Capítulo 3 El encuentro
Al siguiente día fui a casa de mis padres, todo seguía igual que como lo dejaron, me dirigí a la chimenea donde se encontraban mis retratos favoritos sobre la repisa. Mi fotografía favorita es una donde celebramos mi cumpleaños número once, antes de entrar a Hogwarts, yo estaba frente a un pastel de dos pisos sabor chocolate, mi favorito, mis padres a cada lado mío; me abrazaban de manera tan protectora y suave al mismo tiempo, por mi mejilla sentí rodar una lágrima.
Debía seguir luchando por recuperar los recuerdos de mis padres, ellos ya estaban avanzando, al menos recordaban que tenían una hija, aunque no sabían que esa hija tenía 20 años.
Comencé a caminar por la ciudad en el Londres muggle, quería despejar un poco mi mente, tal vez buscar algún empleo de medio tiempo, lo cual era muy raro porque generalmente solicitan vacantes, pero de tiempo completo, suspiré. La situación me estaba sobrepasando, las cosas en el ministerio siguen igual, y yo sigo debiéndole a Luna, que al final de cuentas terminé regresándole los galeones que me dio, compensando los meses que le debía de renta, pero tomé algunos para seguir pagando el tratamiento de mis padres.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando comenzó a llover, de pronto esa lluvia ligerita se convirtió en una tormenta. <<Maldición, es que hasta el clima ahora conspira en contra mía. No hay nada peor que esto>>, me dije. Error, ni siquiera pude hallar un lugar para sacar mi varita y largarme de ahí cuando de pronto pasó un carro deportivo a una velocidad descomunal y me empapo toda, desde la cabeza, hasta los pies, creo que se me mojaron hasta los calcetines, Maldita ley de Murphy.
El carro paró por completo a unos cuantos metros y retrocedió hasta llegar a mí, bajo el vidrio y lo primero que vi fue una cabeza platinada y lo único que pude decir fue -¿Malfoy?.
-Granger ¿qué tal te va? lindo clima verdad-. Dijo sonriendo de lado.
<<Hijo de su todísima madre>>, se está burlando de mí el muy cabrón, cerré los ojos y conté hasta cinco, no sirvió, seguí hasta diez, pero tampoco.
-Pues bien, Malfoy como me vez, estoy- y di mi mejor sonrisa de suficiencia, pues que más daba, en esos momentos así me veía mal y preferí burlarme de mi misma a que me viera llorar.
-¿A caso se te olvido hacer magia?, ¿la bruja más inteligente de nuestra generación olvido hacer hechizos de transfiguración?
Se veía bastante divertido con la situación, mostrando su maldita y perfecta sonrisa. Mis padres estarían tan complacidos al ver esos dientes tan blancos y perfectos. -Imbécil-murmuré, cerrando mis puños, es que este hombre no madura o qué.
-No, simplemente que estamos en Londres muggle y no puedo hacer encantamientos o hechizos frente a la gente, está en contra de la ley de estatutos secretos, o ¿ya lo olvidaste?- repliqué.
-Anda sube, acá adentro te secas, solo no arruines mi tapicería, este auto vale más que tu casa.
Accedí, pero más que nada porque quería secarme, así que me subí y me quité mis tenis, me vio de manera rara, como si le diera asco, ya saben la típica mirada Malfoy, nariz arrugada, y boca de lado, pero no me importó.
Saqué mi varita y sequé primero mis tenis por dentro, luego mis calcetines y comencé a secarme de abajo a arriba, hasta terminar secando mi cabello, cuando terminé, volvió a verme, esta vez soltó una carcajada. Voltee mi cara al espejo retrovisor para poder verme, y para mi horror mi cabello parecía algodón de azúcar, de esos que venden en los parques. -Estúpido- y aunque no lo dije en voz alta logro entenderme.
-Es que... es que pareces a cuando estábamos en primero- logró articular entre risas.
Si, lo confieso, en mi primer año en Hogwarts mi cabello era horrible, y aunque ahora ya sé cómo controlarlo, el recuerdo de sus burlas respecto a mi cabello o mi persona me sigue encabronando.
Hice un pequeño hechizo de glamour, y mi cabello cayó en ondas suaves y sedosas, mucho mejor y más manejable, agregué un hechizó más y mis ojos y boca se maquillaron automáticamente, vaya que si soy experta, aunque no lo haga seguido y el maquillaje sea algo natural, nunca me ha gustado verme sobrecargada.
Volvió a verme y dio un frenón al carro, casi nos choca el carro de atrás.
-¡Hey, ten más cuidado, casi me estampo con tu vidrio!- le dije y me coloqué el cinturón.
Estacionó el carro en el subsuelo de un edificio y se quitó su cinturón.
-Bueno hemos llegado, bájate Granger- me dijo en tono mandón.
-Llegado, a dónde- no pude evitar preguntar.
-Tengo una cita de negocios y se me hace tarde, vete.
-mmmta que grosero-, tampoco pude evitar murmurar eso, pero qué se puede esperar de ese egocéntrico y malcriado hombre.
-A ver Granger, todavía que dejo que te subas a mi auto para que te seques, cuando soy una persona muy ocupada ¿me dices grosero?- me recriminó.
-Pues es que, para empezar si tú no me hubieras empapado, no tendrías que llevarme a ningún sitio- le replique, y es que ya me estaba haciendo perder la paciencia el hombre.
-Por favor Granger, si ya estabas mojada, con la lluvia, al contrario, te hice un favor.
-¿En qué en empaparme?- le pregunté.
-Si, te veías muy miserable desde lejos.
¡Estuuuuupido! ósea que lo hizo a propósito el muy hijo de su re madre. Pero esto no se queda así, como que me llamo Hermione Jane Granger.
-Imbécil- le grite, me di media vuelta y fingí irme del lugar. Me escondí no muy lejos detrás de un pilar, puse en mí un encantamiento desilusionador y regresé a donde estaba su auto. Le ponché las cuatro llantas y con un labial que tenía en el bolsillo pero que casi nunca usaba, escribí en su vidrio, suerte en tus reuniones de trabajo, atte: Granger. Debo confesar que me sentí tan bien con lo que hice, el muy maldito en la vida me volverá a molestar, si es que lo vuelvo a ver, espero no sea así.
**~~**
Llegando al departamento, Luna siguió rogándome para que ayudara a su prima, como no lograba encontrar trabajo de medio tiempo, accedí, de verdad que necesitaba seguir pagando el tratamiento para mis padres, con un poco de suerte ellos salían de San Mungo, antes de quedar en total bancarrota, aunque creo que ya lo estoy.
Y ahí estaba de nuevo, pero esta vez utilizando glamour para verme diferente, cabello lacio y corto tipo "bob" color rojo, ojos verdes, aumente una copa el tamaño de mi busto, para hacer un mejor contacto visual. Me puse un vestido corte tipo "A" color blanco y floreado. Me dirigí a un establecimiento donde vendían accesorios y decoraciones para el hogar, donde me citó Estrella.
Observé desde lejos cuando ingresaron al lugar, y aproveché cuando Estrella se separó disimuladamente de su prometido, me coloqué aun lado de él.
-Ay, ay ay, creo, creo que se me metió algo al ojo- dije tratando de llamar su atención.
Logré visualizar, que el tipo volteó a ver si su prometida estaba cerca. Al comprobar que no era así, se dirigió hacia mí.
-Déjame ayudarte- Tomó mi cara entre sus grandes manos, se acercó peligrosamente a mi rostro y sopló despacio en mi ojo.
Parpadeé lentamente y le sonreí de manera coqueta. -Muchísimas gracias- Tomé sus manos entre las mías en agradecimiento.
-No hay de qué, siempre que se pueda ayudaré a una bella dama en peligro- Sacó su cartera y me ofreció una tarjeta. -Toma, es mi número en caso de que necesites "ayuda" de nuevo, no dudes en buscarme.
Me sonrió de nuevo y se alejó en busca de su prometida.
3 horas después:
Ahí estaba yo, ofreciéndole pañuelos a la desdichada prima de Luna, que sollozaba sin parar, tomando entre sus delicadas manos la tarjeta que me dio su prometido.
-Es que aún no lo entiendo, soy muy bonita, soy comprensiva, le apoyo en lo que necesita, estoy ahí para él, nunca lo atosigo. ¡Soy la novia perfecta! ¿Qué no es suficiente? -Exclamaba dejándose caer al piso y arrastrando con ella a la pobre de Luna quien también lloraba. <<Solamente falta añadir a su lista ser una total reina del drama>>.
Me retiré silenciosamente, dejando que Luna consolara a la chica, ya no me necesitaban, total yo ya había hecho mi parte y Estrella necesitaba privacidad con su prima.
Aun así, eso no impidió que la boda se realizara 3 meses después; pues todo estaba listo, las invitaciones enviadas, el salón contratado, el banquete ordenado y el vestido confeccionado especialmente para la novia. Todo esto sumado a una bóveda en Gringotts con medio millón de galeones valía la pena, sin importar cuantas infidelidades podría darle ese esposo.
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N/A No pensaba subir este capítulo, pero algo esta pasando con Wattpad, porque en mi cel, no se observa que ya subí el capítulo anterior :/ espero que ustedes si puedan verlo, si es así avísenme para no quedarme con la duda. Saludos!!
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