Detalles de una historia (parte 2)
Siguiendo con Milo.
Milo y Saori únicamente veían como Kardia empacaba todas sus cosas, para después tomar al bebé al cual suavemente metió en la cangurera, misma que después de ajustarse, abrigo bien a su hijo.
Kardia: ese idiota, si iba a hacer esto mejor me hubiera dejado en francia y no nos hubiera dejado congelarnos aquí ¿no lo crees cubito? Pero no te preocupes, regresaremos a Francia para que encuentres tus raíces, prefiero eso a que te conviertas en pingüino en este frio lugar - aseguró mientras Milo y Saori lo veían, pero decidieron seguirlo.
Cuando Kardia salió de su habitación, se quedó viendo a la caja que tenía cubierta con una manta junto a la puerta, para después ver a su bebé, suspiró mientras le dio unas pequeñas palmaditas, para después acercarse a la caja la cual tomó por los cordones que tenía y dijo.
Kardia: puede ser que en algún futuro te sirva ¿no crees? Además... no creo que vaya a volver sola al santuario ahora sin un portador esperándolo, Mystoria tampoco puede llamarla y podrían robarla - le dijo a su bebé, para después dejar su maleta en el suelo y se coloco la caja en la espalda, cuando se la acomodo bien, verifico que su hijo estaba cubierto, para cuando lo confirmó volvió a tomar su maleta y salió.
Saori por su parte suspiró, para después una vez más golpear su báculo, parando de vez en cuando para ver que era lo que hacía Kardia para sobrevivir, lo vieron cumpliendo bastante trabajos en los que se desenvolvía bastante bien, sin descuidar al pequeño Camus, que crecía como el niño amado que era, por lo menos para los ojos de Kardia. O eso era lo que se veía gracias a su trato.
Kardia: bien, bien... las propinas del día de hoy son bastante buenas - aseguró sonriendo mientras caminaba hasta su casa, suspiró mientras veía todo a su alrededor a comparación de otros días, estaba bastante tranquilas las calles ahora.
Se apresuró a ir hasta su departamento, que si bien no era lujoso o espacioso como lo era el templo de escorpio, era bastante cómodo para él y su pequeño cubito, que por cierto, ya estaba próximo a su cumpleaños número 8.
Kardia: ¡Ya volví! ¡¿Dónde estás Cam?! - preguntó mientras cerraba la puerta tras de sí.
Camus: ¡Papá! - gritó mientras salía de la habitación que compartía con su progenitor y saltaba a sus brazos de su para abrazarlo.
Kardia: ¡jaja! ¿Quién es un buen chico? Arriba, arriba - le dijo sonriendo mientras lo lanzaba y atrapaba haciendo reír a su pequeño - Hola mi lindo cubito de hielo ¿Cómo te portaste? - le preguntó sonriendo.
Camus: bien papi - respondió sonriendo.
Kardia: muy bien mi pequeño cubito, eso esta más que bien estoy orgulloso de ti - aseguró sonriendo.
Saori: que lindos... - susurró sonriendo.
Milo: Si no regreso al santuario fue porque él, no quería que Camus fuera reclutado como caballero ¿no es así? - preguntó.
Saori: y entiendo su decisión, pero desgraciadamente al nacer de ellos ya su destino estaba firmado - susurró ella.
Milo: entiendo... - susurró con pesadez.
Saori: aunque eso no está muy seguro ¿sabes? Tal vez si no volvió fue porque tenía la esperanza de que algún día encontraría a Dégel - aseguró sonriendo.
Milo: Si, puede ser eso - respondió.
Vio como el peliazul se llevó a su hijo en brazos hasta la cocina, donde después de depositar un beso sobre su frente lo sentó sobre una sillita, mientras el se ponía a recoger todo lo que el pequeño había utilizado para comer y así lavarlo, mientras su hijo le contaba todo lo que había hecho durante de ese día. Hasta que llegó la hora de dormir. Donde Kardia comenzó a removerse incomodo al escuchar algo.
Lo cual lo obligo a levantarse, seguía escuchando ese sonido de resonancia, por lo cual cuidando no despertar a su bendición salió de la cama y salió a buscar el origen, al salir, vio como debajo de algunos libros que su hijo leía, debajo de una manta, la armadura de acuario brillaba, por lo cual confundido entendió que alguien que conocía de su existencia estaba cerca, preocupado porque pudieran encontrarlos gracias a la luz que la armadura emanaba rápidamente corrió y le hablo.
Kardia: Oye, oye para, nos vas a delatar - le pidió, pero la armadura seguía - vamos... no estoy listo para regresar al santuario - pidió mientras veía que la armadura no se detenía, por lo cual por fin entendió que la armadura le pedia huir porque había sentido peligro, al mismo tiempo que escucho como los pasos pesados de unas armaduras se escucharon - merde... - susurró.
Xx: ¿Que estamos haciendo aquí? - preguntó.
Xx: aquí se esconden caballeros, muy probablemente sea uno de los que nos interesan - aseguró
Xx: ¿un caballero de escorpio? Es imposible que uno esté tan lejos del santuario, sabes lo mucho que les gusta esconderse detrás de la falda de Athena - aseguró mientras Kardia únicamente encendio un poco su cosmos para calmar a la armadura de acuario, cosa que logró bastante rápido sintió ligeros malestar al hacer esto, para después ver como la mancha oscura que los maldecía a todos se hizo visible en su brazo derecho.
Sin importarle el dolor se apresuró a ir por su pequeña bendición, al cual tomó con cuidado de no despertarlo, envolviendolo en sábanas, mientras tomó todo lo que pudo y creyó necesario, se acerco a la armadura de acuario a la cual también tomo y coloco en su espalda, se aseguró de que sus enemigos no estuvieran cerca y cuando estuvo seguro abrió la puerta despacio, para después asomar la cabeza, únicamente vio a los enemigos que iban caminando, dándole la espalda, por lo cual cuidando no hace el mínimo ruido cerró la puerta tras de sí y se fue lo más rápido que pudo con su hijo en medio de la noche.
Al ver esto Milo pudo reconocer fácilmente a los hombres, ya que habían sido los mismo los cuales lo habían atacado aquella misma noche en la que conoció Ganimedes.
Milo: de ellos fue quien usted me defendió una vez nació señorita pero entonces... ¿también lo estaban buscando a él? ¿Que se traen con nosotros esos tipos? - pregunto.
Saori: Deimos y Fobos, los dioses menores del terror y el miedo, hijos de Ares siempre lo acompañan y posiblemente hayan descubierto donde está la llave de la cárcel de su padre resguardada - aseguró.
Milo: ¿La llave de la prisión de Ares? - preguntó.
Saori: a pasado de generación en generación por los escorpio desde la era del mito, ya que al ser el primer caballero de escorpio el que lo sello, el decidió llevar esa carga - respondió.
Milo: ¿a pasado de generación en generación entre nosotros? - preguntó confundido, no sabía nada de eso.
Saori: avancemos un mes después para ver que ocurrió - pidió mientras golpeó una vez más el báculo, saltando una vez más a siberia.
Milo: ja... vaya, las cosas del destino - susurró al verse una vez más en aquel desierto lugar.
Sorpresivamente vio pasar a Camus, bastante abrigado debía admitir, parecía un pequeño malvavisco en ese momento con tantos suéteres encima, pero llevaba una cubeta llena de pequeños pescados, por lo cual confundido comenzó a seguirlo, hasta que paro dejando su cubeta en el suelo, cuando levanto la vista, vio una manada completa de pingüinos que sabrá Athena como pararon ahí.
Camus: hola señor pingüino, ¿tiene hambre? - preguntó mientras que veía como el pingüino confundido lo veia, el por su parte sonriendo sacó uno de los pequeños peces de su cubeta y se acerco lento para no asustarlo, cuando estuvo cerca se lo ofreció.
Expectante a esto Milo veía atento la situación, si ese pingüino le rechazaba la comida a su cubito niño no sabría como haría, pero lo iría a buscar para cobrarle el desprecio, Saori al verlo y deduciendo que pensaba el caballero de escorpio solo río por lo bajo, para después ver como el animalito se acerco hasta él pequeño, donde únicamente recibió lo ofrecido y se lo comió, mientras las risas del pequeño infante se escucharon por todo el lugar. Kardia apareció a su lado también con una caña de pescar, aunque suspiró cansado al ver lo que su hijo estaba haciendo.
Kardia: sea por Athena Camus... ¿tanto esfuerzo para que regales así la cena? - preguntó mientras negaba, para después levantar la vista, viendo como el pequeño corría siendo seguido por su nuevo y pequeño amigo - regresemos a casa Cam, una tormenta se avecina - pidió mientras se acercaba a tomar la mano de su pequeño.
Aunque preocupado sintió algo que lo hizo levantar la vista, viendo que ahí parado, a escasos centímetros de ellos, estaba uno de aquellos hombres de los que había huido en primer lugar.
Fobos: por fin te encontré... - le dijo sonriendo, Kardia por su parte unicamente puso a su pequeño detrás de él - Athena debió haberte explicado que el olor del miedo en ustedes los caballeros, aunque rara vez es perceptible, se siente en una fuerte manera una vez sale a la luz... - le dijo sonriendo.
Kardia sin apartar la vista de su enemigo dio tres pasos hacia atrás, cuando de la nada sintió que toparon con algo, por lo cual rápidamente se dio la vuelta y cargo a su hijo, para rápidamente saltar, alejándose del otro hombre que sonriendo le dijo.
Deimos: hemos dado en el blanco, ese pequeño debe ser el que se convertiría en el futuro caballero de acuario de esta era ¿no? - preguntó.
Kardia: ¿Se convertiría? - preguntó, para después sonreír - no hables como si eso pudiera ser evitado, claro que lo hará - aseguró sonriendo - mierda... sin el cosmos de Athena, no puedo pelear, al momento que encienda mi cosmos la maldición me matará - fue lo que pensó, mientras veía como aquellos sujetos trataban de abrirse paso entre los pingüinos que extrañamente se les interponian en el camino - escucha Cam... iras a casa y tomaras la caja que esta abajo de la mesa ¿quedo claro? - preguntó.
Camus: ¿Que? - preguntó confundido, para después ver como su progenitor sonriendo se volteó, únicamente para darle un fuerte abrazo y después de dejar un beso sobre su frente le dijo.
Kardia: no vayas a abrir esa caja hasta que sea un caso de emergencia ¿esta bien? Y no te apartes de ella, hará que alguien venga a buscarte para llevarte aún lugar seguro, recuerda siempre que papi te ama, sigue siendo un buen niño Au revoir mon petit cube, souviens-toi que papa t'aimera toujours - le dijo para después tomarlo en brazos y dando una vuelta lo saco volando de ahí, al mismo tiempo que sintió como Fobos los tomo del cuello.
Camus al momento que se recompuso, únicamente vio como su progenitor después de que una luz carmesí salió de su dedo índice, cayó al agua helada junto a los hombres que lo atacaban, el pequeño se puso de pie de nuevo y corrió hasta ahí, únicamente para ver el gran agujero que ahí había quedado y el agua fría que se movía violentamente, por lo cual comenzó a llorar mientras llamaba a su papá.
Milo al ver esto, no pudo evitar sentir como el corazón se le partía en dos, ver a Camus llamar a su papá mientras metía su manita al agua para que la tomara le partía el corazón.
Milo: que cruel... - susurró.
Saori: esos desgraciados, son iguales de malos que su padre, no te sorprendas - aseguró ella.
El peliazul se arrodillo al lado de Camus, tratando de darle consuelo, aunque sabia era inútil, no podía quedarse así, llego la noche y el pequeño Camus solo regreso a su hogar, donde después de encontrar lo que su padre le había dicho jaló la caja y se aferro a ella mientras se ponía a llorar otra vez, la escena era dura debían admitirlo, pero para sorpresa de ambos, vieron como la armadura de acuario comenzó a emanar un brillo, que calmo al pequeño de inmediato, haciéndolo dormir hasta la mañana siguiente, que el pequeño después de despertar tomó una decisión, tomó la caja y salio de su casa, aun no sabía que era lo que tenia que hacer, pero debía averiguarlo.
Lo vieron vagar por la fría siberia por casi una semana completa, únicamente para ser atrapado por los berserkes que iban de paso, ahí fue donde se encontró con un pequeño Afrodita que en ese momento estaban de misión junto con Aioros y Saga, que sin pensarlo se convirtió en su pase de escape, hasta que un mes después llegaron a Grecia donde él y sus padres lo encontraron.
Regresando a la actualidad.
Cuando Milo y Saori abrieron sus ojos, suavemente soltaron la bufanda que quedó en las manos de la diosa, que triste suspiró.
Milo: ¿Cómo es posible que alguien tan pequeño pase por estas cosas? - preguntó triste mientras la chica no le supo responder.
Camus: ¿Milo? - preguntó, Milo se giro únicamente para verlo con el bebé en brazos, ya cambiado y bien abrigado - ¿Que te ocurre amor? ¿Por qué estás llorando? - preguntó preocupado al ver como las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Milo, que sin decir ninguna palabra, cuidando de no lastimar al bebé lo abrazó.
Camus confundido por esta acción únicamente vio a su diosa, que rápidamente escondió todo en el cofre el cual cerró, para después darse la vuelta e irse de ahí, dejando confundido al santo de acuario, que únicamente escucho a su prometido decirle una cosa.
Milo: como lo siento no sabía y me porte horrible contigo, pero te prometo que no voy a dejarte solo jamas ¿si? - preguntó mientras Camus confundido lo vio.
¿Que le ocurria? ¿Por que estaba así?
Continuará...
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