¿Y ahora que?
Santuario de Athena.
3:00 PM.
Los cinco caballeros de bronce permanecían dentro de la habitación de la diosa, cuidándola mientras que ella dormía, por su parte Shion hablaba con los caballeros dorados sobre el asunto tan complicado que tenían ahí.
Shion: sabía que debía ponerle un alto a la señorita o esto pasaría, después de años la marca de Ares por fin logró alcanzarla a ella también cómo tanto me temía - aviso mientras los caballeros dorados guardaron silencio.
Aioros: ¿pero por qué ocurrió esto gran patriarca? Ella es una diosa, aunque Ares quiera maldecirla ella lograría deshacer esa maldición en cuestión de tiempo - aseguró.
Shion: así es... por eso Ares se fue por nosotros su ejército, al saber que ella encontraría alguna forma de quitarse la maldición, decidió que lo mejor seria que ella optará por quedársela a cambio de protegernos - reveló.
DM: ¿Que? - preguntó.
Shion: cuando nos encontrábamos débiles, con esa maldición a punto de comernos, Athena usaba su cosmos para retirar esa marca ¿no es así? - preguntó mientras veía a todos asentir - ella no podía quitarla porque no era maldición suya, así que lo que ella hacía para retirarla era pasársela a ella gracias a su cosmos gigantesco aún no se había hecho presente en ella, hasta ahora - respondió.
Milo: no lo habíamos notado porque su cosmos es grande y la maldición tenia mucho que cruzar para llegar hasta su cuerpo mortal, pero la marca se dejó ver por fin, eso significa que ya ella está débil ¿no es así? - preguntó serio.
Shion: así es Milo... si no dormimos su cosmos la vamos a perder más pronto de lo que creímos, pero si dormimos su cosmos el santuario quedará desprotegido, es ella quien mantiene la barrera activa y sin ella cualquier enemigo podrá venir a atacar sin restricción alguna y para nosotros eso seria faltal ya que cualquier intento de encender nuestro cosmos hará aparecer la marca otra vez... es una situación bastante complicada - aseguró, mientras todos lo caballeros lo veían preocupados, por su parte Camus quien permanecía al lado de Milo lo vio bajar la cabeza, por lo cual preocupado tomó su mano.
Camus: ¿Que ocurre mon petit? - preguntó en un susurró.
Milo: esto es mi culpa ¿no es así? - le pregunto.
Camus: ¿Que? Claro que no, nada de esto es tú culpa ¿de donde sacas esa idea tan ridícula? - preguntó.
Milo: porqué por mi culpa activo su barrera siendo un bebé, por mi culpa en aquel entonces puse en peligro no soolo a mí mamá, si no que también a mi papá e incluso a tí cuando llegue con escorpio a aquel lugar - dijo mientras Camus rápidamente negó mientras lo abrazaba.
Camus: Non, rien de tout cela n'est de ta faute mon amour, ne t'inquiète pas - le susurró al oído mientras sentía cómo su novio se aferró a él, para después ver hacia al frente, dándose cuenta de que Shion los veía.
Shion: Milo... no hay necesidad de sentirse culpable, tampoco hay porque preocuparse, nuestra diosa es fuerte, solo necesita algunos días y se repondrá tranquilo ¿si? Esto es algo que iba a pasar tarde o temprano, no es culpa tuya, podría haber pasado en cualquier momento y con cualquiera, así que tranquilo por favor - le dijo en un intento de calmarlo, para después ver como únicamente se aferró más al santo de acuario que únicamente le sonrió para después asentir.
Mientras tanto.
En el olimpo...
Templo de la luna.
Él dios del sol, decendio de su imponente carruaje, viendo la entrada del templo de la luna, estaba todo muy calmado, cosa que si bien, parecía normal a simple vista, le decía que algo no andaba bien.
Apolo: Odysseus, Theseus - llamó a sus ángeles.
Theseus: si señor, ¿que necesita? - preguntó el rubio.
Apolo: vayan a buscar a las Satélites, se me hace bastante extraño que no estén por aquí - pidió.
Ángeles: cómo usted diga señor - dijeron al unísono, mientras el rubio por su parte comenzó a caminar hacia el templo a pasos apresurados, preguntándose porque Touma lo había llamado hacia ese lugar.
Aunque al estar más cerca del templo de su melliza vio que habían varios pilares caídos, preocupado por esto comenzó a correr para entrar, pero grande fue su sorpresa al encontrar a todo el ejército de su hermana masacrado en el suelo.
Apolo: ¿Quién fue él infeliz? - preguntó molestó - ¡Artemisa ¿te encuentras bien?! - gritó mientras entraba, aunque era obvio que algo le había ocurrido o jamás hubiera dejado que dejaran a su ejército así.
Al estar a la mitad del templo, encontró a su hermana tendida en el suelo y a pocos centímetros de ella se encontraba Calisto también inconsiente, rápidamente se acercó a su hermana y la levantó, dándose cuenta de que estaba bastante herida, pero aun viva que fue lo que lo calmo un poco, al bajar su vista vio que su hermana aún sostenía su báculo, pero este estaba roto, la hizo soltarlo suavemente, para después acercarse a Calisto, cuando estuvo frente a e habló.
Apolo: Calisto, levántate y dime que ocurrió aquí - ordenó mientras veía cómo la mujer de cabellos plateados con pesadez abrió sus ojos, aunque al verlo rápidamente se levantó con bastante esfuerzo y se arrodillo.
Calisto: lo sentimos mucho señor, fuimos débiles - hablo triste.
Apolo: ¿Quién fue? - preguntó serio.
Calisto: escuche a la señora decirle a esa persona Ares - respondió.
Apolo: esa bastardo otra vez dando problemas - dijo molestó, la mujer en silencio pasó a ver a la diosa de la luna, que permanecía inconsiente en los brazos de su hermano - ella estará bien me encargaré de eso no te preocupes, ahora... necesito que lleves este mensaje urgente - pidió.
Calisto: Si señor ¿que necesita? - preguntó.
Apolo: ve a la tierra y advierte a Athena que el bastardo ese regreso, también ve al inframundo y dice lo a Pérsefone - pidió.
Calisto: esta bien pero... perdón mi impertinencia ¿por qué la diosa del inframundo debe estar al tanto? - preguntó.
Apolo: Ares atacó a Artemisa y le robo gran parte de su cosmos hasta dejarla prácticamente muerta, aún no se materializa así que será difícil deshacerse de él, por lo cual buscará la forma de sacar su cuerpo del sello en que Athena lo mantiene desde la era del mito, pero antes de eso, tal y como hizo con Artemisa, temo que vaya a atacar al resto de nuestras hermanas para robarles su fuerza, tienen que estar advertidas - respondió.
Calisto: entiendo... iré enseguida - respondió, para después irse de ahí, el dios únicamente suspiró, para después comenzar a llevarse a su hermana, tenía que curarla y rápido, aunque su camino se vio obstaculizado al ver un espejo, que comenzaba a reflejar algo.
Apolo: ¿Que es esto? - preguntó confundido mientras lo veía.
En el espejo.
Años atrás...
Entre golpes y usando alguno de sus enemigos, buscaban abrirse pasó para ir en ayuda de su diosa, que entre defensa y ataque, lograba mantener al margen a Ares, que para nada la tomaba enserió.
Ares: deberías rendirte linda... jamás debiste haberle aceptado este trabajo a papá, jamás serás suficiente para defender a este mundo, acéptalo - se burlo.
Athena: ¡cállate! - le gritó mientras que con un golpe de su báculo lo hizo retroceder, el dios de la guerra una vez más río.
Ares: ¿ese te parece un ataque? Te mostraré que es un verdadero ataque - aseguró mientras que con un solo movimiento de su lanza, la enpalo en la tierra, provocando una explosión demencial que se llevó no sólo a algunos guerreros de la diosa que estaban en el campo, si no que también a guerreros que le servían a él y también Athena había desaparecido de su vista.
Al ver el gran desastre y el silencio que inundó ese lugar, únicamente río como un loco, aunque el sonido de las rocas que habían quedado en la superficie lo hizo dejar de reír, para después ver como uno a uno los caballeros de Athena comenzaban a levantarse de los escombros, sorprendido ante tal azaña a penas y tuvo tiempo de reaccionar antes de que la diosa con su armadura y escudo volviera a resurgir también de los escombros y alzando su báculo ordenó.
Athena: ¡Antares ahora! - gritó, confundido por esto vio cómo un caballero de la nada apareció, inmobilizandolo al instante, tomándolo por la espalda y sin darle tiempo a pensar Athena lanzó un pequeño cristal rojo hacia él, el cual a una velocidad inimaginable se aproximo hasta él, atravesando su pecho, dando por finalizado el combate, lo había sellado.
Ares: ¡maldita mocosa! - gritó molestó - ¡saldré de aquí y lo prometo y cuando lo haga tú y tu madriguera de ratas morirán! - gritó para después inesperadamente lanzar su lanza al cielo, río maniaticamente antes de desaparecer, siendo la joya la única que quedó ahí.
Él caballero de escorpio cansando se acerco, para después tomar la gema viéndola, para después sonriendo acercarse a su diosa y al caballero de pegazo que ya estaba a su lado.
Antares: señorita - llamo mientras le daba la gema, la diosa sonriendo la tomó, para después alzarla al cielo y gritarle con orgullo a su ejército.
Athena: ¡Hemos vencido! - gritó alegre, mientras todos sus caballeros comenzaban a celebrar - esto es tuyo - le dijo a su caballero mientras le daba el cristal.
Antares: ¿Que? ¿Para mi? - preguntó.
Athena: tú lo sellaste, así que tómalo cómo premio hasta llegar al santuario, ya vere que hacer con él - aseguró sonriendo.
Antares: muy bien... - respondió sonriendo, aunque su mirada azul se fijo en los cielos, viendo que lanza del dios caía en una dirección, un sentimiento bastante extraño invadió su pecho, por lo cual vio hacia todos lados, pero no lo encontró - ¿Dónde esta Frostine? - fue lo que le pregunto a su diosa.
Athena: él se quedó cuidando de que los berserkes no entraran al santuario junto con Tathagata de aries ¿por qué? - preguntó, mientras vio cómo el rubio palidecio, para después irse corriendo a de ahí sin dejarle a la diosa decir alguna palabra, confundida por esto únicamente comenzó a apurar a sus demás caballeros para poder irse.
En el santuario.
El tibetano únicamente veía confundido cómo los dos hombres frente a él discutían por el guardián de escorpio.
Frostine: deberías dejarlo en paz de una vez por todas Ganimedes, tú únicamente vas a lograr que lo maten - aseguró serio el pelirrojo.
Ganimedes: escucha, lo que tenga que hablar con él es problema mío ¿entiendes eso? Porque mejor en vez de meterte en temas que no te corresponden haces el trabajo que Athena te ordenó hacer - le dijo serio.
Tathagata: cómo que derrepente hay frío ¿no? - dijo confundido mientras se frotaba los brazos.
Frostine: estoy siguiendo las órdenes de mi diosa, no cómo tú que ya te ordenaron dejarlo en paz y aún así vienes en contra de la voluntad de Zeus a ver si tienes suerte para que lo mate ¿no? - preguntó molestó.
Él rubio cansando llegó hasta él lugar, donde sin tiempo a respirar al ver que la lanza ya estaba a pocos centímetros de ellos corrió sin pensarlo para quitarlos de ahí.
Tathagata: ¡Cuidado muévase de ahí! - gritó alertando a los otros dos que dirigieron su vista hacia arriba y ahí, fue donde todo inició.
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro