No siempre en la vida las circunstancias son las que queremos o las ideales, pero son las correctas para que las cosas por algo pasen.

   Luego de la adopción legal del pequeño Ezra Gael, en las que legalmente son sus madres. La familia de tres disfruta de la vida juntos.

   Theia y Evangeline hacen lo posible, para formar parte de la vida de su hijo y de las actividades o actos escolares del pequeño, al que Eva muchas veces ha llegado corriendo, y si se perdía de algo su rubia se aseguraba de tenerlo en video.

   Eva rechazó cargos que le demandaran mayor carga horaria, manteniéndola lejos de sus amores, por su parte Theia, dejo el restaurant a cargo de un chef amigo, pero siempre atenta al negocio. La rubia le sigue dejando viandas de comida a Eva, hasta a veces almuerzan los tres juntos en el hospital, con tal de compartir al menos una comida con su doctora favorita.

   Tanto los padres de Theia como Evangeline, se fueron adaptando a la nueva realidad. Los padres de Theia, como su familia, aceptando que el alma gemela no tenía porqué ser una maldición y lo de Eva aceptando a su hija en su totalidad, aparte de que con Ezra de por medio era un premio mayor que venía con las chicas y quién terminó de unir a las familias.

   Ezra es muy apegado al viejo cascarrabias y testarudo del padre de Eva, a quien le ha cambiado hasta el semblante. Su hija no puede creer que ese hombre duro hasta se tire al suelo para jugar con su hijo, se disfrace de soldado, jugando como un niño junto a su nieto.

   Ezra las observa a ambas conversar cada vez que está con ellas, parece que hay magia a su alrededor, y todo es mejor con sus mamás cerca, él sabe que el mejor lugar en el que está es al lado de ellas, que lo aman con locura, como él a ellas.