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Capitulo 15 Nuevo encuentro

...

-Anais despierta ¿quieres?- la luz se colaba por las ventanas y esa voz entraba por mis tímpanos y los azotaba fuertemente. Abrí poco a poco mis ojos todo me daba vueltas, las imágenes de la noche anterior aparecieron en mí mente... ¡Mierda!... Me incorpore, lo hago tan rápido que al hacerlo mí hermano y yo chocamos nuestras frentes, el golpe me dejo aturdida.

-Aush- se queja él.

-¿Aaron qué mierda paso anoche?- pregunté temiendo la repuesta es imposible que todo hubiera sido un sueño.

-Te embriagaste eso paso, vaya que no sabes tomar, tuve que subirte cargada- contesta sobándose con la palma de su mano la frente.

-Es... Es Imposible.

-Yo también pensé lo mismo, pude apostar que la que iba ha subir cargada era a Elif. sólo quería preguntarte si quieres ir con nosotros al mercado de pulgas que hay a las afueras del pueblo prometí a Tess que la llevaría y Elif al fin decidió venir con nosotros

-Definitivamente ¡no!.

-pero te quedaras sola- insiste.

-Por un rato que me quede sola no moriré, tranquilo ve con ellas.

-¿Segura?.

-Sí.

-Bueno cualquier cosa nos llamas ¿vale?- asiento mientras salgo de la cama siento que la cabeza me va ha estallar ha pedazos- tú desayuno está en el horno- vuelvo asentir mientras voy al baño- y ahí jugó de naranja por si quieres pasar la reseca- por tercera vez asiento.

Entro al baño, tomo mí crema de dientes y empiezo ha cepillarlos, me refundó en mis pensamientos. Los recuerdo me invaden y no son distorsionados como sí hubiera sido un mal sueño, son claros, todavía siento el frío y la adrenalina recorrer mí cuerpo. Me quito la ropa todavía es la misma de anoche, entrecerró mis ojos la blusa tiene pantano... ¿Acaso no fue un sueño? y de no ser así ¿cómo llegue aquí?¿mis hermanos me están ocultando algo?... Miles de interrogantes inundan mí cabeza, trato de solucionar todas las dudas con una respuesta lógica. Pero de una respuesta saco otra pregunta, y otra.

Empiezo ha creer que mí real imaginación por fin trastorno mí razón, creo que es hora de empezar ha visitar un psicólogo. Salgo de la ducha con mí cabeza aún más confusa, no le encuentro sentido ha nada y de tanto pensar ya mí cerebro quieres volver ha salir del cráneo. Al instante en el que abro la puerta del baño, mí celular empieza ha sonar por algún lado de la habitación me apresuró ha buscarlo. Lo encuentro debajo de la cama... ¿Cómo llego allí?... Deslizo mi índice en la pantalla, es Marco.

-¡Hola Marco!- le digo mientras busco ropa en mí armario.

-¡Hola Anais!¿cómo les termino de ir en la fiesta?- pregunta.

-Am... Bueno... Yo bien... Sí bien- miento, bueno ¿qué se suponía que le iba ha decir? cuando ni yo misma se que mierda paso.

-No te escucho convencida.

-Tengo reseca eso es todo- me excuso.

-Bien te recuerdo que prometiste ir donde tú tía- me arruino la mañana.

-Lo había olvidado.

-Pero yo ya te recordé.

-Está bien- me resignó.

-No vemos mañana hija cuidate.

-Que les vaya bien aprovechen y se divierten un poco- cuelgo la llamada.

...

Despues de vagar unas horas por el pueblo, por fin encontré la dirección de tía Mey. Pero quedo aún más confundida es una tienda, la cual parece que es vudú, de brujas ó algo así la verdad no estoy segura. De todas modos no pierdo oportunidad y entro, cuando la puerta se abre suena una campanita molesta, el almacén es neutro. Estanterías con varios libros, también frascos con contenidos raros y olorosos. Algunos de los frascos los conozco por que los usamos en los experimentos en la clase de Química.

Parece que la tienda está vacía, tomo uno de los tantos frascos para mirarlo mejor. Son nombres raros parecen en otro idioma el cual no reconozco, lo dejo en su sitió y tomo otro el cual lo reconozco, recuerdo averlo visto, mamá lo tenía guardado en su habitación eso llama mucho mí atención... ¿Por qué mamá adquirío un producto vudú?.

-¡Joder tía cuidado!- me sobresalto al escuchar una voz la cual me tomo desprevenida casi tiro el frasco en mis manos- Tía cuidado no querrás romper eso, te aseguro que vale un huevo- arqueo una ceja pues él de las palabras es un niño de aproximadamente catorce años por su asentó deduzco que es español.

-Lo siento sólo miraba- me disculpó.

-No me di cuenta- obvio sarcasmo, sonrió- ¿buscabas algo?.

-Am... Una dirección pero creo que la apuntaron mal.

-¡Valinete guilipolla!- exclamo el niño- seguro que se quieren desacer de ti.

-Fue mí madrastra la que me la dio- le digo con burla.

-Sí, coño, seguro es la misma madrastra de la cenicienta de seguro se quiere quedar con tú fortuna- suelto una carcajada antes las ocurrencias del niño.

-No le hagas caso Anais es muy parlanchín- ambos volteamos la mirar hacia nuestra derecha, Mey estaba bajo el marco de una puerta con una sonrisa.

-Sí parlanchín por la puta maldición que me impusieron los bichos alados por cierto ¿quién es ella Marcristen?.

-Diego ella es mí sobrina Anais ¿recuerdas que te conté de ella?.

-¡Oh sí! La sobrina pérdida la que llevamos buscando por un mes.

-Esa misma.

-Por fin apareces niña- dice él acercándose ha mí. Suelto una carcajada.

-Eres muy irritante y sólo te conozco hace cinco minutos- le digo.

-Tía, si me dieran dinero por las veces que me dicen eso ya hubiera salido de la inmunda- río de nuevo.

-¿Anais ya almorzaste? supongo que no, ven almorcemos juntas- Mey me extiende su mano- Diego vigila la tienda ¡Que no se pierda nada!- Mey le mira con reproche.

-Vale, Vale, Tía no tienes que echarme la culpa de todo, Todo siempre yo, Diego graba runas, Diego vigila la tienda, Diego cierra la boca ¡valiente guilipolla!- refunfuña el niño.

Pasamos el marco de la puerta en el que ella estaba parada, un pequeño corredor. Con dos habitaciones, un baño, la cocina y una pequeña sala de estar. Es acogedor el lugar, aunque todavía no me explicó el porqué quiere hablar conmigo y su repentina preocupación. Me siento en el comedor en el cual se visualiza perfectamente la cocina, es un pequeño apartamento con local. Aunque no sé si todas esas cosas raras son de ella.

-Te puedes quitar la gabardina si quieres- me la quito junto con la bufanda. Ella hace no sé que en la cocina, la verdad no quiero discutir de nuevo. Porque si ha eso nos vamos, tengo otras cuantas verdades que cantarle. Vuelvo ha sentarme en la mesa.

-Bien ¿que querías hablar?- preguntó después de un silenció.

-¿Quieres café?- pregunta... ¿Acaso está tratando de evadir el tema?.

-Está bien- Ella toma una tetera y vierte el café en la taza para después entregarmela, se siente ha mí costado las dos nos miramos en silenció suelta un suspiro.

-Anais escuchame- yo la miro sin decir nada, ella medita sus palabras- Hace dos meses mis padre y mí hermana menor murieron- no puedo evitar ahogarme con mí café- fue un accidente muy doloroso milagrosamente yo pude sobrevivir- no puedo evitar sentirme triste, es decir, eran mis abuelos y mí tía.

-¿Qué?- es lo que puedo decir.

-Me dedique ha buscar ha mí hermana, después de todo Maggie y tú eran lo único que me quedaba nunca me imagine que la encontraría pero muerta, me desespere cuando no te encontré temí lo peor.

-Estoy bien- le digo.

-Ya lo veo- se hace un silenció incómodo- Anais no pido que me veas como tú tía, tampoco el remplazo de todo el tiempo perdido, quiero empezar bien conciderame tú amiga- Meditó sus palabras, siento tristeza tal vez nunca convivi con mis abuelos, ó con mí tía, pero después de todo eran mí familia. Mamá me contaba muchas cosas de ellos, no me cabía en la cabeza que hayan decidido dejarla ha su suerte.

-¿Cuánto tiempo piensas quedarte?- pregunto.

-La verdad no sé... Diego está muy contentó aquí.

-¿Qué relación tiene él contigo?.

-Bueno sus padres murieron, igual que lo míos ahora tengo su custodia total me considera su mejor amiga.

-Es muy irritante pero me cae bien.

-No le hagas caso es así por que no puede decir mentiras- iba pregunta el porqué pero escuchamos que el niño discutía con alguien.

-Hablo en serio, tío, yo que tú me iría- alego el niño.

-Ahora con quien estará discutiendo el crió- Mey refunfuña- podrías echarle un ojo ha la comida iré ha ver que pasa- asiento ella se pone de pie igual que yo. Ella sale por el pequeño corredor y yo voy ha la cocina, veo la pasta en la olla, se me hace agua la boca. Empiezo ha picar la cebolla, el niño entra con evidente nerviosismo. Entrecierro mis ojos... Algo anda mal.

-Así que Anais- Diego habla moviendo exageradamente sus manos.

-Sí, ¿Dónde está Mey?- preguntó.

-Este... ¡Ah, ah!... Está afuera está afuera- se queja mientras se frota la costilla.

-¿Te duele algo?.

-No, ¡ahí maldita sea sí!- vuelve ha frotarse la costilla. Arqueo una ceja- no me hagas caso es por mí maldición.

-¡Oh! ¿Maldición?

-¿Por qué le dices Mey?- cambia de tema.

-Estás cambiando el tema, por qué Mey está afuera y porque estás nervioso.

-Bueno sí estoy cambiando el tema, bueno está con un cliente muy molesto, estoy nervioso no sé por que la verdad, tal vez por que Macristen dijo que no te dejara ir allá- él niño abre sus ojos como platos... Sí hablo demás.

-¿Por qué no quiere que vaya?- arqueo una ceja.

-Por favor no me hagas decírtelo, por favor- suplica.

-Tienes razón enano- el sonríe triunfante- iré yo misma averiguarlo- su sonrisa se esfuma.

-No espera, Anais no vayas- ya es demasiado tarde ya voy hacia el corredor- guilipolla porque me ponen ha cuidar niñas malcriadas- Salgo del corredor, mí boca se abre en una excelente O, mis ojos están fuera de sus cuentas. Él me mira y su expresión es la misma que yo... Tierra es momento que te abras y me tragues... Espero no sea otra alucinación.

-¿Qué hace él aquí?.

-¿Qué hace ella aquí?.

-Derek ella es mí sobrina- Contesta Mey.

-Ella es tú sobrina- él arquea un ceja y me señala con el índice.

-Sí- Y estos dos de dónde se conoces... Lo que me faltaba mí suerte no puede ser más mierda.

-Esperen... ¿De dónde se conocen?-pregunto con sorpresa

-Soy amiga de sus padres- ella se encoge de hombros- Derek escucha dile ha tú padre que en la noche iré.

-Está bien- se resigna me da una última mirada que me hace estremecer y se va.

-Odio esos guilipolla chu- Diego es interrumpido por Mey.

-¡Diego!- porque me da la impresión que lo hizo para que no terminara la frase.

...

-Anais cualquier cosa me llamas- dice mi tía, bajo del auto y afuera mis hermanos no están cosa que es muy raro.

-Sí... Am... Gracias por todo- contesto y ella pone una sonrisa.

-Hay alguien en tú casa Anais- pregunta Diego.

-No, bueno no sé ahora lo averiguaré.

-Algo me huele mal ¿no quieres que te acompañemos?- pregunta.

-No, estas más paranoico que yo.

-¿Segura Anais?- pregunta Mey.

-Sí- ellos prende el auto y se ponen en marcha- Se pierden de mí vista al girar en la esquina, yo doy la vuelta sobre mi eje y voy ha paso firme hacía la casa. Saco las llaves de mí gabardina y entro, todo es completa oscuridad y le cuesta mucho acostumbrar mis ojo.

Me quito la gabardina y la bufanda y las pongo en el perchero, busco el interruptor de la luz. Lo encuentro y al instante la pequeña sala de estar se ilumina, parece que no ahí nadie en la casa, agarro mí celular y le Marco ha Aaron después del segundo tono contesta.

-Anais hola- dice él del otro lado de la línea.

-Aaron ¿dónde están? Dijeron que no demorarían.

-Lo siento Anais, el puto auto del demonio de averió- resopla con irritación.

-Pero ¿están bien?.

-Sí, Elif se está auto-obsorviendo del hambre y Tessandra piensa que moriremos aquí.

--Como siempre de exagerada.

-Anais más te vale que tengas algo de comer cuando llegue ó lo lamentarás- grita Elif del otro lado.

-Anais si morimos te amo quiero que sepas eres mejor hermana que Elif y yo fui la que se comió tus chocolates la semana pasada- está vez fue Tess la que hablo.

-Eso lo vas ha lamentar Tess.

-En fin Anais tardaremos un poco ¿segura que estás bien?- pregunta Aaron.

-Sí tranquilo- cuelgo la llamada.

Las escaleras del segundo piso están oscuras, un escalofrío me recorre. Voy ha la cocina para preparar algo de comer, todo esta envuelto en penumbras. Enciendo el interruptor de la cocina, no sé porque mí corazón está latiendo tan rápido, voy hacía uno de los cajones y saco un baso. Y sirvo agua fría para tomar, esa sensación de ser observada de nuevo se instala en mí pecho.

-¿Todavía crees que todo fue un sueño?- suelto el baso del susto y este cae y se rompe en pedazos giro en mis talones un hombre bajo el marco de la puerta sus ojos rojos resaltaba como la sangre misma, trago en seco- de verdad te niegas aceptar la realidad, es un nuevo encuentro mi querida.

-He perdido la cordura- susurro para mí.

-Tal vez, pero para que quieres demostrar que estás cuerda sí de todos modos vas ha morir- suelto un jadeo.

Lo tenía frente ha mí, mí cuerpo temblaba. Mí pecho subía y bajaba, tomé un cuchillo se lo lancé y mientras lo esquiva me da tiempo de correr, así lo hice, salgo de la cocina, estaba apunto de llegar ha las escaleras pero caigo y suelto un aullido al sentir como me entierran unas garras en mí pie. Me volteo y rápidamente le doy un patada en su rostro, eso hace que me suelte vuelvo ha subir los escalones. Pero me voy de bocas y caigo rodando por ellas cuando me vuelven ha jalar.

-Debo admitir que eres fuerte- dice mientras forcejeamos. Trato de quitarlo de encima de mí pero no puedo.

Con sus colmillos afuera, agarra mí muñeca pero soy más rápida y la aparto él deja un breve hilo de sangre, provocada por sus colmillos. Escuchamos un fuerte ruido de la cocina, por un momento temo por la vida de mis hermanos. Pero sí fueran ellos hubieran entrado por la puerta principal, lo siguiente que veo es ha Derek y con una velocidad sobre humana aparta al hombre tomándolo de su camisa y lanzandólo contra la pared, rápidamente me toma de la mano y me pone de pie. Jadeo por el dolor de mí pie.

-Estas hartandome Derek- él hombre habla entre sus dientes dando ha entender lo furioso que estaba.

-Anais- miro ha Derek no puedo mantenerme estable por mí pierna herida el me mira con sus ojos rojos- ¡Corre, ahora!- sin perder tiempo ni protestar lo hago. 

Subo las escaleras haciendo presión en la herida, duele un infierno y la sangre no deja de salir. Entro ha mí habitación le pongo el seguro, voy al baño y hago lo mismo con la puerta me hago bolita en medio del sanitario y la ducha. Mí respiración está cortada, mí corazón me está ensordeciéndo, se escuchan como cosas caen al suelo, pisadas, ruidos escandalosos por todos lados. Puedo escuchar como abren la puerta de mí habitación de inmediato jadeo y me tapó la boca con la mano.

-Anais abre soy yo Derek- escucho como giran la perilla de la puerta quiero ir abrirla pero recuerdo que estoy herida y el es un vampiro- Anais por favor abre no te haré daño.

-No- hago un mueca de dolor- estoy herida- lo digo entre jadeos por que de verdad duele-La puerta se rompe haciendo volar pedazos de madera por todos lados, suelto un grito inconsciente.

-Alejate- le exijo ya empezaba ha ver borroso por la pérdida de sangre.

-Anais tengo que atender tus heridas juro que me controlaré- dice mientras se sigue acercando.

-¿C... Cómo confiar en ti?- hago una mueca.

-Anais acabo de salvar tu vida ven. Ana, jamás te haría daño.

Me extiende su mano y yo ya no me resisto, me pongo de pie como puedo. Al hacerlo él me carga en sus brazos, me hace soltar un chillido.

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