
13.
El ambiente en la escuela se volvió tenso desde la ruptura.
Taehyung y Jungkook evitaban cualquier contacto visual, manteniendo una distancia fría entre ellos.
En las clases compartidas, se sentaban en extremos opuestos del aula, sus miradas apenas se cruzaban, aunque en ocasiones, en medio de la tensión, sus ojos se encontraban brevemente, como dos imanes.
El martes, mientras tomaban la clase de cálculo, Taehyung comenzó a sentirse mareado. Un hormigueo incómodo se apoderó de su cabeza, y su visión se volvió borrosa. Trató de concentrarse en las fórmulas en la pizarra, pero la sensación de vértigo se intensificaba con cada momento que pasaba.
Sus piernas comenzaron a temblar, incapaces de sostener su peso por mucho más tiempo. Se aferró con fuerza al borde de su pupitre, tratando de contener el mareo que amenazaba con hacerlo desplomarse en cualquier momento.
Desde el otro lado del aula, Jungkook notó la repentina palidez en el rostro de Taehyung y cómo se aferraba con desesperación a su asiento. Una corriente de preocupación lo recorrió de inmediato, aunque la barrera invisible entre ellos le impedía actuar de inmediato.
Antes de que pudiera ofrecer su ayuda, el maestro anunció un receso, rompiendo la tensión en el aula y dando paso a la agitación de los estudiantes que se levantaban apresuradamente de sus asientos y comenzaban a salir del aula.
Taehyung luchó por mantenerse en pie mientras los estudiantes lo rodeaban, sintiendo cómo la habitación giraba a su alrededor. Jungkook, por su parte, sintió un nudo en el estómago al ver a Taehyung tambalearse hacia la puerta.
Se mordió el labio inferior con frustración mientras veía a Taehyung desaparecer por la puerta.
Durante el receso, Jungkook decidió seguir a Taehyung discretamente, preocupado por su estado. Sin embargo, cuando salió al pasillo, no pudo encontrar rastro alguno de Taehyung entre la multitud de estudiantes que se dispersaban en todas direcciones.
Desesperado, Jungkook recorrió los pasillos, buscando ansiosamente a Taehyung entre los rostros que pasaban a su lado. Finalmente, lo encontró apoyado contra una pared, pálido y sudoroso, luchando por mantenerse en pie mientras la multitud lo rodeaba sin prestarle atención.
―Taehyung, ¿estás bien? ―preguntó Jungkook, acercándose con cautela, su voz teñida de preocupación.
Taehyung levantó la mirada, sorprendido al ver a Jungkook frente a él. Quería desesperadamente aceptar su ayuda, pero el orgullo herido no se lo permitía.
―Estoy bien ―respondió Taehyung con voz débil, intentando ocultar su malestar detrás de una máscara de indiferencia.
Jungkook notó la falsedad en su tono y frunció el ceño con preocupación, leyendo más allá de las palabras que Taehyung intentaba ocultar. Quería insistir en ayudarlo, en romper la barrera invisible que los separaba, pero Taehyung lo miraba con una mezcla de dolor y resentimiento que lo mantenía a distancia.
―Si necesitas algo, estoy aquí para ayudarte ―dijo Jungkook, con la voz llena de sinceridad, sus ojos oscuros reflejando la preocupación que sentía en su interior.
Taehyung asintió débilmente, pero su mirada evasiva hablaba más que sus palabras, revelando el torbellino de emociones que luchaba por contener.
El timbre sonó, anunciando el final del receso, y Taehyung se enderezó con esfuerzo, decidido a continuar como si nada hubiera pasado. Jungkook lo observó partir.
A lo largo del día, Jungkook no pudo apartar de su mente la imagen de Taehyung luchando por mantenerse en pie, sintiendo el dolor en su pecho intensificarse con cada pensamiento. Se reprochaba a sí mismo por no haber actuado con más firmeza.
Al final del día, cuando Taehyung salía de la escuela, se tambaleó una vez más, sus piernas cediendo bajo él en un gesto de rendición ante el agotamiento que lo consumía. Esta vez, no pudo ocultar su malestar y se desplomó en el suelo, perdiendo el conocimiento ante la mirada preocupada de sus compañeros de clase que lo rodeaban.
Jungkook, que lo observaba desde lejos, corrió hacia él para socorrerlo, cargando a Taehyung en sus brazos con cuidado y llevándolo hacia la enfermería. Una vez que Taehyung volvió en sí, la enfermera comenzó a cuestionarlo, tratando de encontrar la causa de su desmayo repentino.
―¿Qué comiste esta mañana? ―le preguntó la enfermera, su tono suave y preocupado.
Taehyung bajó la mirada, sintiendo el peso de la culpa sobre sus hombros mientras admitía en voz baja que apenas había probado bocado desde la noche anterior.
―¿Anoche? ―la enfermera continuó con sus preguntas, sin dejar de observarlo con atención.
Taehyung negó sintiendo la vergüenza arder en sus mejillas mientras recordaba la escasa cantidad de comida que había ingerido durante los últimos días.
―¿Cuándo y qué fue lo último que comiste? ―preguntó la enfermera, su mirada penetrante y compasiva.
Taehyung tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo el nudo en su garganta se hacía cada vez más grande.
―V-viernes en la noche... una rebanada de pizza ―murmuró, apenas audible.
La enfermera frunció el ceño con preocupación, reconociendo los síntomas de un posible desmayo causado por la falta de nutrientes en su organismo.
―Creo que no tengo que explicarte qué hacer, ¿cierto? ―dijo la enfermera.
Taehyung asintió con la cabeza, sintiendo el peso de la culpa sobre sus hombros mientras admitía su propia negligencia en cuidar su salud.
―Perfecto, como quiera tengo que llamar a tu casa y explicar el problema ―continuó la enfermera.
―¡No! ―exclamó Taehyung.
―¿Por qué no? ―preguntó la enfermera.
Taehyung vaciló por un momento.
―Porque... ―volteó a ver a Jungkook, su mirada buscando consuelo en los ojos oscuros del chico que había estado a su lado desde el principio― ¿Podríamos hablar en privado? ―preguntó Taehyung, su voz apenas un susurro.
La enfermera asintió con la cabeza, comprendiendo la necesidad de privacidad en ese momento delicado.
―Espera aquí afuera, no te vayas ―le pidió la enfermera a Jungkook, quien asintió con la cabeza antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de sí.
Jungkook cerró la puerta con suavidad, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho mientras esperaba ansiosamente.
La enfermera se sentó frente a Taehyung, su mirada compasiva reflejando la preocupación que sentía por el chico que tenía delante.
―Bien, no llamaré, si te vuelvo a ver aquí tendré que llamar a tu madre. Vivas con ella o no, ¿está claro? ―dijo la enfermera.
Taehyung asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.
―Está bien ―murmuró Taehyung, su voz apenas un susurro.
La enfermera le dedicó una sonrisa comprensiva antes de levantarse de su asiento y salir de la habitación, dejando a Taehyung a solas con sus pensamientos.
Jungkook esperaba afuera, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se preguntaba qué estaría sucediendo dentro de la habitación. Quería desesperadamente estar al lado de Taehyung.
Finalmente, la puerta se abrió y Taehyung salió de la habitación.
Jungkook se acercó rápidamente.
―¿En qué te irás? ―preguntó la enfermera, su voz llena de preocupación.
―En taxi, es aquí cerca ―respondió Taehyung, su voz apenas un susurro.
―No creo que sea lo correcto...
―Yo lo llevo ―intervino, Jungkook.
―Perfecto, yo hablaré con el director que ambos se retiraron por motivos médicos ―dijo la enfermera.
―No necesito... ―comenzó Taehyung, su voz llena de protesta.
―Si necesitas ―intervino Jungkook.
―Necesito que te vayas, comas algo y descanses ―concluyó la enfermera.
Taehyung asintió con la cabeza, sintiendo el peso del cansancio mientras se dirigía hacia la salida.
Jungkook lo siguió de cerca, su corazón lleno de preocupación por Taehyung.
Una vez afuera, Jungkook tomó a Taehyung de la mano y lo llevó casi a rastras.
Durante todo el camino, Taehyung no emitió sonido alguno, su mirada perdida en el horizonte mientras se perdía en sus propios pensamientos.
Finalmente, llegaron a la casa de Taehyung, y Jungkook estacionó el auto frente a la entrada, sintiendo la tensión en el aire mientras esperaba la reacción de Taehyung.
―Hemos llegado ―anunció Jungkook.
Taehyung lo miró con molestia.
―Eres un imbécil ―murmuró Taehyung, su voz llena de amargura mientras se bajaba del auto y cerraba la puerta con un golpe seco.
Jungkook observó en silencio mientras Taehyung comenzaba a caminar por la calle.
―¿Qué, no es esa tu casa? ―preguntó Jungkook, mientras avanzaba lentamente hacia él.
No hubo respuesta.
―¡Oh! Lo siento, no sé dónde vive Minho ―continuó Jungkook, su tono lleno de sarcasmo molesto a Taehyung.
―Pues entonces no debiste haberte entrometido y le hubiera pedido a él que me llevara ―murmuró Taehyung.
Jungkook sintió el peso de la culpa sobre sus hombros mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para responder.
―¿Por qué? ¿Por qué siempre hay algo separándonos? ―preguntó el azabache, su voz llena de dolor mientras se volvía hacía Taehyung, buscando respuestas en los ojos oscuros del chico que aún amaba.
Taehyung sintió un nudo en la garganta― Tal vez no es nuestro destino estar juntos ―susurró, su voz llena de resignación mientras se alejaba lentamente de Jungkook.
Jungkook observó en silencio mientras Taehyung se alejaba, quería gritarle que no se rindiera, que luchara por lo que quería, pero las palabras no salieron.
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