CAPÍTULO 43
—QUEDARTE COMO SER HUMANO y envejecer o, volver a ser guardián e inmortal.
Esas fueron las palabras de Manny, esas fueron las palabras que me dejaron en shock. No entendía. Desde un inicio sabía que debía ser guardián, que debía ser un espíritu, porque lo he sido por siglos. No consideré quedarme como humano.
Estoy seguro de que me quedé mudo por al menos diez minutos. Manny no había dicho nada más en ese tiempo, me había dejado en paz para tomar una decisión. Lo había puesto en palabras simples. ¿Quieres ser humano o guardián? Pero, para mí, la pregunta había sonado como: ¿Quieres quedarte con Bianca o quieres ser el Espíritu del Invierno?
Pero había un problema. Un problema enorme.
Quería quedarme con Bianca. Bien, eso no es un problema. Amo a Bianca y desearía pasar el resto de mis días con ella.
Cuando encontramos a los guardianes en casa de Jamie y me quedé con ellos, sé que cometí un error. Un gran error. Ese día dejé a Bianca, tal vez no con palabras; pero mis acciones hablaron por sí solas. A veces pienso que esa fue una prueba del destino, para saber si yo era lo suficientemente idiota como para arruinar mi relación con Bianca y, bueno, aprobé.
La cuestión, en estos momentos, es que ser humano no solo implica tener una opción con Bianca, porque ella ahora está en problemas. Necesito mis poderes para salvarla de Pitch. Los guardianes me necesitan para derrotarlo, somos un equipo, por algo Manny nos unió. Y eso es algo que no entiendo. Si todos somos un equipo y nos necesitamos para derrotar a Pitch, ¿por qué Manny me está dejando elegir?, ¿por qué ahora? No entiendo. No entiendo absolutamente nada.
—¿Por qué me das esa opción tan de repente? —pregunté—. Tú me hiciste guardián por algo, ¿ya no me necesitas en el equipo?
—Los poderes que tengo me ayudan a conservar la energía de una persona cuya vida ha terminado —explicó, aunque no comprendía por qué me decía eso ahora—. Cada uno de los seres a los que elijo para ser espíritus, tiene un don especial. Cada uno de ustedes fue elegido al morir. Pero tú, Jack, fuiste un caso diferente. —Manny se quedó callado por unos momentos antes de continuar.
—¿Te arrepientes de haberme elegido?
Lo que decía solo me hacía sentido si se arrepentía de haberme convertido en un espíritu y por eso preferiría que me quedara como humano. Pero no creo que sea esa la razón, si no me quisiera como espíritu, jamás me habría vuelto guardián.
—No, Jack, no me arrepiento —su respuesta me tranquilizó—. Te decía que eres un caso diferente por el momento y formas de tu muerte. Tu falleciste siendo muy joven, al hacerlo, perdiste la posibilidad de madurar y de disfrutar lo que es estar vivo. Los demás guardianes han estado tanto tiempo como espíritus que ya no desean seguir siendo humanos. Pero tú, tú aún eres joven, como humano, como espíritu y como guardián. No podía volverte un humano, yo no tengo ese tipo de poder. Pero, ahora que ya eres uno, quiero que pienses bien qué es lo que vas a hacer. Tienes dos opciones, Jack. Piénsalo bien.
Genial, ahora tengo mil dudas más.
Tomé un gran respiro. Tendré que renunciar a algo y no quiero hacerlo. ¿Por qué no puede ser más fácil? ¿Por qué no puedo estar con Bianca y ser guardián?
Bien, Jack, piensa.
Tengo dos opciones: Uno. Quedarme como un humano y hacer todo lo posible por derrotar a Pitch con solo cuatro guardianes y dos humanos—no me queda de otra que contar al inútil de León. Si ganamos, si logro rescatar a Bianca y, si ella me acepta, podemos... podemos... ser una pareja. Podríamos vivir como gente normal, crecer juntos. Sé que una vida con ella será toda una aventura. Por otro lado, si no ganamos, Pitch la matará, de eso estoy seguro. De hecho, nos matará a todos.
Dos. Puedo regresar a ser un guardián, de esa manera, tendríamos mayores posibilidades de derrotar a Pitch. Claro, no podré permanecer al lado de Bianca, no por mucho tiempo, ya que ella envejecerá y yo seré siempre un espíritu de diecisiete años. Regresaríamos a como estábamos, con el mismo problema. Pero, si perdemos la batalla, de todas formas, no la tendré a mi lado.
Como dijo Manny, yo morí demasiado joven, no puedo dejar que Bianca tenga el mismo destino, no si puedo evitarlo. Como humano no tengo la posibilidad de traerla con vida, pero sí como guardián.
Así que, está decidido.
—Mi prioridad es que Bianca salga completamente ilesa de este problema —mi voz sonaba firme, decidida—. Para lograrlo necesito mis poderes. Elijo ser guardián.
Por ti, Bianca.
No obtuve respuesta de Manny una vez que tomé mi decisión. Sin embargo, supe que me escuchó, ya que sentí cómo mis poderes retornaban a mi cuerpo. Me sentía diferente, mejor, más fuerte. Poco después, la luz que me había envuelto desapareció y noté que la del resto de guardianes lo hizo al mismo tiempo. Todos tenían su apariencia de espíritus. Conejo por fin era alto y no una pequeña bola de pelos. Norte, Sandy y Tooth también habían regresado a la normalidad. Supongo que yo también lo he hecho, ahora tenía mi cayado en mi mano y, donde esta lo tocaba, había escarcha.
Sí, he vuelto a ser Jack Frost.
—¡Por fin! —gritó Conejo, saltaba en su mismo lugar como si fuera un niño al que le acabaran de dar un premio—. ¡Ya soy normal otra vez! —con sus boomerangs en las manos se puso en posición de batalla, o al menos eso trató de hacer, y dijo—: ¡Estoy listo para patear traseros!
—Genial, porque yo también lo estoy. —Ambos intercambiamos miradas y asentimos. Conejo quería rescatar a Bianca tanto como yo y solamente por eso no lo llamaré colita de algodón.
—Esto es increíble —el gato de basurero, como siempre, había decidido meterse en conversaciones ajenas—. Eres cien veces más grande —su mirada estaba enfocada en Conejo y tenía la boca abierta por el asombro.
Conejo se cruzó de brazos e infló su pecho. —Bianca te dijo que era genial, fuiste tú quien decidió no creerlo, mocoso idiota.
Sí, Conejo me cae muy bien últimamente.
Norte llamó nuestra atención, con una seña nos pidió que nos reuniéramos al centro del salón. Ninguno objetó, ahora que teníamos nuestros poderes, debíamos ir por Bianca. Esa es la prioridad.
—Ahora que todos hemos regresado a la normalidad, tenemos que seguir con el plan. No tenemos tiempo que perder —señaló—. Lo primero es hallar a Pitch, si lo encontramos, entonces podremos rescatar a Bianca. No podemos olvidar que estamos aquí gracias a ella, no vamos a dejar que algo le suceda —esto último lo dijo viéndome a los ojos, era una promesa. Asentí en respuesta.
—Definitivamente, hallar a Pitch es lo primero —Tooth había volado hacia el centro de nuestro círculo—; pero no tenemos idea de dónde pueda estar. Estoy segura de que no utiliza la misma guarida del año pasado. No te preocupes, Jack, en cuanto lo encuentre, le romperé todos sus feos dientes. Tiene que escarmentar por haberse llevado a Bianca.
Le sonreí a Tooth, ella es una gran amiga.
—Tal vez reconstruyó su antigua guarida —empezó a decir Conejo, quien rascaba su mentón—. Tenemos que ir a verla, por si acaso.
—No, es imposible que esté ahí —sentenció Tooth.
—También podría haber hecho su guarida en Treno; después de todo, ahí fue donde lo vimos por primera vez este año —comentó Norte. Estaba de acuerdo con él, tenía sentido. Pitch tiene que estar en Treno y Bianca debe estar con él.
—Chicos... uhm, ¿guardines? —la voz del idiota de León nos interrumpió—. Sandy quiere decirles algo.
Inmediatamente giré en dirección a Sandy, quien estaba detrás de Tooth. Él parecía bastante emocionado por que el gato de alcantarilla le había hecho caso antes que nosotros.
Traidor.
Sin perder el tiempo, Sandy flotó hacia el gran globo que se encontraba en medio del Taller y señaló el punto donde debería estar Borja. Solo que en este globo se veía un hueco rellenado por el océano.
—¿Qué sucede Sandy? —le preguntó Tooth, quien también se acercó al globo—. Ya sabemos que ahí debería estar Borja.
Sandy entrecerró los ojos, muy probablemente porque Tooth no entendió lo que él quiso decir. Así que, negó con la cabeza y sobre esta formó en arena el rostro de Pitch y, posteriormente señaló el espacio donde debería estar Borja.
—Crees que la guarida está en Borja —deduje en voz alta, asumí que eso era lo que quería decir. Sandy asintió emocionado.
La guarida de Pitch está en Borja. Es algo factible, sí, puede que él haya elegido esa ciudad a la cual nosotros nunca habíamos ido antes. Borja es el lugar perfecto para él. Pero, si él en verdad ha estado ahí todo el tiempo, entonces, siempre nos ha tenido en la mira, ha seguido todos nuestros pasos. ¿Por qué no nos atacó? ¿Por qué nos dejó con vida y se llevó solo a Bianca?
Norte fue el primero en romper el silencio. —Entonces, vayamos a Borja primero, si no hay nada ahí, podemos probar con Treno. De cualquier forma, lo hallaremos y lo derrotaremos.
—Y romperemos sus horribles dientes —agregó Tooth.
—Sí, eso también —concordó Norte.
La adrenalina corrió por mi cuerpo. Tenía un buen presentimiento sobre esto. Los cinco unidos éramos suficientes para derrotar a Pitch, así que estaba emocionado por volver a ver a Bianca. Estoy decidido a hacer cualquier cosa por ella.
—¡Al trineo! —gritó Norte.
El único en quejarse sobre eso fue Conejo. —¡¿Qué?! ¡No! Ya hemos ido en tu transporte de la muerte, ahora tocan mis túneles.
—Está bien, dejemos que el nuevo decida. —Norte tenía una sonrisa socarrona en la cara. Normalmente me habría reído de esta situación; pero cuando dijo la palabra «nuevo» supe a quién se refería y odiaba que lo tomaran en cuenta. Él no es parte de nosotros.
—¡NO! Eso no es justo, ese es un mocoso idiota, su opinión no vale —chilló Conejo. Sigo sin poder creer que ambos estemos de acuerdo en que León es un idiota.
Norte decidió obviar las palabras de Conejo. —León, ¿preferirías ir a Borja en el trineo de Santa Claus o en los túneles poca cosa de Conejo? —podía notar la confianza que Norte tenía, él sabía que nadie se podía negar a su trineo. Ni siquiera yo fui inmune a eso, al menos no cuando lo vi.
—Trineo, definitivamente el trineo —contestó el gato de basurero muy entusiasmado.
—¿Tienen idea de cuántos niños han dejado de creer por esta situación? —Tooth voló hacia ellos, tenía una expresión molesta y desesperada—. No han recibido monedas por sus dientes y, si no fuera por el ratoncito que me ayuda en varios países, no habría ningún creyente.
—Tranquila, Tooth —intercedió Norte—. Todavía hay suficientes niños que creen en nosotros, por ellos es que tenemos fuerzas. Luego de derrotar a Pitch, todo volverá a la normalidad.
Tooth soltó un suspiro de cansancio y siguió dando órdenes a sus haditas, quienes aparecieron de la nada. Me pregunto si habrán sentido cuando Tooth recuperó sus poderes.
Los siguientes minutos los pasamos preparándonos para la batalla contra Pitch. Norte estaba enseñándole al tarado de León cómo utilizar un arco y flechas, aparentemente él esperaba que el inútil se metiera de lleno en la pelea. No entiendo por qué confía en él, estoy seguro de que no podrá ayudarnos. ¿Acaso aprenderá a usar un arma en pocos minutos? Lo que más me molestaba es que al inicio se rehusó a que Bianca nos acompañara cuando había una batalla de por medio; pero con su querido León no tenía problema alguno.
—¿Recuerdan el recorrido que hicimos por Borja hace un tiempo? —preguntó Conejo mientras guardaba varios huevos explosivos en los bolsillos de su cinturón.
Los demás asentimos.
—No encontramos nada —acoté.
—Solo vimos cerros cubiertos de neblina, eso fue todo. —Tooth se había unido a nosotros solo para decir eso; antes de volver con sus haditas, la detuve.
—¿Cómo que eso fue todo? —No puede ser que Tooth haya dejado pasar algo tan importante como eso—. La niebla es la nueva arma de Pitch, es obvio que tiene que estar ahí. ¿Por qué no nos dijiste?
Tooth se puso nerviosa al oír mis palabras. —Bianca y yo fuimos a inspeccionar; pero no vimos nada raro... y yo no sentí nada fuera de lo común.
—¡Pero si tú eres la persona más despistada del mundo! —grité, logrando asustar a Tooth, nunca había reaccionado así con ella—. Lo siento, en verdad. Es solo que... nos lo debiste decir antes.
—Eso ya no tiene importancia, Jack —me regañó Norte, claramente estaba molesto por mi reacción anterior—. Ahora ya sabemos de un posible escondite, tenemos dónde empezar a buscar.
Sandy se paró frente a nosotros para llamar nuestra atención, en cuanto la tuvo, hizo imágenes de yetis, duendes y del trineo sobre su cabeza.
—Tienes razón, Sandy. No sé dónde están los yetis —Norte se mantuvo pensativo, mientras que yo no podía aguantar un segundo más en el Taller sin hacer nada. Ya estaba listo para ir por Bianca—. No creo que el trineo necesite ningún tipo de reparación, así que no importa si los yetis aún no aparecen.
—¿Estás hablando en serio? —Conejo sonaba totalmente indignado—. No voy a subirme a tu trampa mortal si es que no lo han revisado.
Norte rodó los ojos, estaba acostumbrado al comportamiento de Conejo ante el trineo. Hasta ahora no comprendo bien porqué lo odia tanto. —Deja de ser tan cobarde —le reprochó Norte, quien tomó a Conejo de las orejas y lo obligó a meterse en el elevador.
No puedo creer que vaya a decir esto, pero... pobre Conejo.
Todos los demás los seguimos al ascensor y juntos llegamos al piso donde guardaban el trineo. Como no estaban los yetis, fue Norte quien abrió las puertas del lugar. Pensé que me encontraría con el gran trineo; pero en su lugar solo había oscuridad. Norte encendió las luces haciendo que me quedara ciego por unos segundos. Cuando por fin pude enfocar la visión me di con la sorpresa de que los yetis, duendes y renos se encontraban reunidos en ese lugar. Todos tenían carteles que decían: «Sorpresa» y «Bienvenido».
—¡No saben cuánto me alegra verlos! —Norte se acercó a ellos y todos empezaron a vitorear—. Lamentablemente, tengo cosas que hacer.
La expresión de todos los presentes decayó, hasta a mí me dio lástima la reacción de todos. Habían esperado a Norte por mucho tiempo—probablemente—, le habían hecho una reunión y él tenía que irse. Claro, yo no iba a dejar que se quedara, teníamos cosas que hacer y, aunque me diera pena, tampoco soy idiota.
—Phil, prepara el trineo —le pidió al yeti de siempre.
❄
—ESTO ES DEMASIADO GENIAL para ser cierto —exclamó el gato desaliñado.
Por un momento había olvidado que él estaba con nosotros. Ya todos habíamos subido al trineo—Conejo fue arrastrado a él—y cuando el idiota de León subió se emocionó.
—No puedo creer que esté en el trineo de Santa Claus —dijo.
—Todos aman el trineo —cantó Norte, completamente orgulloso.
Reprimí las ganas de rodar los ojos y le pedí que nos fuéramos de una buena vez, pues necesitaba rescatar a Bianca cuanto antes. Cada segundo que pasaba me ponía más ansioso.
—Tranquilo, ya estamos listos —me aseguró él.
A pesar de eso, Norte le preguntó a Phil si ya estábamos preparados para partir y, como siempre, él le dijo que no. Sin embargo, a Norte no podía importarle menos su respuesta—no logro entender por qué lo consulta en primer lugar—y despegó de todas formas. Esto provocó que a Conejo le diera un pequeño paro cardiaco.
—Ahora sí estoy seguro de que voy a morir —expresó Conejo—. Díganle a Bianca que hice todo lo posible por salvarla y que la quiero.
—Deja de decir tonterías. No te vas a morir —le reprendió Tooth.
Sandy disfrutaba del viaje junto al polizonte felino. Iba tan feliz que no lograba entender en qué momento se volvió tan amigable a esa calaña. Sandy es un traidor. Ahora él será víctima de mis bromas, Conejo ha sido relevado.
Cuando estuvimos fuera del taller y a suficiente altura, Norte sacó una de las esferas y la lanzó nombrando la ciudad de Borja. Inmediatamente apareció el portal y lo cruzamos sin ningún contratiempo. Era de noche en Borja, así que sería más fácil movilizarnos por los cielos. Nadie podría vernos en tanta oscuridad.
—¿Dónde están esos cerros de los que hablabas? —preguntó Norte a Tooth.
—No sé, está todo tan oscuro.
Tooth volaba sobre el trineo viendo en diferentes direcciones, tratando de hallar dichos cerros. Como ella, yo tampoco lograba distinguir nada, todo estaba demasiado oscuro.
—Haz algo útil y dinos dónde están los cerros —le ordené al idiota de León.
—Depende de donde está el mar —contestó—, los cerros están al lado contrario.
¿Dónde mierda está el mar?
A donde sea que viera, lo único que notaba eran las luces de la ciudad por la noche, estaban lejos y no nos proporcionaban ninguna ayuda para buscar esos cerros. Por todos lados nos invadía la oscuridad. El tarado de León no nos ayudaba en nada con su respuesta.
—¿Alguien sabe dónde está el este? —consultó el felino maltrecho—. Ahí es donde están los cerros.
Sandy chupó su dedo índice y lo alzó en alto; pero como íbamos en el trineo, era obvio que no sentía la briza que debía decirle dónde estaba el norte. Así que él simplemente se encogió de hombros. Luego, en su cabeza apareció una brújula.
—Norte, ¿tienes alguna brújula? —pregunté.
—¡Oh! Sí, sí tengo —contestó él.
En el trineo había un tablero justo frente a él y entre todas las cosas raras que se encontraban ahí, había una brújula. A veces Norte puede ser tan despistado como Tooth. Gracias a esa brújula pudimos ubicarnos, los cerros estaban a nuestra izquierda, así que Norte giró. Unos segundos después pude ver la niebla, esta resaltaba en el paisaje oscuro.
—Me había olvidado por completo de que tenía esta brújula —comentó Norte entre risas.
Ninguno de nosotros se unió a él, puesto que no era nada gracioso.
Cuando estuvimos cerca de los cerros, Sandy, Tooth y yo salimos volando del trineo. Iniciamos la inspección de los alrededores—cada uno por separado—esperando encontrar alguna puerta o entrada a su nueva guarida. Lamentablemente, la niebla era tan densa que no me permitía distinguir alguna entrada. Tampoco quería acercarme tanto, ya que no quería alertar a Pitch de nuestra presencia. Si este era su escondite, él sabría que estábamos aquí en cuanto entrara a la niebla. No podía permitir que se diera cuenta de nuestra presencia, no aún.
Luego de varios minutos buscando, sentí un jalón en mi capucha. Una de las haditas de Tooth me hizo señas para que la siguiera y eso hice. No tardé en llegar a donde Tooth se encontraba.
—Creo que esta es la entrada —informó.
Frente a nosotros había una especie de cueva, la entrada era muy oscura y podía entender por qué sospechaba de ella. La niebla era espesa a su alrededor; pero no tanto frente a esta. Es como si Pitch estuviese invitándonos a pasar.
—Vayamos por los demás —indicó.
Negué. —Tú ve por ellos, yo entraré.
Tooth pareció ofenderse ante mi comentario.
—No vas a entrar solo, Jack. Todos estamos juntos en esto.
—Ya lo sé, pero no puedo esperar más.
—Si entras solo, te van a matar —sentenció. Tooth estaba cruzada de brazos y con el ceño fruncido, claramente no estaba contenta conmigo.
—Aún no sabemos si esta es su guarida, solo iré a dar un vistazo.
—No, vendrás conmigo —ordenó—. Luego volveremos. No nos demoraremos ni cinco minutos en ir por los demás.
Tooth no permitió que me negara una vez más. Me jaló de la capucha en búsqueda del resto de guardianes, quienes no estaban muy lejos de nuestra ubicación. Una vez que les contamos lo que ella había encontrado, repasamos el plan de ataque—el cual habíamos armado en el Taller—y nos dirigimos a la cueva.
Nos dividiríamos en dos grupos. El primero consistía en Norte, Conejo y el polizón, ellos cubrirían el suelo. El segundo grupo nos incluía a Sandy, Tooth y a mí, quienes nos encargaríamos de los aires.
Estaba seguro de que esta guarida—si en verdad era de Pitch—sería como la anterior. Tenía que ser una espacio grande, donde él pudiera utilizar sus pesadillas y Osseus en caso de que hubiese un ataque, pero contra nosotros no podría.
Lo primero que noté al entrar a la cueva fue un largo y oscuro pasadizo. Gracias a Sandy y el brillo que emitía su arena, pudimos ver por dónde íbamos. El camino fue extenso, no estoy muy seguro de cuánto tiempo había transcurrido desde que ingresamos a la cueva, solo sé que, de un momento a otro, empezamos a caer. Aparentemente había un abismo que no logramos distinguir con la luz de nuestro amigo. Para Tooth, Sandy y para mí no fue difícil detener nuestra caída, ya que podíamos volar, el problema eran los otros tres individuos. Por suerte, Sandy pensó rápido y creó una nube de arena, con la cual detuvo la caída del resto.
Cuando llegamos al final del acantilado empezamos a escuchar voces. Sandy bajó la intensidad de la luz de la arena para no captar la atención de aquellas personas. Había más de una, de eso estaba seguro. Caminamos por el túnel lo más sigilosamente posible y solo me detuve al escuchar la voz de Bianca.
—¿Qué quieres hacer con Jack? —preguntó ella, notaba el odio en su voz, sin duda estaba molesta con la persona con la que hablaba.
—Vengarme de él a través de ti. Sé que no lo recuerdas, pero tú y yo tenemos muchos asuntos pendientes.
La segunda voz fue la que me sorprendió más. Inmediatamente, sentí mucho odio y rencor hacia aquella persona, no porque quisiera vengarse de mí, sino porque estaba utilizando a Bianca para lograrlo. No puedo creer que haya confiado, soy un imbécil.
Editado: 05/04/19
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro