Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 18


ESTOY MUY AGRADECIDA CON JACK. Encontró a Jamie y lo trajo de vuelta a casa. Este día se había convertido en uno de los peores de toda mi vida. Cuando me di cuenta de que Jamie no estaba, casi se me para el corazón. Así que, cuando tocaron la puerta principal de la casa y los vi por la mirilla de esta, fue un completo alivio.

Sabía que Jack lograría encontrarlo, no sé cómo había empezado a confiar en él y, después de hoy, sé que Jack no me va a defraudar nunca. No logro descifrar que es lo que siento por él en estos momentos, es algo así como admiración, pero claro, eso no lo admitiré en frente de él. Su ego es demasiado grande como para que yo lo alimente.

Luego de cenar lo que yo había preparado para el almuerzo, los niños se dirigieron a la sala para mirar televisión. Por otro lado, Jack y yo nos quedamos en la cocina. Mientras yo lavaba, él secaba los platos.

Había estado toda la cena pensando en la forma correcta de agradecerle, pero ninguna de las opciones que habían cruzado mi mente me gustaban, así que, al final, solo salió esto—: Gracias por traerlo de vuelta. No sé qué habría hecho sino hubieras aparecido.

—De nada. Siempre puedes contar conmigo.

La sonrisa que me brindó hizo que yo le respondiera de la misma manera. Cada vez se hacía más fácil estar cerca de Jack. De hecho, hasta me gustaba conversar con él, la cena fue muy divertida con Jack ahí. Es por ello que no me sorprendí tanto cuando le pregunté sobre su día. —Y, ¿qué has hecho en todo el día?, ¿qué lugares visitaste?

—Uhm... estuve en Europa.

Europa, un lugar que, probablemente nunca visitaré. Es decir, está al otro lado del planeta. Es la primera vez que siento envidia de Jack, él es libre, puede ir a donde quiera en el momento que lo desee. —Me encantaría ir a Europa —comenté—. En especial a Grecia, Italia... Francia.

—Pasé por Inglaterra, también.

—¿Viste el Big Ben? —Londres es un sueño para mí. Está en mi lista de pendientes, pero no es una prioridad, ya que ese puesto está reservado a salir del orfanato.

—Sí, pasé por... ah, Londres —casi se le cae un plato cuando mencionó Londres, por suerte no se rompió.

—¿Qué pasa? —le pregunté—. Estás actuando extraño.

Se tomó su tiempo en responder. Me preguntaba si no quería contarme lo que estaba sucediendo. —Hoy me vieron —dijo luego de una larga pausa.

Me alegré por él, sé que es importante para Jack que crean en él. También sé que yo no he sido una gran ayuda en ese asunto, aunque estoy tratando de ser más abierta al tema de su existencia como espíritu. Era difícil, pero estaba tratando.

—Eso es genial, más niños creen en ti. —Decirlo en voz alta fue raro, pero, bueno, por algo se comienza, ¿no?

Si mi yo de Navidad me viera ahora, pensaría que me volví loca.

Tomó el plato que le pasé y lo secó con la toalla. Pensé que dejaría la conversación ahí, ya que por dos minutos no me dirigió la palabra, pero al final respondió—: No me vio un niño. —Esperé a que continuara, ya que se notaba que eso no era lo único que tenía por decir—. Una chica fue la que me vio, es como de mi edad.

...

¿Una chica? ¿De su edad?

—Oh... ¿hablaste mucho con ella? —Mi voz de «eso es genial» no era para nada creíble. Ni siquiera sé por qué no podía estar feliz por él ante ese hecho. Cuando creí que era un niño, me alegré, pero cuando dijo que era una chica... no sé, solo... no sé.

Se encogió de hombros. —Sí, más o menos. Se llama Fay.

—Fay... es un... lindo nombre...

Odiaba sonar tan triste. ¿Qué me está pasando?

¡Maldita sea, Bianca! Actúa normal.

—Sí, de hecho, conversamos todo el día y... —se cortó en medio de la oración. Me pregunto si se arrepintió de habérmelo dicho. Por su expresión podía ver que sí.

El silencio repentino me hizo formular varias preguntas en mi cabeza. ¿Quién diablos es Fay? ¿De dónde salió? ¿Por qué Jack no puede seguir hablando de ella? ¿Pasó algo? ¿Cómo es que alguien de su edad lo puede ver? ¿Por qué pasaron todo el día juntos?

Un momento, ¿qué estoy diciendo? ¿Qué importa de dónde salió? Si Jack quiere pasar el día entero con ella, puede hacerlo, a mí no me interesa en absoluto. Bueno, me molesta solo un poco... ¿tal vez 10% de 100%? Pero en sí no me importa mucho... porque si me importase significaría que estoy celosa y yo no puedo estar celosa, porque eso significaría que me gusta Jack y él no me gusta... me gusta León, ¿no?

¡Oh no! ¿En qué encrucijada me he metido?

—Entonces era con ella con quien estabas. —Juro que no planeaba decir nada más, las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.

—Sí, era agradable conversar con alguien de edad que me puede ver.

¿Y qué diablos soy yo? 

—¿Te gusta?

¿Por qué mierda he dicho esto en voz alta? Este es un buen momento de Trágame Tierra... Si la gente supiera de Jack Frost tal vez podría mandar mi historia a la Revista Tú. Seguro sería publicada.

Nuestras miradas se encontraron, tenía miedo de su respuesta. ¿Por qué me daba miedo su respuesta? ¡¿En qué me he convertido?! Tengo que sacar una cita con un psicólogo, necesito consultar sobre esto con un experto. Lo malo es que no tengo el dinero para hacerlo... tal vez deba recurrir a Abel, el chico podría darme algún consejo, él está acostumbrado a oír mis problemas.

Antes de que Jack pudiera responder se escuchó un sonido estrepitoso en el patio. Dejamos los pocos vasos que faltaban lavar y corrimos hacia la parte de atrás de la casa. Los niños también habían seguido el ruido, pero no los dejé salir con nosotros.

Afuera, había dos figuras negras. Su cuerpo parecía el de un humano desnutrido, casi esquelético. Lo que resaltaba de ellos eran sus ojos, grandes orbes rojos que parecían no tener vida alguna. Un escalofrío recorrió por mi cuerpo cuando uno de ellos se fijó en mí.

Bien, cuando dije que, si la muerte venía por mí y me iría con ella, no hablaba en serio.

Jack se colocó delante de mí y me dijo algo que no logré descifrar, porque estaba enfocada en ambos seres esqueléticos, quienes, de un momento a otro, habían hecho aparecer armas en sus manos. Es como si se hubieran formado desde sus extremidades, pude reconocer la forma de cinco shurikens, los cuales fueron lanzados en nuestra dirección. Estos fueron congelados en el aire y cayeron al suelo a un metro de nosotros.

—¡Te dije que te vayas! —me gritó Jack.

Entendí en ese momento que eso es lo que me había dicho antes. Lamentablemente, no podía moverme. Mis pies estaban pegados al suelo, me era imposible reaccionar y largarme dentro de la casa, donde esperaba pudiera estar segura junto con los niños. Es ahora cuando entiendo por qué en esas películas de terror las chicas y chicos idiotas no se movían. Es que en verdad el cuerpo no responde a las órdenes del cerebro.

—¡Que te vayas! —gritó Jack nuevamente y esta vez sí pude reaccionar.

Cuando me reuní con los niños, los obligué a entrar a mi cuarto, donde (según yo) estarían más seguros. Desde la mampara que daba al patio, observé a Jack luchar son los dos cuasi esqueletos. No podía dejar de maravillarme con sus movimientos al luchar. No sólo creaba hielo con su cayado (ex palo de madera), también lo utilizaba como un arma blanca.

Jack estaba ganando, ya había logrado derrotar a uno de ellos, al hacerlo, este desapareció. Estuve apunto de salir corriendo al patio cuando lo vi destruir al segundo, pero en cuanto eso sucedió, aparecieron cinco esqueletos y empezaron a atacar a Jackcon infinidad de armas: shurikens, dagas, hachas, lanzas, entre otros. Eran demasiados y Jack no podía con todos ellos.



JAMÁS HABÍA VISTO COSAS COMO estas. A pesar de tener forma humana, no lo eran. Nunca he oído de espíritus como ellos, tampoco estaba seguro de que eso fueran. Lanzaban armas desde sus extremidades, es como si las formaran con sus huesos o algo así, no me explico cómo logran crearlas, tampoco tenía tiempo de hacerlo, ya que ellos no dejaban de atacarme.

Logré destruir a los dos que habían aparecido en primer lugar, al hacerlo, estos se desvanecieron en el aire. Pero no pude regocijarme con mi victoria, ya que aparecieron cinco más para hacerme la vida imposible. 

Temía por la seguridad de Bianca y los niños. Si estos humanoides lograban derrotarme, estoy seguro de que irán por ellos. No podía permitirlo.

Esquivé todas las armas que pude y congelé otras. Uno de ellos se concentraba en lanzarme shurikens, otros dos lanzaban cuchillos y machetes. Los últimos dos trataban de acercarse a mí. Tenía que crear hielo a mi alrededor para demorarlos, pero siempre lograban derrumbarlo al lanzar sus armas. Pasaban los minutos (que parecían horas) y no lograba derrotar a ninguno.

Me sentía exhausto, pero no podía parar. Con las pocas fuerzas que tenía, logré congelar a tres de ellos, inmediatamente desaparecieron. Mi momento de victoria se vio opacada cuando sentí que el cuarto humanoide había logrado cortarme con un machete. Me moví antes de que me lanzara una daga. Utilizar mi cayado me era más complicado ahora que me habían herido. Con dificultad pude destruirlo, pero el quinto y último de ellos, estaba listo para atacarme. Mandó una lanza en mi dirección, cortando el brazo con el que ahora utilizaba mi cayado. Este cayó al suelo y no tuve tiempo de recogerlo, pues el humanoide estaba creando nuevas armas y yo trataba de esquivarlas.

Sin mi arma y con el cansancio que sentía, me era imposible seguirle el ritmo a este ser que no parecía inmutarse con ninguno de los golpes que logré darle. Tampoco podía acercarme mucho, puesto que creaba una nueva arma. Cada vez que lo golpeaba, debía retroceder y odiaba estar en desventaja.

Miré mi cayado, pero ese despiste hizo que el humanoide cortara mi pierna, por lo que caí de bruces en el suelo. En ese momento supe que era mi fin. Supe que cuando él me matara (porque aún como espíritu puedo ser derrotado) iría tras Bianca, Jamie y Sophie. Cerré mis ojos y esperé mi muerte. Pero no sucedió nada. Cuando abrí los ojos vi a Bianca con la espada de Jamie en sus manos, el humanoide no estaba en ningún lado. ¿Ella lo había derrotado?

—No estoy hecha para este tipo de cosas —dejó la espada en el suelo y se arrodilló a mi lado—. ¿Cómo están tus heridas? ¿Te duelen mucho? ¿Son muy profundas?

Estaba anonadado. Bianca me había salvado y ahora se estaba preocupando por mis heridas. Ni siquiera sabía cómo reaccionar.

—Uhm... Son varias preguntas... —traté de recordar cada una—. No están muy bien. Sí duelen, pero no es algo insoportable. Creo que la del brazo derecho es profunda.

Ella asintió varias veces. Un rastro de sudor se hacía paso por su frente, hasta el borde de su rostro. —Tenemos que curarte —cuando dijo esas palabras me di cuenta de que estaba nerviosa, sus manos temblaban cuando tomó mi mano para ayudarme a ponerme de pie.

Fuimos al baño que estaba al lado de la sala. Bianca me sostuvo, ya que la herida de mi pierna me hacía cojear, pero no era un dolor tan grande como el de mi brazo derecho, ese me estaba matando poco a poco.

Una vez dentro del baño, me senté al lado de la tina. Bianca seguía sudando, pero no estaba seguro de si era por el nerviosismo o por la adrenalina de destruir a uno de los humanoides, optaba que era la segunda. Jamie y Sophie nos habían seguido, pero solo entró el primero, él le entregó vendas a Bianca, las cuales utilizó luego de lavar mis heridas. Cundo colocó alcohol me ardió demasiado, pero me hice el fuerte... no podía gritar enfrente de ella.

—¿Qué le hiciste al humanoide? ¿Lo atravesaste? —le pregunté cuando había terminado de vendarme. Ella le había pedido a Jamie que saliera con Sophie, ya que había notado el susto del niño cuando notó la sangre en mí. Me di cuenta de que Bianca se estremecía cuando limpiaba mis heridas, pero no se quejaba. Me pregunto si la sangre le molestaba.

—Si con humanoide te refieres al cuasi esqueleto —corrigió—, no lo atravesé... más bien, lo decapité.

Frunció el ceño al admitir su hazaña, recordarlo no le agradaba, pero a mí me causó gracia. No debí cerrar mis ojos, me hubiera gustado ver a Bianca acabar con esa cosa.

—Definitivamente serías una buena guardiana.

Ella rodó los ojos, mientras una sonrisa se asomaba en sus labios. —Ya te dije que no creo en eso y, también te dije que... no, gracias.

Cuando salimos a la sala, Jamie y Sophie se acercaron a mí y me preguntaron cómo estaba. Ambos estaban preocupados por mí, Sophie parecía haber estado llorando, así que la abracé para asegurarle de que me encontraba perfectamente bien. Las heridas me dolían, en especial la del brazo derecho, pero las demás estaban mejor. Al menos ya no cojeaba al caminar, por lo que no necesitaba la ayuda de Bianca. Si soy sincero, hasta pensé en hacerme el mártir para que ella siguiera sosteniéndome, pero no quería asustar a los niños, así que descarté esa idea.

—¡Mira, Jack, la aurora boreal! —exclamó Jamie. Por la ventana de la sala pude ver las luces en el cielo, las cuales indicaban que Norte nos estaba convocando.

Me separé de Sophie, dándole una caricia en la cabeza antes de dirigirme al patio de la casa. Los tres me siguieron hasta ahí.

—Me tengo que ir —le informé a Bianca, ya que los niños sabían lo que significaban esas luces.

Había evitado ir al taller, pero ya era hora de enfrentar a Norte. Además, de todas formas, tengo que decirles lo que acaba de pasar, esos humanoides o cuasi esqueletos, como los había llamado Bianca, tenían que haber aparecido por algo y con la ayuda de los guardianes, podría descifrarlo.

Antes de emprender vuelo me di cuenta de que no podía dejarlos solos. Los humanoides podían volver cuando yo no esté y ellos iban a estar indefensos. Es decir, no creo que Bianca pueda deshacerse de todos con una espada que no sabe usar.

—Creo que será mejor que los lleve conmigo.

Bianca frunció el ceño cuando escuchó eso. Claramente no entiende la importancia de lo que estaba ofreciéndoles. —¿A dónde? —preguntó.

—Al Polo Norte —respondí como si fuera obvio, pero claro, no lo era para ella.

Jamie, en cambio, estaba saltando de la emoción junto con su hermanita. —¡Sí! ¡Genial! ¡Siempre quise ir ahí! —exclamó él.

—Estás bromeando, ¿verdad? No puedes estar hablando en serio.

—Siempre hablo en serio. —Ella arqueó una ceja... su mirada me decía «¿tu? ¿Hablar en serio? Por favor», o algo así—. Solo vengan conmigo, no sabemos si ellos van a regresar.

—No debes preocuparte —me dijo—. Aún tengo la espada.

Alzó el arma para que notara que no estaba indefensa, pero ambos sabíamos que no podría ganarles a los humanoides ella sola.

—Bianca, no voy a discutir, van a venir conmigo, quieras o no.

Antes de que Bianca protestara (porque sé que eso iba a hacer) saqué una de las esferas de Norte, la cual había tomado prestada el día de Navidad, justo antes de partir a entregar los regalos.

—¿De dónde sacaste esa cosa? —me preguntó Bianca—. Es imposible que entrara en el bolsillo de tu sudadera.

Me encogí de hombros. —Se encoje cuando no la usas.

La mirada de incredulidad en su rostro era demasiado cómica, su boca estaba ligeramente abierta, observándome como si yo me hubiese vuelto loco. La verdad era que su expresión me distraía. Sacudí mi cabeza para concentrarme en mi tarea actual. Lancé la esfera luego de mencionar el como destino el Taller de Norte.

El portal apareció al instante y los dos niños fueron los primeros en entrar. Bianca estaba inmóvil en su lugar, observando el portal como si fuera algo de otro mundo.

Cuando se dio cuenta de que la observaba, se cruzó de brazos. —No entraré ahí. Ni hablar.

Solté una carcajada. Ella cree que negándose va a evitar que la lleve conmigo. Lancé mi cayado dentro del portal y luego me acerqué a ella con pasos largos. Me agaché y cogí sus piernas para luego cargarla sobre mi hombro. Si tenía que llevármela a la fuerza, lo haría.

Y, eso hice.


Editado: 26/04/18

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro