Capítulo 42 De Nuevo En Peligro
-Se llama Derek- dije finalmente- Y estamos tratando de tener algo.
-¿Cómo qué tratando?.
-Es sólo... Que sus hermanos y mí hermano se odian.
-Entiendo, hombres- ella lo dice poniendo los ojos en blanco-cuentame cómo es físicamente.
-Tiene unos hermosos ojos esmeralda, un cuerpo de infarto y una hermosa sonrisa.
Ella sonreía grandemente mientras le contaba de Derek, me detuve uno momentos por una sensación incómoda de estar siendo observada, así que mire para todos lados para saber quien era. En el momento que miré por encima de mí hombro, note que un hombre que estaban junto otras más, que estaba sentado en una de las mesas me miraba y no me quitaba los ojos de encima. Trate de ignorarlo y seguí hablando con mí mejor amiga, para ese momento ya nos habíamos tomado dos vasos de vodka. Un mesero se acercó a nosotras por mí lado izquierdo y me hizo sobresaltar.
-Señoritas, buenas noches, los hombres que están de ese lado- los señalo con la barbilla- les mandan estas margaritas- Kary y yo los miramos y en el momento en el sus ojos se cruzaron con los míos un escalofrío me recorrió.
-Lo siento- me apresure a decir- no estamos tomando eso.
-¡Anais!- interrumpió Kary- no seas grosera- la fulmine con la mirada, sabía que no lo hacía con intención, pero ella era muy educada como para rechazar algo de alguien.
-Gracias- le agradecí al hombre que con una sonrisa se retiro- Está bien no las rechacemos pero tampoco las tomemos- ella puso los ojos en blanco- me siento culpable por no haber invitado a James.
-No me hables de él.
-¿Por qué?- pregunte confundida.
-Él hombre después de que te fuiste, empezó a comportarse muy raro, poco a poco se fue alejando de mi- contestó encogiéndose de hombros.
-¿Le preguntaste él porqué?.
-Por supuesto, pero jamás me dijo, se volvió agresivo, como sí siempre hubiera sido así.
-Hablaré con él antes de irme.
-Deja de defenderlo Ana, tal vez nunca cambio- la volví a fulminar con la mirada, James y había cambiado yo lo sabía.
Seguía con la extraña sensación de ser observada, de vez en cuando giraba un poco la cabeza para saber sí aún ese hombre nos estaba mirando y efectivamente no me quitaba su jodida mirada de encima, cambiamos de tema y empezamos a reírnos como lo hacíamos antes. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, cuando ya íbamos como en el noveno trago, de inmediato me puse alerta, pues eso pasaba cuando algo malo iba a pasar y temía que Kary saliera herida.
-Señoritas- hablo un hombre al lado de kary, apareció allí tan rápido y ni me había dado cuenta, por lo cual me sobresalte- Puede permitirme está pieza- dijo extendiéndole la mano a mí mejor amiga, con una risa más grande que el gato de Alicia en el país de las maravillas.
-Lo siento- contesto Kary- pero estoy con mí amiga.
-Ni creo que a su amiga le moleste en lo absoluto- conocía a Kary y desde que habíamos llegado quería bailar, así que, no dejaría que ella se amargara por mí paranoia.
-Vayan, aprovechare para ir al baño- conteste.
-¿Segura Anís?- asentí.
Ambas nos pusimos de pie, pero tomamos diferentes direcciones, ella se fue con el hombre a la pista de baile y yo me fui por la derecha, donde camine hasta el baño, que, por suerte estaba solo. Era un baño no tan sedente individual, con un sanitario y a unos metros el lavamanos, cerré bien la puerta cuando entre, me mire al espejo mí rostro ya no estaba tan pálido, mis mejillas estaban más rosadas. Me faltaba un tiempo lejos de esto, al terminar abrí la puerta y salí entretenida guardando mí brillo labial en el bolso.
-Creo que no le gustan las margaritas- un hombre apareció al frente de mí y no sé de donde salió- ¿Me equivocó?- arqueo una ceja, era él hombre que me taladraba con la mirada.
-Yo...- trague saliva, no sé porque mierda estaba tan asustada- Ya las íbamos a tomar.
-¿La asuste?- sonrió grandemente y sus colmillos no eran de un tamaño tan natural, comprendía en que me había metido así que fingí no haberlo notado.
-No, me tomo desprevenida- me sorprendió la seguridad de mis palabras- sí me disculpa tengo que volver con mí amiga.
Me sorprendió que me dejará ir, en ese momento sólo quería sacar a kary de allí, rápido y sigilosamente. Tenía que llamar a mí tía y por ahora mantener la calma... ¡maldita sea!... Al llegar a la barra, vi que ella aún bailaba, mi corazón parecía un puto tambor que resonaba en mí caja torácica, miré hacía atrás y el hombre ya estaba de nuevo sentado en el mismo sitió. Termino la canción y ambas volvieron a la barra, Sonreí al hombre que me miro maliciosamente lamiéndose los labios, si no salíamos ya de aquí, seriamos su cena.
-Que raro es ese hombre- dijo sentándose ya cuando el tipo se había ido.
-No tienes que ir al baño- dije guiñándole el ojo, ella fruncio el ceño, tenia que hacerla levantar de allí, tampoco podía ir al grano porque ellos nos podía escuchar- ¡Uy sí! Tanto vodka me dio ganas.
Respiré un poco más calmado cuando entendió el mensaje, ella aún estaba desconcertada, pero ni tenía tiempo de explicarle la tome de la muñeca y la arrastre hacía el baño. Por cierto los tipos nos siguieron con la mirada... ¡joder!... Tenía tanto miedo que temía que fuera demasiado tarde para irnos, pues cambia la posibilidad de que éste bar fuera uno perteneciente a los vampiros, y eso, bueno, no me ayudaba en mucho.
-¿Qué está sucediendo?- pregunto al llegar a la puerta.
-Estamos en problemas, sólo... Hazme caso tenemos que irnos- conteste con la respiración agitada.
-Ana, ¿Qué pasa?.
-¡Kary Dios! Tenemos que irnos hazme caso- miré a los hombres en la mesa- tienes que entrar al baño y cuando le de un golpe a la puerta sales y ambas corremos lejos de aquí ¿entiendes?- pregunté.
-Anais ¿en qué estás metida?.
-Hazme caso por favor- ella asiente y se mete adentro.
Miré de nuevo a los hombres, mientras más personas entraban al bar pasaban por el medio de nosotros obstruyendo la vista, entre los vampiros y nosotros, le di el golpe a la puerta y Kary abrió la tomé del brazos y la arrastre fuera de allí, pasábamos empujando a los meseros y a las personas. De vez en cuando miraba hacía atrás para que nadie nos siguiera, al llegar a la puerta de salida donde había un portero mire por última vez la mesa y ellos ya no estaban allí, mí cerebro envió una corriente de adrenalina a mí cuerpo y maldije por lo bajo. Seguí arrastrando a mí mejor amiga bajando unas escaleras para llegar a las calles, era aproximadamente las 11:00 todo estaba solitario, así que no supe más que hacer que seguir corriendo.
estaba de nuevo en problemas y lo más jodido era, que mí tía me había advertido que era peligroso y no le hice caso, ahora tenía a mí mejor amiga en peligro gracias a mis estupideces. Kary se zafó de mí agarre unas dos ó tres cuadras más adelante, mí respiración estaba acelerada y mis pulmones sofocados, creo que jamás en la vida había corrido tan rápido, ella puso sus manos en las rodillas y tomaba grandes bocanadas de aire, aquí éramos blanco fácil pero... Teníamos que recuperarnos.
-¿¡QUE MIERDA PASO AHÍ ANAIS!?- Exclamó kary furiosa.
-No tengo tiempo de explicarte, necesito tú celular- ella me fulminó- por favor, nuestra vida está en riesgo- ella saco su teléfono del bolsillos y me lo dio.
-Te lo explicaré lo prometo- dije marcando el número de mí tía rápidamente, timbro unas cuantas veces y por un momento pensé que no contestaría.
-¿Haló?- dijo adormilada.
-Tía, necesitó ayuda- fui al grano pues cada segundo contaba.
-Anais... ¿Qué, dónde estás?.
-No lo sé exactamente, kary y yo fuimos a un bar todo salió mal- no me ubicaba bien pues tenía mucho miedo- tía necesitó que vengas rápido, ellos era... Eran vampiros- - Vi como a mí mejor amiga casi literalmente se le salen los ojos- nos pueden encontrar en cualquier momento.
-Rastrearé éste teléfono, Anais escondanse en un basurero el aroma de la basura se mezclara con su esencia no será fácil que las encuentre, calmen su respiración y corazón pues pueden escucharlas llegó en unos minutos- explicó y colgó.
Miré a todas las direcciones, visualice un callejón donde suponía debía haber basura, tome a kary del brazo y la lleve hasta hasta allá. Era un espacio cerrado donde habían contenedores de basura y olía muy mal, oscuro y miedoso, creanmen estaba tan mal que si mi vida no dependiera de ello no me metería allí.
-¿Qué está pasando Anais?- preguntó ella en un susurro.
-Escuchame, mí vida a cambiado mucho en estos meses, te lo explicaré, sí salimos de está.
-¿Cómo que sí salimos?- preguntó.
-Ella se refiere, sí salen con vida- contestaron por mí, una voz que hizo que todos los bellos de mi nuca se erizarán. Kary y yo frenamos en seco y giramos en los talones para enfrentarlo de nuevo.
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