Capítulo 10 "Experimentando"

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~***************~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La fecha para preparar la poción se aproximaba, Draco Malfoy se había comunicado conmigo a través de mensajes casi diariamente, al principio para tomar acuerdos sobre los ingredientes que conseguiría cada uno. El llevaría consigo el áconito, el cuerno de Longhorn Rumano y la celulosa, yo me encargaría del queso lunar, el carbón de antracita y el caldero de cobre, el cual curaría con limón y sal de mar.

Después acordamos realizar la poción en mi departamento y aunque Malfoy insistió de sobre manera que fuera en el suyo, yo decliné. Creía que sería más seguro en mis dominios.

Estaba en la cocina terminando de preparar los ingredientes que se requerían para comenzar a preparar la poción cuando escuché que tocaban la puerta, corrí a abrirla y pude observar en todo su esplendor a Malfoy con un impecable traje negro, su cabello ligeramente más corto que la última vez que nos dimos. Llevaba en una mano una botella de vino y en la otra una rosa blanca la cuál me entregó en cuanto dio un paso dentro de la habitación.

-Las rosas rojas son muy clichés, aquí tienes, la tomé yo mismo de mi jardín-. Dijo mientras me entregaba la rosa, por un momento sus dedos tocaron los míos y sentí una corriente eléctrica extendiéndose dentro de mí.

-No me dijiste que sería una cita, pude haberme puesto algo mejor-. Señalé mi atuendo, una camisa blanca básica adornada por una pashmina gris, unos leggins negros y unos zapatos de piso.

-Es mi atuendo diario Granger, no te emociones-. Comenzó a observar con detenimiento la sala y la cocina, su cara no tenía expresión alguna, pero pude notar como sus ojos se posaron en el gran ventanal, donde las malditas rayitas se mostraban orgullosas.

<<Demonios>>.

Dirigió sus pasos hacia ese lugar mostrando interés. -¿Qué es eso, es algo muggle?

-No-. Sentía como empezaban a sudar mis manos, -es... es algo de chicas, Luna, ella va contando los días que faltan para que llegué su periodo-. Carraspee. -Es más fácil así para ella.

Esa sí que me la saqué de la manga, sólo lo vi asentir en reconocimiento y dirigirse a la cocina.

-Bueno dijiste que no es una cita, entonces qué hay de esa botella de vino-. Señalé la botella que aún llevaba en la mano.

-Ésta- dijo levantándola- solo me estaba haciendo publicidad, es una de nuestras mejores reservas Granger, el mejor vino de elfo que hayas probado-. Dijo con una sonrisa de suficiencia.

-Será mejor que esos elfos tengan un buen salario por el trabajo que hacen Malfoy. -Repliqué indignada cruzándome de brazos.

-Bueno debido a que son los mismos elfos que sirven para mi familia...

-No les pagas ni un solo knut Malfoy, eso es explotación laboral-. No pude evitar gritarle mientras le apuntaba con el dedo en su fuerte pecho.

-Auch, estaba bromeando Granger por supuesto que les pago; 100 Galeones diarios y sólo trabajan cinco días a la semana, además cuentan con vacaciones pagadas- dijo mientras levantaba ambas cejas juguetonamente.

Yo mordí mi labio inferior haciendo un puchero, no pude evitar que mis ojos se aguaran.

-Estos elfos ganan más que yo en el Ministerio- <<Lo dije o lo pensé>>

-Cuánto te pagan Granger-. Draco se cruzó de brazos y frunció el ceño.

-Me... me pagan 250 Galeones por semana-. Volví a morder mi labio, esta vez más fuerte <<¿hace cuánto que no tengo vacaciones?>> bajé la mirada al suelo, me daba vergüenza ver su reacción.

-¿Qué? entonces déjame decirte que la explotada laboralmente eres tú.

<<Lo sé, lo he sabido por mucho tiempo>>. Di media vuelta buscando en la alacena unas copas de vino, mientras aclaraba mis pensamientos no quería que Malfoy me viera voluble y se burlara de mí.

-Bueno entonces llena esas copas y comencemos a trabajar, porque una vez que acepten mi proyecto tendré un ascenso y por ende me pagarán más.

-Entonces no se diga más y manos a la obra.

Malfoy se quitó su saco, lo colocó sobre una silla cuidadosamente y arremangó las mangas de su camisa. Descorchó el vino y procedió a servirlo casi hasta el tope en las copas que le di. Al entregarme la copa procedí a menear el contenido para olerlo y al probarlo me inundo un dulce sabor aciruelado, era un exquisito vino sin duda. Cerré los ojos un momento deleitándome con el sabor, al abrirlos Malfoy me estaba viendo con una sonrisa de lado.

-¿Qué tal está?

-Es delicioso Malfoy.

-Por supuesto, te dije que era el mejor de la reserva, bueno ahora si a trabajar.

Mientras el queso lunar estaba fermentándose bajo la luna, tomé el caldero de cobre y comencé a colocar los 400 gramos de carbón de antracita y los 300 gramos de celulosa de cocotero. Malfoy se dedicó a revolverla tres veces en sentido contrario a las agujas del reloj; lo veía bastante concentrado en el libro de Snape que daba las indicaciones de la poción. Una pequeña explosión me tomo por sorpresa y di un pequeño brinco. Del caldero un humo plateado comenzó a emerger.

Draco soltó una risita al ver mi reacción ante dicha explosión.

-¿Todo bien Granger?- dijo limpiándose las manos con un pañuelo.

-Si, es solo que no me esperaba eso, ya está listo, cuál es el siguiente paso-. Pregunté.

-Debemos dejarlo reposar hasta el cuarto creciente.

-Y ¿cuándo sería?

-Según mis cálculos hasta el lunes dentro de dos semanas. -Escuché un suspiro por parte de él. -Y ahora qué hacemos- preguntó mientras se llevaba su copa a los labios y tomaba un sorbo de vino.

-Bueno podríamos ver algo en la televisión, si quieres, es decir... puedo hacer algunas palomitas y podríamos- <<Dios mío, estaba comenzando a tartamudear, ¿qué demonios me sucede?>>

-Sólo si tienen mantequilla extra y vemos un poco de comedia- dijo interrumpiéndome.

-Wow, no sabía que tenias tanto conocimiento sobre algunas costumbres muggles Malfoy.

-Por supuesto que las tengo, es más me apasiona ir al cine y ver películas de acción, suspenso o comedia, las de terror no tanto, es decir, las viví dentro de mi mansión así que... -Levantó los hombros dejando la palabra en el aire, asentí comprendiendo lo que quería decir, Voldemort viviendo en su hogar por meses, viendo torturas constantemente y sufriéndolas también. Sentí un escalofrío al recordar a Bellatrix y una intensa comezón en mi cicatriz. El observó llevar mi mano hacia mi muñeca y rascarme con intensidad, retiró lentamente mi mano de la muñeca y cuidadosamente llevo sus dedos hacia mi cicatriz, su tacto se sentía frio en comparación al calor que emanaban esas malditas palabras, se sintió bien, de pronto la comezón desapareció.

-Lo siento-. Dijo con una voz casi inaudible, una voz cargada de culpa y melancolía.

-Hiciste lo que pudiste, no nos delataste y con eso salvaste nuestras vidas Malfoy, así que yo te lo agradezco y también siento mucho por todo lo que tuviste que pasar-. Le dije tomando su mano y mirándolo directamente a sus ojos, los cuales tenían un brillo indescriptible, él intercalaba su mirada de mis ojos a mis labios y comenzó a acercarse un poco más a mí.

-Yo...- me levanté como resorte al darme cuenta que estuvimos a nada de besarnos, carraspeé. -Haré las palomitas, no tardo nada- Le di en control remoto de la televisión para que buscara algo mientras yo me dirigía a la cocina y así colocar las palomitas en el microondas.

Al llegar a la sala con un tazón en la mano, el cual estaba lleno de palomitas con extra mantequilla y la botella de vino en la otra mano, note que Malfoy estaba viendo una de mis series favoritas.

-Estás viendo Friends, me encanta esa serie-. Dije colocándome a un lado de él mientras le entregaba el tazón.

-Si es muy divertida, el tal Joe es bastante gracioso.

- Lo es.

Mientras me acomodaba en el sofá, Draco colocó su mano sobre el respaldo -ven- me dijo y yo me acerqué más a él hasta apoyar mi cabeza casi sobre su hombro, creí que sería un poco incómodo dado nuestro pasado, pero me sentía tranquila y en calma. Estuvimos viendo la serie y riendo juntos hasta que el sueño me ganó y caí rendida a su lado.

-Hey, Hermione- escuché entre sueños.

-Qué pasa- logré articular mientras tallaba mis ojos. ¿En qué momento pase a estar recostada en las piernas de Malfoy?

-Es hora de irme, tu amiga Luna llegó hace tiempo y me miró algo extraño, pero al verte dormida sólo me saludo de lejos.

-Qué hora es-. Pregunté dando un bostezo.

-Son las 12 de la madrugada, mejor me retiro.

Se levantó despacio y colocó con cuidado mi cabeza en el sillón mientras yo volvía a retomar mi sueño, sentí como me colocaban una manta en el cuerpo, lo que provocó que me acurrucara tomando una mejor posición en el sofá y por último sentí un beso en la cien, seguido de un adiós y una puerta cerrarse.

Sonreí entre sueños.