9 Nuestro primer beso
Evangeline
En toda la semana apenas logramos vernos, entre mi trabajo, más el suyo y ese tipo al medio, su ex, parece que la vida y el destino se empeñan en separarnos.
La he extrañado tantos estos días e intento no ser demasiado intensa atosigándola, pero no verla baja notablemente mí estado de ánimo.
...
-Te extraño
¿Podemos vernos hoy?
...
-Dos renglones, un te extraño
y mi humor subió- Claro tengo
mí última cirugía a las 20hs.
¿Cenamos?
...
-Claro, pero esta vez yo
cocinaré para ti especialmente.
¿Te veo en la playa a las 21:30?
...
-Okay ¿Llevo algo?
...
-Esta vez me encargo yo,
Evangeline ¿No se te olvidó
algo?
...
-No lo creo.
...
-Tel recordaré en persona.
Claro que sé que se me "olvidó" el te extraño de vuelta, pero no se lo iba hacer tan fácil.
Llego a la playa, de verdad estoy agotada, las cirugías habían sido largas y en una tuve complicaciones, por lo cual salí más tarde de lo esperado y no me dio tiempo de cambiarme o llegar a pasar por mi casa, pero no me importa mientras pudiese verla.
—Lo siento tanto, hubieron complicaciones en una de la cirugías —le digo llegando a ella que estaba de espaldas, se levanta y me abraza.
—Está bien no te preocupes. Eva —dijo mirándome a los ojos— te extrañé —Sonreí y quise sentarme pero ella me detuvo.
—Yo también te extrañé muchísimo —la beso en la mejilla, queriendo comerle la boca— ¿Cenamos?
—Claro —se sienta y estira su mano, para ayudarme a sentar— quise probar una receta nueva y cocine algo que espero que te guste, seguramente está un poco frío pero...
—Theia, cualquier cosa que venga de tus manos me va a encantar, porque la hiciste tú, y no lo digo solo porque seamos amigas -
—maldito título de mierda, cuando lo que siento por ella no es amistad.
—Está bien —abre el empaquetado térmico dónde está la comida y el aroma hace rugir mi estómago hambriento.
—Quizás debí decirte que no he comido.
—Frunce el ceño enojada— No puedes no comer y más siendo la estrella de rock de Neo, de ahora en más te mandaré comida —quise oponerme— no puedes negarte, no dejaré que pases hambre. Ahora prueba lo que preparé.
Di el primer bocado y los sabores invadieron mi boca como un volcán. Cierro los ojos para sentir mejor esa explosión de texturas, no me salen las palabras. Se siente el vino de fondo contrastando con las verduras cocidas en su jugo con los condimentos, y la carne se deshace como mantequilla entre mi paladar y mi lengua. Eh viajado por todo el mundo y nunca he probado algo tan rico como esta cazuela de verduras y carne.
—Theia esto es comida de dioses, tienes magia en las manos —las tomo entre las mías— si yo soy la estrella de rock de la cirugía, tu lo eres de la comida. Esto es delicioso y lo digo honestamente.
—¿Segura? Porqué Jacques siempre dice que le falta sabor, o sal o algún condimento.
—¿Jacques ha viajado por todo el mundo? —ella lo negó— ¿Al menos sabe cocinar?
—Se le quema el pan tostado.
—Entonces ¿con que criterio opina? y disculpa, será tu amigo, tu ex y lo que sea, pero no sabe absolutamente nada de cocina y no debería decirte nada, es más túúú señorita no deberías aceptar críticas de gente que no sabe nada sobre el tema.
—Te enoja.
—Claro que me enoja ojitos café, porque no sabe de lo que habla, tienes un talento. Estás manos —las tomo entre las mías y las acaricio— hacen arte con cosas comunes y simples, juntas todo y ¡pum! Una explosión de sabores.
—Gracias —sonríe feliz.
—¿Por qué?
—Por... —mordió su labio inferior— por apreciar mi comida. Y ¿Ojitos café?
—Bueno es mejor que "Tití" —hice las comillas— no eres un mono —Ella comienza a reírse a carcajadas. Corro las cosas a la orilla dejándolas sobre la arena— ¿Qué es tan gracioso? —picándole con el dedo índice.
—Tus ocurrencias lo son. Me imaginé como un monito cocinando.
—¿Ah sí?
—¿No te causa gracia? ¿No ríes? —se acerca e intenta hacerme cosquillas— te haré reír.
—Si quieres hacerme reír cuéntame un chiste, pero no me hagas cosquillas... Porque una vez que empiezo a reír no puedo parar.
—Si es eso así, tengo que... —comienza a hacerme cosquillas y quedó ella, arriba mío— tu risa es... —muerde su labio, todavía agitada por haber luchado, acaricia mi rostro— eres hermosa —baja su mirada a mis labios y les pasa el pulgar.
Me besa, primero tímidamente y cuando intenta despegarse la tomo llevándola de vuelta a mis labios, un beso superficial, se tornó en uno desesperado lleno de ganas de explorarnos las bocas, nuestras lenguas y la ansiedad por descubrir el universo de sensaciones que guardamos, eran seguidas por nuestras manos, subo mi mano por su espalda y ella la mete la suya entre mi ropa, se me escapa un gemido mientras ella iba bajando su mano.
—Estás helada —dijo separándose de mí— toma saco una chamarra gruesa de una mochila y me la da.
—Gracias, tenía frío.
Después del besó interrumpido ella hizo como si nada, yo me senté a su lado, me sirvió un tazón de comida y comimos en silencio mirando el mar, ni ella dijo nada y ni yo me atreví a hacerlo.
—Eva, sobre... lo de recién.
—El besó... —aclaré, a las cosas llamarlas por lo que son.
—No puedo ser tu amiga, no podemos... —la miro asustada— no me pasan cosas de amigas, Eva, desde hace tiempo que no puedo verte como una amiga, si llego a decir que eres mi amiga una vez más voy a volverme loca... entonces... —acerca su mano a la mía— ¿Tú que piensas?
—Me alegra saber que no soy la única que siente y piensa eso, porque hace tiempo que tampoco puedo ser tu amiga —Sonrío y me besa— ¿Qué propones?
—Mmmm Podemos probar salir y ver como nos vamos sintiendo con esto.
—¿Entonces —me acerco hasta quedar frente a frente— puedo hacer esto —le di un beso corto— cuando —otro beso— quiera?
—Y dónde quieras —hunde las manos en mi cabello llevándome hacia ella y otra vez nuestras bocas se dieron guerra—. Me moría de ganas de besarte.
—Te prohíbo desde ahora que te quedes con las ganas, es más —tomo su mano y la beso— cada vez que quieras besarme me escribes y te saco las ganas —sonrio en medio del beso que me da.
Me acomodo en sus brazos y todo el cansancio parece haberse desvanecido hasta que en algún momento me quedo dormida.
—Eva... Eva —me susurra suave dándome besos en el cuello y la mejilla— despierta, debemos irnos ya está refrescando.
—¿Me quedé dormida? Que vergüenza, perdón... —me calla con un beso antes se seguir hablando.
—Roncas hermoso —sigue besándome y besándome entre mí sonrisa— vamos así duermes en una cama a verdad —abro los ojos ilusionada— en tu cama de verdad y yo en mi cama de verdad, cada una por separado.
—Está bien, pero te acompaño a tu casa y luego me voy y no, no puedes o objetar contra eso —la beso— vamos —guardamos todo cada una cargaba algo y caminamos con las manos entrelazadas.
—El camino se hizo corto— Bueno te veo...
—Mañana —dice ella.
—Mañana será entonces.
—Eva, desde mañana te mandaré la comida, es más la dejaré personalmente —frunzo el ceño y beso mi frente al medio de mis cejas— no puedes decir nada. Gracias por acompañarme —se acerca para darme un gran beso de buenas noches, sujeto su cintura pegándola a mí y ella sujeta mi cuello hasta dejarnos sin aliento.
—Me das un beso como ese y pretendes que no quiera quedarme.
—Bueno será un arduo trabajo el que tengas que hacer. Pero estoy dispuesta a que rompas estos muros y destruyas mis defensas, enamorarme te doy permiso.
—Lo haré, te voy enamorar.
Con el permiso explícito de Theia, Eva va a hacer lo posible para enamorarla, para demostrarle lo que hace tiempo viene guardando y solo dispuesta a dárselo a ella.
"Rompe estos muros, destruye mis defensas, enamórame"
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