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Veintitrés

— Se los diré por última vez... — Nos advierte el guardia ya irritado. — ¡No se permite la entrada a animales!

Me arrepiento de no haber notado el cartel de ''Se prohíbe la entrada a animales'' a tiempo. Me llevo una mano a la nuca y desordeno un poco mi cabello mientras trato de pensar en una solución rápida.

Suspiro ya un poco cansado de la situación. — Creo que no se puede hacer nada más... — Hablo con pesar en dirección de Seokjin y Yoongi. — Me temo avisarles que ustedes dos tendrán que esperarnos afuera. ¡Pero no se pongan tristes! ¡Les pasaremos bocadillos por la ventana!

— ¡¿Y nosotros por qué?! — Pregunta Seokjin exaltado. — ¡Somos humanos! ¿Por qué no podríamos entrar?

— Somos veterinarios, no animales. — Concuerda Yoongi.

Me paro frente a Nancy en un intento de ocultarla, a pesar de que sé que el guardia nos ha detenido porque ya la ha visto.

— No lo sé... — Intento darle una excusa al hombre de uniforme. — Cómo se la pasan curando animales podría ser que por momento se les había adherido la esencia y eso lo hizo tener alucinaciones.

— ¡Sí! — Hyori me salva cuando me he quedado sin ideas. — Su instinto animal salió al exterior por unos segundos y lo que usted vio fue una ilusión óptica de su espíritu animal.

Hyori permanece inmóvil en su lugar, cubriendo a Jimin, quien carga a Nanzo entre sus brazos y hace todo lo posible para que este no suelte sonido alguno y el guardia descubra que también traemos a la cría.

Me acerco nuevamente al guardia con la última esperanza de entrar por las buenas al salón en mano.

— Seré sincero con usted... Pero debe prometer guardar nuestro secreto como si de eso dependiese su vida. — Susurro a su oído cuando ya me encuentro frente a él. — La razón por la que olemos así, es porque en realidad somos hombres lobos.

Me aseguro de que nadie más nos esté viendo antes de hacer la acción que ha llegado a mi mente como si fuese una revelación divina desde lo más alto del cielo.

Ajusto un poco mi smoking antes de hablar.

— ¡Chicos, atentos a mi señal!

Sin más, me tiro al suelo como si fuese un cuadrúpedo y levanto mi cabeza en dirección a la luna para empezar a aullar.

— ¡¿Qué estás haciendo?! — Pregunta Hyori exaltada. — ¡Era más creíble la historia de la sirena atropellada!

Sigo con mi intento de actuación de conversión a hombre lobo e ignoro las súplicas de los demás para que me levante de una vez por todas y deje de hacer el ridículo. Pero lo que ellos no saben es que una mente maestra como la de un estratega como yo siempre encuentra distintas soluciones para cada problema, sin embargo, solemos tomar como correcta la que tiene más probabilidades de funcionar.

— ¡Joven, póngase de pie en este instante! — Grita el guardia sin saber qué hacer. — ¡Si no lo hace tendré que pedir refuerzos y posiblemente contactar a un hospital psiquiátrico!

Hago uso de todas las técnicas vocales aprendidas en clase para hacer que mi aullido se reproduzca de forma afinada y sublime, tratando de desviar la atención del uniformado con ayuda de mi majestuoso vocal.

— ¡Chicos, entren ahora!

Cuando el desconcierto del guardia se hace presente, detengo mi aullido de repente y aprovecho el momento para morderle la pierna con fuerza.

Consejo de vida: Nunca dejes que nadie sepa cuál será tu próximo movimiento.

Mientras que el guardia se sujeta la zona herida, los chicos entran apresuradamente al salón a la vez que procuran que nuestros acompañantes de la familia suidae no sean vistos por ningún otro guardia. Luego hablaré con la directora Bak para aclarar los malentendidos.

Me levanto del suelo de un brinco y me sacudo un poco el pantalón, ocupándome de quitar todo rastro de polvo o tierra que se haya adherido a este. Me acerco al guardia por última vez y le toco el hombro para que me preste su atención.

— Todo lo que has visto fue producto de tu imaginación... — Susurro como un cántico hacia su oído. — Solo olvídalo y has de cuentas que no pasó nada...

Sin más, corro hasta la entrada y cierro la puerta detrás de mí, dejando al guardia más desconcertado de lo que ya estaba.



Busco a Jungkook con la mirada mientras que los chicos terminan de esconder a los pequeños bajo la mesa, procurando que se encuentren bien y que el lugar sea adecuado para ellos. Luego de unos segundos de espera, sonrío cuando finalmente lo encuentro entre la multitud, caminando desorientado sin saber qué dirección tomar. Me devuelve la sonrisa cuando nuestras miradas se conectan.

Deslizo mis manos por la falda de mi vestido, planchando las arrugas inexistentes mientras él se acerca.

— Nunca pasó por mi mente que llegarías a morderlo... — Confieso cuando se sienta a mi lado, aún si lograr procesar dicho suceso. — Pero bueno, de ti se puede esperar todo.

— Ya deberías conocerme, Yun Hyori. — Contesta mientras alza en mi dirección la copa que uno de los meseros ha colocado en su mano. — Sabes que soy impredecible.

— ¡Wow! Calma tus llamas, chico bestia. — Yoongi jala de mi asiento para poder colocar su silla entre Jungkook y yo. — ¿Sabes que no está bien morder a la gente? ¡Mucho menos si son desconocidos!

— Ese hombre pudo haber tenido alguna enfermedad transmisora de gravedad. — Concuerda Jin preocupado.

— O mucho peor. — Taehyung se une a la conversación. — Por un momento pensé que Jungkook tenía rabia.

— ¡Yo también! — Jimin acerca más su silla para poder dar su opinión. — Cuando Jungkook se tiró al suelo creí que le estaba dando un paro o se había intoxicado con algo.

— Pero no fue así. — Trato de defender a mi amigo el chico bestia. — Solo intentaba convertirse en hombre lobo.

— Eso solo demuestra que mis dotes de actuación y mi excelente vocal me llevaran lejos en esta dura vida de la industria del entretenimiento. — Todos volteamos los ojos cuando empieza a presumir. — Algún día estaré en la cima y los llevaré a todos ustedes de vacaciones conmigo.

Todos nos preocupamos cuando Jungkook deja de hablar de repente para quedarse helado y tragar duro, copio su acción cuando llevo mi mirada a lo que enfoca la suya y me encuentro con la imagen de la directora Bak consolando al guardia mientras acaricia su cabello y este reposa su cabeza sobre el pecho de la contraria.

— ¿Qué está pasando? — Susurro en dirección de la chica de la mesa de al lado.

— Al parecer el esposo de la directora Bak fue atacado por un lobo. — Susurra ella como respuesta. — Pero es algo muy raro, nunca he visto ningún lobo por esta zona.

— ¿Verdad que no? — Susurro con nervios. — Es realmente extraño...

Me doy la vuelta en mi asiento para dirigirme a los chicos nuevamente, encontrándome con la imagen de Jimin, Jin y Taehyung creando una barrera con sus cuerpos para que Jungkook no sea visible ante los ojos de los agredidos, mientras que Yoongi jala un poco más el mantel para que la familia suidae tampoco pueda ser descubierta.

Toco el hombro de Jungkook sutilmente para llamar su atención, quien se sobresalta al sentir mi toque en su cuerpo y deja de intentar deslizarse por debajo de la mesa.

— Jungkook... ¡Mordiste al esposo de la directora Bak! — Le grito en un susurro desesperado. — ¡¿Qué haremos si empieza a recordar y descubre que, en lugar de un lobo salvaje, fue atacado por un perfecto candidato para ser trasladado a un maniático?!

— ¡¿CÓMO QUE SU ESPOSO?! — Grita para luego cubrirse la boca, agradezco al cielo que la música se encuentra al máximo y al parecer no pudieron escucharlo. — ¡Yo pensé que era soltera!

— ¡Eso es lo de menos importancia en este momento! — Contesto con desesperación. — Están caminando por todas las mesas, no tardarán en llegar hasta acá.

Jungkook se levanta de la mesa y toma mi mano con fuerza, me obliga a ponerme de pie junto a él para luego empezar a correr en una dirección desconocida.

— ¡¿Qué estás haciendo?!

— Estamos huyendo. — Me informa con una sonrisa.

— Pero, ¿qué pasará con los demás? — Pregunto con notoria inquietud.

— No te preocupes por ellos. — Intenta tranquilizarme. — El guardia solo me recuerda a mí, ustedes no están en problemas.

— ¡¿Entonces por qué me llevas contigo?!

Jungkook detiene sus pasos cuando nos encontramos a punto de subir las escaleras del segundo piso del salón, lugar el cual no se encuentra restringido el paso, pero que se encontraría completamente desolado si no fuese por esas pocas personas que se encuentran en dicho lugar.

— Pensé que éramos un equipo. — Inclina un poco su cabeza mientras se apoya sobre la pared y mete ambas manos a los bolsillos del pantalón de su smoking. — Me has roto el corazón, Yun Hyori.

— No se trata de eso... — Por alguna razón, intento excusarme. — Solo opino que te resultaría más fácil escapar solo y no en compañía.

— Viles mentiras. — La sonrisa que me dedica me provoca un temblor interno. — Pero no te preocupes, seguiré confiando en ti a pesar de que acabas de estrujar los anhelos de mi alma en la palma de tu mano.

Suelto un suspiro desesperado tras escucharlo hablar. Sé que solo lo dice para molestarme y que en realidad no se encuentra para nada ofendido, pero me es imposible el mirarlo a los ojos y negarle algo si me dedica tantos sentimientos en una sola mirada.

— ¡Está bien, deja el drama de lado! — Digo para luego empujarlo hacia arriba mientras escucho su armoniosa risa. — ¡Me debes una después de esto!

Jungkook vuelve a sujetar mi mano y me hace correr hasta llegar al final de las escaleras. Procurando no ser descubiertos, nos agachamos un poco cuando escuchamos que alguien está por bajar, pero nos tranquilizamos al notar que solo es un graduado más.

Sigo los pasos de Jungkook mientras me tomo el tiempo de admirar el lugar, nunca antes había subido al segundo piso a pesar de que las grandes actuaciones realizadas a cada final de semestre suelen llevarse a cabo en este salón. Es todo lo que comúnmente se encuentra a un estudio de baile, o eso fue lo que pensé hasta que noté el gran ventanal ubicado al final del pasillo por el que entramos.

La curiosidad es más grande que mis ganas de recorrer el lugar, por lo que le tomo la delantera a Jungkook, haciendo que esta vez él se encuentre en la obligación de seguir mis pasos. Al llevar al ventanal me doy cuenta de la existencia de una puerta de vidrio que abre paso a un pequeño balcón, en el cual nos adentramos sin tan siquiera pensarlo.

Me apoyo sobre la baranda mientras admiro la hermosa vista nocturna que la altura del lugar me brinda. En cambio, Jungkook se encuentra al lado contrario, teniendo su mirada en dirección al estudio.

— En realidad existe un motivo oculto por el cual quise que vinieras conmigo. — Confiesa luego de unos segundos de misterio. — Necesito darte algo antes de que mi corazón se muera por la angustia de una posible reacción negativa de tu parte.

— ¿Reacción negativa? — Repito sus palabras sin comprender a qué se refiere.

— Cuando te solicité que fueras mi acompañante, lo aceptaste sin dudarlo mucho a pensar que fue una petición un tanto mediocre. — Estoy por decirle que no es así cuando retoma su palabra. — Prometí que te lo pediría de una mejor manera, sin embargo... No soy muy bueno con las palabras cuando se trata de cosas que hacen que mis nervios se pongan de punta.

— No importa la forma en la que decidas hacerlo. — Le aseguro en un intento de calmarlo. — Yo te aceptaré de igual manera.

— ¿Recuerdas las fotos que nos tomamos cuando fuimos a los jardines de Arboretum? — Asiento a su pregunta con rapidez. — Me base en una de ellas para lograr hacerlo.

Estoy por hablar cuando lo miro sacar algo desde el interior de su smoking, entre sus manos toma un pequeño sobre para después tenderlo en mi dirección. Recibo el sobre gustosamente con la inquietud de ser conocedora del contenido de este.

Jungkook me indica que lo abra y ataco su orden de inmediato, sin poder evitar mi expresión de sorpresa al ver lo que hay dentro.

— Jungkook... — Susurro con asombro sin poder apartar mi vista de la imagen. — ¿Cuándo hiciste esto?

Entre mis manos sostengo un pequeño dibujo de nosotros dos sentados en los columpios del último jardín del Arboretum, está dibujado con tanta precisión que me resulta difícil creer que realmente lo dibujó en tan poco tiempo, ¡él es un artista completo!

En la parte inferior del dibujo se encuentra escritas algunas palabras con una perfecta caligrafía, formando la frase ''¿Aceptarías ser mi acompañante esta noche?'' que provoca que mi sonrisa se ensanche al terminar de leerla.

— Entonces... — Empieza a decir y yo simplemente me aferro a su torso con fuerza. — ¿Eso es un sí?

— Te lo podría repetir una y mil veces hasta que logres entenderlo. — Afirmo con una sonrisa. — Esto es un sí.

Jungkook sujeta mi cuerpo con fuerza tras escuchar mis palabras, haciendo así que nuestro abrazo finalmente sea completado. Puedo escuchar los latidos de su corazón y soy consciente de que hace lo mismo con el mío, pero ¿qué puedo hacer? Nunca me atrevería a negar que su cercanía provoca que mi corazón dé mil vuelcos en el interior de mi pecho.


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