Con Milo.

Después de llevar su flor a su templo, como el rubio se lo pidió, la hirvio en una olla con agua, mientras esperaba que estuviera lista se dirigió a su sala, donde para sorpresa suya vio una carta sobre su mesa, por lo cual confundido la tomo.

Milo: hum... esta letra es de Camus - susurró mientras la veía - y si Camus la dejo aquí, ¿pero por que al salir no la vi? Pase por acá ¿no? - preguntó mientras la veía, escucho pasos a su espalda por lo cual se volteó escondiendo la carta detrás de él - patriarca Arles - dijo nervioso.

Arles: ¿Que estas haciendo Milo? - preguntó.

Milo: hm... n-nada, pa-patriarca, nada más estoy limpiando un poco - respondió nervioso.

Arles: ¿estas seguro? Te noto extraño - dijo mientras se acercaba, pero Milo se alejó, por lo cual volvió a acercase obteniendo el mismo resultado, por lo cual siguió hasta que lo acorralo contra un pilar - ¿estas enfermo acaso? - preguntó mientras colocaba una mano sobre su frente.

Milo: n-no, ¿cómo cree? - preguntó, mientras sentía cómo el mayor tocó su frente y sus mejillas.

Arles: tienes fiebre ¿Y por qué estás mojado? - preguntó mientras Milo noto que seguía con la ropa con la que había entrado al lago y estaba totalmente empapado.

Milo: ow es que... yo... me, me... ¡Caí! Si, si me caí mientras caminaba por el jardín de Alde a su lago, es que le estaba ayudando a llevar algunos tomates a su cocina - aseguró rápidamente.

Arles: deberías cuidarte más Milo, un resfrío aunque no es serio va a dificultarte cumplir tus tareas - le dijo mientras se alejaba, permitiendole a Milo separarse.

Milo: eh, si, si no se preocupe patriarca tomaré eso en cuenta - respondió sonriendo, para después verlo darse la vuelta e irse, por lo cual suspiró y sacó la carta, misma que sacó del sobre y comenzó a leer.

"Lamento mucho lo de ayer, no quise incomodar y también quería informarte que el patriarca me pidió entrenar al futuro caballero de cisne, por lo cual viaje hasta siberia para entrenarlo, el pequeño es bastante inteligente, así que espero volver pronto, cuídate mucho por favor y perdón por no poder despedirme como se debe, salimos de urgencia.

Atte: Camus de acuario.

Eso era lo que estaba escrito, por lo cual un poco triste suspiró.

Milo: así que se fue... - susurró triste - bueno, no es para menos que el patriarca te haya escogido para entrenar al niño, eres uno de los mejores maestros que e tenido - susurró mientras veía sonriendo la nota, para después abrazarla contra su pecho - cuídate mucho Camus, por favor, espero verte de regreso pronto mon ami - dijo sonriendo, para después recordar que tenia el agua y la flor hirviendo, por lo cual corrió para que no se quemara.

Una semana después...

Con Camus.

Mientras se encontraba juntando fuego en la cabaña, su alumno entró corriendo al lugar.

Isaac: ¡Maestro Camus! - gritó.

Camus: ¿Que ocurre Isaac? Ya te e dicho que no me gusta que grites y menos que corras - le regañó molestó.

Isaac: pe-perdon... - se disculpó mientras escucho a su maestro suspirar, para después decirle.

Camus: a ver ¿que ocurre? - preguntó.

Isaac: a si, hay un niño nuevo en los glaciares nortes que acaba de bajar de un barco que lo dejó aquí y se ve bastante desorientado - aseguró mientras el mayor lo veía.

Bueno, el patriarca antes de salir le había dicho que más niños llegarían con el mismo propósito de ser caballeros y siempre y cuando el viera potencial para serlo, debía aceptarlo, por lo cual se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde si alumno le había dicho, mismo que rápidamente lo siguió. Pasaron al rededor de unos 20 minutos los que le tomó llegar hasta el niño, un rubio de unos 8 años.

Camus: ¡Hey tú! ¿Cuál es tu nombre? ¿Que estas haciendo aquí? - preguntó mientras veía al pequeño rubio verlo.

Hyoga: ho-hola, mi nombre es Hyoga, vine aquí con la intención de convertirme en caballero en un futuro - respondió.

Camus: ¿a si? - preguntó mientras colocaba una mano sobre su cintura y lo veía con una ceja alzada - tienes potencial y puedo ayudarte pero quiero que me respondas ¿por qué quieres convertirte en caballero? - preguntó.

Isaac únicamente veía como el pequeño rubio veía de forma asombrada al hombre, que suspiró.

Camus: lo preguntare una vez más... ¿por que quieres convertirte en caballero? - preguntó, mientras el niño respondió.

Hyoga: por mi mamá, se que si me hago fuerte podré verla - respondió inocente, Isaac únicamente río por lo bajo, para después ver a su maestro voltearse.

Camus: con aspiraciones tan vulgares como esas jamás conseguirás lo que quieres, regresa por donde viniste, no me hagas perder mi tiempo - le respondió mientras se daba la vuelta, aunque grande fue su sorpresa al sentir como alguien lo sujeto por detrás, cuando se volteó pudo ver al rubio que lo sujetaba de la cadera.

Hyoga: por favor, quiero convertirme en caballero haré cualquier cosa por conseguirlo - suplicó mientras Camus serio lo veía, aunque el rostro del pequeño le recordó al de su tan querido amigo, no pudo resistirse, aunque tampoco podía dejar que esos sentimientos siguieran.

Camus: escuchame, lo haré bajo una condición... vez esos glaciares de allá - dijo mientras señalaba, el pequeño los vio.

Hyoga: Si... - respondió.

Camus: la condición es que debes ser igual de fuerte que ellos, solo así lograras obtener lo que quieres - respondió mientras veía al niño ver los glaciares.

Mientras tanto.

Con Milo.

Curioso el peliazul escuchaba de boca del buen Alde, que el caballero de plata de águila había recibido aún alumno, para poder entrenarlo para saber acerca del futuro caballero de pegaso, que aunque no le importaba quien obtuviera esa armadura de bronce, se alegraba que no le dejaran el camino libre para el alumno de la amazona de ofiuco.

Milo: es una verdadera alegría saber que Shaina tendrá que hacer sudar a su alumno si quiere obtener el título de caballero ¿no lo crees? - preguntó.

Aldebaran: la verdad es que si, espero que Marin logre bajar de las nubes a esa engreída de Shaina ¿sabes? - preguntó sonriendo.

Milo: Si, se lo merece por presumida, de las amazonas de plata que existen en el santuario es la que no demuestra respeto ni por la señorita Athena, así que espero que Marin logre ponerla de nuevo en su sitio - respondió sonriendo.

Aldebaran: Si... - respondió sonriendo mientras suspiraba.

Milo: Oye... ¿no haz sabido nada de Mü? - preguntó mientras veía al caballero de tauro negar.

Aldebaran: No... y ni siquiera e podido comunicarme con él, me preocupa mucho ¿sabes? - preguntó mientras veía al peliazúl ver su taza.

Milo: Si, a mi también me preocupa, desde que ocurrió con la muerte repentina de Shion el se alejó del santuario - aseguró triste.

Continuará...