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Diecisiete

— Jeon Nancy, necesito explicaciones ahorita mismo y no aceptaré una mirada tierna como respuesta.

Jungkook se encamina hacia la antes nombrada, quién lo ignora de inmediato mientras procede a amamantar a Grabiel.

— ¿Crees que porque ahora tienes un hijo también tienes el derecho de ignorar a tu padre? Pregunta Jungkook con asombro e incredulidad. En mis tiempos las cosas no funcionaban de esa manera.

— Podrías dejar de molestar a nuestra hija? — Interrumpo. — Debe atender bien a nuestro nieto para que crezca sano y fuerte.

— No si antes se convierte en tocino.

Ambos volteamos con prisa en dirección del dueño de la voz que ha dicho tal atrocidad, encontrándonos con un Taehyung recostado sobre el marco de la puerta. Nancy gruñe de inmediato cuando lo siente acercarse.

— ¡Tranquila, Linda! — Taehyung se esconde detrás de mí cuando Nancy hace el amago de levantarse. Sólo bromeaba.

— Una broma más de ese estilo y no vuelves a ver la luz del día. El padre sobreprotector interior de Jungkook se hace presente y escucho tragar duro al casi mecánico detrás de mi espalda.

— Bueno... Yo sólo he venido a avisarles que su vehículo ya está como nuevo. Informa. — Y a conocer al nuevo integrante de la familia, claro.

— Quiero que tú seas el madrino. — Le comenta Jungkook con emoción.

— ¿Te refieres a ser el padrino? — Le corrijo.

— No. — Niega de inmediato. — El padrino será Jimin, por eso quiero que Tae sea el madrino.

— Entonces quieres que sea la madrina... — Taehyung duda de su respuesta. — Pero yo no soy mujer.

— Por eso digo que seas el madrino. — Responde con obviedad. — Barbie dijo que podemos ser lo que queramos ser.

Estoy por preguntar quién es ese tal Jimin cuando soy interrumpida por Seokjin al verlo entrar a la sala, mientras intenta equilibrar algunas cajas sobre sus brazos para luego colocarlas sobre la mesa.

— ¿Otra vez recobraste tu obsesión por esa muñeca con sobre explotación laboral?

— ¿Quién? — Pregunta Yoongi al entrar a la habitación. — ¿La Señorita Liebre?

Me retiro lentamente del lugar cuando presiento que estoy punto de verme envuelta en su reciente discusión sobre quién tiene más trabajos, si Barbie o la Señorita Liebre.

Me dirijo a la habitación de invitados para guardar mis cosas nuevamente, aún no hemos decidido la hora de nuestra nueva partida, pero de igual manera quiero tenerlo todo para después no andar con tanta prisa.

Desde que he mantenido en mente desde que desperté y que me ha estado atormentando. En un intento de despejar mis pensamientos, salgo de la habitación para encaminarme hacia el balcón que da vista a la calle. Me dedico a ver los autos pasar mientras intento recordar las cosas que puse en el examen por si deciden que debo volver a hacerlo.

Salgo de mis pensamientos con un pequeño salto cuando siento una mano posarse sobre mi hombro, pero me tranquilizo al descubrir que Jungkook es el dueño de esta.

— ¿Estás lista para continuar con nuestro recorrido?

— Por supuesto. — Afirmo en su dirección. — Sólo dime la hora de nuestra partida.

— ¿Te parece si salimos un poco antes del amanecer? — Me propone. — Digo... La última vez salimos de madrugada y terminamos a un paso de la cárcel.

Asiento con una sonrisa y luego aparto la mirada, abriéndole paso a un pequeño silencio.

Se apoya con sus brazos sobre la baranda y hace lo mismo que yo estaba haciendo antes de su llegada. Permanecemos en silencio por unos segundos hasta que él decide romperlo. Cómo si me hubiera leído la mente, una respuesta para mi mortificante pregunta sale de sus labios.

— Ellos se quedarán la veterinaria por un tiempo.

— Aunque lo hubiéramos intentado, habría sido imposible llevarnos a Nancy y a Grabiel en su estado actual. — Concuerdo con sus palabras.

— Pero no hay de qué preocuparnos. — Intenta animarme. — Ya conociste a los chicos sabes que podemos confiar en ellos.

Asiento rápidamente confirmando sus palabras, pero un suceso reciente me llega a la mente provocándome inquietud y no puedo evitar que mi expresión de tranquilidad sea cambiada por una de preocupación.

— ¿Pero qué pasa si Taehyung se lo vende a un carnicero? — Pregunto con terror al recordar su amenaza hacia el pequeño Grabiel.

— No te preocupes por ello. — El anteriormente mencionado aparece de la nada haciéndome sobresaltar. — No conozco a ningún carnicero por aquí cerca.

— ¡Vaya, esa es una gran manera de tranquilizarme! — Ironizo.

— De igual manera no debes preocuparte de nada. — Vuelve a afirmar. — Soy vegano.

— No le creas, miente. — Acusa Jungkook con los ojos entrecerrados. — La última vez que vine estabas tomando una sopa de mami no te vayas.

— ¿Una sopa de mami no te vayas? — Preguntamos ambos sin entender y Jungkook rueda los ojos.

— O de mondongo, cómo quieran llamarle. — Dice con obviedad. — Deberían considerar empezar a aprender ingles. Yo no estaré siempre a su lado para traducirles las cosas.

¿Sopa de mondongo...?

Mondongo = Mon yongo = Min Yoongi...

¡¿Sopa de Min Yoongi?!

¡¿Estuve entre caníbales todo este tiempo?!

Rápidamente sacudo mi cabeza con fuerza con la espera de borrar esas locas ideas. A pesar de haber dormido lo suficiente, empiezo a creerle a Seokjin cuando dice que la falta de sueño me está afectado demasiado.

— Está bien, lo acepto. — El casi mecánico se rinde. — No soy vegano. Pero nunca vendería a mis seres queridos, no lo haría por nada del mundo.

— Está bien, confiaremos en ti. — Afirmo con orgullo. — Por eso serás el madrino de Grabiel.

— ¿Otra vez con eso del madrino? — Se queja. — ¿Por qué no pueden haber dos padrinos y ya?

— Porque no. — Sentencia Jungkook. — El único padrino será Jimin.

— ¿Quién es Jimin?

— Es uno más de mi grupo de amigos. — Informa Jungkook. — En este momento se encuentra en Busan, pero te lo presentaré cuando nos encontremos en Seúl.

— ¿Jimin también irá a tu graduación? — Le pregunta Taehyung.

— Tiene que ir. — Responde con obviedad. — De hecho, ya debería decirle que le pregunte a alguna de sus primas si puede ir al baile conmigo.

Taehyung se lleva una mano al pecho y suelta un grave suspiro lleno de indignación, y aunque me cueste aceptarlo, en mi interior reaccioné de la misma manera.

— ¿Acaso no tienes sentimientos? — Pregunta con disgusto. — ¿Cómo eres capaz de decir tales cosas teniendo a Hyori de frente?

— Pensé que yo era tu primer y única opción como pareja. — Acepté con timidez.

— No quiero que te sientas obligada a aceptar mi invitación... — Se lleva una mano a la nuca y aparta la mirada. — Mucho menos hacerte sentir incomoda.

Suelto una pequeña carcajada antes de empezar a enumerar con los dedos. — Me estás diciendo esto luego de que ya te vi defecar, mandar a volar cerdos por los cielos, haberme tirado a una fuente... — Hago una pausa al notar que diez dedos no serán suficientes para seguir con la lista. — En fin, ¿crees que podrías hacerme sentir más incomoda después de todo eso?

— Si yo fuera tú, mejor no apostaría nada. — Me advierte Tae en un susurro.

— Pero tu familia estará preocupada por ti si te demoras más en llegar...

— Eso no importa. — Le resto importancia sabiendo que posiblemente me darán el regaño de mi vida al volver. — Sólo serán un par de días más.

— Entonces... ¿Aceptarías ser mi acompañante?

— ¿Así de sencillo? — Se queja Taehyung. — Eso es muy seco de tu parte, échale unas gotitas de agua por lo menos.

— Se lo pediré de nuevo cuando estemos a solas.

Me resigno a reír ante la pequeña pelea que se ha desatado.

— En fin. — Tae le pone fin a la discusión. — Vine porque quiero que veas tu regalo de graduación, te preparé una sorpresa.

Jungkook y yo nos miramos de inmediato al saber que una de las profecía de Misterio está por cumplirse. Taehyung nos indica que lo sigamos y nosotros nos disponemos a hacerlo, salimos de la veterinaria y nos encaminamos hacia su casa, quien nos da instrucciones para llegar al taller.

Cuando finalmente llegamos, nos detenemos frente a un auto que se encuentra cubierto por ua especie de manta.

— ¿Me darás como regalo mi propio auto? — Ironiza Jungkook y Taehyung voltea los ojos como respuesta.

— Amigo mío, es algo mucho mejor. — Taehyung le indica destapar el vehículo. — Descúbrelo tú mismo.

Jungkook procede a quitar la manta con la mayor delicadeza posible, apresurando sus movimientos cuando Taehyung se queja de su lentitud. Al ver el auto descubierto no puedo evitar abrir mis ojos a tope y separar ligeramente mis labios. Jungkook se encuentra igual o peor que yo.

— ¡¿Realmente este es mi auto?! — Pregunta con asombro intentado notar cada uno de los nuevos detalles.

—Lo es. — Afirma Taehyung orgulloso de su trabajo. —Pero no son solo detalles y decoración. — Añade mientras se acerca a su lado. — Te daré una lista de las nuevas modificaciones y mejores que le hice.

— Dios... — Su expresión de alegría cambia por una de preocupación. — Esto me costará un ojo de la cara...

— ¿Qué no te dije que es un regalo? — Le recuerda Taehyung. — No te mortifiques, no me debes nada.

Jungkook lo abrazó para luego desaparecer en su propio mundo de felicidad, mientras él terminaba de asimilarlo del todo, Taehyung me explicaba todo lo que había hecho y cómo lo había logrado. 





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