Cap. 16.- Final
Con el paso de los días, se volvieron una pareja única e inseparable. Juntos crearon campañas para que más personas se unieran al apoyo del albergue y gracias a esas ideas aquello dio resultado. Habían conseguido más donaciones y nuevas personas llegaban a servir, por lo que tenían más tiempo libre.
Los días pasaron, la vida de Dan había cambiado por completo, era más risueño y contento, incluso estaba abierto a tratar con nuevas personas. Descubrió que hay quienes discriminan a otros y eso no podía cambiarse de la noche a la mañana, por lo tanto, los comentarios buenos son los que había que atesorar en el alma y los que no lo eran, dejarlos ir.
El día de la graduación llegó. A las 4 de la tarde fue la entrega de documentos, hubo una gran asamblea para ello. Lenard estuvo presente hasta el momento en el que Dan recibió su certificado, sin embargo no pudo estar hasta el final de la ceremonia, ya que debía atender a unos nuevos donadores, que requerían su presencia para realizar los acuerdos que serían los necesarios para las futuras transacciónes en el banco.
El tío y el padre de Dan estuvieron a su lado hasta el fin de la graduación. Ahora seguía una fiesta de gala para cerrar con broche de oro.
A las 8 de la noche Tony, Elena y Dan, estaban en la entrada del gran salón de baile. Habían hermosos adornos con globos por todas las paredes, la música era perfecta para bailar, luces de neón iluminaban la pista, humo artificial salía de las esquinas, los chicos estaban muy contentos riendo de sus bromas, platicando muy amenamente.
—La verdad que cada día te ves más feliz, ¿de casualidad tu novio tendrá alguna hermana o hermano para mí? —preguntó Tony haciendo su típica cara de inocencia.
—Que yo sepa no tiene, de todas formas primero tendrías que quitarte la cara de monstruo que tienes —Elena le revolvió el cabello a su hermano— no creo que exista un ser humano con el hígado para soportarte, eres un caso perdido.
—¡Eres una envidiosa cara de mona! Ya quisieras parecerte a mí aunque fuera una milésima —Tony muy maduro, le sacó la lengua.
—Ya van a empezar otra vez —Dan se tapó el rostro con las manos aguantándose la risa— voy a pretender que no los conozco y me retiraré lentamente.
—¡Vaya! Los tres losers jugando muy juntitos —las risas se terminaron cuando vieron a Belisa en un entallado vestido color rosa y venía tomada de la mano de Carl.
—A esto te redujiste Tony, es una completa lástima. Tu vida se fue a la basura cuando me perdiste.
—Más bien su vida empezó cuando te mandó a la mierda —respondió Elena— bien dicen que aunque la bruja se vista de seda bruja se queda. Él no te hará nada, pero si lo molestas, te voy a arrastrar de los pelos de elote que tienes y voy a trapear el piso contigo.
—Tranquila... —Susurró Tony a su hermana y luego habló a Belisa— Por favor déjanos en paz un día en la vida. Ignóranos, haz de cuenta que ni estamos aquí, creo que eso es lo más sano para todos.
Se escuchó la risa amarga de Carl mirando con desaprobación a Dan.
—Y tú, ¿vienes disfrazada de hombre? ¿No habían vestidos que te quedaran bien?
—¡No pueden vivir sin destilar veneno, par de envidiosos! —Tony perdió la calma al escuchar ese comentario, ahora su hermana lo sostuvo del brazo para que no se metiera en una pelea— ¡Déjen de jodernos la vida! ¿Acaso no tienen algo mejor que hacer?
—Solo le damos consejos a Dana —Belisa sonrió burlona— mírala, pobrecita, jamás encontrará quien la quiera así como es. Deberían de agradecer que queremos ayudarla, si se pusiera ropa más acorde a ella, tal vez podría conseguir un hombre feo o un anciano moribundo que la quiera.
—Podría ser alguien ciego que no pueda ver lo patética que es —agregó Carl.
—Sus consejos se los pueden meter por donde nunca les llega el sol. Dan tiene su novio que encantado de la vida te partirá la cara por insultarlo —Elena miraba furiosa a Carl.
—Ni una mosca sería novio de esta —escupió Belisa.
—No solo tengo novio, desde hoy es mi prometido.
—Pobrecita ilusa, bien dicen que se vale soñar —Belisa guardó silencio unos momentos, en la entrada del lugar, había llegado un joven un poco mayor a ellos.
Vestía un traje formal color negro, su cabello levemente largo, peinado de un lado, era alto, tenía un porte muy fino y una sonrisa radiante y encantadora.
Carl gruñó ofendido porque Belisa suspirara al ver a aquel joven caminar hacia ellos.
—La definición de hombre, es ese que viene allí —la chica mordió sus labios lleno de gloss saboreando el caminar de aquel atractivo muchacho.
Elena y Tony comenzaron a reír, Dan guardó silencio, sonriendo al ver que Lenard finalmente había llegado a la fiesta.
—Hola, amor. Disculpa la tardanza. Los nuevos donadores tenían muchas dudas sobre el albergue y eso me atrasó un poco, estaba ansioso por venir contigo.
Lenard besó a Dan en los labios en cuanto lo tuvo a su alcance, después saludó con la mano a Tony y a Elena que todavía reían, luego su atención se centró en la pareja que estaba con la boca abierta. Así que ajeno a la situación y al verlos ahí supuso que eran amigos o compañeros de su chico, saludó primero a Belisa extendiendo su mano.
—Hola, mucho gusto. Soy Lenard, el prometido de Dany —La chica no supo responder nada.
Posteriormente extendió su mano a Carl quien tampoco sabía qué decir.
—Es un placer conocer a sus amigos —la música cambió a una balada romántica— si me disculpan, se los voy a robar un minuto.
—No hay problema —Balbuseó Belisa.
—¿Bailas conmigo? —Lenard tomó la mano de su prometido y la besó.
Asintiendo en afirmación y muy sonrojado, Dan caminó junto a Lenard tomados de la mano hacia el centro de la pista de baile.
Tony se giró hacia la chica y la señaló con el dedo.
—¡En tu cara, Belisa! —Su burla vino acompañada con una carcajada— ¡Muérete de la envidia!
—A ver si ahora tienes las bolas para ir a molestar a Dan con su prometido. Te hará puré en un minuto —Elena se burlaba de Carl.
La pareja en disgusto, les regaló una mirada de odio y se dieron la vuelta saliendo del gran salón.
Elena decidió ir con su hermano a coquetear con unos chicos muy guapos, mientras sus amigos bailaban abrazados en la pista, olvidándose de la existencia de todos, allí solo existían ellos dos.
—Te tengo un regalo de graduación —dijo Lenard mientras daba un beso a la mejilla de Dan.
—¿De verdad? ¿Y qué es?
El joven tomó un par de boletos que traía consigo en el bolsillo de su pantalón.
—Nos vamos de viaje —sonrió emocionado y con algo de picardía— ya tengo todo listo. Y ya tenemos quien nos cubra en el albergue así que no me puedes decir que no.
Dan extendió sus manos enronscándolas en su cuello y lo besó con emoción.
—Voy contigo a donde tú quieras.
—Entonces prepárate, porque pienso hacerte el amor en el hotel, en el avión, en la casa, en el auto, te haría el amor aquí mismo —tomando el rostro de Dan, lo besó apasionadamente.
—¡Que alguien me traiga una cubeta de agua fría para estos dos! —Tony recién llegaba junto a su hermana, venían con un par de chicos muy atractivos.
—No coman pan enfrente de los que estamos chimuelos— Elena les guiñó un ojo.
Todos comenzaron a reír.
—Lo siento amiga, así es la vida —Lenard abrazó a Dan protectoramente.
—Crueldad pura —Elena hizo un puchero.
—¡Pero yo puedo arreglar eso! —Exclamó el chico que había llegado con ella y le robó un beso. Todos siguieron riendo y bromeando.
Luego de un par de canciones, juntos fueron a tomar asiento en una de las mesas del fondo.
—Te amo, Leny —era la primera vez que se lo decía en público, al mismo tiempo que lo miraba con esperanza e ilusión.
—Y yo te amo a ti, corazón —con suavidad, Lenard posó sus labios sobre los de su chico. Era adicto a esos besos— cada día te amo más.
—Gracias por venir a transformar mi vida —susurró Dan al abrir sus ojos lentamente después de haberlo besado.
—Todo lo contrario, tú transformaste la mía, enseñándome que puedo ser feliz.
—Al fin puedo gritar a todo pulmón y con mucho orgullo mi nombre —Dan suspiró mirando con amor los hermosos ojos miel de su prometido— nunca olvidaré que aquel día en que me conociste, te clavaste en mi corazón.
Esa noche algo cambió dentro de sí mismo, al verse al espejo vio en sus ojos luz y alegría, como si su corazón se hubiese liberado de un peso muy grande y al sonreír al espejo, éste le mostrara felicidad.
Estaba enamorado y sabía que aquel sentimiento solo podría crecer mucho más. Todo aquel sufrimiento estaba en el pasado y ahora, al mirar hacia adelante, estaba un paisaje lleno de retos y metas por alcanzar.
Y así, con buenas amistades, el apoyo de su familia y el amor de Lenard, el tiempo empezó a transcurrir y siguió el tratamiento que eligió, también se realizó la mastectomía que tanto había luchado por conseguir.
Siempre estuvo acompañado y junto con Lenard y sus amigos, iniciaron campañas altruístas en otros estados para ayudar a las personas más vulnerables.
"Lucha por tus sueños, no los dejes escapar. Porque las mejores cosas en la vida son las más difíciles de alcanzar y por las que más debemos de luchar"
FIN.
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