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🍂ONCE

CAPÍTULO ONCE🍂
🍃Arrogancia y celos.

No era considerada una persona chismosa, ni moría por saber de la vida de los demás. Se podría decir que era medio invisible y que los chismes venían a mí como el viento, no me importaba, pero si los escuchaba. Y quería escuchar de lo que sea que estaban hablando Dylan y Ellie, ambos apoyados en los casilleros adyacentes a mí. No escuchaba nada, pero debía de ser algo entretenido para sonreír de tal manera.

Frustrada seguí con mi camino, ni siquiera se fijaron que pase por su lado. Muy entretenida esa charla.

Al llegar a casa, estaba de vuelta sola. Mamá no llegaría hasta la cena y es que si llegaba, el abuelo ya no estaba en su habitación y yo no tenía ni tarea que avanzar, porque ya la había adelantado toda. No me quedó más remedio que hacer limpieza en todo el apartamento, mientras escuchaba música de One direction y ABBA.

Ya era de tarde cuando el timbre sonó. Pensé que se trataría de Dylan y sus sorpresitas, hasta dibuje mi cara de disgusto. Pero, no era él, era Ellie, mi cara de disgusto era verdadera y no sé por qué me pasaba ello, Ellie era mi amiga y últimamente solo sentía una especie de… ¿Rencor? Hacia ella.

Ni siquiera estaba segura…

—Hola, nena —Me enseñó sus dedos corazón—, lista para la acción.

—Eh... Si —La miré con rareza.

Recordé que era día de enseñarle. Me había olvidado de ello.

Me había olvidado de algo importante. Las tutorías.

Yo nunca me olvidaba de nada ¿Qué me pasaba?

No era tan importante si lo miran desde otros ojos, pero para mí lo era. Me había comprometido con ayudarla, era una responsabilidad mía.

Ambas fuimos a mi habitación y rápidamente saqué los libros de matemáticas del año pasado, sería un repaso para mí. Le expliqué a Ellie por más tiempo de lo habitual, ella no entendía y los últimos 30 minutos se la pasó mirando el móvil y bostezando. Dio un último bostezo que fue la gota que derramó el vaso.

—¡Podrías prestar atención! —Mi voz salió más fuerte de lo que comúnmente le hablaba—. Dejá de mensajearte con Aristóteles sabe quien.

—Por dios Gwen, relájate. Te tiembla la vena del cuello.

Inconsciente toque mi cuello. Era verdad.

—Mierda, creí que los chismes de esos fetos de primer año eran mentira, pero veo que es verdad —Me miró alzando sus manos.

—¿Qué chismes?

—Que eres medusa cuando enseñas y te molestas, nunca te había pasado eso conmigo —Fingió limpiarse una lágrima.

—Solo si me prestaras atención.

—Lo siento, no volverá a pasar. Es solo que matemáticas es muy pesado para mí … Porque no nos tomamos un descanso y me cuentas como te va con Oliver. 

Oliver. Ni siquiera sabía qué hacer con él.

Y yo siempre sabía qué hacer con mi vida.

—¿Ya se dieron su primer besito? —Hizo boca de pato y empezó a lanzarme besos riendo en el acto.

—No —Negué, no pude evitar reírme por lo que hacía Ellie, nuestras risas se mezclaron —, y por lo primero, creo que todo va bien.

—¡¿Crees?! ¡Te traes loquito a Oliver! ¡Es Oliver Sharman! ¡Y almuerzan juntos desde hace días! ¡Eres la celebridad del momento!

Creo que Ellie está más emocionada que yo.

—Claro... —susurré—, es lindo...

Creo.

—Y te gusta —Me encogí de hombros obteniendo una mueca por parte de Ellie —¿Te gusta?

—Es un buen chico, me gusta pasar tiempo juntos, su personalidad, me gusta… pero …

Pero mejor no hubiese hecho ningún trato. Aunque eso implicaría haber pasado de Dylan.

—¿Pero? ¿Qué? —preguntó impaciente.

—No lo sé… creo que el tiempo lo dirá.

—¡Estás a meses de graduarte!

—Lo sé.

—Y te irás.

—Lo sé.

—¿Y Oliver? ¿Qué pasará con él?

—Mhm... En caso de que algo pasara entre nosotros dos... Bueno...no tengo idea... Solo quise conocerlo más, no creí que quisiera pasar más tiempo conmigo…

Y es que hemos venido almorzando juntos últimamente, me llevaba hasta los salones y me iba a recoger, como si fuera mi chófer. No me malentiendan, era caballero, agradable, pero… 

—Es que está muy enamorado de ti —Ellie dibujó corazones en el aire con su dedo índice—. ¿Acaso le has dado agua de calzón?

—¡Ellie!

Su risa se escuchó hasta el otro continente.

—Bromeo —Alzó sus brazos —, pero si es verdad que Oliver está enamorado de ti eh... Yo de ti me preparo se te vaya a declarar a lo High School musical.

Tuve una imagen mental de lo último que dijo Ellie y no pude evitar reírme por lo cursi que sería.

No tenía ni idea de lo que se sentía estar enamorada, nunca he tenido novio y no tengo idea. Confieso que Oliver me pareció lindo, es encantador y estoy segura de que sería un novio de esos lindos, pero…

Meneé mi cabeza de izquierda a derecha y saque todo rastro de pensamiento estúpido de mi mente. Regresé a ver a Ellie, la morena retocaba su labial mirándose al espejo de mi tocador.

Recordé la escena de ella y Dyl hablando. No pude evitar querer saber sobre lo tanto que hablaban y reían.

—Ellie —la llamé, ella regresó a mirarme a la espera de que le dijera algo. Tenía mucho que decirle—. Ya que hemos estado hablando de mí... Ahora quisiera saber si hay alguien en tu hermoso corazón...

Tenía la pequeña hipótesis de que Ellie sentía algo por Dylan, la forma en la que lo molestaba cada vez que estábamos los tres, además Dylan es alguien muy atractivo y siguiendo los gustos de mi amiga, no me sorprendería si se enamora de él.

—¿De qué hablas?

Su voz se escuchó rara. Como si estuviera nervioso.

—¿Estás enamorada de alguien?

—¿Enamorada? ¿Yo? —Empezó a reírse como si le hubiese contado el mejor chiste de todos los tiempos.

Su risa continuaba hasta que se detuvo con una sonrisa burlona que ocultaba su nerviosismo, la conocía lo suficiente para saber que se estaba ocultando en una fachada.

— ¿De dónde sacas esas ideas? No me enamoro, ni de mi ex lo hice —Se miró al espejo y arreglo sus mechones negros.

Regresó a mirarme y caminó hasta donde estaba su bolso.

—Nos vemos mañana, nena.

—Pensé que te quedarías...

—Me olvide de decirte, pero papá quiere que lo ayude con algo —¿Estaba mintiendo?

Ellie dejó dos besos en mis mejillas y salió por la puerta, a los segundos escuché como la puerta principal se cerró.

Estaba de vuelta sola.

Resoplé y miré a mi alrededor en busca de algo para pasar el tiempo. No tenía tareas, no había ninguna película o serie que quisiera ver. Rendida volví a resoplar, frustrada.

Sin tener nada que hacer, le escribí a Dylan preguntándole si quería que lo ayudara con sus líneas para la obra, recibí su respuesta al segundo. Estaba ocupado.

Vi la hora en la pantalla de mi celular, no era demasiado tarde para hacerle una visita al abuelo. Agarré mi mochila y salí de mi habitación, me abrigue con mi chaqueta, guantes, bufanda y gorro que deje colgados en el armario de la entrada, ya lista cerré la puerta detrás de mí y empecé a caminar en busca de un taxi. Necesitaba sacar el carnet.

