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04

Dos meses antes...

— ¿Qué? —preguntó consternado. ¿Tenían que irse? ¿Justo cuando estaba tratando de gustarle a un chico?.

— Lo siento, cariño, pero sabes que el trabajo de tu padre requiere muchos traslados. En tres meses tendremos que irnos a Seúl. —ShuHua, le comentó a su hijo. ¿No se habían ya mudado demasiadas veces? ¿Por qué parecía tan afectado?

— Pero, mamá...

— Sé que has hecho amigos y sé que los aprecias mucho, pero podrás llamarlos y viajar algunas veces para visitarlos. —propuso sin saber que el problema era algo más grave que eso.

— Sí, creo que tienes razón. —dijo algo desanimado ¿podría conquistar a MinHo en tan poco tiempo?

— ¡Ya ves! Todo estará bien, cuando menos te lo esperes estarás haciendo amigos y consiguiendo una novia en Seúl, cariño.

Calló para no crear más presión ni estrés a su madre. Sin embargo, no quería irse. Con el poco tiempo (un año) que se había transladado, hizo buenas amistades, demasiado. Nunca fue así en sus antiguos viajes, le constaba adaptarse, no tenía muchos amigos. Pero ahora sentía que estaba en su lugar, en su hogar, que ahí quería estar; es una pena tenerse que irse.

Nadie lo tenía que saber, ni la señora Luna con la que hablaba en las noches; ni su madre, ni JeongIn, HyunJin o ChangBin, pero esa madrugada lloró mucho. Casi la misma cantidad cuando se enteró de los sentimientos de MinHo por él....

-

Actualidad

No entendía cómo había llegado hasta este punto. Era su último día de clases en aquella secundaria. La extrañaría, y con ella sus mas queridos amigos y platónico. Pensaba mucho él, no había dejado de imaginar cómo sería si fueran algo más que amigos, o al menos con derecho. Cómo sería...

Sus pensamientos se borraron cuando un par de ojos canela se pusieron frente a su rostro, sonrió. Era su tierno amigo JeongIn, estaba parado con una enorme sonrisa que, por lo que pudo notar, se sentía melancólica.

— Hey, ¿Qué sucede? —o era común ver al pequeño triste, siempre estaba con su actitud alegre revoloteando por todos lados, tal vez fue eso que hizo que HyunJin cayera por él.

— Hyung... Yo, no quiero que te vayas. —no podía, no quería, fue por él que su relación con su novio fue posible en un principio. Los dos eran muy tímidos y si no fuera por ayuda del castaño, quien les dio un empujoncito, no estarían cumpliendo 6 meses dentro de unas semanas. Pero más allá de eso, era su amigo, estaba ahí cuando lloró, cuando se sentía mal y triste, siempre estaba ahí. Iba a extrañarlo demasiado.

— Oh, Innie, sabes que lo tengo que hacer... —acarició un poco los cabellos rubios, ronroneó.

— Lo sé, te voy a extrañar mucho. Todos aquí lo haremos. —terminó de decir con unas lagrimas acercándose a sus pequeños ojos. Pero no iba a llorar, no en medio de una clase, en la cual el profesor no estaba muy presente...

— Tienes razón, bebé. —HyunJin que se sentaba al lado del menor, le rodeó la cintura girándose en dirección a Han. Ciertamente, siempre fue más amigo, diría su mejor amigo en todo este año.

— HyunJin hyung... los extrañaré a ambos por igual. Y espero que me vayan a despedir al aeropuerto. —dijo gracioso más no pudo negar que sus ojos se estaban aguando y su sonrisa disminuyendo, se unieron todos en un abrazo de a tres para terminar. Esperaban verse algún día en el futuro.

— Apropósito, ¿Dónde está Binnie? —preguntó extrañado por no haberlo visto en los pasillos ese día.

— Creo que no vino hoy, Hyunnie. —respondió JeongIn, también extrañado, su mayor nunca faltaba a clases.

-

Tiraba de sus cabellos con fuerza haciéndolo ponerse rojo por la fuerza y dolor. Ese día no había podido dar un paso afuera de su cama, ese día JiSung se iría y nunca fue capaz de decirle lo que sentía por él. ChangBin se sentía como la mierda, no podía entender porqué las palabras nunca salieron. Tuvo todo el tiempo del mundo, los mejores momentos pero siempre se acobardaba al último minuto. Algo que lo condenó, ya no había posibilidades de confesarse, la persona que amaba e iría hoy mismo, para qué.

— Eres un idiota. —se maldijo así mismo, sabía que al menor le gustaba otra persona, su mejor amigo -aunque esta cambiando- pero había un 1% de probabilidades de que pudiera aceptarlo y tal vez intentar algo en un futuro. Sin embargo eso ya no podría hacerse realidad.

Mientras pensaba en lo hermoso que sería ser el novio de JiSung, al menos por un día, con lagrimas en sus ojos le llegó un mensaje. Sonrió triste cuando unos segundos más tarde se convirtió en un sollozó. ¿Por qué el tiempo pasaba tan rápido? En un pestañeo ya se había pasado cerca de un año.

Sunggie 🐿:

Si no vas a ir a despedirme,
me enojaré >:c

¿Cómo podía no ir a la que sería la última vez en mucho tiempo que vería al castaño?

Binnie Hyung 💟:

Recuerda, querido amigo,
todo lo que pasamos juntos.

Sunggie 🐿:

Lo haré.

Cuando llegó otro mensaje, obviamente pensó que era de JiSung regañándolo una vez más. Aun faltaban una hora ¿Qué necesitaba?. Estiró su mano y sonrió a la pantalla inconsciente, mas cambió de expresión rapidamente cuando notó que no era un mensaje de él.

Lino bro 🐱:

¿Es cierto que JiSung
se va a ir hoy?

¿Cómo se enteró? Él no tenía que saber nada, era extraño que supiera de ese secreto pues casi nadie sabía que el rubio se iba a excepción de sus amigos más importantes.

Lino bro 🐱:

Me dijo Chan.

Ahg, iba a matar a su hyung. Por otro lado entendía porqué le había dicho, podría disculparse en serio esta vez. ChangBin no estaba muy contento, quería tener un momento a solas con JiSung, pero no podría si MinHo está ahí.

ChangBin:

¿Para qué preguntas entonces?
Sí, es verdad. ¿Qué planeas?

Lino bro 🐱:

Nada..

Podría haberse dicho que nada porque MinHo no tenía ni la menor idea de qué hacer. ¿Ir con JiSung pedirle perdón y listo? Él se iba a ir, no regresaría un mucho tiempo. Ese día le tenía que dejar salir todos sus sentimientos y decirlos frente a todos allá, que miedo.

ChangBin no le creyó, conocía a su mejor amigo, era demasiado impulsivo. Pero, por los menos, estaba seguro que un perdón iba a recibir JiSung hoy.

Se hacía tarde, iba a prepararse para la despedida. Solo quería pensar en la mínima posibilidad de encontrarse nuevamente algún día. Seúl quedaba lejos, y la vida allá era muy cómoda. Solo pedía que JiSung no se olvide de sus amigos.

-

ShuHua y su hijo estaban sentados en una de las sillas del lujoso aeropuerto, que su vuelo se anunciado. La mujer miraba feliz y un poco nostálgica, a JiSung y sus amigos, se notaban que se querían un montón. Le dio mucha pena que se tenga que despedir de sus amigos, por los que el castaño reía y sonreía bastante, no había pasado en otros viajes. Por un momento, pensó en lo posible para quedarse, pero eso era imposible. ¿No?

— Ten preparadas tus cosas, cariño. En un momento despegaremos. —informó un tanto triste. Su mirada se cristalizó un poco por la vista que tenía al frente, Jisung y sus amigos abrazándose muy fuerte y diciendo palabras de apoyo y amor.

— Te vamos a extrañar, hyung. —JeongIn era tal vez el más sensible. No podía retener las lágrimas, su amigo se iba a ir y ya no había marcha atrás. Solo recordará todo lo que vivieron juntos; las risas, llantos y peleas, también.

— Cuidate demasiado, ¿está bien? Te llamaré todos los días, no te librarás de mi tan rápido. —rieron los cuatro. Definitivamente, seguirán siendo amigos. No había otra opción.

— Vuelo a Seúl en veinte minutos. —la voz de una azafata sonó por los parlantes y todo el aeropuerto, avisando la noticia. Ya casi era hora.

Los novios se miraron y, con la excusa de que necesitaban un momento, se separaron hasta unas bancas donde se abrazaron y besaron. Al menos ellos seguirán juntos. Además sabían sobre lo que Changbin tenía que decirle a Jisung, y tenían que estar solos para eso, no querían incomodar.

— JiSunggie... —comenzó hablando el mayor, estaba tan nervioso, casi sus palabras se las llevaba en viento. Pero sacó fuerzas y habló. — Necesito decirte algo muy importante.

— Hyung, yo-... yo ya lo sé. —cerró sus ojos un momento y sintió como sus mejillas se calentaban. ChangBin era realmente muy atractivo, y si no hubiera conocido a tal personita, estaba segurísimo de darle una oportunidad a él. Sin embargo, eso ya no era posible.

— ¿Qué? —preguntó sorprendido, ¿Que estaba ocurriendo? ¿Fue muy transparente con sus sentimientos? Sentía que moriría de la vergüenza.

— Enserio lo lamento, en serio. —lo primero que vino a la cabeza fue disculparse. Sabía como se sentía un rechazo, y ser él que lo esté dando le hacía sentir como un miserable. — Tal vez, cuando vuelva le pueda dar una oportunidad. Ya habré superado todo esto, y creo que se la merece más que nadie. Pero, por lo menos ahora, no puedo corresponderle. —sus ojos lagrimaron, no podía creerlo. No quería decir esas palabras.

— Está bien, JiSunggie ¿De acuerdo? —lo abrazó por la cintura, confiando en su palabra. Si el destino quería, así tenía que ser. Rezará todas las noches para que se cumpla. — Me encantas, pequeño. Realmente lo haces, eres hermoso, talentoso, amable y tan buena persona. —sostenía sus mejillas mientras lo decía. Así que, por favor, no creas si alguien dice lo contrario.

— Lo quiero, demasiado. —sus ojos se encontraron, ChangBin quería besarlo, los labios del castañito fueron a la mejilla, rápidamente. — Lo siento, yo no...

— Entiendo, no hay problema, cuidate. —besó su frente por última vez.

— Vuelo a Seúl en diez minutos. —vaya que pasaba rápido el tiempo. Ojalá alguien lo pudiera detener.

Iba a seguir hablando con sus amigos de los planes del futuro, pero un gritó lo sorprendió e hizo dar la vuelta muy rápido. MinHo venía corriendo desde la puerta principal hasta los banquillos.

Fue empujado unos pasos cuando MinHo se apoyó en él para frenar su corrida, su respiración agitada hizo que el menor lo vea con los ojos abiertos. ¿Enserio había corrido tanto?

— MinHo hyung...

Los tres muchachos veían la escena muy desconcertados, ¿qué hacía él aquí? Era demasiado extraño, por el momento no iban a meterse, pero si la situación lo requería, sí.

— Perdóname, enserio, perdóname, JiSung. —sus manos tocaban toda la cara del castaño, pidiéndole perdón. Solo esa palabra salía de su boca, estaba apunto de irse, eso le diría hasta que se vaya y esté a 100 kilómetros de ellos. — Soy un idiota, lo sé, lo entiendo. Pero trata de entenderme tu a mí, también estaba muy confundido, también era la primera vez que sentía cosas por un chico. Y que sea el chico más requerido de todo el instituto, lo hizo muy difícil. Vine hasta acá a solo pedir perdón por todo, por como te rechacé, por como te traté, por como te alejaba de mi. Ahora lo único que quiero es que no te separes de mí. —terminó respirando pesadamente.

— N-no entiendo lo que tratas de decir, hyung. —trataba de darse una idea, pero era imposible que al mayor le gustará si hace unos días estaba tirando su regalo al piso. No podía ser.

— Sí, es lo que piensas. Me gustas, Han JiSung. —sus lágrimas salieron sin permiso. — Es tan doloroso que me haya tenido que dar cuenta ahora, cuando estás por irte. Tal vez hubiéramos durado muy poco, pero serían los mejores dos meses ¿no lo crees?

No tenía palabras, estaba mudo ¿Qué se suponía que tenía que decir? Diablos.

—MinHo. —suspiró tan bajo. —Sí, hubieran sido los mejo-...

— Vuelo a Seúl en cinco minutos. —El altavoz lo interrumpió casi burlándose.

— ...res. Me tengo que ir, lo siento. Te prometo que te hablaré, tal vez podemos ser amigos. No lo sé. —Se separó y fue corriendo hacia sus amigos para darles el último abrazo en mucho tiempo.

— Los voy a extrañar. —agarró sus maletas viendo que su madre ya estaba entrando al avión, sus abrazos fueron rápidos mientras prometía en voz baja visitarlos cada mes. — Los amo. —recibió un "nosotros igual" que casi le hace llorar como un bebé, otra vez.

Cuando se dio la vuelta, ahí estaba. MinHo esperando un abrazo con las manos extendidas. Corrió y se abrazaron con tanta fuerza, esos amantes tendrían que despedirse y decir adiós. Ya el destino dirá si podrán seguir con su nueva amistad.

— ¡JiSung! —su madre gritó algo bajo para no llamar la atención mientras hacía señales para que se apresuré, lo soltó y trotó hasta ShuHua.

Estaba subiendo las escaleras mecánicas, aún podía ver a sus amigos. Con la mano dijo adiós, no paró hasta que ya no los vio más y una pared los cubrió.

Se tenía que ir, ya era hora.

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