Acostumbrate.
Con siguiendo con Milo y Camus.
Mystoria: ¡Ya basta! ¡¿Qué demonios está pasando aquí?! - preguntó molestó mientras aparecía de brazos cruzados.
Écarlate: amor, es tú alumno que no respeta a nuestro hijo - le dijo de brazos cruzados.
Mystoria: oh vamos amor, deja tus celos aún lado, Camus nunca le faltaría el respeto a nuestro hijo, lo ve como su hermano, ya bájale un poco a tu intensidad - pidió mientras se acercaba a su hijo para abrazarlo - ¿como estas amor? - preguntó.
Milo: muy bien mami, feliz de verte - le respondió mientras correspondía el abrazo con mucho entusiasmo, su madre se separó y le sonrió, para después ver a su alumno.
Mystoria: ¿Cómo estás Camus? - preguntó mientras también lo abrazaba.
Camus: muy bien maestro, aunque debo admitir que mantener a su hijo lejos del peligro es un verdadero reto - - aseguró mientras se separaba.
Mystoria: ¿ocurre algo amor? - preguntó mientras Milo lo vio.
Milo: Si, es que estoy un poco confundido.
Mystoria: ¿y eso por que? - preguntó.
Milo: Camus me dijo que al regresar al santuario me haría cosas sucias y siendo sinceros hoy no tengo ganas de tomar otra ducha para limpiarme después.
Camus: ¡Milo! - grito confundido y molestó.
Écarlate: a... ¿con que queriendo pasarte de listo con mi hijo? - preguntó arremangandose el brazo.
Camus: ¡No, no claro que no señor! - gritó rápidamente, para después ponerse a correr con Écarlate detrás suyo.
Écarlate: ¡Ven acá Camus, estas más grande ¿como se te ocurre decirle eso a mi hijo?! - gritó mientras lo seguía.
Camus: ¡No, espere yo no le dije nada! - gritó mientras escapaba del pelirrojo.
Mystoria: ¿ahora que sacaste al dramático me dirás que sucede? - preguntó mientras Milo suspiró para después asentir.
Milo: es sobre el patriarca mamá - respondió mientras Mystoria suspiró.
Mystoria: vamos adentro amor, para que le cuentes a mamá todo lo que quieras - le pidió mientras lo llevaba al interior de su casa - ¿Que es exactamente lo que te pasa hijo? No me gusta verte así ¿te hizo algo ese hombre? - preguntó.
Milo: mamá, el señor Arles dijo que no debía confiar en nadie, ni siquiera en mis compañeros y que era un ingenuo al creer que Aioros era inocente - le dijo.
Mystoria: ¿enserió eso te dijo? - preguntó serio.
Milo: Si, pero también pensé seriamente en lo que había dicho papá cuando era niño y estábamos cenando, antes que Camus llegara a nuestras vidas ¿lo recuerdas? - preguntó mientras el peliceleste asintió.
Mystoria: así es... pero papá lo dijo con intención de proteger tú corazón e ilusiones cariño, jamás porque pensó que eras ingenuo, ante todo el sabe que tú eres inteligente al igual que yo y tampoco quiso que te alejaras de tus compañeros, debes cuidarte si... pero ante todo debes tener amigos para no estar solo cariño - dijo mientras dirigia su mano hasta su hijo y coloco un poco se cabello detrás de su oreja.
Milo: lo se, pero hay veces que el señor Arles hace cosas que me dan un poco de miedo mamá, la vez pasada lo descubrí viéndome dormir - le dijo mientras Mystoria preocupado lo vio.
Mystoria: ¿enserió te observa mientras duermes? - preguntó preocupado.
Milo: Si, bueno no, únicamente lo descubrí una vez y desde entonces pongo seguro a la puerta, pero siempre me pide acompañarlo a todos lados solos, rara vez llevamos a alguien más y estoy algo asustado y tampoco es como si pudiera desobedecer sus órdenes - le dijo.
Mystoria: cuando van solos no te toca de formas indebidas ¿verdad? - preguntó serio.
Milo: No, no... únicamente me ve de forma rara o bueno, al menos eso siento, pero jamas a llegado a tocarme - respondió mientras Mystoria únicamente suspiró.
Mystoria: escucha hijo, si ese tipo te llega a tocar de alguna forma, te dice cosas indebidas de cualquier tipo o te propone algo, no dudes en venir corriendo a decirme para que vayamos con tu papá a ponerlo en su lugar ¿esta bien? - preguntó mientras veía a su hijo asentir, por lo cual lo abrazó para darle un poco de seguridad y animo, ¿que podría hacer para asegurarse de que ese desgraciado no le fuera a hacer ningún tipo de daño a su hijo?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar la puerta de su casa ser abierta de golpe y ver a su alumno entrar corriendo a la casa, detrás de él su esposo con una escoba que sabrá Athena como se la habrá robado a Cardinale, porque sí, la reconocía por las flores que la adornaban y el único que hacia eso era el ex caballero de piscis. Los vio dar una vuelta por toda la vivienda para después salir corriendo de nuevo hacia la calle, para después escuchar a su amigo gritar.
Cardinale: ¡Écarlate, devuelve mi escoba animal, no es para golpear cubos por tus celos! - gritó, mientras el peliceleste únicamente sonrió, por haber escuchado una pequeña risa provenir de su hijo.
Continuará...
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