El taxi me dejó afuera de la casa de reposo, el cielo ya se estaba oscureciendo por lo que me apresuré al entrar a la propiedad. Todo se veía igual a la última vez que vine, todo en orden y pudiente.

—Hola, señorita Blackweel —saludo el encargado apenas me vio.

Le devolví el saludo amigablemente y pregunté por el abuelo Thomas —¿Y el abuelo? ¿Todo en orden?

—Nada de qué preocuparse.

—¿Ha tomado todas sus medicinas?

—Todo al pie de la letra como su madre y usted nos lo explicaron el primer día...

Lo interrumpí —¿Cómo está?

—Es muy grato que pregunté, me encuentro bien, salvo por la pérdida de mi fiel mascota Willow...

Iba a decirle que la pregunta no iba hacia él, pero no lo hice. Le escuché atentamente, hablaba sobre su familia, el trabajo y sobre su difunta mascota. Al terminar me agradeció por escucharlo, sonreí amablemente y le pregunté sobre el abuelo.

—¿Y el abuelo Thomas?

—Thomas, está bien… En este tiempo que lleva hemos visto que se siente más como si estuviera en casa, ve el fútbol, toma paseos por el jardín, juega al bingo y se chismosea con todos los del centro, se está adaptando muy bien.

Me alegra.

—¿Sabe si ha preguntado por mí?

—Ha preguntado por Dereck y Jennifer… ¿Sabes quienes son?

—Son mis padres...

—Sería bueno que lo visitarán.

—Mamá vendrá en su día libre y papá… él falleció hace unos años...

—Entiendo...y lo siento por ello...

Me mantuve conversando con el encargado unos minutos más, hasta que fui a ver al abuelo a la sala. Lo vi junto a otros viejos veían una carrera de Fórmula 1. Estuve unos minutos más con él, pensaba que era su hija, por lo que me ordenó que debería de estar en mi internado o estudiando para una cirugía, no pasando el rato viendo la televisión con él.

El frío viento impactó contra mi cara al salir del asilo. Escondí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, esa acción no duró mucho tiempo al recibir una llamada de mamá la cual no dudé en aceptar.

—Hola, mamá.

—Cariño ¿Dónde estás?

—Saliendo de visitar al abuelo ¿Por?

—Mi turno ha acabado antes de lo previsto ¿Quieres ir a cenar a un restaurante de esos caros? —Di mi respuesta afirmando —, paso por ti, espérame.

—Okay.

Colgué la llamada y esperé. Una suave llovizna apareció a la vez que el auto de mamá apareció. Se detuvo al frente de mí. Abrí la puerta del vehículo y entré al asiento del copiloto.

—Hola, Ma —saludé.

—Cariño —Puso el auto en marcha y a unas cuadras me pregunto —¿Cómo está Thomas?

—Bien, lo he visto bien últimamente —susurré lo suficiente fuerte para que me escuchara. Mis palabras salían con verdad, el abuelo estaba mejor teniendo cuidados las 24/7.

—Me alegra —Una sonrisa nostálgica y a la vez de felicidad se dibujó en los labios de mi madre. El abuelo fue alguien importante para ella, su mentor, su suegro, la apoyó cuando papá murió, estuvo para ella, para mí, siempre estuvo para nosotras.

Me era imposible no recordar todos esos bellos recuerdos.

—¿Qué te apetece comer? —preguntó mi madre sin despegar la vista del tráfico. Odiaba el tráfico de la ciudad.

—Me gusta la idea de ir a un restaurante caro. Me apetece un buen filete y...

—Y puré de papa —Mamá me robó las palabras.

—Y puré de papas.

—Con un buen vino.

El camino se hizo largo, me llevó a la ciudad y el tráfico de la ciudad era la principal razón de la demencia. Tomamos ese tiempo para charlar, me preguntó por mis estudios, por si tenía novio y yo negué con un rubor en mi rostro. Le pregunté sobre sus cirugías y pacientes, ella me contestó que habían salvado a un hombre que fue arrollado por salvar a una chica. Conversamos mientras la música de la radio se escuchaba, sonó una canción pegadiza y empecé a tararearla al igual que mamá.

Amaba esos momentos.

En la cena, hablamos. Hace tiempo no teníamos un momento a solas y lo entendía, era su trabajo la que le consumía mucho tiempo, era por eso que no desaprovechaba esos momentos con mamá. Se le veía cansada y entendía el porqué, un largo turno, el cual no era un inconveniente para la linda sonrisa que se formaba al hablarme de su día.

La escuché atentamente y me pregunté si en un futuro yo sería igual que ella. Comprometida con su trabajo, algo que le apasionaba. Quizá yo sea así, quería ser como ella, comprometida, apasionada y valiente.

Mamá pasó por mucho, perdió a sus padres a una temprana edad, vivió en hogares adoptivos hasta que cumplió la mayoría de edad y entró a la escuela en medicina, fue la mejor en su clase y luego en su internado, conoció a mi padre, todas las historias que me contaba de chiquita seguían en mi mente, tuvieron su romántica historia de amor, tuvieron su momento y ella le dijo adiós. Recuerdo haberla visto triste, perdió al amor de su vida, pero eso no fue un impedimento para qué frenará su carrera, ella siguió adelante, conmigo y el abuelo Thomas, quien nunca la dejó y siempre la apoyó viéndola como otra hija más. Éramos familia.

A ella le dolía tanto como a mí lo que le pasaba al abuelo, trataba de fingir que todo iba bien, pero la conocía y sabía que ella ya no quería decir adiós. Ya no quería tener que ver a alguien por última vez.

Seguimos hablando y cenando, hasta que me atreví a preguntarle.

—¿Has pensado en volver a tener novio?

Mamá se quedó con el tenedor a centímetros de sus labios. Me miró con perplejidad y dejó el cubierto en su lugar.

—¿Novio?

—Sí, una pareja o alguien que sea tu compañero...no has estado con nadie luego de papá...

—Gwen...

—Sí es por mí, olvídalo, que me hará muy feliz verte con alguien que te ama —establecí.

—Gwen... Yo... —Sus azules ojos al igual que los míos me miraron con fijeza.

—¿Tú?

—Es complicado... Tu padre fue muy especial para mí, fue ese gran amor que volvería a vivir un millón de veces —Una sonrisa apareció en su rostro, como si lo estuviera recordando como uno de esos recuerdos que te hacen sonreír.

—Ya pasaron muchos años...

—Lo sé, han pasado varios años, pero los recuerdos y los sentimientos siguen allí, Gwen... Eres joven, no te has enamorado a gran magnitud en la que darías la vida por esa persona y créeme que cuando te pase...me entenderás...

—No me he enamorado... —susurré bajito.

—Pero lo harás, cariño y quiero verte, quiero ver como esos ojitos brillan de amor por alguien...

—¿Cómo sabré cuando realmente esté enamorada?

—Es fácil, pensarás en él o ella cada segundo del día, sonreirás como una boba al ver a esa persona, tu corazón se acelerará y dará vuelcos al oír su voz o risa… tu corazón lo sabrá.

¿Me ha pasado? Creo que no.

Justo en ese momento mi teléfono sonó, era un mensaje de Dylan, enviándome un meme.































🍂🍂🍂










































Ya era viernes. La semana se pasó en un parpadeo, como si el tiempo se hubiese comprimido. Lo que significaba que en menos de lo esperado ya estaríamos en las fechas donde Harvard me diría que fui aceptada con honores.

Era segura mi aceptación. Con un expediente académico envidiable y una lista interminable de logros, me sentía invencible. Desde mi infancia, había brillado en cada asignatura, ganado concursos de matemáticas y ciencias, y liderado equipos en proyectos escolares. Mi confianza en mí misma era palpable, lo tenía todo asegurado. Y no era por presumir, bueno si me regodeaba de mis logros. Recordaba con orgullo cada premio, cada elogio de mis profesores y cada vez que había superado las expectativas. Me sentía más que suficiente, convencida de que mi brillantez académica era más que suficiente para garantizar mi admisión en la universidad de élite.

Cerré los ojos una milésima de segundos y continué mi camino por el pasadizo de la escuela, en mis manos llevaba mi libro de física ya había terminado la clase por lo que dejaría el pesado libro en mi casillero. Seguía el mismo camino de siempre mientras escuchaba las conversaciones ajenas de mis compañeros, no era por ser chismosa, pero se les escuchaba hasta el otro pabellón.

Ya a unos metros de llegar, me detuve abruptamente al ver a Ellie y Dylan, ambos hablando entretenidamente con sonrisas divertidas en sus rostros. En el transcurso de la semana ya los había visto así, hablando como si fueran los más grandes amigos riendo de la conversación.

Me debatí en seguir mi camino o ir por ellos y preguntarles que les causa tanta gracia. No hice ninguna de las dos, di media vuelta y regresé por donde vine. No me incumbía, ni siquiera sabía por qué estaba molesta.

—Gwen —me llamó Dylan.

Genial, ya me había visto. Decidí hacerme la que no escuche y empecé a alejarme. Dylan me siguió, escuchaba sus pasos detrás de mí y su voz llamándome. Se puso a mi lado.

—¿Sucede algo? —preguntó.

Seguimos caminando.

—No... ¿Por qué lo preguntas?

—No lo sé, tal vez porque me has estado evitando esta semana.

Frené de golpe y lo miré directo a los ojos.

—No te he estado ignorando —Me hice la desentendida.

La verdad es que...

Sí, quizá lo he estado ignorando cada vez que lo veía hablando con Ellie. Simplemente me daba media vuelta y regresaba por donde vine cada vez que lo veía juntitos.

—Si como no y hoy llueven unicornios —ironizó.

Rodé los ojos y me mantuve seria.

Sentí como a nuestro alrededor estaban a la espera de escuchar la charla que tenía con Dylan. Él también se dio cuenta de ello, me hizo una seña moviendo su cabeza y entrelazo una de mis manos con las suyas. Tiró de mí alejándonos de los ojos chismosos. Nos detuvimos en un salón de tercer año.

—¿Me dirás que te sucede?

Resoplé.

—Eres un pesado, te he dicho que no tengo nada.

—Te creeré cuando lluevan unicornios.

—Ni siquiera existen.

Me reto con la mirada. No mentiré al decir que no me intimidaba, me intimidaba y mucho, sus intensos ojos verdes me podían los nervios a flor de piel.

—Vamos Gwen, dímelo. Será un secreto entre compañeros de castigos.

—Ya no somos compañeros de castigos —recalqué—, somos excompañeros de castigos.

—Auch —Se hizo el dolido—, ¿en qué momento terminaste conmigo?

Me crucé de brazos. Seguí seria, aunque quería reírme.

—Vamos Gwen, dímelo... —Se acercó a mí y yo retrocedía por cada paso que él daba en mi dirección. Dejé de hacerlo cuando mi trasero chocó con la madera del escritorio, mi corazón se aceleró ante su cercanía. Sus manos se posaron en cada uno de mis hombros y comenzó a moverme, insistiendo —, dímelo, dímelo...

Tragué saliva y deseaba que él no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba.

¿Qué me pasaba?

Seguía moviéndome e insistiendo.

—¡Uhs! Eres como un niño.

Esbozó una sonrisa.

—Mira quien lo dice, la que quiere vivir en una casa de chocolate —se burló.

Me hice la ofendida y lo empujé con mi mano, más bien él se movió.

—¡Dijiste que también querías vivir en una casa de chocolate!

—Yo dije eso —Se hizo el desentendido. Rodé los ojos y farfullé algo que no se logró entender—. Vamos, Gwen, solo dímelo.

Negué moviendo mi cabeza de este a oeste. No me pasaba nada, por qué hay tanta insistencia. Doble sobre mi eje para irme por donde entré, me detuve, di media vuelta y le miré a los ojos.

Sin pensarlo hablé.

—Creo que a Ellie le gustas —dije en un hilillo de voz apenas audible.

El rostro de Dylan cambió a una expresión de sorpresa, solo duró unos segundos y empezó a reírse como si le hubiese contado el mejor chiste del mundo.

—¿Ellie? —preguntó entre risas.

Siguió riéndose.

—Ay cállate.

Trató de dejar de reírse, pero lo siguió haciendo hasta que su risa se desvaneció ante la mala mirada que le di.

—¿De dónde sacaste esa idea? —preguntó conteniendo la risa.

—No lo sé... tal vez de últimamente los he visto muy juntitos. Soy observadora —respondí—. Además la otra vez le pregunté a Ellie si alguien le gustaba y que crees se puso muy nerviosa ¡Y ella nunca se pone nerviosa!

Dylan volvió a reírse, pero se detuvo al recibir un manotazo de mi parte.

—Auch.

Auch. Más me dolió a mí.

Me crucé de brazos.

—¿Sabes lo que yo veo?

—¿Qué?

—Qué estás celosa.

¡¿Qué?!

Me reí.

Muy escandalosamente.

—¿Celosa? ¿Yo? —pregunté entre risas señalando con las manos.

—¡Sí! Solo admítelo, terroncito. Estás celosa.

—No lo estoy.

—Aja ¿Entonces por qué me evitabas cada vez que me veías con Ellie?

—Yo... Yo...

Por todos los dioses de la ciencia. ¿Por qué lo hacía?

—Celos de tus ojos cuando miras a otra chica tengo celos, celos —Empezó a cantar mirándome a los ojos y haciendo un baile extraño.

Aguante la risa. 

—¡No estoy celosa! —Lo apunté con mi dedo en forma de amenaza—y si juegas con Ellie juro que...

—¿Qué? ¿Me pegarás con tu súper cerebrito? —habló burlón.

—No, te tiraré el libro de medicina tiene tres mil quinientas páginas y es de tapa dura — amenacé.

Dylan alzó sus manos en señal de paz.

—Vale, terminator. Y para que quede claro, Ellie no siente nada por mí, solo me estaba molestando con una chica que me gusta.

Fruncí mi ceño.

Espera, él acaba de decir…

¿Quién es esa chica?

No sabía si me estaba mintiendo por lo que llena de curiosidad le pregunté.

—¿Te gusta alguien? ¿Quién?

Y en ese momento juraría que vi un pequeño sonrojo.

—¿Dije me gusta?

Lo noté algo nervioso.

—Lo dijiste ¿Quién es?

Me acerqué a él toda curiosa.

—Nadie.

—Dímelo.

—No es nadie.

—No te creo. Vamos, dímelo.

Le seguí insistiendo, de tal manera que empecé a zarandearlo como él había hecho conmigo. Quería saberlo a como dé lugar.

—Pero qué pesada me saliste —musitó, librándose de mí. El timbre sonó. —y no es nadie —dijo apartándose de mí para salir del salón con la excusa de que tenía clase.

Traté de seguirle el paso, pero a comparación de sus largas piernas las mías quedaban como las de una pequeña hormiga.

—¡Ya te dije que no te creo! —grité a mitad del pasillo. Dylan no volteó, pero grito:

—¡Y yo ya te dije que no es NADIE!

¿Quién era esa chica?

Dylan era un mujeriego ¿Quién podría gustarle?






























▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰

Holaa.

¿Cómo están?

Nuevo capítulo. ¿Quién creen que sea esa chica? 👀

¿Les va gustando la historia?

Nos leemos pronto

Xoxo

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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 ©  a  n  c  o  v  i  1  2



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