20 Enlazadas en una
Así se sienten dos almas enlazadas que se aceptan, cuando ellas dos se miran solo ves amor y cuando estás a su alrededor lo sientes.
Eva le presentó a sus hermanos mayores su alma gemela y Theia la presentó a su familia, también explicándoles a los marcados como había sido el proceso, algunos finalmente se aliaron al alma a la que estaban enlazados consiguiendo armonizar, otros se negaron a creerle y decidieron seguir como estaban. Aquellos nómades que se pasaban la vida viajando y huyendo, algunos decidieron, probar suerte viendo que a Theia no le había ido tan mal, después de todo, debían experimentar también en vez de sacar conjeturas y otros prefirieron no arriesgar.
Theia fue la piedra principal del cambio, quien insertó una nueva posibilidad para todos, la luz de una nueva esperanza.
—¿Estás son todas tus cosas?
—Sí, esto es todo —Eva la abraza por la espalda.
—Bueno vamos a guardar todo —suena su localizador— supongo que tendré que irme.
—Salvada por la campana, espera —le da el bolso térmico con comida— lo preparé anoche —Eva sonríe feliz— ¿Qué pasa?
—Extrañaba esto, gracias, mi amor —se acerca la besa y se va— volveré en cuanto pueda.
Los días transcurren tranquilos, al fin se han logrado acomodar y todo parece marchar sobre ruedas, pero la vida les tiene preparada una sorpresa, algo con lo que no contaban, al menos no conscientemente.
Los tiempos en los que las cosas suceden o deben suceder son perfectos, ni antes, ni después, todo es a su tiempo.
Hacía unos meses desde que ambas volvieron a estar juntas y más conectadas que nunca que sentían algo inexplicable, pero ambas sabían que venía y estaban preparadas, aunque aún no sabían exactamente para qué.
Theia iba a dejar el bolso térmico con comida como cada día para su doctora, sea como fuese ella se hacía el tiempo para cocinarle el almuerzo y llevárselo.
—Hola Theia la Doc te espera en su consultorio —le dice una de la enfermeras y ella sigue su camino.
Antes de golpear la puerta, Eva la abre para recibirla con una enorme sonrisa, así de conectadas están, que sienten la presencia de la otra.
—Pasa —la toma de la mano— ¿Qué me trajiste hoy?
—Algo liviano, unas —le corre el cabello del cuello dándole un beso— verduras al horno con salsa... —otro beso por el otro lado, que le hace tragar con dificultad.
—Sigue diciéndome que más tiene mi comida.
—Si haces esto —se aleja un poco— no puedo pensar y lo sabes.
—Quizás lo sé, solo quizás ¿Te molesta acaso? —la toma para besarla.
—Me molesta que... —siente las manos perderse entre su piel y su ropa— que no vamos a poder terminar lo que quieres empezar acá.
—Entonces vámonos para continuarlo en otro lado, al hotel que vamos siempre y queda cerca.
—Amor por favor no me tientes, sabes que no puedes irte así como así, eres la jefa de Neo.
—Por eso mismo, porque soy la jefa puedo y quiero hacerlo, solo una persona puede decirme que hacer y lleva marcada su espalda —tocó la marca, haciendo que Theia largue un gran suspiro.
—Deja de hacer eso. Que no vamos a llegar al hotel -—l teléfono de Theia suena— y esta es mi bati señal, son los proveedores que me esperan en el restaurant.
Atiende dándole la espalda a Eva, grave error, se coloca atrás de la rubia besando su cuello, tocando su abdomen.
—Basta —abre los ojos grandes y le dice, tratando de zafarse de su agarre— sí, déjame las cosas... Mat me dijo que va en camino, solo... está bien —suspira cuando Eva toca su marca con los labios— si, ya... ya voy... solo... para —le susurra— te aviso cuando esté ahí —corta— tengo que irme —abre la puerta— tú y yo arreglamos esto esta noche en casa.
—¿Es una amenaza? —la mira con lujuria mordiendo sus labios.
—Es una promesa, mí amor, tú lo empiezas yo lo termino.
Theia sale apurada, tiene que recibir a los proveedores y hablar con Matt. Ve pasar una ambulancia, y siente como sus latidos se relentizan, queda aturdida unos segundos.
Su cuerpo responde antes de que ella lo sepa, caminaba de vuelta al hospital. Respira escuchando solo sus suspiros entre el murmullo de la sala de emergencia, busca a Eva con la mirada. La sala está en código rojo.
La ambulancia trae a una mujer embarazada en trabajo de parto, iba de acompañante en un auto, está llena se raspones y lastimaduras. Todos van y vienen mientras ella estaba parada en medio del caos sintiendo una conexión inexplicable con esa chica.
Divisa nuevamente a Eva quien nunca pierde la calma. Al encontrarse con la mirada de Theia, la rubia nota su preocupación.
La joven mujer con 7 meses de embarazo está en trabajo de parto. la mirada de Eva busca a su alma gemela y entonces lo supieron, están conectadas también a ella. ¿Pero de que manera?
—Llévenla a quirófano 3, los latidos del bebé están bajos, tememos que sacarlo ya —dice sacándose los guantes, y se acerca a Theia— amor —ella la ve hablar pero no escucha, sigue aturdida, escuchando como un silbido en sus oídos— amor por favor —la toma del rostro— ¿Me escuchas?
—Sí, si. Es solo...
—Yo también lo siento, necesito ir al quirófano ¿Okay? Aguarda en la sala de espera.
—Eva... —ella la mira.
—Lo sé... está conectada a nosotras...
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