CAPÍTULO TRES🍂
No acepto un no como respuesta🍃

Le di una última ojeada a mi examen y me percaté de que faltaba mi nombre, siempre lo olvidaba. Lo escribí con lentitud, moldeando cada letra. Me puse de pie y entregué la hoja que reflejaba todo lo que estudie. Di una rápida mirada a mis compañeros de clase, inconscientemente se me formó una sonrisa al ver a Dylan, su mirada estaba puesta en mí y fingía dispararse así mismo con ayuda de una pistola imaginaria. Deduje que no sabía nada.

No me quede a mirarlo, salí del salón. Estuve estirando mis piernas, caminando por los pasillos hasta llegar a la biblioteca donde me quedé a estudiar para pasar el rato. Sí, me la pasaba estudiando, era mi vida. No tenía muchos amigos, salvo Ellie, pero ella era un año menor, por lo que en clases apenas nos veíamos.

Las clases pasaron y volvió la hora del castigo. Daisy nos pidió no hacer tanto escándalo para no llamar la atención de sus superiores, la viejita era demasiado buena, no quería dejarnos escribir miles de palabras como castigo, por lo que opto por hacer lo que venía haciendo en la mayoría de los castigos.

Absolutamente nada.

A los minutos, la viejita se quedó dormida y no se despertó por más que mi compañero de castigo jaló la silla donde estaba sentando, provocando un sonido escandaloso al arrastrarla.

—Sabes que hay un asiento al otro lado —hablé ladeando mi cabeza en dirección a Dylan quien colocó su silla a mi lado.

—Está demasiado lejos.

—Y ahora tú estás demasiado cerca.

Me regaló una sonrisa coqueta, negué intentando no reírme. Me daba gracia el hecho de que Dylan después de un largo tiempo se haya fijado en mi existencia. Tantos años y me dirija la palabra el último semestre.

«¿Qué era lo que quería?»

—¿Tienes hambre? —Abrí mi boca para responder, me lo impidió al volver a hablar—, he robado las llaves de la cafetería.

Una sonrisa traviesa se apoderó de sus labios al enseñarme las llaves.

—No.

—Sí.

Sin pedir permiso se puso de pie, agarró su mochila junto a la mía, se las colgó en sus hombros y sin hacer caso a mi negativa respuesta, me agarró mi mano derecha y tiró de mí poniéndome de pie.

Rodé los ojos y Dylan comenzó a correr llevándome con él. No refute.

«¿Por qué no lo hice?»

Nuestros pasos se escuchaban como en eco en los pasillos, no dejamos de correr por los largos pasadizos de la escuela casi vacía. La cafetería se veía igual todos los días, salvo que Dylan y yo éramos los únicos que nos encontrábamos en ese perímetro. Seguimos el mismo camino de la vez pasada, pero esta vez, Dylan logró robar algo de comida.

Mis castigos terminaban hoy, y solo tendría que dar más tutorías. Era algo justo o era verdad de que tenían ciertas preferencias conmigo y mi excelente promedio.

No extrañaría estos castigos.

Está bien, mentí.

🍂🍂🍂

Cerré mi casillero y con libros en mano puse en marcha en dirección a mi siguiente clase. A mitad del camino vi a Dylan a mi lado.

Me deshice de los castigos, pero no de él.

—No te vi ayer.
—Me dieron tres semanas —murmuré—, ya se acabaron las tres semanas.

—¿Solo te dieron tres semanas? —preguntó como si no creyera lo que acababa de decir—, la bruja de Sanders me dio seis y lo tuyo fue más grave.

—Lo mío fue un pequeño error —aclaré, no tan pequeño a decir verdad—, lo tuyo fue una barbaridad, iniciaste un brote de clamidia ¿Es que acaso no prestas atención a las clases de educación sexual?

Me detuve en lo verde de sus orbes. Sus ojos eran verdes, de esos verdes intensos.

—¿Y tú prestas atención a ello? —Me dio una sonrisa divertida.

Su profunda mirada verdosa puesta en mí, me hizo sonrojar. Traté de pasar desapercibida al dejar de mirarlo y decir:

—Presto atención a todas las asignaturas.

—En todo caso... —Dylan colocó una de sus manos en mi mentón, de un suave movimiento me obligó a verle, sentí la frialdad de la punta de sus dedos, no dije nada—, deberías de ser mi tutora de educación sexual.

Un calor en mis mejillas se apoderó de mí.

Esquivé su mirada.

—Eso no pasará, clamidia, idiota.

Me alejé de él a pasos veloces, mis mejillas seguían sonrojadas al escuchar el grito de Dylan detrás de mí.

—¡Es una broma, Gwen!

Ignore su grito y entre al salón. Las horas volvieron a pasar y las clases se terminaron.
Mi mirada estaba fija en el campo de fútbol, buscaba a Oliver con la mirada. Al verlo, me senté en una de las gradas a esperar a que terminará su entrenamiento. Era su tutora y mi deber era hacer que se graduara.

Misión imposible.

Pero para mí no.

Mis ojos siguieron los movimientos de Oliver, era apuesto y él más popular de la escuela, sabía de mi existencia, era la chica que lo ayudaría a seguir en el equipo de fútbol y a pasar de año.

—Siempre puntual para las clases, Jess —dijo al llegar a mí.

Oliver solía llamarme con el apodo de mi segundo nombre.

—Me gusta ser puntual —murmuré—, ¿Cuánto sacaste en tu último examen?

—Seis y todo gracias a ti.

Sonreí orgullosa. De que sacara cero, logre que sacará seis.

—Necesitarás más que un siete, pero por el momento estás por buen camino.

Sonrió.

«Linda sonrisa»

Escuché como sus demás compañeros lo llamaban, Oliver los miró y les hizo una señal que no entendí.

—Oye, iré a ducharme y vengo por las clases. —Se olfateó e hizo una mueca—, estoy que apesto.

—No te preocupes, te espero aquí.

Oliver se alejó, dejándome sola. A lo lejos vi a las animadoras y a algún que otro estudiante.  Dejé de verlos y posé mi mirada en uno de los viejos árboles. Sus hojas estaban verdes.

Deseaba que el otoño llegará.

Cambio de estación.

Cambio de vida.

—¿Estás con mi mejor amigo y yo ni enterado?

Di un respingo al escuchar la voz de Dylan a mi lado.

«¿Cómo es que llegó tan rápido?»

—¿Qué?, no, no —aclaré—. Solo soy su tutora.

—Entiendo, aunque si mantienes una relación secreta con el chico más popular, deberías decírmelo, después de todo somos amigos y sé guardar secretos, Gwendolyn.

—No te lo diría —dije sin mirarlo—, y para que quede claro, solo lo estoy ayudando a graduarse.

Me mantuve en silencio viendo el vaivén de las hojas del viejo árbol, era un silencio absoluto y al principio pensé que Dylan ya no estaba a mi lado, más todo cambió cuando volví a escucharlo.

—Oye lamento haber sido un idiota en la mañana, no debí de pasarme con lo que dije…

Regresé a mirarlo y lo detuve al hablar.

—Dijiste que fue una broma, no hay problema.

—Fue una broma y te incomodé. —Abrí mi boca para negar, él me lo impidió—, no mientas, tus mejillas te delataron. —Se tomó unos segundos y continuó—Quiero compensarlo así que te invitaré a cenar y no, no acepto un no como respuesta, Gwen.

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Xoxo. 💞💞💞

Tercer capítulo!!!!

Cuéntenme que les pareció, lxs leo en los comentarios.

¿Cómo se imaginan a Dylab y Gwen?

Beeeesos

Muac 💋

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Tiktok: ancovi12

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