23
Jaemin se despertó un poco más temprano que Renjun, al verlo acostadito a su lado no pudo evitar sentir orgullo de haber tenido un amor tan precioso, no podía imaginar algo mejor, Renjun es y siempre sería su estándar en el amor. Al levantarse y asearse fue a su oficina a buscar algo entre sus cajones. Al ver el estado de cuenta, dio una sonrisa. Ambos ganaban muy bien, en especial Jaemin. Tenía el suficiente dinero para poder llevarse de viaje a Renjun, había estado ahorrando muchísimo porque sabía que algún día iba a llevarlo a ese país que Renjun siempre mencionaba. Se sentó en la silla de su escritorio y abrió su laptop, tecleo un poco en ella hasta poder ver la palabra "Comprar" compró dos boletos de avión hacia París. El vuelo saldría en un mes, tenía todo un mes para seguir trabajando y seguir pasando tiempo con Renjun.
—Bien, esta pequeña sorpresa le encantará a Renjun —dijo sonriendo — Ahora a hacer el desayuno.
Fue a la cocina y decidió preparar unos ricos hot cakes, había recordado que Renjun tenía antojo desde hace unos días, él decidió comer uno también.
En otra habitación el chino se despertaba por el olor de algo dulce, era uno de sus postres favoritos, se talló los ojos, se estiró en la cama, decidió levantarse y tenderla e ir a lavar su rostro y dientes, desde el baño podía oler el maravilloso olor de los hot cakes con chispas de chocolate que tanto le gustaban. Al terminar, se dirigió a la cocina, vio a Jaemin de espalda usando el delantal rosa de conejitos, su espalda ancha, sus grandes músculos; pensamientos impuros le venían a Renjun, pero solo se limitó a morderse el labio. Se acercó a Jaemin y lo abrazó por detrás agarrando un pectoral de Jaemin, el híbrido ante esa sensación no pudo evitar estremecerse y voltearse hacia Renjun. Lo tomó de la nuca y le planteó un beso en los labios.
—Buenos días, Renjun.
—Buenos días, Jaemin.
Ambos sonrieron y se dieron un piquito.
—Esperaré mis hot cakes.
Renjun se sentó a esperar mientras movía sus piecitos y cabecita esperando el desayuno. Gozarian de un lindo alimento y compañía.
(...)
—NO PUEDO CREERLO JAEMIN. ¿PARÍS? ¿IREMOS A PARÍS?
Renjun agarró los boletos y empezó a correr por toda la casa emocionado, ir a París era su sueño desde pequeño, ir a la ciudad del amor con la persona que ama, aunque claro, de pequeño se imaginaba ir con una chica, pero la idea de ir con Jaemin le emocionaba más.
—¡Ya el vuelo sale en 2 días! Muchas gracias por esto, cariño. Sabes que siempre he querido ir —se acercó a Jaemin y lo tomó de la mejilla — Gracias, pero ¿por qué tan repentino?
—Ah yo... —titubeo un poco — quise darte una sorpresa, ¿que no puedo hacerlo? —arqueó una ceja y agarró de la cintura a Renjun atrayéndolo más hacia él.
—Chi, chi puedes hacerlo. Sabes que me encanta que me concientes. Pero wow, París, increíble, esta vez te luciste, Jaemin.
—Quiero lo mejor para ti.
Se pusieron a alistar sus maletas, pronto se encontrarían a bordo de un avión rumbo a la ciudad del amor. Renjun estaba tan emocionado, no imaginaba que se llegaría tan pronto este viaje, no podía esperar más.
El día se llegó, llegaron al aeropuerto, hicieron fila para abordar y finalmente ya estaban sentados al lado del otro, se tomaron de las manos y esperaron todo el viaje. De vez en cuando se dormían, o veían series, o incluso a Renjun se le ocurrió hacer su rutina de skincare, Jaemin a veces le avergonzaba por lo gracioso que se veía, pero Renjun le decía que solo tenía que pasar 20 minutos de vergüenza para tener su piel radiante todo el día, poco le importaba al chino si alguien lo veía mal. Jaemin por naturaleza tenía su piel muy linda, no necesitaba de productos caros, más que agua y jabón.
Las extensas horas de viaje llegaron a su fin, el avión aterrizó y pudieron salir a disfrutar de la hermosa ciudad que los esperaba, habían llegado en la madrugada, así que fueron directo al hotel a dormir, tendrían todo un mes para recorrer las calles de Francia, les apetecía descansar ahora. Los siguientes días los aprovecharían al máximo
(...)
Renjun se tambaleaba por los callejones de París, se había excedido de alcohol en el bar al que habían ido, Jaemin le había dicho que no tomara tanto, pero Renjun estaba aferrado a probar todas las bebidas que quedó ebrio.
—¡Te dije que tuvieras precaución! Mira ahora como estás.
Jaemin lo tomaba de un brazo para evitar que Renjun se cayera al piso, no eran nada pesado, pero lidiar con un Renjun borracho; es otra historia.
—-La-las bebidas a-¡aquí! —apuntó al suelo — son, son, SON LAS MEJORRRRES.
—Sí, sí, ya sé —rodó los ojos.
Renjun detuvo un poco su caminar, comenzó a sentir su garganta hormiguear y comenzó a sentir asco, algo estaba por salir. Trató de detenerlo pero le fue inevitable, pronto se había vomitado en mitad de la calle de Francia.
—Ve y vomita en la planta, la planta —le gritó Jaemin al chino y este fue hacia allá.
En la planta terminó de sacar todo lo que tenía, incluso se intentó provocar más el vomito para que saliera todo. Jaemin al verlo así fue directo a limpiarlo, pues su manga del saco beige que llevaba se había manchado un poco, también su pecho y su barbilla.
—A ver... voltea para acá.
Renjun volteó hacia Jaemin sonriendo, esa sonrisa era juguetona, se veía como un niño al tener su primer vómito, alguien inocente. Jaemin comenzó a limpiarlo, jamás se le olvidaría el olor. Unas cuantas personas lo vieron vómitar, pero poco le importó, cada quien andaba haciendo sus actividades. A Renjun también poco le importó si alguien lo había visto vómitar, había sido parte de la experiencia, es gente que probablemente no volvería a ver en su vida, así que poco le afectaba, son cosas que pasan, mejor afuera que adentro.
Mejor afuera que adentro.
Esa frase se la estuvo repitiendo durante todo el camino hacia el hotel.
Habían pasado un gran y divertido día.
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