranquila y vamos a ir hacia la puerta.

-Kara: ¿Y si no quiero?

-Mike: Despídete de tus monstruitos – dijo, apretando el arma contra mi vientre.

-Kara: No serías capaz.

-Mike: ¿Quieres arriesgarte a averiguarlo, Kara? – dijo serio.

-Kara: No tengo dinero. Si me voy sin pagar...

-Mike: Tranquila, cariño, yo invito – dijo dejando un billete sobre la mesa. – Ahora muévete.

Me levanté, intentando pedir ayuda con la mirada, pero nadie me prestaba atención y Carla, la camarera, estaba de espaldas a mí preparando un batido. Fui a coger el libro que estaba leyendo y la pequeña bandolera que solía llevar con mi teléfono y mi cartera, pero Mike me lo impidió, empujándome.

Salimos del local y nos dirigimos hacia un callejón cercano, donde Mike me hizo subir a la parte trasera de una pequeña limusina que esperaba allí y que me resultaba familiar. Él también subió, sentándose a mi lado y el coche arrancó.

-Jeremiah: Hola Kara...

-Kara: Papá...

-Jeremiah: Deja de llamarme así, haz el favor.

-Kara: ¿Qué quieres? ¿Mamá está bien?

-Jeremiah: Tu madre está perfectamente. Escúchame Kara, voy a darte una oportunidad de poder volver a casa.

-Kara: ¿Hablas en serio?

-Jeremiah: Por supuesto.

-Kara: ¿A cambio de qué?

-Jeremiah: De que dejes a ese engendro con el que sales y te cases con Mike.

-Kara: No.

-Jeremiah: Verás, Kara... Tienes suerte de que el pequeño secretito de tu novia no haya salido del instituto. Por suerte para mí, Snapper no tiene escrúpulos y aceptó publicar la noticia de tu embarazo y que Mike era el padre. Por suerte también para mí, Cat Grant ha vuelto a tomar la dirección de Catco y la relación amorosa de dos adolescentes y sus consecuencias no le interesan, al contrario que a Snapper carr, que no habría dudado en poner en portada que mi hija iba a ser madre junto a una... rarita. Por mucho que yo le pidiera que no lo hiciera, es una noticia demasiado... Jugosa para dejarla pasar. Eso me habría dejado en muy mal lugar, habría hecho un ridículo enorme. Y no quiero que acabe pasando. Así que vas a casarte con Mike.

-Kara: No pienso hacer tal cosa.

-Jeremiah: No vas a quedarte con esos bebés. Y si sigues así, ni siquiera llegarás a tenerlos. ¿Entiendes lo que te digo?

-Kara: Eres un... - dije, llevándome las manos al vientre.

-Jeremiah: No te preocupes, si quieres hijos, estoy seguro de que Mike estará encantado de ayudarte con eso, ¿verdad Mike?

-Mike: Por supuesto.

-Jeremiah: Ahora, sólo quiero saber si haremos esto por las buenas o por las malas.

-Kara: No entiendo cómo mamá pudo casarse contigo.

-Jeremiah: Eso debo agradecérselo a tu abuelo. Él sabía lo que era mejor para su hija. Yo sólo intento hacer lo mismo. Que estés con alguien que de verdad te conviene, Kara.

-Kara: Jamás me casaré contigo – dije mirando a Mike – Me das asco.

-Mike: ¿Asco...? Dime Kara, ¿qué tiene Lena que no tenga yo? Porque, hasta donde sé, los dos tenemos un amiguito ahí abajo que...

-Kara: ¿Quieres saber qué tiene Lena que no tienes tú? Cerebro. Y un par de buenos pechos.

-Mike: ¡Eres una...! – gritó, dándome un bofetón.

-Jeremiah: tranquilo, Mike... No dejes que te provoque. Entonces, Kara... ¿Quieres hacerlo por las malas? Muy bien.... – dijo justo cuando el coche se detenía – Toda tuya Mike, diviértete con ella.

Mike abrió la puerta y me hizo salir, empujándome. Volvió a apuntarme con la pistola.

-Mike: Entra en la casa – dijo señalándola. Levanté la mirada para ver que estábamos en su casa.

-Jeremiah: Mike... Intenta ser cariñoso. Recuerda que está embarazada – dijo riéndose – No la agotes enseguida. Es más divertido si puedes hacerlo poco a poco.

-Mike: Claro... - ¡Vamos, muévete!

Empecé a caminar mientras el coche se alejaba.

Entramos en la casa y Mike me llevó hasta su cuarto.

-Kara: Mike... Por favor.

-Mike: Cállate Kara. Tú nunca has querido escucharme a mí. Ahora yo no quiero escucharte a ti.

-Kara: Mike, deja que me vaya y te juro que no diré nada. ¿Vale? Haremos como que esto no ha pasado y...

-Mike: ¡Que te calles! Quítate la ropa y túmbate en la cama.

-Kara: ¿Qué...?

-Mike: No me hagas repetírtelo, Kara... ¡Hazlo, joder! ¡Estoy harto de tener que suplicarte. Por una puta vez, vas a obedecerme, porque ahora soy yo quien manda! – Gritó, apuntándome con la pistola a la altura del vientre- Hazlo.

-Kara: Vale, pero deja eso, por favor... - dije, mientras empezaba a quitarme la camiseta. Mike me miraba en silencio, sin dejar de apuntarme. Intenté contener las lágrimas, pero fue imposible. Sabía que mi padre era un desalmado, jamás pensé que podría llegar al extremo de permitir que violasen a su propia hija y encima obligarla a casarse con su violador.

-Mike: ¿Te importaría ir un poco más rápido?

-Kara: No puedo ir más rápido.

Cuando terminé de quitarme la ropa y me quedé sólo en ropa interior, me tumbé sobre la cama.

-Mike: Bien... Las manos sobre la cabeza, vamos.

-Kara: ¿Qué...?

-Mike: ¡Te he dicho que no me hagas repetir las cosas, ¿acaso estás sorda?! ¡Las manos, vamos!

Hice lo que Mike me ordenó y cogió una cuerda del armario, atándome las manos. En ese momento vio el anillo que Lena me había regalado.

-Mike: ¡¿Qué es esto?! ¡¿Vas a casarte con ese monstruo?! ¡¿Con ella sí quieres?!

-Kara: Mike, por favor, te lo suplico...- Dije, llorando.

Mike dejó la pistola sobre la mesilla que había junto a la cama y se desabrochó el pantalón, sacando su miembro y colocándose sobre mí.

Cuando Mike estuvo a punto de introducir su miembro en mi interior, me revolví, dándole una patada en la entrepierna lo más fuerte que pude y me levanté de la cama, dirigiéndome hacia las escaleras.

Según bajaba pude escuchar a Lena gritando desde fuera de la casa.

-Kara: ¡LENA! – Grité.- ¡Lena, vete, no entres!

-Lena: ¡¿Kara?! ¡¡KARA!!

-Mike: ¡Ven aquí!- gritó, corriendo detrás de mí, con la pistola en la mano. Me apuntó y disparó, fallando. Pero me asusté tanto que tropecé y bajé rodando los últimos tres escalones, golpeándome la cabeza contra el final de la barandilla.

-Lena: ¡¿Eso ha sido un disparo?! ¡¡KARA!! – Gritó, intentando echar la puerta abajo.

-Kara: Lena... Amor... No entres... - susurré, mirando hacia la puerta aterrada –Vete... Vete...- En ese momento la puerta se abrió y vi a Lena entrar junto con Andrea – Lena... - dije, antes de perder el conocimiento.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro