CAPÍTULO 42
—¿NO PREFIERES SALIR A JUGAR? —me preguntó—. Podemos ir al parque, a ti te encanta.
La mirada que tenía en el rostro, la cual sólo estaba enfocada en mí, transmití tanto amor y cariño. Extraño tanto esa mirada. Daría lo que fuera por sentirla sobre mí otra vez. Lo que sea.
—Quiero jugar a la tiendita —contesté.
En ese momento estaba en mi etapa—obsesiva etapa—de jugar a la tiendita.
Asintió, la sonrisa en su rostro no se borraba por nada del mundo.
—¿Qué vas a vender?
Ella miraba los objetos que tenía esparcidos en mi stand improvisado—solo era un pequeño buró. Había traído muchas de las cosas que encontré en la casa para tener una gran cantidad de mercancía para ofrecer a todos mis clientes.
Por mi parte, no estaba convencida de los productos que tenía sobre mi stand, así que saqué un artículo invaluable—según yo—que lo tenía guardado separado de los demás, es decir, debajo de mi asiento. Este era un collar con una cadena de oro, cuyo dije consistía en una piedra de color verde oscuro que brillaba a pesar de su color. Me pareció algo demasiado bello para tener con el resto de chucherías que había recolectado.
—Este, ¿lo quieres? —le mostré el collar y, al verlo, su rostro se oscureció por unos segundos. No tardó en quitarme el collar bruscamente de las manos.
—Esto es... —empezó a decir; pero nunca terminó la frase.
—Son 5 billetes —demandé con la mano extendida, mientras señalaba el dinero de Monopolio que estaba utilizando para este juego. Aún no entendía de qué iba Monopolio; pero el dinero servía para otros juegos.
Cuando su mirada regresó a mí, noté el miedo en sus ojos.
En aquel momento creí que el precio había sido demasiado alto para el collar y que ella no estaba dispuesta a pagarlo. Ahora, me doy cuenta de que no estaba asustada por algo tan tonto como eso... no, había algo más. Después de ese día no volví a ver ese collar. Supe que ella lo había guardado bien, y luego de su muerte... jamás recibí nada de ellos.
❄
CUANDO RECOBRÉ EL conocimiento, lo primero que noté fue la humedad en el ambiente y el frío. Mi cuerpo lo sentía congelado y los temblores que se apoderaban de mi cuerpo no hacían nada más que provocarme dolor; pero no entendía por qué exactamente. Me tomó unos segundos recordar lo que había sucedido antes de perder el conocimiento. León. Había estado con León y, luego... ¿qué sucedió?
Oh, claro, Pitch.
Tuve que parpadear varias veces antes de poder adecuarme a la tenue luz del lugar donde me encontraba. Estaba echada sobre mi brazo, por lo que lo sentía dormido. Cada centímetro de mi cuerpo me dolía, ahora sabía que era por las heridas que los Osseus habían dejado.
No me sorprendí al notar que estaba rodeada de barrotes, pues esperaba que Pitch me colocara en una celda. Lo que sí me sorprendió fue ver que no era una celda común, sino en una pajarera. A pesar del dolor, me incorporé, ya que necesitaba ver qué más había en esta habitación; pero, al hacerlo, la jaula se movió y perdí el equilibrio.
Genial.
No solo me dolía todo el cuerpo, ahora tampoco tengo equilibrio. Me tomó un tiempo acostumbrarme a la jaula, me caí mil veces y abrí algunas de mis heridas; pero al final pude asomarme por los barrotes. Sobre mí había otras jaulas, pero no pensé que por debajo también habría otras, tenía la creencia de que estaba cerca al suelo, pero no, para nada. Al menos estaba a trece metros de este. La luz de la habitación no era mucha, así que no distinguía mucho.
Sabía que irme con Pitch no era lo mejor; pero era eso o que los demás murieran. No dudé ni un segundo irme con Pitch, ya que era lo correcto, era la mejor jugada para poder ganarle al final. Creí que Pitch estaría conmigo todo el tiempo, torturándome con su presencia, se me hacía muy extraño que hasta ahora no haya aparecido. Claro, me alegraba no tener que verlo; pero a la vez me asustaba. Si no está acá ahora, solo significa que está planeando algo.
Me volví a asomar por los barrotes, pues creí escuchar algo, pero no había nadie ahí. Solo me di cuenta de que—además de las miles de jaulas—había un trono sobre una plataforma.
Sabía que Pitch tenía complejo de princesita mimada.
Decidí que lo único que podía hacer era esperar, pues, aunque lograra abrir la jaula, no podría llegar al suelo sin romperme las piernas. Detestaba esperar, más esperar al pedófilo de Pitch, mas no tenía otra opción. Es algo malo no poder volar, desearía tener polvo de hadas.
Me eché en medio de la jaula para equilibrarla con mi peso. En cuanto dejé de moverme, el dolor de mis heridas fue demasiado intenso como para ignorarlo. Además, el frío se colaba por todos lados y no tenía con qué abrigarme. Es una ironía que cerca de Jack no tenga tanto frío como aquí.
Jack...
¿Cuánto habrá pasado desde que me fui con Pitch? Me pregunto si habrán utilizado mi sangre. Espero que León haya entendido mi mensaje, porque si no lo hizo, todos estamos jodidos. Hubiese querido decirle explícitamente lo que tenía planeado; pero eso no era una opción frente a Pitch. Lo único que ellos necesitaban era la sangre de León y mía y que el primero creyera en ellos.
Diablos... muchas cosas podrían haber salido mal.
¿Qué pasa si no vuelvo a verlos? No puedo dejar a mis pequeños en el orfanato. ¿Cómo podría no ver a Conejo? ¿A Michelle y Abel? ¿A León? ¿A Jack?
Solo tengo que esperar y planear qué haré cuando Pitch venga por mí. Porque, si de algo estoy segura, es que él regresará.
❄
UN CHIRRIDO HIZO QUE DESPERTARA. NO sé en qué momento me quedé dormida; pero me alivia haber despertado, no quería estar inconsciente cuando Pitch regresase. Me sentía descansada, la jaula no era cómoda; pero sirvió para que mi cuerpo reposara y, por consiguiente, mis heridas fueron sanando. Las que se habían abierto ahora estaban cerradas, la sangre estaba seca. Aunque el dolor seguía presente, era soportable.
El chirrido provenía de una de las pajareras, una de ellas se movía; pero no sabía cuál era. Me asomé por los barrotes de mi jaula, mas no vi nada fuera de lo común—al menos lo común que es esta situación. Ajusté la mirada, ya que ahora la luz era aún menor que antes, observé que dos Osseus estaban al lado del trono de princesa de Pitch, eso solo significaba que el pedófilo estaba en camino.
—¿Bianca?
Escuchar mi nombre me tomó desprevenida. Observé a los Osseus, preguntándome si ellos eran los que me habían llamado; pero ambos no se movían. ¿Acaso ellos pueden hablar?
—Bianca, ¿eres tú?
Esa voz era familiar. Busqué por el suelo, esperando encontrar al dueño de esta; pero solo estaban los Osseus. Fue en ese momento que la voz volvió a llamarme.
—Bianca, estoy acá arriba —seguí el sonido y noté que el dueño de esta en verdad era una «ella». La rubia barata estaba dentro de una jaula como la mía. De todas las personas que Pitch podría tener encerradas, ¿por qué tenía que ser ella?, ¿por qué tenía que encontrarme con Fay? Si tuviese que elegir, preferiría encontrarme con Pitch. Está bien, eso es mentira.
—¿Qué haces acá? —mi pregunta fue completamente estúpida. Era obvio que Fay y yo nos encontrábamos en la misma situación.
Sin embargo, ella no notó mi tonta pregunta, o no le importó contestarla. —Después de la pelea que tuvimos contra Pitch en Borja él me trajo acá —su voz sonaba triste—. No sé cuánto ha pasado desde eso. Pensé que nos había atrapado a todos. ¿Los guardianes están bien? ¿Sabes algo de Jack?
A pesar de que Fay no me agradaba en absoluto, no podía dejar de sentir pena por ella. Ha estado mucho tiempo aquí, sola, a la merced de Pitch.
—Ellos están bien, vendrán por nosotras.
No quería decirle que habían perdido sus poderes, pues no sabía si Pitch estaba oyéndonos. No sé si él sabe que los guardianes son humanos; pero prefiero no darle esa información. Además, si todo ha salido como lo planeé, ellos deberían estar viniendo por mí... ¿no? Seguramente quieren rescatarme... Jack querría eso, supongo. ¡Oh por dios! ¿Qué pasa si no vienen por mí? No, de todas formas, vendrán, lo sé.
—Espero que vengan pronto, no aguanto estar más tiempo en esta maldita jaula —se quejó.
Al decir eso, me percaté de que yo llevo muchas horas en este lugar y ella no había dicho nada hasta ahora. —¿Por qué no me habías hablado antes? —pregunté.
Ella se encogió de hombros. —No sabía que estabas ahí —lo decía como si fuera algo obvio que yo debía saber—. Además, duermo la mayor parte del día.
Una parte de mí no podía dejar de sentir que ella estaba ocultándome algo, pero la descarté. Ella es una prisionera al igual que yo, lo ha sido por más tiempo. ¿Quién sabe qué puede haberle hecho Pitch? Probablemente yo me volvería loca si estoy por mucho tiempo encerrada en este lugar.
Fay y yo no hablamos luego de eso, no teníamos temas en común. Así que el silencio hizo que me volviera a dormir. Traté de combatir el sueño, pero perdí.
❄
ESTA VEZ, LO QUE ME DESPERTÓ fue un fuerte movimiento. Como si estuviera cayendo en picada. No tardé en darme cuenta de que la jaula estaba bajando a gran velocidad, cuando esta se detuvo, reboté en su interior, golpeando mi espalda. No había tenido tiempo de cogerme de los barrotes, ya que todo había ocurrido demasiado rápido.
—Lamento no haber venido antes. —No sé por qué me tomó por tanta sorpresa oír la voz del pedófilo. Sabía que él vendría tarde o temprano, tal vez solo deseaba que llegara tarde—. Tuve que llevar mis pesadillas a las demás personas del mundo.
En cuanto oí su voz, giré en esa dirección; pero solo me topé con la oscuridad. En cuanto mis ojos se ajustaron a esta, la cara de Pitch apareció y no pude evitar dar un salto por el susto que me llevé al verla.
—¡Dios mío! ¡En la oscuridad tu cara se ve aun peor! —exclamé sin aliento, me había llevado un trauma al verlo—. No cabe duda del porqué los niños se asustan al verte.
—Los niños se asustan por mis pesadillas, no por mi cara. —Pitch soltó un suspiro, claramente exhausto por la manera en que siempre hablaba de él.
Bueno, Pitch Black, alias El Pedófilo, lamento que no te guste lo que digo; pero no planeo dejar de hablar—y pensar—así de ti.
—Eso es lo que tú crees —contesté.
—Tu valentía nunca va a dejar de sorprenderme, querida —dijo encogiéndose de hombros. Fue acercándose poco a poco a la jaula donde yo estaba hasta abrir la puerta que esta tenía. Antes ni siquiera la había notado, es como si recién hubiese aparecido. Aunque, también cabe la posibilidad de que yo haya sido lo suficientemente torpe como para no notarla.
Cuando entró en la jaula me aparté lo más que pude de él, lo único que eso logró fue que él me arrinconara. Se acercó tanto a mí que podía sentir su aliento en mi rostro al hablar. —Ahora que eres mía, tienes que hacerme caso en todo o si no... —tomó mi mentón con sus manos callosas para que le hiciera caso y, si tuviese algo en el estómago, le habría vomitado ahí mismo.
—O si no, ¿qué? —lo confronté, estaba harta de él—. ¿Me vas a matar? Adelante, hazlo.
Él, obviamente, no se inmutó por mi respuesta y pequeño acto de valentía. No, Pitch estaba disfrutando todo esto. —¿Por qué quieres matar la diversión? Sabes que no podría dañar tu hermoso rostro —alzó mi mentón, rozando su nariz con la mía—; pero, si no me queda otra opción, sabes que no dudaré en matarte.
Traté de mover mi rostro hacia atrás; pero su agarre era demasiado fuerte como para que me alejara. —Ya te dije —gruñí—, si quieres matarme, hazlo ya. —Le escupí en la cara, logrando que me soltara. Pitch utilizó su manga para limpiarse, por un momento pensé que me escupiría de vuelta o que me golpearía, al menos que me gritara, mas no lo hizo.
—No, aun te necesitamos, Bianca —contestó, sus ojos no me perdían de vista. Estaba pendiente de mí, porque sabía que yo quería largarme por la puerta que él había dejado abierta. Sería difícil escaparme, ya que la jaula es muy angosta.
—No sé para qué te podría servir. —Traté de alargar la conversación, de esa manera, tendría un mejor plan. Aunque claro, no podía dejar de pensar en que habló en plural. ¿Quién más me necesitaba?
—Hay una persona de la que me quiero vengar, preciosa.
Rodé los ojos, ya que su historia de odio con los guardianes me tenía podrida. —Te voy a ser sincera, no creo que yo te sirva para vengarte de nadie.
—En eso estás equivocada y lo sabes. —Miró directamente a mis ojos y por primera vez Pitch Black me asustó; esta vez no era una burla, temía por mi vida, por la vida de los guardianes y de todos los habitantes de la tierra. La mirada que él tenía en los ojos era una que sobrepasaba a la de Roberta—. Solo tratas de despistarme para salir; pero créeme cuando te digo que no vas a poder escapar de mí.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pitch era más inteligente de lo que pensé. No me dejaría ir fácilmente, no sin antes utilizarme para sus planes, claro, si es que sobrevivía a lo que él tenía en mente. La maldad en sus ojos me decía que de esto no saldría viva, no importa cuántas veces me diga preciosa, eso es solo un acto. Pitch es un ser despreciable y, aunque le parezca bonita—solo pensarlo me da asco—me matará si eso le conviene.
—¿Qué es lo que tienes en mente?
La sonrisa de Pitch hizo que los vellos de mis brazos se pusieran de punta.
—Tus amigos los guardianes y tú, han estado equivocados todo este tiempo —su voz era sombría y hacía que me temblara todo el cuerpo—. Yo no quiero vengarme por algo que ellos hayan hecho. Hay un poder más alto del que sí quiero tomar represalias.
Fruncí el ceño. ¿Un poder más alto?
—Hablas de...
—...El Hombre de la Luna, Manny, si es que quieres llamarlo de una manera más «amigable» —rodó los ojos al mencionar el nombre que utilizan los guardianes. Lo que no entendía es porqué me utilizaba para vengarse de él. Es decir, yo jamás he conversado con Manny, estoy segura de que él no sabe que existo y, si lo hace, no le importo en absoluto.
—¿Qué tengo que ver yo con tu venganza a Manny?
—¿Tú? —empezó a reír a carcajadas y estas hacían eco por todo el lugar—. Bianca, tú solo eres una linda coincidencia. Hay otra persona que tiene planes contigo —paró de reír; pero su macabra sonrisa no se borró por nada—. No te preocupes, trataré de que no te maten, aún quiero divertirme contigo. Eres demasiado bonita. Además, no muchas personas creen hoy en día en el Coco.
Podía oír los latidos de mi corazón, estaba verdaderamente asustada. Estaba indefensa, él tenía poderes y yo no, ni siquiera tenía mi espada. Pitch me tenía donde me quería. Peor aún, él no era el que me quería, había alguien más. Pero ¿por qué yo? Hasta hace unos meses, jamás había tenido contacto con este mundo, donde existen los guardianes y el Coco, ¿qué tengo que ver yo en todo esto?
Tenía muchas preguntas y desearía poder obligarlo a responderlas. Pitch no tenía ningún interés en mí, él solo quería jugar. Dio dos pasos hacia atrás y salió de la jaula sin que yo pudiera decir una palabra. Estaba encerrada otra vez.
—Espera —lo llamé antes de que se fuera de esta habitación. Había una pregunta que tenía que hacer sí o sí y necesitaba la respuesta—. ¿Quién me quiere? Si no eres tú... entonces, ¿quién?
—Tendrás tus respuestas pronto —nuevamente sonreía. No cabe duda, él esperaba que yo hiciera esa pregunta—. Por mientras, regresarás a ser un lindo pájaro más en mi colección.
¿Qué? ¿Pájaro?
De pronto, la jaula empezó a subir al lugar donde estuvo colgando desde un inicio. Iba tan rápido que nuevamente tuve ganas de vomitar. Los acontecimientos sucedieron igual, cuando la jaula se detuvo reboté dentro de esta y volví a golpearme; pero esta vez en mi lado izquierdo. Podía oír las risas de Pitch desde abajo. Estoy segura de que él movía la jaula con esta rapidez para fastidiarme.
Antes de que pudiera irse le grité—: Si tan solo tuviera telequinesis, te exprimiría la cabeza ahora mismo, MALDITO PEDÓFILO DE MIERDA.
Sus risas no pararon, solo las dejé de oír cuando estuvo lo suficientemente lejos del lugar. Nuevamente estaba sola.
—Pedófilo de mierda —oí que repitió la rubia barata—. Es buena, empezaré a usarla.
Me había olvidado de que ella estaba acá. ¿Por qué no dijo nada antes? Bueno, tal vez porque le tiene miedo a Pitch... antes de hoy me habría burlado de ella por eso, pero ya no. Ese pedófilo sí que puede sentirse orgulloso de ser el Coco.
Opté por no responderle a Fay y ella tampoco dijo algo más. Es como si ambas tuviésemos el acuerdo de no hablarnos. Yo no disfrutaba su presencia y ella tampoco la mía. Ahora que ya no tenía sueño, solo me quedó esperar, aunque no estoy segura de qué es eso que espero.
El tiempo pasaba muy lento. Tan lento que sentía que me volvería loca. No tenía nada que hacer, no podía salir de la jaula. No importaba cuántos planes armara en mi cabeza, todos terminaban conmigo muriendo por la caída. Pitch no bajaría la guardia la próxima vez que viniera por mí, así que no podría esquivarlo. Estaba demasiado concentrada en mis planes de escape que al inicio no oí la risa, solo le presté atención cuando esta retumbó por todo el lugar.
Sigilosamente me asomé por las rejas de la jaula, aún estaba oscuro; pero podía notar una persona de pie al lado del trono. Creí que la risa pertenecía a Pitch, lo hice hasta que noté esa nueva silueta.
Editado: 05/04/19
«Así que... ¡este fue el primer capítulo del año! ¡Aún no puedo creer que ya sea 2015!»
Lo que ahora no puedo creer es que esto haya salido en 2015. Ha pasado tanto tiempo desde eso.
xoxo,
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro