Reviso las fotos viejas guardadas en mi galería mientras acaricio suavemente el cabello de mi copiloto en un intento de hacerla despertar. La última vez que intenté sacarla de los brazos de Morfeo por cuenta propia, terminé con un chichón que no pude eliminar ni siquiera colocándome hielo sobre el.
Luego de unos segundos de lo que parecer ser el resultado de un malogrado intento, suelto un respiro mientras me resigno a esperar a que despierte por sí misma, retirando lentamente mi mano de su cabello para finalmente romper la conexión. Para mi completa sorpresa, me encuentro sobresaltado cuando siento su mano posarse sobre la mía, evitando así que pueda alejarme.
— ¿Estabas despierta? — Pregunto con asombro hacia su persona. — ¡Llevo intentando hacerte despertar desde hace más de diez minutos!
— Desperté poco tiempo antes de haber llegado. — Su confesión me hace abrir los ojos de golpe.
— ¡¿Por qué no me lo dijiste?! Incluso pensé en cargarte hasta la habitación, pero tenía miedo de llegar a incomodarte.
— Siendo sincera, tu tacto me resultó agradable. — Aparta su mirada mientras los colores se apoderan de su rostro, sonrío para mí mismo al suponer que me encuentro de la misma manera.
— Esa respuesta acaba de provocar que mi ego se encuentre por los cielos. — Suelto un falso quejido al recibir un ligero golpe de su parte, pero no lo suficientemente fuerte como para eliminar mi sonrisa. — Pero no tienes por qué preocuparte, podría hacerlo incluso si no tienes el valor necesario para pedírmelo.
Hyori se apresura a abandonar el vehículo de inmediato mientras que yo prefiero esperar unos segundos más antes de bajar para así darle su espacio, me sentiría arrepentido de mis palabras si no supiera que en lugar de incomodarla la ponen nerviosa.
Atrapo mi labio inferior entre mis dientes con fuerza al poner un pie fuera del auto y encontrarme con la imagen de Hyori sosteniendo su rostro con ambas manos como si intentara borrar rastro alguno, aun cuando es consciente del hecho de que ya fui digno de admirar ese tierno sonrojo.
Procedo a sacar mi celular una vez más cuando miro a mi alrededor y descubro que hemos sido los primeros en llegar, supongo que mi entusiasmo me hizo conducir más rápido de lo usual.
Mi expresión cambia cuando prendo el aparato y caigo finalmente en cuenta de la hora que es.
— ¡HYORI, REGRESA AL AUTO DE INMEDIATO!
— ¡¿Por qué debería hacerlo?! — Pregunta con una mezcla de temor y curiosidad. — ¡Estamos a unos pasos de la veterinaria!
— ¡SÓLO HAZLO ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!
Hyori se encuentra a mitad de la calle mientras me observa con una expresión desconcertada, me paso una mano con desesperación por el cabello al presentir que por nada del mundo se moverá por cuenta propia, por lo que no me queda otra solución más que correr hasta su lugar y cargarla en mis brazos.
Me apresuro a colocar uno de mis brazos alrededor de su espalda al mismo tiempo que hago la misma acción por la flexión de sus rodillas, me encamino con rapidez devuelta al auto mientras procuro no lastimarla ni en lo más mínimo.
— ¡¿Qué está pasando?! — Me pregunta con preocupación una vez que nos encontramos en el interior del auto. — ¡¿Por qué has hecho eso?!
— ¡Shhh! — Coloco mi dedo índice sobre sus labios. — ¡Guarda silencio! Ella podría escucharnos...
— ¡¿A quién rayos te refieres con ''ella''?! — Susurra un grito ahogado. — ¡Espero que no estés hablando sobre otra de tus leyendas!
— ¡¿Acaso no sabes la hora que es?!
— Poco más de las tres treinta de la madrugada...
— Exacto. — Su mirada confusa me da a entender que aún no comprende mi punto. — Tres treinta y tres para ser exactos, conocida por muchos como el final de la hora demoníaca.
— ¡¿Si es el final entonces por qué nos preocupamos tanto?! — Responde con desesperación. — ¡Deja de ser tan cobarde y salgamos del auto de una maldita vez!
— Después no me digas que no te lo advertí. — Suelto su suspiro cansando al verla abandonar el vehículo.
Mi deber es defenderla, aunque nadie me lo haya pedido, es un nuevo propósito que ha nacido en el interior de mi corazón, por lo que cierro mis ojos fuertemente antes de sujetar la manilla de la puerta y respiro profundamente en un intento de reunir fuerzas por si me toca protegerla de cualquier ser del inframundo que intente hacerle daño.
— Jungkook... — El susurro ahogado de Hyori llamando a mi nombre me hace volver a la realidad. — ¿Qué rayos es eso?
Al escuchar sus palabras me apresuro a salir del auto, obligándome a seguir con la mirada lo que señala con su tembloroso dedo hasta que finalmente puedo observar lo mismo que ella.
A tan solo unas cuadras de distancia se puede visualizar a una gran figura vestida de blanco, siendo alumbrada por los sensores de movimiento localizados en lo alto de cada uno de los faroles.
No pierdo más tiempo y me apresuro a adentrar a Hyori al auto para entrar yo para después asegurarme de bloquear las puertas con seguro. Trago duro al notar la posición en la que hemos quedado, estando ella debajo de mi cuerpo mientras intentamos recolocarnos en nuestros respectivos asientos.
— Te dije que cosas raras pasan a esta hora... — Nuestras respiraciones se han vuelto agitadas, al punto de empezar a empañar las ventanas. — Estoy completamente seguro de que se trata del fantasma Jayuro...
— ¿Jayuro? No conozco esa leyenda...
— Se dice que es el fantasma de una chica que fue arroyada por un conductor de autobús que a causa del cansancio no pudo evitar quedarse dormido mientras conducía. — Empecé a relatar sin que ella me lo pidiera. — Cuenta la leyenda que eso sucedió en Jayuro, el tramo de autopista que une Goyang con Payu, de ahí se origina su nombre. Aunque se supone que sólo suele aparecer en el paralelo del río Han, no se elimina la posibilidad de que también ronde por otros lugares. Algunas personas que han logrado verla de cerca, cuentan que las cuencas de sus ojos se encuentran vacías, pero que a pesar de eso parece tener una mirada profunda.
— ¿Crees que nos haga daño?
— Eso dependerá de nuestra suerte. — Confieso con temor. — Se dice que algunas veces ayuda a las personas perdidas en la carretera a encontrar su camino y así evitar futuros accidentes de tránsito. — Hago un esfuerzo por recordar las palabras de mi abuelo. — Pero si la situación resulta del diferente, es la causante de los accidentes, en un intento de tener a alguien más con quién compartir su soledad y tristeza.
Hyori me observa con terror en su mirada, haciéndome sentir culpable por haberla hecho preocupar al contarle tal historia.
— Jungkook... — Susurra pavorosamente. — Nosotros no estamos perdidos...
Trago duro al caer cuenta de ese pequeño detalle que mi mente había ignorado.
— ¡Por nada del mundo intentes mirarla a través del espejo! — Advierto con voz fuerte. — Si lo hacemos de esa manera, ella lo interpretará como un permiso para acercase hasta nosotros.
— ¡¿Entonces cómo sabremos si sigue ahí atrás?! — Responde con voz temblorosa. — Discúlpame por el atrevimiento, pero necesito asegurarme de su presencia.
De un segundo a otro, Hyori se encuentra sentada sobre mi regazo con sus piernas separadas a cada lado de mis muslos, contengo la respiración mientras cierro los ojos con fuerza y ruego internamente para no hacer ningún movimiento involuntario que pueda provocar un accidente no vial.
Tranquilo Jungkook, piensa en la biblia...
— Aunque intentes mirarla de forma directa, te resultará imposible hacerlo. — Susurro cuando finalmente tengo el valor para hablar. — A menos que se encuentre lo suficiente cerca de ti, sólo se dejará ver a través de un espejo.
Al pronunciar lo último no puedo evitar enfocar mi mirada en el espejo retrovisor, dándome cuenta de que la figura se encuentra a tan solo unos menos del auto, quién ha empezado a emitir pequeños gruñidos que me causan un temblor interno. Me sobresalto al escuchar un grito proveniente de la garganta de Hyori, quién al voltear su mirada hasta el espejo se ha percatado de la presencia de dicha criatura.
Me apresuro en colocar mi mano sobre su boca para que ya no pueda emitir sonido alguno, en un intento de despistar nuestra presencia del fantasma, a pesar de que este ya nos tiene como objetivo.
— El ruido se ha detenido, ¿escuchas algo más? — Ella niega como respuesta. — Creo que finalmente se ha ido...
O eso fue lo que pensamos hasta que una mano se impactó fuertemente contra la ventana del conductor.
Nuestros gritos se hicieron presentes mientras el fantasma seguía golpeando el cristal, tal y como cuenta la leyenda, las cuencas de sus ojos se encontraban vacías, mientras que portaba una larga vestimenta blanca que la hacía sobresaltar entre la oscuridad.
— ¡Hyori! ¡Pase lo que pase, haré hasta lo imposible para protegerte!
— ¡No digas tonterías! — Me reprende a pesar del temor en su tono de voz. — ¡Saldremos de esto juntos!
Estoy por responderle cuando una tercera voz me interrumpe.
— ¡JUNGKOOK, ABRE LA MALDITA PUERTA DE UNA VEZ!
Hyori y yo nos miramos incrédulos al mismo tiempo que abro la puerta con rapidez.
— ¡¿SEOKJIN HYUNG?!
Parado frente al auto se encuentra Jin, vestido con su característica bata blanca de doctor a la vez luce unas gafas oscuras de la temporada de verano.
— ¡Nos sacaste un gran susto! — Digo cuando mi alma regresa a mi cuerpo.
— ¡Pensamos que eras un fantasma! — Me sigue Hyori.
— ¿Interrumpo algo? — Pregunta mientras enarca una ceja, el escuchar sus palabras nos hace recordar la posición en la que nos encontramos, por lo que nos apresuramos en retomar nuestros asientos mientras que los colores suben por nuestros rostros. — ¡Llevo varios minutos gritándoles!
— ¿Qué haces aquí? — Intento desviar su pregunta con otra. — ¿Ha pasado algo malo?
— Uno de los neumáticos del auto de Yoongi se ponchó a algunas cuadras de aquí, por lo que me ofrecí a traerles las llaves de la veterinaria mientras que Taehyung y Yoongi se encargan el problema.
— ¿Entonces por qué llevas puesta tu bata? — Asiento rápidamente ante la pregunta de Hyori.
— Nunca se sabe cuándo te encontrarás a un paciente en apuros.
— ¿Y por esa misma razón llevas gafas oscuras a esta hora? — Pregunto con una ceja enarcada.
— Soy el icono de la moda entre los veterinarios. — Explica mientras modela un poco. — Alguien debe imponen estándares que nadie se atreva a realizar.
— Tienes razón, realmente te hacen sobresalir ante los demás.
— No intentes galantearme. — Me reprende con el ceño fruncido. — Aún no se me olvida lo que estaban haciendo en el auto.
— ¡Pero si no estábamos haciendo nada! — Se queja Hyori.
— Yo los vi con mis propios ojos, no pueden engañarme. — Nos señala acusatoriamente. — Puedo entenderlos, yo también pasé por esas etapas, ¡pero la juventud de ahora suele llevar las cosas a los extremos, alguien podría haberlos visto!
Sin intención de intentar excusarnos más, nos dejamos ser reprendidos por el mayor de mis amigos, mientras que los demás siguen llegando con el pasar de los minutos para ser testigos del regaño que ahora se ha extendido a la comparación de las generaciones anteriores con la actual.
Mientras que Hyori ya se ha librado del regaño y ahora se encuentra contando la verdadera versión de los hechos de Yoongi y Jimin, Taehyung se acerca hasta mí hasta quedar a mi lado.
— Al parecer sí supieron aprovechar el tiempo. — Susurra socarronamente contra mi oreja.
— Si con aprovechar el tiempo te refieres a intentar huir de un fantasma mientras intento salvar la vida de mi futura ser amada, te aseguro que así fue.
Taehyung se retira con una carcajada para luego dirigirse al grupo anteriormente mencionado, donde presta completa atención a cada palabra que sale de la boca de Hyori.
— Creo que ya ha sido suficiente. — Yoongi interrumpe a Seokjin y este le pone un alto a sus palabras.
¡¿Todo este rato estuvo regañándome falsamente?!
— Vayan a dormir de inmediato. — Ordena el dueño de la veterinaria. — Descansen unas horas antes de ir al restaurante.
— ¡Yo me quedaré en casa de Taehyung! — Anuncia Jimin, a pesar de que sabemos que siempre ha sido así.
— ¿No vendrás? — Me pregunta Hyori cuando todos empiezan a caminar, pero yo me mantengo firme en mi lugar.
— Adelántate, pronto te alcanzo. — Le informo. — Antes tengo que hacer unas llamadas de urgencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro