Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🍂CINCO

CAPÍTULO CINCO🍂
El trato🍃


Movía nerviosamente mi pie derecho, escuchando atentamente las preguntas que le hacía el doctor a mi abuelo Thomas. Un nudo en la garganta iba incrementando, haciéndose más ancho y causando más presión hasta querer dejarme sin aire. A ello le sumaba las lágrimas en mis ojos, una amenaza que iba combatiendo muy bien, aunque sospechaba que al estar sola, perdería y lloraría.

—Señor Thomas ¿En qué año estamos?

2022

De reojo mire a mi abuelo, su entrecejo fruncido, su mirada baja y de vez en cuando se alzaba para mirar al doctor con duda. Estaba pensando en la pregunta, como si fuera la más difícil de todos. Su mente estaba perdida y por su expresión dudosa, sabía que le estaba dando vueltas y vueltas a una simple pregunta.

—1970 —murmuró apenas audible.
Aguante mis lágrimas, la humedad se acumulaba, sabía que no podía permitirme llorar y lo más importante, sabía lo que pasaría si abuelo no pasaba el examen.

Vi al doctor, dio otra pregunta.

—¿En qué estación estamos?

Invierno

—Otoño —contestó el abuelo, miré a mi madre en busca de consuelo, lo único que recibí fue una punzada al verla rota con lágrimas al borde.

—Está bien, Thomas —dijo el doctor, movió su bolígrafo entre sus dedos y volvió a hablar—. Imagínese que tiene 30 manzanas, si me regala 3 ¿cuántas les queda?

Miré al abuelo, su ceño se volvió a fruncir, mis ojos buscaron sus manos y vi que estaba restando con ellas y aun así no respondió. Los minutos pasaban y seguía sin responder.

—27, abuelo. Recuerda, tú sabes esto...

—señorita / Gwen —regañaron mamá y el doctor.

—27 —contestó mi abuelo con inocencia.

—Está bien, señor Thomas y si me vuelve a regalar tres más ¿Cuántas les queda?

No respondió.

—Dejaremos esto hasta aquí. —El doctor enseñó su bolígrafo—. Thomas, me podría decir que es esto.

Mis ojos vieron el bolígrafo y luego al abuelo quien con un tono de molestia habló.

—Usted cree que soy estúpido, eso es un bolígrafo.

—Muy bien y me podría decir ¿Quién es esta señorita? —El doctor me apuntó.

—Es mi hija, Vanessa.

Bajé la mirada conteniendo las lágrimas, aunque una se me escapó. Una marca de tristeza que se desvanecía ante la vista de todos, pero, siempre quedaría allí.

—Y ella —El doctor señaló a mamá—, es la novia de mi hijo Spencer, por cierto ¿dónde está?

Miré a mamá en busca de ayuda, cuando el abuelo mencionaba a sus fallecidos hijos entraba en crisis de las cuales no me gustaba ver. Gritaba, buscaba a sus hijos, a su esposa, salía a la calle, todo le apestaba, no quería que lo acompañaran y una vez casi lo atropella un carro.

—Muy bien. Señor Thomas, sería tan amable de acompañar a la enfermera —pidió amablemente el doctor.

Me puse de pie y ayudé al abuelo a levantarse. Lo guié con la enfermera que lo cuidaría en los minutos en los que mi madre y yo hablamos con el especialista.
Me preparé mentalmente para lo que escucharía, todo lo que ya sospechaba.

—El Alzheimer ha avanzado más de lo que pensábamos...

El doctor empezó a explicarnos, presté atención a lo que decía y el nudo en mi garganta se intensificaba. La vida podía llegar a ser injusta.

—¿Y la medicina? —pregunté—¿lo va a ayudar?

—Puede ayudarlo un poco, pero sabemos que por el momento no hay cura para esto y lo más recomendable sería que esté en una casa de reposo, tendrá enfermeros las 24/7...

—Eso no, no podemos dejarlo. —La desesperación se volvió mi compañero más fiel y busqué con la mirada a mi madre para que me ayudara—. Nosotras lo cuidamos ¿verdad?

La apariencia de mamá era frágil, estaba igual yo, haciéndose la fuerte y a punto de llorar.

—El señor Thomas ha sido un padre para mí. No podría dejarlo, su esposa murió hace años, su hija, su hijo, mi esposo, ya no tiene a nadie salvo nosotras —La voz de mamá se quebraba, lágrimas silenciosas se deslizaban por mis mejillas, no fui fuerte. —. No podemos solo dejarlo.






























































🍂🍂🍂


































































Cerré mi casillero, perdida en las palabras que dijo el doctor.

Mamá dijo que podía tomarme el día, pero estaría sola en el apartamento, pensando y llorando. Decidí venir al colegio y mantenerme ocupada con ejercicios de matemáticas y tutorías.

—¿Entonces el abuelo Thomas seguirá con ustedes? —preguntó Ellie con un toque de tristeza en su voz.

—Por el momento sí —contesté.

—Estará bien. —Pasó uno de sus brazos por mis hombros, me abrazó—. Me alegrará verlo hoy en la noche.

—Y tú también lo alegrarás —murmuré—, lo haces reír con todos tus cuentos de tus novios fallidos —reí.

—En todo caso le contaré sobre el chico Cacas con el que salí ayer —rió.

El timbre sonó.

—Tengo clases, nos vemos más tarde, nena —Se despidió de mí dejándome un beso en la mejilla y mostrándome sus dedos corazón.

Ellie perdió de mi vista al doblar un pasillo, colgué mi mochila en mi hombro y puse en marcha a la biblioteca de la escuela. Tenía libre estas horas por lo que iría a la biblioteca para tener algo de paz y leer un poco. Al llegar, tome asiento en la parte cercana al ventanal, saqué mi libro de John Green titulado bajo la misma estrella. Lo vengo releyendo ya 3 veces. Algo trágico para olvidarme de las tragedias de mi vida.

—Varias lunas han pasado para que te dejes ver —Cerré mi libro al escuchar a Dylan. Llevamos algunas clases juntos y raramente no lo había visto desde el sábado en que salimos juntos.

—Buen día, Dylan —saludé con una sonrisa irónica, como si no fuera la gran cosa verlo, no era la gran cosa verlo. Volví a abrir el libro para continuar leyendo.

—Estas que lees ese libro trágico.
Alcé la mirada para verlo, sus verdosos ojos estaban puestos en la portada del libro.

—¿Acaso lo has leído?

—No, pero las chicas hablan de ello —respondió tomando asiento a mi lado.
Deje el libro sobre la mesa para darle un poco de atención al pelinegro.

—¿Has estado llorando? —inquirió y rápidamente negué.

Había llorado y era tan mala con el maquillaje que ni siquiera había intentado tapar mi cara roja, mis ojos hinchados y mis labios hinchados. Los rastros de haber llorado seguían en mi rostro y él se dio cuenta.

—No —mentí y añadí —, debe de ser alergia
.
Su profunda mirada verdosa se quedó fija en mis azulados ojos, me dio esa mirada de saber la verdad y no me quedó de otra de ser sincera, pero no del todo.

—Es por lo del sábado, mencioné a tu padre y por eso me vienes ignorando desde hace una semana.

Fruncí mi ceño.

—Yo no...

Dylan no me dejó terminar.

—Lo siento, yo no sabía de ello y no quería hacerte sentir mal.

Sus disculpas fueron sinceras. Sus ojos reflejaban un genuino pesar mientras se encontraban con los míos, sin evadir la mirada. Las líneas de su frente se suavizaron, revelando la seriedad con la que tomaba el momento. Sus labios, por lo general firmes, mostraban un atisbo de tristeza y remordimiento.

—Oye no… no tienes por qué disculparte, tú no lo sabías —murmuré —. Y no me pone triste cuando mencionan a papá, es más trato de recordarlo con una sonrisa en el rostro, él murió cuando era niña y no tengo muchos recuerdos de él...

—Lo siento —Le di una mala mirada por haberse disculpado por segunda vez. Sus cejas se elevaron y me dio una mirada de duda—, entonces ¿Por qué me vienes ignorando toda esta semana?
Rodé los ojos y hablé:

—No te vengo ignorando, Dylan. He estado muy ocupada, además no compartimos muchas clases y ya no estoy castigada para verte la cara todos los días en detención.

Dylan estaba acostumbrado a ser la estrella y que pasarán de él de seguro lo tomó por sorpresa.

—Ese es un buen argumento —señaló—. Y yo pensaba que había metido la pata hasta el fondo —Una suave risa se escuchó de su parte al decir lo último.

—Pues ya ves que no.

—Oye por cierto ¿Eres buena en matemáticas? ¿Cierto? —Asentí a sus preguntas—. Entonces no te importaría ayudarme en esas clases, el señor Hudson es un demente total y ha amenazado con desaprobarme.

—El señor Hudson es un amor de persona —aclaré—. Y por lo otro, lo siento, pero ya doy tutorías y quisiera hacerlo, pero no me dará el tiempo.
Con las clases, el deber de sacar notas perfectas, con las tutorías a Oliver, Ellie y otros alumnos más, ayudar a mamá a casa y cuidar de mi abuelo, no me alcanzaría el tiempo.

Dylan posó su mano sobre su pecho y con voz de puro drama, habló:

—Me ofendes que no quieras ayudarme, ¿Dónde quedó nuestra amistad, Gwendolyn?

—Lo...

Mis palabras se quedaron en el aire al ver a Oliver entrar a la biblioteca, era tan apuesto y lindo, su amabilidad al tratarme cada vez que le ayudaba con sus clases y el hecho de que sabe mi existencia es tan...

—Hola, Jess —saludo con una tierna sonrisa.

Moví mi mano en forma de saludo, abrí mi boca para saludar un "hola", pero era como si hubiese quedado hipnotizada por sus esferas cafés.

—Tierra llamando a Gwendolyn —chasqueó sus dedos a unos diez centímetros de mis ojos.

Volví a la realidad y Oliver ya se estaba alejando.

—No me digas que eres otra de las chicas que babea por Oliver.

—¿Qué?...no...yo no...

—Toma —Dylan me tendió un pañuelo el cual dudosa acepté—, para que te limpies la baba muy notoria en tu quijada.

Fruncí mi ceño y le tiré el pañuelo en un acto de enfado.

—Que gracioso —musité entre dientes.

—Lo tomaré como un halago —murmuró—, y hablando seriamente. —Arrimó su silla más a mí.

—¿Qué? —pregunté al no recibir ninguna palabra por parte del ojiverde.

—Tú me ayudas con matemáticas y yo.

—Formó un corazón con sus dedos, seguía sin entender a lo que se refería —. Le hablaré a Oliver sobre ti y no se tal vez consiga que tengas un cita, Gwendolyn.

—¿Y crees que aceptaré?

—Lo harás —afirmó como si tuviera toda la razón.

—No, no lo haré —negué agarrando mi libro y mochila para ponerme de pie—, nos vemos luego —Fue lo último que dije antes de irme.

Doble uno de los pasillos y comencé a buscar en una de las repisas un libro de anatomía humana. Saqué el libro y por el espacio vacío que quedaba, visualicé al otro lado del pasillo.

Se encontraba Oliver, apoyado en la repisa paralela a esta. No me veía, ya que su mirada estaba concentrada en uno de los libros que leí. Achiné mis ojos para ver el título, más no podía verlo. Me quedé viéndolo por un rato, nos conocíamos, pero no éramos tan cercanos, solo le ayudaba a aprobar. Pasábamos horas juntos y en todo ese tiempo he podido notar que Oliver es el típico chico por el que toda chica suspira, incluyéndome. Era amable, tierno, guapo y muy encantador, quisiera conocerlo más.

Pero nunca tendría oportunidad o eso creía. Sujeté las cuerdas de mi mochila y sin siquiera saberlo ya me encontraba caminando en dirección a la mesa donde minutos antes estaba.

Mis ojos dieron con la cabellera negra rizada de Dylan, seguía en el mismo sitio de antes, con la misma expresión relajada de siempre.

Al llegar, tomé asiento y hablé.

—Está bien, lo haré —murmuré lo suficientemente alto para qué me escuché.

Pero, él se lo tomaba como un juego.

—¿Qué es lo que harás?

—Te enseñaré...

—¿Y a cambio yo...? —Me regaló una sonrisa burlona.

—¿En serio me harás decirlo?

—Sí.

—Me ayudarás con Oliver —murmuré entre dientes con mis mejillas sonrojadas.

—Está bien. —Me tendió su mano esperando a que le diera un apretón—, es un trato Gwen Blackwell.

—Es un trato Dylan… —¿Cuál era su apellido?—¿chat-de-blein-bleis?

—chatdelaine —dijo bien su apellido y con una sonrisa demasiado burlona, agregó—. Te parece si escupimos nuestras manos y sellamos este trato con un pacto de saliva.

—¡No que asco!

—Es un privilegio, Gwendolyn.































▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰

Espero que les este gustando la historia.

¿Que les pareció el capitulo?

No se olviden de votar

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

║▌│█║▌│ █║▌│█│║▌║
 ©  a  n  c  o  v  i  1  2

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro