2-MIEDOS
Os dejo con el segundo capítulo. Como siempre, espero estrellitas, comentarios (mira que os cuesta escribir, eh? jajajajaja ) y demás.
Y bueno, imaginaros a Kara y Lena en las fotos con 18 y 19 años.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
"Es la segunda vez que me rechazas hoy cuando intento tocarte, ¿qué te pasa?"
KARA
5 de Octubre de 2024
La cena había empezado hacía diez minutos. Miré mi reloj y luego hacia la puerta, esperando que Alex llegase.
-Eliza: ¿Qué tal la comida con Alex y Maggie, cielo? – preguntó.
-Kara: Bien.
-Mike: ¿Comiste con tu hermana y su novia? Podría haberte acompañado si me lo hubieras dicho. Debió ser incómodo que ellas estuvieran allí como pareja y tú sola.
-Kara: Era una comida de chicas. Además, el que se habría sentido incómodo habrías sido tú. Hablamos de sexo lésbico y orgasmos femeninos – solté, viendo cómo mi padre casi se atraganta con la sopa.
-Jeremiah: Kara...
-Kara: También hablamos de juguetes. Ya sabes: Consoladores, vibradores...
-Jeremiah: ¡Kara!
Sonreí al ver cómo mi madre se tapaba con la servilleta para disimular su risa
-Mike: Una conversación interesante – dijo, intentando parecer educado. Aunque pude ver un gesto de asco en su rostro.
-Kara: Sí... Le pedí consejo a mi hermana sobre tamaños y demás.
-Mike: ¿Cómo?
-Kara: Bueno, no me interesan los chicos, como ya sabes. Y menos después de ver la lista de tamaños de los chicos del instituto hecha por las animadoras. Creo que tú estabas entre los primeros – Mike sonrió – De los que la tienen más pequeña.
-Jeremiah: ¡Kara, por favor!
En ese momento llamaron al timbre y mi madre fue a abrir. Apareció poco después, seguida de Alex, que traía un paquete en la mano.
-Alex: Siento el retraso – dijo mirándome- Me entretuve solucionando algo con Maggie. Kara, se me olvidó darte tu regalo. Toma.
-Kara: ¿Es el succionador de clítoris que te pedí? – pregunté, haciendo un gesto a mi hermana para que me siguiera el juego, mientras mi madre le servía un poco de sopa.
-Alex: ¿El...? No, eso estaba... Estaba agotado. Solo es un... detalle. – dijo abriéndome la caja. La abrí y sonreí.
-Kara: ¡Entradas para el musical de Grease del próximo sábado!
-Alex: Pensé que te gustaría ir con... Sam o con Winn. O con los dos.
-Kara: ¡Gracias! – grité abrazándola.
-Jeremiah: En fin, Mike, ¿Ya has decidido a qué universidad irás?
-Mike: Aún no. Estoy esperando a que Kara se decida.
-Kara: ¿Perdón?
-Mike: Tu padre me dijo que estudiarías arquitectura. Pero no en qué universidad. Arquitectura es una de mis posibles opciones, junto con dirección de empresas o derecho.
-Kara: No voy a estudiar arquitectura.
-Jeremiah: ¿Cómo que no?
-Kara: No.
-Jeremiah: No pienso pagarte unos estudios de veterinaria, Kara. Vas a perder ¿Cuántos, cuatro, cinco años, para luego no encontrar trabajo? Estudiarás arquitectura. Incluso he hablado con uno de mis clientes y dice que estaría encantado de que hicieras las prácticas con él cuando...
-Kara: No voy a estudiar arquitectura. Y no te preocupes, si no quieres pagarme la universidad, no pasa nada. Tengo algunos ahorros y no tendría ningún problema en buscarme un trabajo a media jornada para pagarme los estudios.
-Jeremiah: ¿Dónde, en una cafetería de mala muerte? ¿Cuidando a los hijos de otros? ¿Limpiando casas? No pienso permitir que mi hija se dedique a algo tan...
-Kara: ¿Digno? Son trabajos dignos, papá. Y no me importa cuidar a los hijos de otros, o servir cafés, o limpiar baños.
-Mike: Tu padre tiene razón, Kara. Para eso tenéis asistentas, para que tú y tu madre no tengáis que hacer ese tipo de cosas tan...
-Kara: ¿Tan qué, Mike?
-Alex: Yo hago todo eso. No tengo asistentas. Me hago mi café, me limpio el baño y toda la casa y sí, a veces cuido una niña. A Kara. Y no te he visto quejarte por ello, papá.
-Jeremiah: Es diferente.
-Alex: ¿Por qué? ¿Porque lo hago para mí y no para otros? Kara ya es mayor de edad, papá. Puede tomar sus propias decisiones.
-Jeremiah: No mientras siga siendo mi hija y viviendo en esta casa. – Dijo mirando a Mike – Si te decides por derecho, podrías ir a la universidad de Metrópolis. Es una de las mejores y conozco gente que podría aprobar tu entrada de manera inmediata.
-Mike: Bueno, eso estaría bien.
-Kara: Tú jamás podrías estudiar derecho.
-Mike: ¿Por qué?
-Kara: Viendo que no eres capaz de sentarte en condiciones y que andas medio torcido en esa silla, no, no podrías estudiar derecho.
Alex soltó una carcajada, escupiendo el agua que estaba bebiendo de nuevo en el vaso y mi madre se tapó la boca con la mano mientras Mike y mi padre se miraban.
Mi madre y Alex trataron de cambiar de tema y el resto de la cena fue algo más tranquilo, después del postre, mi padre nos miró.
-Jeremiah: ¿Por qué no vais a dar un paseo para bajar la cena antes de ir a dormir?
-Mike: Es una buena idea. ¿Qué me dices Kara?
-Kara: Que no. Como ya dije al llegar a casa, no me encuentro bien. Sólo quiero irme a la cama, sola, y dormir. Mañana tengo un montón de deberes que hacer y no me gustaría ponerme peor por salir a dar un paseo nocturno.
-Eliza: ¿Te encuentras mal, cielo? – preguntó, tocando mi frente.
-Kara: Me duele un poco la cabeza. La verdad es que es bastante molesto.
-Jeremiah: ¿No tendrás resaca? ¿Bebiste con Sam?
-Kara: No, no bebí con Sam.
-Jeremiah: ¿Le has dado alcohol a tu hermana en la comida, Alex?
-Alex: No. Y si lo hubiera hecho, ¿cuál es el problema? Kara ya puede tomarse una cerveza o un vaso de vino si le apetece. Ya no es una niña.
-Jeremiah: Entonces eso es porque no te da suficiente el aire. Sal a pasear con Mike.
-Kara: ¡¿Qué parte de no quiero salir no entiendes, papá?! – grité, harta ya de la situación.
-Eliza: Debería irse a dormir – dijo – Está algo caliente. Podría ponerse peor si sale, Jeremiah. Lo siento Mike, tendréis que dejar eso para otro día.
-Alex: Si supiera por quién estás tan caliente... - susurró Alex en mi oído.
-Kara: Alex... - susurré, riéndome. – Gracias mamá. Lo siento Mike, ha sido una cena... divertida.
-Mike: Espera, déjame darte tu regalo.
-Kara: ¿No eran esas margaritas cutres del parque?
-Mike: No las cogí en el parque. Y no, no eran las flores. Toma – dijo sacando una pequeña caja. La abrí y vi una pulsera con mi inicial.
-Kara: Es muy bonita, gracias – dije- Pero no creo que me la ponga. Parece muy cara y tiendo a ser bastante torpe. Me daría mucha pena perderla – Ironicé.
-Mike: Bueno, puedes usarla en ocasiones especiales. Que la aceptes ya es un triunfo. Así que... Bueno, debería irme – dijo acercándose a besarme en la mejilla, pero me aparté rápidamente y él me miró. Pude ver furia en sus ojos – Mejórate. Espero que estés mejor para ir a clase el lunes.
-Kara: Adiós, Mike – dije.
Vi cómo mi padre le acompañaba hasta la puerta y escuché que hablaban algo, pero no llegué a entenderles. Luego mi padre se acercó a mí, furioso, dándome un bofetón.
-Eliza: ¡Jeremiah!
-Jeremiah: ¡¿A qué ha venido ese comportamiento, Kara?!
-Kara: A que te he dicho mil veces que no soporto a Mike. – dije, acariciando mi mejilla.
-Jeremiah: Eso es porque no te quieres molestar en conocerle. Vas a darle una oportunidad a ese chico o...
-Kara: ¿O qué, vas a darme otra bofetada, unos azotes, quizás...? ¿O me castigarás sin salir y sin ver televisión como cuando tenía ocho años? Ya no soy una niña. No me gusta Mike, no me gustan los chicos. Y no me gustas tú – dije dirigiéndome hacia mi habitación.
-Alex: ¡Kara!
Llegué a mi cuarto y Alex entró detrás de mí, cerrando la puerta.
-Kara: Le odio...
-Alex: Ven aquí... - dijo abrazándome. Luego miró mi mejilla - ¿estás bien?
-Kara: Sí.
-Alex: Menudo día llevas.
-Kara: Sí. Menos mal que mi cumpleaños fue ayer y fue un día maravilloso, porque... ¡Hoy ha sido un día de mierda para celebrar un cumpleaños! – grité, con intención de que mi padre me oyera.
-Alex: Siento haber llegado tarde. Estuve... discutiendo con Maggie.
-Kara: ¿Por mi culpa?
-Alex: No. Por la suya. No te preocupes. A veces Maggie es así de bocazas. Perdónala.
-Kara: No pasa nada. Me sentí peor por Lena.
-Alex: ¿Quieres que me quede un rato?
-Kara: No. Realmente me duele la cabeza y quiero acostarme. Pero gracias.
-Alex: Entonces descansa. – dijo besando mi frente- Te quiero.
-Kara: Y yo a ti.
Cuando Alex se fue, me puse el pijama y me metí en la cama. Puse la alarma para el día siguiente y cogí el libro que tenía sobre la mesilla. Entonces recordé que debía escribir a Lena. Volví a dejar el libro y cogí mi teléfono, cuando llamaron a la puerta y entró mi madre, con un vaso de leche y una pastilla.
-Eliza: Alex dice que te sigue doliendo la cabeza. Tómate esto.
-Kara: Gracias...
-Eliza: Kara, tu padre...
-Kara: No le defiendas, mamá. Ya sé cómo es.
-Eliza: Lo siento, cielo.
-Kara: No es culpa tuya. No eres tú quien debe disculparse. Gracias por ayudarme ahí abajo.
-Eliza: Tranquila. Sé que ya no podías aguantarlo más. ¿Estás bien?
-Kara: Sí. Sólo es la cabeza, de verdad. Mike y papá hacen que pierda los nervios.
-Eliza: Intenta dormir un poco. – dijo, cogiendo le vaso ya vacío.
-Kara: Gracias mamá. Buenas noches.
-Eliza: Buenas noches – dijo besando mi frente y mirando el móvil a mi lado – Dale las buenas noches a Lena de mi parte – dio sonriéndome y saliendo.
Suspiré y le mandé un mensaje a Lena.
"Kara:
Buenas noches, amor"
Lena respondió casi de inmediato.
"L.L:
¿Cómo ha ido? ¿Ha sido muy duro?"
Suspiré. ¿Le contaba todo? No quería que se preocupase.
"Kara:
No sabes cuánto. Ojalá pudiera llamarte. No sabes cuánto necesito oír tu voz ahora mismo"
"L.L:
¿Estás bien?"
"Kara:
Sobreviviré a esta noche."
"L.L:
¿Quieres hablar?"
"Kara:
La verdad es que me duele un poco la cabeza. ¿Te importa si hablamos mañana?"
"L.L:
Claro. Descansa. Háblame mañana. Te amo"
"Kara:
Te amo.
PD: Mi madre te desea buenas noches".
"L.L:
Buenas noches también para ella"
Dejé el teléfono sobre la mesilla y abrí uno de los cajones, sacando un sobre que tenía pegado debajo. Del sobre saqué una foto mía con Lena, el año pasado en mi cumpleaños. La miré durante algunos segundos y luego la guardé de nuevo, acomodándome en la cama. Cerré los ojos y traté de pensar en Lena, durmiéndome enseguida.
LENA
6 de Octubre de 2024
Miré el despertador. Eran las seis de la mañana. Apenas había podido dormir. Estaba preocupada por Kara. ¿Qué quiso decir con eso de "hay tantas cosas que no sabes"? Kara y yo solíamos contarnos todo. ¿Qué podría ser tan grave para que Kara no me lo hubiera contado? Sabía que su padre quería que Kara saliera con algún chico a toda costa. A ser preferible, con Mike Matthews. ¿Acaso...? No, su padre no sería capaz de algo así, ¿verdad? O sí...
Intenté leer un rato, pero era imposible, no dejaba de pensar en Kara. A las ocho escuché a mi madre bajar a la cocina y bajé detrás.
-Lena: Buenos días – dije sentándome en una silla de la cocina.
-Lillian: Lena... Es domingo, has madrugado mucho. ¿Ocurre algo?
-Lena: No he podido dormir. Me preocupa Kara.
-Lillian: ¿Kara? ¿Os habéis peleado? – preguntó, acercándose.
-Lena: No. Es que... Ayer me dijo algo que... Me dejó preocupada.
-Lillian: ¿Qué te dijo?
-Lena: Me dijo que hay muchas cosas que no sé.
-Lillian: ¿De ella? – asentí – Bueno cariño, seguro que también hay muchas cosas que Kara aún no sabe de ti.
-Lena: No, no es eso. Es... La forma en la que lo dijo. Me preocupa que su padre haya intentado hacerle daño, o...
-Lillian: ¿Su padre?
-Lena: Bueno, no su padre. Alguien él. Él quiere que Kara salga con chicos, que tenga un novio. Y...
-Lillian: Lena, cariño... ¿crees que el padre de Kara ha podido enviar a alguien para forzar a Kara?
-Lena: No lo sé, es que...
-Lillian: Dime una cosa. Cuando estuviste con ella estos días... ¿no dejó que la tocaras?
-Lena: Sí, me dejó tocarla. Bueno, dejó que hiciera algo más que eso, ya me entiendes, pero...
-Lillian: Entonces no creo que sea lo que estás pensando. Si hubiesen intentado violar a Kara, lo más probable es que ella no te dejase tocarla. Y mucho menos habríais hecho lo que sé que habéis hecho en casa de Lex.
-Lena: Mamá... - dije sonrojándome.
-Lillian: Escucha, Lena – dijo cogiendo mis manos – Os he visto a Kara y a ti juntas muchas veces. Y estoy segura de que Kara, te contará lo que sea cuando esté preparada para hacerlo. ¿de acuerdo? Tú sólo demuéstrale que estarás a su lado y que puede confiar en ti. Y cuando ella se sienta preparada para hablar de lo que sea, contigo, lo hará.
-Lena: ¿Tú crees?
-Lillian: Por supuesto. Lena, no he visto a dos personas que se miren con tanto amor como os miráis Kara y tú. Y mira que veo parejas enamoradas mirándose a diario. Algunas "supuestamente" otras, realmente. Pero como vosotras, ninguna. Creo que sois de esas pocas personas que tienen la suerte de enamorarse una sola vez, de una sola persona, en toda su vida. Y que ese amor dure para siempre. Y eso Lena, es difícil de encontrar y de ver. Pero yo lo veo en vosotras.
-Lena: Entonces... ¿Crees que es mejor que no le diga nada y espere un poco a ver si ella me lo cuenta cuando esté lista?
-Lillian: Creo que sería lo mejor. Eso demuestra que confías en ella y que le das su espacio y su tiempo para asimilar las cosas.
-Lena: ¿Y cuánto tiempo debo esperar?
-Lillian: Espero que no mucho, cielo – dijo acariciando mi pelo. - ¿Por qué no desayunas algo y luego intentas dormir un poco? No querrás ir a clase mañana como un oso panda.
-Lena: Tengo que hacer deberes.
-Lillian: Pues hazlos y luego te acuestas. O al revés.
KARA
7 de Octubre de 2024
Entraba al instituto con Sam, hablando, cuando escuché que nos llamaban.
-Voz: ¡Kara! ¡Sam!
Nos giramos y vimos a Winn, mi mejor amigo corriendo hacia nosotras.
-Kara: Hola Winn.
-Winn: Hola. Siento haberme perdido tu cumpleaños, pero es que pasé unos días horribles. Espero que no pilléis ese dichoso virus estomacal, os deja para el arrastre.
-Sam: Seguro que Barry fue un enfermero cariñoso y atento. No te quejes tanto.
-Winn: Barry fue lo mejor de estos días, sí.
Sonreí. Winn Schott era hijo del dueño de una de las mayores aerolíneas del país. Winn quería estudiar ingeniería aeronáutica, y ser piloto. Salía desde hacía dos años con Barry Allen, el hijo del socio de su padre.
-Kara: Bueno, algo bueno tenía que tener estar enfermo- dije sonriéndole. En ese momento, vi que Lena y Andrea se acercaban por el pasillo. Me quedé mirando a Lena, embobada. Estaba tan preciosa como siempre, pero parecía preocupada por algo, sonreía menos de lo habitual. Cuando pasó por mi lado, golpeó su hombro contra el mío y se detuvo, mirándome.
-Lena: Aparta de mi camino, piojo – dijo.
-Kara: Que te den, cucaracha...
Lena me empujó contra las taquillas, haciendo que mis libros se cayeran al suelo.
-Lena: Repite eso... Piojo.
-Kara: Cucaracha... - dije, mirándola a los ojos.
-Lena: Cuidado... - dijo acariciando mi mejilla – Tienes una cara demasiado bonita como para que te tropieces y la estropees. La próxima vez, apártate, Danvers – dijo. Noté cómo metía algo en el bolsillo de mi pantalón con cuidado de que no la vieran – Vamos Andrea, no quiero llenarme de piojos.
Sonreí, mirando cómo se alejaban. Winn y Sam se acercaron, entregándome mis libros.
-Winn: No lo entiendo. Luthor te trata fatal, y tú sonríes como una idiota.
-Kara: ¿Qué...? No, es que...
-Winn: ¿Acaso te gusta Luthor, Kara?
-Kara: ¿Qué? No digas tonterías, Winn. Luthor es peor que un grano en el culo.
-Winn: Bueno, cuéntame, ¿qué tal tu fin de semana de cumpleaños?
-Kara: Bueno, pues la verdad es que no muy bien.
-Winn: ¿Qué pasó?
-Kara: Pues...
-Mike: ¡Kara! – gritó, acercándose a mí, furioso. Me tiró los libros al suelo y me cogió de las muñecas, pegándome a la pared. Luego se acercó a mi oído, susurrando – Vuelve a tratarme como lo hiciste el sábado y no respondo, ¿me oyes? No voy a permitir que me dejes en ridículo de esa manera.
-Kara: Suéltame.
-Mike: ¿Y si no quiero?
-Winn: Eh, Matthews, te ha dicho que la sueltes.
-Mike: Aparta...- dijo empujándole y volviendo a mí – Acabarás siendo mía, Danvers.
-Kara: Ni en sueños.
-Mike: ¿No? Ya lo veremos. Voy a ayudarte a quitarte esa tontería de que no te gustan los chicos. Ya lo verás.
-Kara: ¿Y cómo piensas hacer eso si tienes las bolas rotas?
-Mike: yo no tengo las... - dijo. Y en ese momento, le di una buena patada en sus partes.
-Kara: Ahora sí las tienes. No vuelvas a tocarme, ¿me oyes?
-Winn: Kara... ¿Estás bien?
-Kara: Sí... - dije cogiendo de nuevo mis libros y dirigiéndome a clase. Una vez allí, fui a mi sitio, al final de la clase y saqué el papel que Lena había dejado en mi bolsillo.
Sonreí, al ver que Lena había dejado marcado un beso con su pintalabios y debajo había escrito algo.
"Reúnete conmigo en el baño a mitad de la segunda clase."
Me guardé el papel y a mitad de la segunda clase, pedí permiso para ir al baño. Cuando entré, estaba vació. Pero en ese momento la puerta se abrió y Lena entró, tirando de mí y metiéndome dentro de uno de los baños, cerrando y besándome con fuerza.
-Lena: Tenía muchas ganas de verte.- susurró.
-Kara: ¿Estás bien? – pregunté, en el mismo tono, mirándola.
-Lena: Sí. Perfectamente. ¿Podemos vernos esta tarde?
-Kara: Puedo intentarlo – dije mientras me besaba de nuevo.
-Lena: No sabes cómo echo de menos tenerte así. Hablar contigo por mensajes no es lo mismo. Necesito verte, escucharte, tocarte...
-Kara: Yo también amor. ¿Dónde quieres que nos veamos?
-Lena: ¿En el cine? Ve con Sam, yo se lo diré a Andrea.
-Kara: ¿Alguna película en concreto?
-Lena: Da lo mismo. No vamos a verla... - dijo besándome de nuevo y apartándose – Deberíamos volver a clase. ¿Nos vemos a las siete?
-Kara: Vale.
-Lena: Hasta luego... Piojo.
-Kara: Adiós... Cucaracha – dije riéndome.
Lena salió primero. Yo esperé unos segundos y volví a clase. Sam me miró, riéndose y me hizo un gesto con la mano para que me limpiase. Al parecer Lena me había dejado marcado su pintalabios. Esperaba que nadie más lo hubiera visto.
24 de Octubre de 2024
Estas dos semanas se me habían hecho muy largas. Mi padre se enteró de lo que le había hecho a Mike en el instituto. Y entre eso, y lo ocurrido durante la cena de mi cumpleaños, me obligó a ir cada día directamente a casa desde el instituto. Ni siquiera me permitió ir al musical para el que mi hermana me regaló entradas. Sólo podía ver a Lena por los pasillos del instituto y cinco minutos en los baños a escondidas.
Pero hoy sería diferente. Era el cumpleaños de Lena, mi padre había tenido que salir de viaje y no volvería hasta el lunes, así que tenía libre para pasar este día y todo el fin de semana con Lena. Siempre que tuviéramos cuidado.
Estaba esperando a Lena en el baño, cuando escuché la puerta abrirse.
-Lena: ¿Kara?
-Kara: Aquí... - dije abriendo la puerta del baño donde estaba escondida, sonriéndola. Lena entró y cerró la puerta, besándome.
-Lena: Hola, mi amor.
-Kara: Hola. Felicidades... - dije besándola de nuevo, con fuerza- Tengo un regalo para ti.
-Lena: ¿Ah sí? ¿Aquí, ahora? – dijo metiendo la mano por debajo de mi camiseta.
-Kara: No es ese tipo de regalo... -dije riéndome.
-Lena: Oh... ¿Entonces?
-Kara: ¿Comemos juntas después de clase? Mi padre está de viaje y no vuelve hasta el lunes. Tenemos vía libre. Podemos pasar toda la tarde juntas. Incluso el fin de semana.
-Lena: Eso suena bien. ¿Le pido la casa de la playa a Lex?
Me aparté, mirándola.
-Kara: No.
-Lena: ¿No? – Me miró a los ojos, confusa – Mi amor, ¿estás bien?
-Kara: Sí. Es que... Había planeado una tarde romántica. Comer juntas, ir a la feria... Dar un paseo por la playa de noche.
-Lena: Eso suena bien.
-Kara: ¿Entonces comerás conmigo?
-Lena: Bueno, prefiero comerte a ti – dijo mordiendo mi cuello, juguetona.
-Kara: Amor... - dije apartándola con cuidado y acariciando su mejilla.
-Lena: Sí, comeré contigo, ¿dónde?
-Kara: ¿Italiano?
-Lena: Perfecto.
-Kara: Nos vemos allí entonces. – Dije besándola – Tengo que volver a clase. Y tú también. Salí yo primero y sonreí al ver a Lena morderse el labio mientras miraba mi trasero.
Después de clase, tras despedirme de Winn y Sam, me dirigí al italiano donde había quedado con Lena. Lo bueno de pertenecer a una familia rica, era que podía reservar una parte del restaurante para estar a solas con Lena. Además, al ser un día de diario, la planta de arriba solía estar vacía.
LENA
24 de Octubre de 2024
Le pedí a Andrea que me acercase al restaurante donde había quedado con Kara. Cuando llegué, la vi en la puerta, esperando. Parecía nerviosa, algo poco normal en ella. Por mucho que discutiera con su padre, o con Mike, o con quien fuera, Kara siempre se mostraba tranquila y calmada. La observé durante unos segundos más, viendo cómo parecía buscar algo en su mochila. La noté algo más nerviosa después de eso.
-Andrea: ¿Todo bien?
-Lena: No lo sé. Kara parece nerviosa.
-Andrea: Será por tu regalo. Y si como me has dicho, su padre no está y tenéis la oportunidad de veros durante todo el fin de semana, es normal que está algo nerviosa. Apenas podéis veros unas horas un viernes o un sábado, aparte de lo que os veis por los pasillos y vuestros encuentros secretos en el baño. En todo un año que lleváis saliendo, va a ser el primer fin de semana que podáis veros todos los días.
-Lena: Sí, tal vez sea eso.
-Andrea: Anda, ve antes de que se ponga más nerviosa y disfruta.
-Lena: ¿Seguro que no te importa que no hagamos nada juntas el fin de semana?
-Andrea: Lena, serías estúpida si prefirieras pasar tiempo conmigo a pasarlo con Kara en esta ocasión. Nosotras ya pasamos demasiado tiempo juntas. Hasta se me están pegando tus manías. Así que vamos, sal de mi coche y vete con ella. Ya.
Salí del coche, cogí mi mochila y me acerqué a Kara. Al verme, ella me sonrió. Le devolví la sonrisa mientras me derretía por dentro. Me encantaba verla sonreír y ver la forma en que sus ojos brillaban cuando me veía.
-Kara: Amor... - dijo besándome – Pensé que te había pasado algo.
-Lena: Lo siento, me entretuve un rato con Andrea.
-Kara: Venga, vamos dentro. Tenemos la planta de arriba sólo para nosotras. – dijo cogiendo mi mano y tirando de mí, ilusionada.
Subimos y nos sentamos a la mesa. Un camarero nos trajo las cartas y tras decidirnos, pedimos. Cuando el camarero se fue, Kara apoyó su cabeza sobre su mano, mirándome en silencio.
-Lena: ¿Qué?
-Kara: Nada. Me gusta mirarte.
-Lena: ¿Y te gusta lo que ves cuando me miras?
-Kara: Mucho.
-Lena: Bien... Porque puedo enseñarte más si quieres.
-Kara: Lena... - dijo sonrojándose.
-Lena: ¿Ahora te da vergüenza? – dije, cogiendo su mano.
-Kara: No, es que...
-Lena: Mi amor, has reservado toda la planta para nosotras, nadie puede vernos.
-Kara: Lo sé, pero... No hemos pedido nada de beber– dijo, cogiendo la carta de bebidas - ¿Qué te apetece?
La miré, algo confusa.
-Lena: No sé. ¿Vino? ¿Champán? ¿Qué quieres tú?
-Kara: Agua.
-Lena: ¿Agua?
-Kara: Sí, es que no quiero emborracharme a las tres de la tarde, Lena, es muy pronto para eso.
-Lena: Vale, eso lo entiendo. ¿Pero ni siquiera un refresco? ¿Sólo agua? ¿Brindaremos con agua?
-Kara: Tienes razón... - dijo sonriéndome – creo que pediré un refresco sin gas.
-Lena: Entonces yo pediré lo mismo – dije.
-Kara: Antes de que se me olvide... - dijo sacando una pequeña caja de su mochila – Tu regalo.
-Lena: Kara, no tenías que comprarme nada. Sé que tu padre no te da mucho dinero, y que seguramente hayas usado tus ahorros para esta comida y pasar la tarde en la feria. No es...
-Kara: ¿Quieres abrirlo?
-Lena: Está bien... - dije abriendo la cajita y sacando un llavero con forma de salvavidas. - ¿Un flotador?
-Kara: Sí. Bueno... Puede que para ti no tenga sentido, pero... Tú no lo sabes Lena, pero hace poco más de un año, me salvaste la vida. Literalmente.
-Lena: ¿Qué...?
-Kara: Yo... - dijo, suspirando – El día que me encontraste en el muelle...
-Lena: ¿El día que te pedí que fueras mi novia?
-Kara: Sí, el mismo. Ese día... Llevaba varios frascos de pastillas y una botella de alcohol en mi mochila. Mi idea era tomarme todas las pastillas, tomarme toda la botella y... saltar al agua.
-Lena: ¿Qué...? – dije, notando mi corazón latir rápidamente – Kara... ¿Por qué?
-Kara: Porque ya no podía más. La situación con mi padre era... y lo sigue siendo... Insoportable. Sólo quería desaparecer. Mi hermana ya va a la universidad y pensé que... Si yo desaparecía, mi madre ya no tendría ninguna excusa para seguir al lado de mi padre. Podría dejarlo, él ya no podría usarme como excusa contra ella y...
-Lena: Kara... Mi amor... - dije cogiendo sus manos, que temblaban – Creo que sé la respuesta, pero... ¿qué te hizo cambiar de idea?
-Kara: Tú. Apareciste de pronto, y me pediste que fuera tu novia. Eres mi salvavidas, Lena. Me salvaste la vida ese día. Y lo haces cada vez que me miras, cada vez que me sonríes. Tú eres la única razón por la que sigo levantándome cada mañana.
-Lena: Kara... ¿Por qué no me has contado esto antes?
-Kara: Porque no quería preocuparte. O decepcionarte. No quería que pensaras que era... Débil por haber pensado en...
-Lena: Mi amor... Yo jamás pensaría algo así de ti.
-Kara: Ahora estoy bien. – dijo sonriéndome, con lágrimas en los ojos – Sabiendo que estás conmigo, me siento más segura, más fuerte. Desde que estoy contigo, he sido capaz de enfrentar a mi padre en varias ocasiones. Algo que nunca hice.
-Lena: Kara... - dije levantándome y agachándome frente a ella para abrazarla.
-Kara: Sé que ese llavero no es gran cosa, que mereces mucho más. Y prometo que el próximo año, tu regalo será mucho mejor.
-Lena: Kara, ahora que sé lo que significa este llavero... – dije cogiéndolo y apretándolo en mi mano – Es el mejor regalo que me han hecho.
-Kara: ¿Entonces te gusta?
-Lena: Claro que sí... -dije besándola.
Pasamos el resto de la comida hablando y riéndonos. Kara me contaba algunas de las bromas que solía gastarle a su hermana cuando era niña. O algunas de las trastadas que hacía con Sam y Winn. Me encantaba escucharla reír.
Después de la comida, que Kara pagó, fuimos a dar un paseo cogidas de la mano, caminando hasta la feria, donde Kara ganó un par de peluches para mí. Uno pequeño de un unicornio, y otro más grande de un perrito. Kara pidió una bolsa para poder llevarlos más cómodamente y nos dirigimos hacia la noria. A mitad de camino, metí a Kara en un pequeño hueco que había entre las casetas de las atracciones y donde nadie podía vernos. Dejé la bolsa y mi mochila en el suelo y la pegué a la pared, besándola y metiendo mi mano por debajo de su camiseta, acariciando sus pechos. Kara se apartó, mirándome.
-Lena: Kara... ¿Estás bien?
-Kara: Sí, yo... - dijo colocándose la ropa.
-Lena: Es la segunda vez que me rechazas hoy cuando intento tocarte, ¿qué te pasa?
-Kara: Nada. Venga, vamos a la noria.
-Lena: No. – dije mirándola – Hoy estás muy rara. ¿Qué te pasa? Pensé que era por lo que me contaste durante la comida. Pero sigues comportándote de forma extraña.
-Kara: No pasa nada.
-Lena: Kara, no me mientas. Por favor, mi amor, sabes que puedes contarme lo que sea, confía en mí. ¿Es por tu padre, te ha hecho algo?
-Kara: No. No me ha hecho nada, pero...
-Lena: ¿Pero?
-Kara: Puede que me lo haga.
-Lena: ¿Hacerte qué? ¿Por qué?
-Kara: Lena, yo... -dijo empezando a temblar.
-Lena: Kara.... Eh... ¿Qué pasa?
-Kara: Tengo un retraso, Lena.
-Lena: ¿Qué...?
-Kara: Debí haber tenido mi periodo tres días después de mi cumpleaños, pero...
-Lena: Bueno, sólo han pasado un par de semanas. Mi amor, la situación con tu padre te tiene nerviosa y con mucho estrés, a lo mejor...
-Kara: No. Lena, llevo así demasiados años, con este estrés, y nunca me había pasado esto. Y en mi cumpleaños, no usamos protección, ¿recuerdas?
-Lena: Sí, pero me salí rápido antes de...
-Kara: A lo mejor no lo bastante rápido... - dijo, agachando la cabeza.
-Lena: Kara...
-Kara: Yo... - dijo agachándose y abriendo su mochila, sacando una bolsa de la farmacia – compré esto esta mañana antes de ir a clase – dijo sacando una caja de la bolsa.
-Lena: ¿Un test de embarazo?
-Kara: Me da mucho miedo hacerlo, Lena.
Kara temblaba cada vez más. La abracé, acariciando su pelo, tratando de calmarla.
-Lena: Mírame... – dije poco después, haciendo que me mirase. – Vamos a mi casa. Lo haremos allí.
-Kara: Pero tu madre...
-Lena: Hoy llegará algo más tarde, estaremos solas. Vamos. – dije guardando el test en mi mochila.
Cogimos nuestras cosas y llamé a un taxi. Esperamos en la parada y cuando llegó, nos montamos. Kara se apoyó en mí y yo iba acariciando su hombro, tratando de calmarla. Cuando llegamos a casa, fuimos directas a mi cuarto. Dejamos las mochilas a un lado y dejé la bolsa con los peluches sobre la cama. Kara me miró en silencio. Me acerqué a mi mochila y saqué el test de embarazo, dándoselo a Kara.
-Kara: No. – dijo apartándose.
-Lena: Amor, vamos... Cuanto antes lo hagas, antes saldremos de dudas. Si es una falsa alarma entonces...
-Kara: ¿Y si no lo es, Lena? ¿Y si estoy...?
-Lena: Entonces ya tendremos tiempo de entrar en pánico y pensar qué vamos a hacer. Vamos...
Kara abrió la caja y se sentó en la cama, leyendo las instrucciones con manos temblorosas. Yo estaba a su lado, abrazándola.
-Kara: Parece fácil.
-Lena: ¿Quieres que... entre contigo o...?
-Kara: No. – dijo, mirando hacia la puerta del baño de mi habitación – Voy a...
-Lena: Estoy aquí, Kara – dije cogiendo su mano cuando se levantó – Pase lo que pase.
Vi a Kara entrar en el baño y cerrar la puerta. En ese momento, me levanté y empecé a dar vueltas por la habitación, pensando en cómo podía haber sido tan estúpida. Joder, mi madre era ginecóloga, me había dado consejos sobre sexo desde que tenía casi cinco años. Se suponía que teníamos condones, teníamos los medios para evitar que esto pasara. Pero nos pudieron las ganas. Es lo que pasa cuando dos personas no tienen el tiempo suficiente para disfrutar una de la otra y, cuando lo tienen, les pueden las ganas. Suspiré y me acerqué a la puerta, llamando.
-Lena: Kara... ¿Va todo bien, mi amor, quieres que entre? – pregunté, pero no obtuve respuesta. Unos minutos después, o en lo que a mí me pareció una eternidad, la puerta se abrió. Miré a Kara, intentando descifrar su rostro. - ¿Y bien?
-Kara: No me atrevo a mirarlo.
-Lena: Vale, ya lo hago yo – dije entrando al baño y cogiendo la prueba de encima del lavabo. Miré a Kara, que temblaba de nuevo, y luego la prueba.
-Kara: ¿Y...?
-Lena: Mi amor...
-Kara: ¿Qué...?
-Lena: Vamos a tener que hablar con mi madre – dije mostrándosela- Es positiva.
-Kara: ¡¿Qué?! ¡No! ¡Lena, no! – gritó, cada vez más nerviosa, empezando a moverse sin sentido por el cuarto – Mi padre me va a matar... Lena, ¡Me va a matar, y luego te matará a ti!
-Lena: Kara... Kara, cariño – dije sujetándola por los brazos – Respira... vamos... Cálmate... - dije, mientras ella respiraba, imitándome – Eso es... Tranquila... - dije. Cuando la noté más tranquila, la llevé de nuevo a la cama, donde nos sentamos.
-Kara: ¿Qué vamos a hacer, Lena?
-Lena: ¿Qué quieres hacer?
-Kara: ¿Qué?
-Lena: ¿Quieres tenerlo? Mi amor, yo voy a apoyarte en lo que decidas.
-Kara: ¿Tú lo quieres?
-Lena: ¡Sí, claro que sí! Es tuyo... Quiero decir, nuestro... Es nuestro bebé, claro que lo quiero. Pero si eso va a suponerte un problema con tu padre o piensas que no estás preparada para algo así...
-Kara: Somos muy jóvenes, Lena.
-Lena: Lo sé... Lo sé – dije acariciando su mejilla – Tranquila, mi amor...
Kara empezó a llorar y se acurrucó sobre mi pecho. Yo sólo podía acariciarla y besar su cabeza. Debía reconocer que yo también estaba asustada, pero tenía que ser fuerte por Kara.
Cuando Kara parecía estar relajándose, después de un rato así, escuchamos la puerta cerrarse.
-Lillian: ¡¿Lena?! ¡¿Estás en casa?!
-Lena: ¡¡Arriba!! – grité. Kara me miró, asustada - ¿Quieres que hablemos con ella?
-Kara: ¿Con tu madre?
-Lena: Ella puede aconsejarnos, Kara. Se dedica a esto – dije acariciando su vientre. Kara se apartó un poco – Lo siento.
-Kara: No, no... Soy yo quien lo siente, perdona... - dijo besándome – Es que... No me hago a la idea.
-Lena: Hablemos con mi madre. Ella te hará las pruebas necesarias, a lo mejor esa prueba está equivocada. Es mejor un análisis de sangre. Si ella lo confirma, entonces ya veremos qué hacer.
-Kara: Vale... - dijo.
Mi madre entró en el cuarto en ese momento.
-Lillian: Lena, pensé que... Oh, hola Kara – dijo sonriéndola y mirándonos - ¿Va todo bien?
-Lena: Mamá...
-Lillian: ¿Qué pasa? ¿Por qué tenéis esas caras? Kara, ¿Tu padre te hizo algo?
Kara negó con la cabeza.
-Lena: Kara está embarazada, mamá.
-Lillian: ¿Qué...? ¿Estáis seguras de eso?
-Lena: Se ha hecho un test hace un rato y ha dado positivo. Pero... Le he dicho a Kara que sería mejor asegurarnos con un análisis, porque esos test pueden fallar. ¿Podrías hacérselo tú, mamá?
-Lillian: ¿Ahora?
-Lena: Sé que es muy tarde, mamá, que acabas de volver de la clínica y estás cansada, pero mira cómo está. – Dije señalándola – Por favor.
Mi madre nos miró durante algunos segundos, en silencio.
-Lillian: Está bien, vamos.
-Kara: Señora Luthor, yo... Si es mucha molestia...
-Lillian: No lo es Kara. Si es un falso positivo, cuanto antes lo aclaremos, antes os quitareis esta angustia de encima. Vamos.
-Kara: Gracias... - dijo levantándose y abrazando a mi madre, que le devolvió el abrazo con cariño.
-Lillian: Tranquila...
Cuando se separaron, Kara cogió su mochila y empezó a bajar las escaleras mientras yo cogía sólo mi teléfono, mi cartera y las llaves.
-Lena: Gracias mamá.
-Lillian: Lena...
-Lena: Lo sé... Sé lo que me vas a decir. Y tienes motivos para regañarme. Pero hazlo luego, ¿vale? No quiero que Kara se sienta aún peor.
-Lillian: Está bien, vamos.
Seguimos a mi madre hasta su coche y Kara y yo subimos en la parte trasera. De nuevo Kara se recostó sobre mí, acurrucándose. Y de nuevo sólo pude acariciarla, intentando calmarla. Al llegar a la clínica, mi madre nos llevó hasta su consulta.
Nos sentamos en dos de las sillas que había allí mientras mi madre encendía su ordenador y preparaba las cosas necesarias.
-Kara: Me va a matar... - susurró.
-Lena: Tranquila.
-Lillian: De acuerdo Kara, vamos con ello. ¿Estás lista?
-Kara: No.
-Lena: Mi amor... ¿Te dan miedo las agujas?
-Kara: No.
-Lillian: Tranquila, Kara. – dijo mientras clavaba la aguja y le sacaba un poco de sangre. –Ya está.
-Lena: ¿Podrás tener los resultados esta noche?
-Lillian: No. Pero podré tenerlos a primera hora de la mañana.
-Kara: ¿Tendré que esperar a mañana para saber si de verdad estoy o no embarazada?
-Lillian: Lo siento, cariño. Todo el personal del laboratorio ya se ha ido a casa.
-Lena: ¿No puedes hacerlo tú, mamá?
-Lillian: No, lo siento.
-Lena: Está bien... -dije abrazando a Kara - ¿Puede quedarse en casa esta noche? No quiero que esté sola.
-Lillian: ¿Y su padre?
-Kara: Está de viaje, no se enterará. Avisaré a mi madre.
-Lillian: Yo la llamaré. Si la llamas, va a notar que algo pasa y no queremos que se preocupe antes de tiempo, ¿no? Le diré que te quedas a cenar y a dormir porque ya se te hará muy tarde para irte.
-Kara: Gracias, señora Luthor.
-Lillian: Kara, te he dicho muchas veces que me llames Lillian.- dijo, escribiendo algo en su ordenador.
-Kara: Lo siento, Lillian.
-Lillian: Voy a llevar esto al laboratorio y a dejar una orden para que lo analicen en cuanto lleguen. Mañana a primera hora sabremos el resultado.
Cuando mi madre volvió, salimos de nuevo hacia el coche y volvimos a casa. Allí, mi madre llamó a la madre de Kara, diciéndole que la había invitado a cenar y que se quedaría a dormir.
Cenamos algo, aunque Kara apenas tocó la comida y fuimos a mi habitación. Le dejé a Kara uno de mis pijamas y nos cambiamos una delante de la otra. Cuando estábamos vestidas la miré, sonriendo.
-Lena: Te queda un poco corto – dije.
-Kara: Sí.- dijo, empezando a llorar de nuevo.
-Lena: No... No llores, por favor.
-Kara: Lo siento, es que...
-Lena: Ven...- dije caminando con ella hasta la cama. Abrí la cama y me metí dentro, haciéndole un gesto a Kara para que se tumbase al lado. Ella se metió y se abrazó a mí, apoyando su cabeza en mi hombro – Intenta dormir un poco.
-Kara: No creo que pueda.
-Lena: Entonces hablemos.
-Kara: No me apetece hablar.
-Lena: Está bien, entonces nos quedaremos así, en silencio. – dije besando su cabeza.
Ninguna de las dos durmió esa noche.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro