Doce
Levanto ambas manos mientras me decido entre llevar el azul o el negro.
— ¿Jungkook? — Escucho a Hyori llamarme desde el interior del vestidor. — ¿Sigues ahí?
Luego de sacarla de la fuente, empecé a correr mientras Hyori me perseguía como si fuese una maniática, al punto de que los trabajadores de los negocios locales nos amenazaron con llamar a la policía si no dejábamos de hacer tanto escandalo, por lo que no nos quedó de otra más que entrar a un centro comercial cercano y dejar nuestra idea de ir al centro de la ciudad para después.
— ¡Aquí estoy! — grito devuelta para que logre escucharme. — ¡¿Quieres que te lleve el overol azul o el overol negro?!
— ¡Trae los dos!
Le prometí comprarle ropa para que no estuviese incomoda con su vestimenta mojada a causa del accidente de la fuente, y desde que entramos a la tienda se quedó embobada en la área de esos pantalones raros. Tomo una camiseta básica blanca para que pueda colocarse por debajo del overol.
Me siento en las sillas junto al espejo mientras espero a que salga del vestidor.
Luego de unos segundos, la puerta se abre haciéndome sobresaltar y que por consecuencia mi celular termine en el suelo. Mantengo la respiración mientras lo recojo con el miedo de que se haya quebrado la pantalla.
— ¿Cómo me veo? — Pregunta Hyori mientras posa de una forma extraña frente al espejo.
Lleva puesto el overol negro.
— Te ves linda. — Afirmo.
Noto un ligero sonrojo hacer presencia en sus mejillas, rápidamente vuelve al vestidor y cubro mis oídos al verla casi azotar la puerta. Creo que estoy empezando a imaginar cosas que desde el fondo de mi corazón espero que no sean ciertas...
Mientras espero a que salga, finalmente me digno a revisar la pantalla de mi celular y haga un bailecito al confirmar que no está roto. Soy interrumpido cuando Hyori sale nuevamente del vestidor.
— ¿Qué te parece? — Pregunta con timidez mientras juega con sus manos y se mira al espejo.
— Te ves hermosa. — Aseguro. — El color azul realmente te sienta bien.
Lo que antes era un ligero sonrojo se ha convertido en un fuerte rojo intenso que adorna su cara. Corre de nuevo al vestidor y se encierra dejándome con una duda en mente.
Empiezo a creer que mis sospechas son ciertas y no un simple productor de mi imaginación. Me llevo una mano en la cabeza con desespero. ¡¿Cuál es la causa de su fiebre?!
Dirijo mi mirada al cielo en busca de una respuesta positiva. Dios... Sólo espero que Hyori no tenga covid.
Trato de mantener mi postura al escucharla llamar a mi nombre a través de la puerta. Me acerco al vestidor y doy unos golpes a la puerta para que note mi presencia.
— Ya puedes ir a pagar. — Informa mientras pasa las prendas por sobre la puerta.
— ¿Cuál vas a llevar? — Pregunto mientras analizo los overoles.
— No lo sé. En tu opinión... ¿Cuál me queda mejor?
— Ambos. — Afirmo. — Compraré los dos.
Me dirijo a la caja registradora y le agradezco internamente a mi abuela por darme dinero a escondidas de mamá antes de salir de casa.
⇼
— ¿A dónde deberíamos ir? — Pregunto mientras leo una guía turística desde mi celular.
Nos encontramos en una cafetería del centro de la ciudad. Desayunando a la hora del almuerzo.
Hace un rato terminamos de comer, pero nos olvidamos de comprar zapatos nuevos, por lo que Hyori se encuentra descalza mientras espera a qué sus zapatos se sequen. Con respecto a su ropa, estamos esperando a que salga de la lavandería.
— No lo sé, es mi primera vez en Daegu. — Responde Hyori restándole importancia.
— ¡¿En serio?! — Pregunto asombrado. — En ese caso, deberíamos ir al Daegu Arboretum. Aquí dice que es un vertedero recuperado que hasta hace poco almacenaba más de cuatro millones de basura.
— ¡Genial! — Fuerza una sonrisa. — ¡No hay mejor idea que ir a visitar un viejo basurero!
Empiezo a sospechar que su emoción es falsa... Pero también sospecho que hoy será un día tranquilo.
Ordenamos otra tanda de galletas para comer y conversar mientras esperamos a que la ropa se seque por completo.
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— ¡Hemos llegado! — Anuncio mientras sujeto su mano para que le sea más fácil bajar del autobús.
Mi amiga observa con sorpresa el sitio para luego soltar un pequeño silbido de admiración. — Vaya... para ser anteriormente un vertedero, no se encuentra para nada mal. — Afirma. — De hecho es lindo.
— ¡¿Qué esperamos para entrar?!
El resto de la tarde nos la pasamos entre risas y fotografías que quedarán grabadas para siempre en mi memoria. Luego de unas horas tan ajetreadas para ambos, finalmente obtuvimos nuestro merecido descanso y supimos aprovecharlo de una forma correcta al decidir visitar estos magnificados jardines.
Ahora conozco algunos datos interesantes acerca ella, cómo que le gusta el café con dos cucharadas de azúcar o que tiene un hermano tres años menor que ella.
Cómo sospeché, fue un día tranquilo.
A excepción de cuando ese perro persiguió a Hyori por todo el túnel de flores cuando ella accidentalmente se paró sobre su cola.
Pero eso le pasó por perseguirme cuando accidentalmente la tiré a la fuente.
— ¿Realmente eres políglota? — Pregunta ella con curiosidad mientras balancea sus pies en el aire.
— Lo soy. — Le afirmo con una sonrisa. — Aparte del coreano sé hablar japonés, español, inglés, italiano y francés, siendo mi favorito este último.
— Debo admitir que eres genial. — Le agradezco en silencio mientras intento ocultar mi naciente sonrojo. — Me sorprendí mucho cuando escuché que eres considerado un prodigio.
— Aunque me cueste comprender con facilidad muchas cosas y deba poner más esfuerzo en otras, soy considerado un prodigio musical por muchos.
— La música debe ser tu pasión...
— Estás en lo correcto. — Una sonrisa triste se adueña de mi rostro. — Sólo debo convencer al mundo entero de mi potencial.
— Aún no he tenido la oportunidad de escucharte cantar o tocar algún instrumento, pero estoy completamente segura de que en un futuro cercado el mundo aclamará tu nombre con fuerza.
Por primera vez en mucho tiempo, me permito un pequeño momento para mirar hacia el pasado y admirar todo el camino que he recorrido, desde mi felicidad con los premios otorgados desde que estaba en preescolar, hasta la expresión de decepción que adornaba el rostro de mis padres cuando les confesé que quería ser músico.
Sacudo mi cabeza con fuerza en un intento de disipar mis pensamientos, procurando pensar solamente en el presente.
— Durante todo el tiempo que llevo conociéndote, nunca te había visto tan calmada. — Menciono con asombro.
Nos encontramos en el último jardín del recorrido, sentados sobre unos columpios rodeados de flores mientras nos impulsamos lentamente hacia atrás y hacia adelante.
— Lo mismo digo de ti. — Opina. — Nunca pensé conocer esta faceta suya.
— ¡Hey! — Me quejo mientras me levanto de mi columpio para ponerme detrás del suyo y empezar a empujarla. — ¡Soy una persona tranquila!Sólo tienes que que darte el tiempo de conocerme.
— Eres un buen chico, Jeon Jungkook.
— Tu compañía es agradable, Yun Hyori.
— Me alegro de haber salido contigo.
La risa de Hyori se apaga al notar algo frente a ella, rápidamente levanto mi mirada y busco el motivo de la desaparición de su sonrisa.
— ¡Hyori! — Grita un chico con furia mientras se acerca a nosotros. — ¡¿Dónde mierda te habías metido?!
Me coloco frente a Hyori y la obligo a permanecer detrás de mí.
— ¡Nos hiciste recorrer medio país! — Habla ahora una chica.
Me quedo inmóvil mientras intento recordar de dónde conozco esas voces.
— ¿...Seongjin? — Pregunta Hyori en un susurro sin borrar su mueca de susto y asco. — Hana... ¿Qué hacen aquí? ¿Cómo me encontraron?
También conozco ese nombre...
— Lo mismo me pregunto yo. — Contesta molesto. — Rastreamos tu celular por tu número de teléfono.
Recuerdo lo poco que leí de la conversación con su madre y los puntos empiezan a conectarse en mi cabeza.
Sin previo aviso, entrelazo su mano con la mía y las alzo al aire ante la vista de los inoportunos invasores. Aclaro mi garganta para obtener toda la atención.
— Estamos en una cita.
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