Primera Parte
Los personajes de Naruto no me pertenecen. La historia es de mí autoría.¡¡Disfruten!!
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Hinata se enamoró a primera vista de él. De su sonrisa, como su aura brillaba alrededor de él. Amable, gracioso, tenaz, fuerte. Él era todo lo que ella quería. Quiere declararse, sólo tendrá una oportunidad y decide jugar todas las fichas.
Naruto nunca había visto a esa chica, jamás había escuchado su suave voz. Pero cuando al fin la ve, no puede dejar de observarla. Inteligente, tímida, soñadora, amable. Cada día que la ve, encuentra más virtudes. Algo nace en su corazón, tal vez protección... y algo más que no sabe si está listo para experimentar.
§ §
3 Semanas Antes de San Valentín
Hinata lo observó llegar y suspiró profundamente. Él sonreía con sus dos mejores amigos, Sasuke y Sakura. Su camisa blanca fuera del pantalón negro, esa vincha negra que usaba para acomodar su pelo rubio rebelde y algo largo, su caminar despreocupado. Su aura brillante como un arcoiris, no dejaba de asombrarla.
Desvío rápidamente la mirada a su cuaderno cuando sus miradas se cruzaron. Con las mejillas calientes, se acomodó un mechón detrás de la oreja y quiso verlo por debajo de sus largas pestañas. Sonrió cuando lo vio de nuevo, concentrado en algo que le decía su amiga.
Soñadora se perdió en sus recuerdos cuando hablaron por primera vez...
—¿Te encuentras bien ttebayo?
Hinata levantó la mirada mientras se acomodaba la falda de la escuela. Había caído de mala forma de un árbol cuando quiso bajar su pequeña gata, en la vereda de su casa. Ni siquiera había entrado a casa cuando vió a su Hime en la copa del árbol frondoso.
Sus ojos como platos al ver al chico que la miraba a unos pasos de distancia.
La larga parka negra abierta con el cuello alto. Naruto Namikaze la observó, con una ceja rubia levantada, sus ojos celestes mirándola de pies a cabeza. Hinata sintió su cara arder al darse cuenta que seguro parecía una loca, con ramas en su pelo y el uniforme sucio y desarreglado.
—Umm... — se levantó, una mueca en su cara cuando sintió el dolor en su rodilla.— Mí gata—, susurró mirando hacia arriba.
Naruto se acercó a ella y miró hacia la misma dirección, un maullido escapando de Hime. Hinata lo vió sonreír al poder localizar al pequeño gato blanco. Él bajó la mirada a ella, una sonrisa ladeada en su rostro.
—¿Quieres que lo baje?— Aunque había preguntado, el rubio dejó caer su maletín al piso, subiendo rápidamente por las ramas.
Hinata observó, asombrada, como él subía sin problemas. Hime estaba demasiado alto para ella, pero Naruto llegó en un abrir y cerrar de ojos. La pequeña gata maullo más fuerte al ser agarrada por un desconocido. Preocupada, juntó las manos en su pecho cuando empezaron a bajar.
Cuando faltaban unas pocas ramas, Naruto saltó al suelo, logrando que Hinata chillara de miedo. Naruto aterrizó de cuclillas, la gata protegida en su pecho con una de sus manos. Él se levantó con una sonrisa de superioridad, mirando la pequeña bola de pelos blancos. Los enormes ojos azules de Hime mirándolo asustada.
Naruto acarició con un dedo la cabeza del animalito antes de mirar a Hinata.
— Toma, es muy bonita tu gatita ttebayo—, sonrió al pasársela.
Hinata abrió sus ojos, anonadada, una luz multicolor saliendo de su compañero de clases, su sonrisa llena de dientes blancos. Sus mejillas rojas como tomates cuando se dió cuenta que se había quedado sin respiración. Temblando, agarró a su gata con ambas manos. Miró a la carita de su Hime y sonrió feliz al tenerla en sus manos.
—No es seguro subir a árboles, Hime—, la regañó.
La gata como si supiera, maullo lastimosamente. Hinata le hizo un mohín. Levantó la vista al escuchar una risa entre dientes. Naruto ya había tomado su portafolio, sosteniéndolo con una mano sobre su hombro.
— Es normal que los gatos suban a árboles, después no pueden bajar los pequeños. —Naruto rió—. Yo tengo uno también, anaranjado. Se llama Kurama, pero es más grande que la tuya dattebayo—. Naruto le miró las piernas—, deberías ponerte algo en esa rodilla.
Hinata se dobló un poco para poder mirarse las piernas, sus ojos grandes al darse cuenta que su rodilla estaba raspada y sangraba. Cuando se irguió, Naruto ya se estaba llendo, dándole la espalda levantó su mano libre en saludo.
— Nos vemos.
Hinata lo observó irse, una sonrisa boba en sus labios, una mirada soñadora, abrazando a la pequeña gata.
—Gracias...— susurró, aunque él no pudo escuchar.
Hinata suspiró cándida, su mejilla apoyada en su mano, su mirada enamorada en la ventana del aula. Eso había sido hacía casi un año, a mediados de enero.
Se irguió cuando una idea corrió por su cabeza y se volteó para verlo desde su asiento.
Naruto estaba mordiendo su lápiz mientras observaba el pizarrón. Su cara arrugada en concentración, su boca con una mueca de confusión.
Sonrió, se había decidido.
Le diré lo que siento.
§•§
Naruto la vió cuando entró al comedor.
Él no era observador, más bien todo lo contrario, pero su mirada siempre la encontraba, quisiera o no. La vio caminar con la cabeza gacha, sus manos llevando la bandeja con su almuerzo. Ella se sentaba en una de las mesas de final, su ceño se frunció al ver qué se sentaba sola otra vez.
Ladeó el rostro, sin poder dejar de verla. No sabía qué tenía, qué le llamaba la atención. La chica era extraña, callada, una de las más inteligentes. Siempre estaba tartamudeando, era algo torpe, tropezando con sus propios pies. No sólo la observaba en la escuela, al principio del año pasado se había dado cuenta que vivía en la esquina de su casa y se asombró más al saber que ella había sido su compañera desde primer grado.
Apartó la mirada cuando un muchacho de pelo blanco se sentó al frente de ella, obstruyendo su visión. Sasuke lo miraba con una ceja alzada.
— Últimamente miras mucho a Hyūga—, comentó antes de tomar su soda.
—¿Hyūga?— preguntó sin saber de quién hablaba.
Sasuke rodó los ojos.
—¿La chica de pelo negro azulado de ojos claros? Hinata Hyūga dobe.
Naruto desvío la mirada a donde ella estaba, pudiendo verla cuando el chico se movió.
— Hinata ¿Eh?
— Dobe, es nuestra compañera desde el principio...
— Si, si. Lo sé dattebayo,— desvío la mirada, riendo nerviosamente.
—¿De quién hablan?— Sakura se sentó al frente de Naruto con su bandeja.
—De Hi...
—¡Sakura! Me preguntaba quién ese chico—, interrumpió rápidamente el rubio, enviando una mirada asesina a su amigo azabache. Sasuke sólo lo miró, encogiéndose de hombros.
Naruto haría todo por sus amigos, pero Sakura era exagerada y en seguida se armaba una historia de amor. Como la vez que había preguntado por una chica rubia del otro salón. Ella simplemente había ido y se lo había dicho a la chica.
Fue un mes duro.
Además de que la pobre niña era tan empalagosa y pegajosa como un chicle, su voz chillona lo seguía a todos lados. Aún así, él se sintió como un monstruo cuando le dijo que no compartía sus sentimientos y la niña se puso a llorar frente a él.
Él era curioso, solamente, algo que Sakura no podía entender. Aunque entendía que había querido engancharlo con alguien, ya que Naruto había tenido una clase de obsesión por ella los primeros años de su niñez. Simplemente había madurado lo suficiente para darse cuenta que su "amor" no era recíproco.
—¿Quién?— Sakura miró alrededor del comedor.
— Ese,— Naruto señaló, sin importar la educación al saber que el chico estaba sentado de espaldas a ellos.
Antes de que Sakura lo mirará, estaba seguro de que ella sabría la respuesta. Sakura era amiga de Ino, la más chismosa de la escuela. Ambas se juntaban aveces a hablar de todo lo que pasaba en la semana, y si no lo sabía lo averiguaría pronto.
—Ah, él es Toneri Otsutsuki—, dijo volviendo su mirada a él, agarrando su hamburguesa vegana.
—¿Tone..ri?— el ceño de Naruto se frunció, jamás había escuchado de él o por lo menos lo había visto.
Sakura asintió con la boca llena, él movió su pie, esperando que tragara para darle más información.
— Estudiante de intercambio por un trimestre.— Dijo antes de darle otro mordisco a su hamburguesa y dejar el tema.
Naruto miró a Sasuke, pero como siempre su amigo no ayudaría preguntando más por el desconocido. Su mirada estaba haciendo un agujero en la espaldade nuevo, sin entender por qué ese chico hablaba tan libremente con Hinata. Eran contadas las veces que había llegado a hablar con ella, sin que la chica pareciera tener un derrame cerebral.
Decidió dejar de pensar en ello y concentrarse en su comida. Sakura y Sasuke hablando de los próximos exámenes. Él quejándose de lo mucho que tenía que estudiar, si no lograba aprobar, no quería pensar en lo que le haría su madre. Una imagen de ella, con los ojos endemoniados, el cabello rojo alzado como cuando Kurama se irritaba, apunto de golpearlo con una sartén.
Tembló con transpiración fría, debía aprobar si o si.
Pensó en pedirle a sus amigos que lo ayudarán. Pero ya había intentado y el resultado fue desastroso. Sasuke simplemente no sabía explicar y Sakura se volvía violenta si no entendía a la tercera vez(era como estudiar con su madre).
Su atención volvió a la última mesa cuando la pareja se levantó. Naruto los miró, un poco sorprendido al ver qué Hinata sonreía al chico, sin su característica cara roja. Él había pensado que tenía una clase de enfermedad en la piel, porque siempre que le hablaba tenía la cara como una manzana.
La idea llegó a él como un balde de agua fría.
Hinata era una de las mejores alumnas y era muy amable. Tal vez si ella le enseñaba, podría aprobar sin sufrir violencia física. Mientras más lo pensaba, más seguro estaba de eso. Hinata no parecía violenta, jamás la había escuchado alzar la voz o discutir con alguien. Siempre estaba ayudando y, más veces de las que tenía, se quedaba cuando terminaba las clases para limpiar el salón.
Le pediré que me ayude ttebayo.
§•§
Hinata no se asombró al ver qué Karin se acercaba a ella con una sonrisa cuando las clases terminaron.
Sabía lo que le diría.
—¡Hina, Hinatita!— El delgado brazo de la pelirroja se cruzó por sobre sus hombros y le sonrió de manera cariñosa.
Hinata no la consideraba una amiga, era una compañera de clases aunque tenían cosas parecidas, a su punto de vista. Karin era dejada de lado por los demás por su manera de vestir, su estilo de música. Hinata no entendía muy bien, pero era algo de rock pesado y sólo se juntaba con hombres. Las chicas la evitaban a toda costa. Ellas habían empezado hablar después de hacer un trabajo juntas al quedar sin grupo.
Algo parecido le pasaba a ella, con la diferencia que no tenía amigos. No sabía la razón de por qué la dejaban de lado, creía que era por su gran timidez y ser una con las mejores calificaciones no ayudaba a la popularidad.
Karin era muy inteligente también, su sentido del humor algo agrio, pero, según ella, la pelirroja le debía mucho a Hinata. Ella supuso que era por todas las veces que la caso fumando a escondidas y las veces que se quedó limpiando cuando era su turno.
— Umm, hola Karin.— Respondió incómoda por el contacto físico.
La pelirroja no respetaba el espacio personal.
—¿Sabes Hinatita? Hoy tengo una cita con un chico, justo ahora y me preguntaba...
Si la conocía muy bien, aunque siempre se asombraba el ingenio al siempre poder inventar una nueva historia para poder evitar el esfuerzo de limpiar.
Hinata sonrió, después de todo, no tenía que hacer nada cuando llegará a casa.
— Claro, puedes ir tranquila. Yo me quedaré—, ni siquiera la dejo terminar.
Karin saltó, agarrándola de los hombros, su chillido llamando la atención de los alumnos que aún quedaba en el aula.
—¡Oh gracias! ¡Eres la mejor! ¡¡Por eso te amo!!— Karin le dió un beso en la mejilla y salió corriendo por la puerta sin esperar nada.
Hinata la vio irse, con los ojos como platos. Su rostro se coloreo al escuchar los susurros en su espalda. Se volteó lentamente y todos la miraban, fue capaz de escuchar un "creo que son pareja" "por eso Karin sólo se junta con hombres" "son lesbianas".
Hinata quiso que la tierra la tragara, sabía que ese rumor llenaría los pasillos por lo menos esa semana o hasta que algo más interesante pasará.
Que mala suerte, pensó desinflándose y sentándose en su silla.
§•§
Naruto sonrió al ver a Hinata, deprimida en su silla. Casi podía jurar que veía una nube de tormenta sobre su cabeza gacha. Él había sido testigo de toda la escena, no creía nada de lo que ya estaban cuchicheando. Karin era su prima y tenía una manera muy fácil de manipular y no dudaba que Hinata era demasiado buena para negarse a lo que sea de lo que había pedido su prima.
Pero sonreía porque el destino estaba de su lado, ya que a él le tocaba limpiar el piso.
Esperó pacientemente hasta que casi todos se habían marchado, se levantó cuando Hinata fue al armario de limpieza en el pasillo, parándose justo detrás de ella. No calculo bien el movimiento, porque cuando ella se volteó con la escoba, chocó contra su pecho. Sus rápidos reflejos ayudaron a que ella no cayera, tomándola de los hombros. La mirada de Hinata subió, asustada y luego quedó perpleja.
Naruto sonrió, esa sonrisa zorruna, toda dientes.
— Hola Hinata.
Los ojos aperlados se abrieron, ya enormes de por sí, casi ocuparon toda su cara. Naruto se preguntó si tenía un ataque, ya que su cara se volvió roja fluorescente. Hinata tragó con fuerza, hasta él pudo escuchar a su garganta trabajar. Su sonrisa dudando cuando ella no contestó a su saludo.
—¿Estás bien?— se preocupó al darse cuenta que de un color tan brillante fue al pálido—. Pareces un poco enferma dattebayo—, se acercó a su cara, intentando saber qué tenía.
Hinata negó fuertemente con la cabeza, dando un paso atrás, logrando separarse pero su espalda golpeando contra la puerta abierta del armario de limpieza.
—Si —, Hinata estaba decepcionada al darse cuenta que ni siquiera podía saludar al rubio normalmente. Bajó la mirada, huyendo de los profundos ojos celestes que la miraban sin tregua.— Hola Naruto—, susurró.
—¿A ti también te toca limpiar hoy?— le preguntó mientras se movía buscando lo que necesitaba para empezar con su asignación.
—En realidad... Umm, si.
Naruto le sonrió de nuevo cuando la miró sobre su hombro.
— Si, mí prima Karin te pidió que la cubras ¿no?
Hinata lo miró con las cejas alzadas, aprovechando que había vuelto a meter la cabeza en el armario. Naruto rió, interpretando su silencio como confirmación.
— Ella es una manipuladora desde pequeña. Mí madre me contó que su hermana era igual a ella a su edad. No creo que sea mala, pero siempre consigue lo que quiere.
Naruto se volteo con las manos llenas. El trapeadeor, varios baldes, un trapo sobre su hombro. Su sonrisa intacta mientras miraba a Hinata.
—Vamos a dar lo mejor, Hinata.
§•§
Hinata arreglo las flores en los floreros, estaba en el baño colocando agua nueva y se miró en el espejo. Cuando se había ido, Naruto estaba encerando alegremente, casi lo escuchaba cantar suavemente en voz baja. Ella no podía dejar de verlo y le fue extraño estar con él en el salón limpiando. No hablaron mucho, simplemente se concentraron en limpiar en silencio, Hinata lo disfrutó.
Cuando volvió, caminó por la puerta trasera del aula, aprovechando que ya se había secado el piso de ese lado. Colocó uno de los floreros en la última mesa del fondo y se desconcertó al no ver nadie más allí. Bajó la mirada, deprimida, al darse cuenta que Naruto se había ido sin siquiera despedirse.
Caminó lentamente, para no caerse en el piso húmedo, y dejó el florero en la mesa del profesor. Tomó su portafolio y dió una última mirada a la reluciente aula. Se dirigió hacia la salida de la escuela tranquilamente, pensando en la sonrisa y el intento de Naruto para hacer una conversación con ella. Él siempre había sido amable y alegre, sin importar quién fuera, siempre lograba que todo fluyera a su alrededor.
Varias veces habían hablado, más él que ella, pero lo que lo había dejado muda es que supiera su nombre. Él jamás le había llamado por su nombre antes y no le extrañaría que no le hubiera interesado. Pero se emociono al escuchar decirle, eso significaba que empezaba a representar alguien para él y no sólo la extraña compañera de clases y vecina.
Con una gran sonrisa salió por el gran portón de la escuela, más convencida de que le diría sus sentimientos en esa fecha especial. Puede que él no le corresponda, pero se animaría a hacerlo ya que el próximo año tal vez ya no lo vería.
El día de San Valentín era un día muy esperado en su escuela. Se hacía una feria, muchas chicas se declaraban a sus amores en un arranque de valentía. Ella quería hacer algo especial, y sabía que habría una demostración en el escenario de la escuela a la tarde de ese día.
La pregunta es si ella se animaría a hacerlo.
—¡Hinata!
Ella se detuvo al escuchar el llamado y se volteó pasmada al ver a Naruto corriendo hacia ella con una sonrisa. A Hinata casi le tiemblan las rodillas, por un momento imaginado que él vendría a decirle algo muy loco, como que estaba enamorado de ella. Su imaginación volando lejos cuando Naruto llegó hasta ella.
Él se la quedó mirando, intentó no reírse cuando la vió algo perdida, sus ojos perlas soñadores. Aunque era gracioso, no pudo evitar pensar que también era tierno verla de esa forma. Se aclaró la garganta, intentando sacar eso de su mente y logrando que ella volviera al mundo real.
—Oye, te fuiste antes de que terminará ttebayo. ¿Estás llendo a tu casa?
Hinata frunció el ceño, arrugando su pequeña nariz en el proceso.
—Tu no estabas cuando yo volví para poner los floreros. Pensé que ya te habías ido...— Hinata parpadeó al darse cuenta que parecía más un reclamo que una observación. Bajó la mirada y susurró:— Umm, si. Ya me voy a casa.
—¿Enserio? — Naruto se rascó la nuca pensativo—. No entiendo en que momento nos decencontramos dattebayo.— Hubo una pequeña pausa dónde ninguno dijo nada ya que no sabían qué decir.
— Te acompañaré—, le sonrió, dejando de lado ese tema.
— E-está bien.
Hinata se volteó y comenzó a caminar rígida como una barra de metal. Su corazón tronando en su pecho. ¿Cuántas veces había soñado ese momento? No podía recordar, pero habían sido más de mil seguramente.
Caminaron unos metros en silencio, eso ayudó a Hinata a calmar sus nervios, sin estar segura si debía empezar una conversación o simplemente caminar. Miró al cielo, absorbiendo los rayos de sol que aún había. No era demasiado largo el trayecto hasta su casa, pero disfruto la pequeña victoria de caminar al lado del chico del que estaba enamorada.
Recordando lo que le había contado cuando hablaron por primer vez, decidió empezar a hablar.
—¿Cómo está Kurama?
Hinata lo miró y pudo captar la sorpresa en los rasgos de Naruto. Él caminaba despreocupado, su pose normal con el portafolio colgando de una mano tras su hombro y la otra escondida en su pantalón.
—¿Cómo sabes de Kurama?— preguntó aún sin poder ocultar su estupefacción.
Hinata bajó la mirada, sabía que él no recordaba esa vez dónde ella se había enamorado de él. No podía culparlo, ella no había estado en su mejor estado, lastimada y despeinada, pero soñaba con que él lo recordará.
—Umm, el año pasado me ayudaste a bajar a mí gata de un árbol y me contaste de él—. Dijo, aunque deseaba llegar más rápido a su casa.
—Ah—, Naruto estuvo en silencio, Hinata reconoció su mirada concentrada, seguramente buscando en sus recuerdos ese momento—. ¡Ah Ya! Recuero ttebayo. Él está muy bien, por suerte. Hace unos meses lo castramos, Kurama estuvo enojado y creo que aún lo sigue—, Naruto rió alegremente—. Ese gato es todo un personaje. Creo que me entiende mejor que nadie dattebayo.
—¡A-a mí me pasa lo mismo con Hime!— Hinata se sonrojó al darse cuenta que había casi gritado. Por toda respuesta Naruto le sonrió tiernamente.
Hinata tragó con fuerza, absorbiendo su expresión al máximo. Eso es lo que más le gustaba de Naruto. Puede que él sea un alborotador en el salón o el barrio, pero era amable y jamás buscaba la forma de hacerle sentir incómodo a alguien más.
Ambos se relajaron, hablando de sus gatos, sus extrañas manías, como esos pequeños seres podían ser tan inteligentes e independientes. Cuando menos se dieron cuenta, estaban en la vereda de la casa de Hinata. Ella estaba por despedirse, contenta por poder haber compartido ese pequeño momento con él.
— Hinata, sé que no nos conocemos mucho, pero me gustaría pedirte algo...
El corazón de Hinata se salteó un latido y comenzó a correr en el próximo. Lo miró fijamente, sin saber si desmayaría en el siguiente minuto.
— Se acercan los exámenes y sé que eres una de las más inteligentes—. Naruto siguió, sin percatarse de la reacción de Hinata, como sus hombros se habían desplomado—. Me preguntaba si podías ayudarme a poder aprobarlos. Mí madre me mataría si no apruebo, dattebayo.
Hinata se recuperó rápidamente y asintió con una sonrisa.
—Claro que si Naruto. Cu-cuando quieras podemos comenzar.
En la cara de Naruto estalló una sonrisa.
—¿Mañana tienes planes?
Hinata no tuvo que pensar mucho, era sábado y ella se la pasaba estudiando después de su clase de danza bien temprano.
— Puedo a la tarde.
—¡Perfecto! Yo también, por qué no vienes a mí casa mañana y vemos por dónde podemos empezar.— Hinata asintió.
§•§
Naruto recogió su plato y siguió a su madre a la cocina, recordando que debía decirle que al día siguiente vendría su vecina.
—Mamá, mañana a la tarde vendrá Hinata Hyūga. Me ayudará con los exámenes.
Kushina se volteó, con los ojos llenos de escepticismo, obviamente conocía a la pequeña niña que vivía en la esquina de su casa, pero le parecía extraño que Naruto hablará de ella, ya que nunca lo había hecho. Naruto no lo sabía, pero apreciaba a la hija de los Hyūga. Ella era una niña atenta, amable y muy cariñosa, Kushina había hablado muchas veces con ella en el mercado y muchas veces la había invitado a su casa. La muchacha nunca asistió, en secreto, estaba segura que estaba enamorada de su hijo.
Por eso no entendía cómo Naruto de repente era su amigo, de un día para el otro.
—¿Eres su amigo?— preguntó viendo como él empezaba a lavar su plato.
Naruto dudó.
—No exactamente. Ella es inteligente y necesito que me expliquen unas cosas para los exámenes...
—Naruto—, el tono de advertencia que utilizó en su nombre hizo que su columna se pusiera tensa.
Él se volteó para mirar a los ojos violetas de su madre.
— No quiero enterarme que lastimes a esa niña, Naruto. ¿Me entiendes?— Kushina agitó la cuchara de madera y por puro instinto Naruto se tapo la cabeza. El golpe nunca llegó y él volvió a mirarla.
—Te digo la verdad, mamá. ¿Cuándo jugué con...— Cortó la pregunta cuando Kushina lo golpeó, no muy fuerte, con la cucharadas de madera en la cabeza.
—No quiero saberlo, Naruto. Pero más te vale que te comportes con esa niña, ttebane. ¿Eh sido clara?— Ella levantó de nuevo la cuchara y Naruto asintió rápidamente antes de que lo golpeara con mas fuerza—. ¡Bien!
Ω-Ω
—¡Naruto!¡La puerta!
Naruto pauso el juego y bajó rápidamente por las escaleras.
No habían arreglado un horario fijo con Hinata, pero asumía que era ella. Cuando pasó por la cocina, vio a su madre por la ventana. Estaba en el jardín, con su enorme sombrero de paja y su jardinero. Su madre era feliz cuando estaba con sus plantas, se desconectaba de cualquier cosa y era una mujer tranquila. Su padre era policía y no pasaba mucho tiempo en casa, entendía que ella fuera una persona nerviosa.
Cuando era pequeño, recordaba un tiempo donde su padre patrullaba, ella siempre saltaba cada vez que sonaba el teléfono. Siempre tenía miedo que le llegará una llamada diciendo que su marido había sido herido en alguna balacera. Cuando él fue asignado a otro puesto, dónde no estaba mucho en las calles, se sintió mejor.
Con una sonrisa llegó a la puerta y la abrió sin preguntar. Allí estaba Hinata, justo estirando su brazo para tocar otra vez el timbre. Ella abrió sus ojos claros y grandes cuando lo vió y bajó el brazo con las mejillas levemente rosa.
—Hinata, pasa ttebayo. Sabía que serías tú.
Naruto se hizo a un lado, dejando espacio para que ella entrará. Hinata musitó un "Hola" bajito y entro, vacilante, con la cabeza gacha.
Ella esperó hasta que Naruto cerrará la puerta, mirando la casa del chico que tanto quería. La pequeña sala con unos sillones, una mesita de café y una televisión grande dentro de un mueble.
—Ven, sígueme.
Naruto le hizo señas para que caminará tras él. Hinata absorbió todo, el aroma de pasto fresco y de tal vez algún incienso. Llegaron a una cocina ordenada y llena de luz, la ventana estaba abierta y miró hacía allí, sin poder evitar la curiosidad. La señora Namikaze la vió con una sonrisa y la saludó con la mano. Hinata sonrió a su vez, devolviendo el saludo con un pequeño gesto.
Conocía a Kushina desde pequeña, era una mujer muy cariñosa, siempre le había dicho que había querido tener una niña, pero por complicaciones en el embarazo, ya no podía tener más bebés. Casi siempre se cruzaban en el mercado y había hecho una gran amistad con su madre. Por lo menos una vez por semana, Kushina iba a su casa a tomar el té con ella. Conoció mucho a Naruto a través de ella, sus gustos, las cosas que amaba y odiaba, en qué era bueno y en qué era malo. Temía haber sido muy obvia con sus sentimientos con Kushina, al hablar mucho sobre su hijo, pero ella jamás le dijo algo al respecto.
—Creo que aquí estará bien. Mmmm, espera un segundo.
Hinata vio desde el umbral a Naruto moverse de un lado hacia otro. Parpadeó al darse cuenta que era su habitación, Naruto levantaba ropa del suelo, haciendo una bola y poniéndola en una esquina. Corrió a la mesa de estudio y agarró varias revistas esparcidas, tomándolas todas en sus brazos. Fue y vino con ellas, de una punta a la otra de la habitación, sin estar seguro de a dónde guardarlas. Hinata oculto su sonrisa con una mano.
Finalmente las puso bajo la mesa, en una pila más o menos ordenada.
—Pasa dattebayo—. Naruto fue a la puerta tomándola del brazo y guiándola para que se sentará en una silla que colocó algo lejos de la cama. Levantó la mesa, poniéndola entre ella y la cama y él se dejó caer en el colchón con una gran sonrisa.
Ambos se miraron sonrientes.
Hinata sabía que a Naruto le costaba el orden, así le había contado Kushina. Amaba el ramen, los juegos de consola, los mangas, practicaba kinboxing y nunca había tenido una novia. O por lo menos que Kushina se haya enterado. Odiaba estudiar, cocinar, ordenar, quedarse mucho tiempo quieto. Sasuke y Sakura fueron sus amigos desde que nacieron ya que los padre de ambos eran amigos de los padres de Naruto. Kushina le había dicho que Naruto se había encaprichado con Sakura durante unos años, pero que se notaba que ella estaba enamorada de Sasuke. Mientras que el azabache no le interesaba el amor de ese modo, quería a sus amigos, pero no le gustaban las chicas aún. Durante parte de la infancia, los tres habían sido participe de una triángulo amoroso muy gracioso para los mayores.
Naruto ladeó la cabeza, mirando por primera vez una sonrisa algo extraña de Hinata. A él aveces le costaba leer a las personas, pero en ese momento no dudó en saber que ella estaba pérdida en sus pensamientos. Parecían alegres de igual modo. Naruto ya había sacado sus útiles y abierto en la parte de matemáticas, la materia que más tenía problemas. Hinata aún seguía sin moverse, poniéndolo un poco nervioso con su mirada inquisitiva.
—¿Hinata?— la llamó.
Hinata parpadeó, dándose cuenta que se había perdido mirando detenidamente a Naruto. Sintió su cara caliente, pero sonrió de todos modos.
—B-bien. ¿Por dónde empezamos?
Ω-Ω
—Si un término esta sumando a un lado de la ecuación pasa al otro lado restando. Si un término esta restando a un lado de la ecuación pasa al otro lado sumando. Es muy fácil. Por ejemplo, ¿X (más) 7=17? *no aparece cuando lo edito. Perdón ತ_ʖತ*
Naruto mordió su lápiz, su ceño arrugado en concentración.
—¿X=17-7?
—¡Si!— Hinata casi salto de alegría.—No era tan difícil¿o si?
Naruto rió.
— Lo siento, soy algo duro con los términos que usabas. Pero creo que ya entendí dattebayo.
Hinata se sentía contenta. Había estado algo frustrada cuando habían empezado ya que ella hablaba, pero Naruto tenía pinta que no entendía nada de lo que ella decía. Tuvo que usar términos más sencillos, explicándole todos los términos correctos. Mostrarle sus notas de clases y dándole ejemplos fáciles. Ella escribió unas ecuaciones en una hoja que sacó de su carpeta, cada vez más difíciles y con una sonrisa se la dió.
— Quiero que intentes hacerlas, como te explique. Son cada vez más difíciles, las últimas tres son como las que estamos haciendo ahora, pero con todo lo que repasamos, creo que lo harás muy bien.
Naruto tomó la hoja, en sus ojos brillando la desconfianza en si mismo.
— Sé que puedes, Naruto—, lo animó.
Él la miró, algo asombrado que haya podido saber que no se sentía muy seguro. Hinata le trasmitió confianza en su rostro, él de verdad se sintió impulsado. Naruto se puso serio, aplanando sus labios, determinado a lograrlo. Asintió y se concentró en la hoja, rápidamente empezando con la primera.
Hinata sonrió, era algo lento para empezar, se dio cuenta, pero una vez que pillaba el truco, Naruto rápidamente podía lograrlo. Le costaba, pero era perseverante.
Ella se distrajo mirando las paredes de su habitación. Nunca había creído que estaría allí y quería aprender todo lo que pudiera. Había un póster de lucha en una de las paredes, una clase de torneo de peleas, Hinata no entendía mucho de eso. En una esquina estaban las ropas que él había tirado allí, una pirámide de ropa sucia, Hinata hizo una mueca con la nariz sin poder evitarlo. Desvío la mirada a la televisión, estaba apagada, pero la consola estaba encendida se dio cuenta por las luces. Se preguntó qué jugaría cuando estaba aburrido.
Miró de reojo a Naruto, concentrado en la hoja y la calculadora, se rascó la cabeza con la punta del lápiz. Se recostó en la silla, tomando distraídamente una de las revistas de la parte baja de la mesa. Subió la mirada para saber si él se había dado cuenta, pero seguía sumergido en las ecuaciones. Hojeo rápidamente la revista, notando que era de kinboxing, la dejó a un costado. Se concentró en eso, tomando cada revista y dividiendo las de peleas, mangas y autos o motocicletas.
Miró a Naruto una vez más, para saber cómo iba. Estaba avanzando rápidamente y todavía no se había distraído, así que ella siguió con la tarea que se había impuesto. Tomó las últimas cuatro revistas, ojeando su contenido antes de dejarlas en su respectiva pila. La ante última, tenía una portada de aritmética y eso la sorprendió. Se sentó algo derecha, algo confusa y la abrió por la mitad.
Una exclamación salió de ella cuando vió lo que había. Su rostro se pintó de rojo y la cerró de golpe levantando la mirada. Naruto la miró con una ceja alzada, la pregunta silenciosa. Hinata oculto la revista en su regazo, apretando de más las hojas.
—¿Qué sucede?
—Ummm, n-nada—, quería morir ahí mismo.
Naruto frunció el ceño, mirándola profundamente. Hinata tragó con fuerza y con disimulo dejó las dos revistas que faltaban en cualquier pila.
—¿Y-ya terminaste?
Hinata apoyó las manos en la mesa, al notar que le temblaban, las apretó. Naruto la seguía mirando con desconfianza, pero pareció pensar que era normal en ella esas cosas.
—Me faltan dos—, dijo mirando la hoja.
—B-bien—, Hinata quería correr, sentía que estaba apunto de morir de un ataque al corazón, casi estaba segura que él podía escucharlo golpear contra su pecho—. ¿T-te molesta s-si voy al ba-baño?
—¡Claro que no dattebayo! Que mal anfitrión—. Se levantó de un salto de la cama—. Ven, te mostraré dónde está y traeré algo para comer.
Naruto esperó a que se levantará y la guió al baño, que estaba al final del pasillo. Le avisó que no tardaría mucho en volver a la habitación para seguir con los ejercicios y salió corriendo, bajando por las escaleras de dos en dos.
Hinata se encerró en el baño y se cubrió las mejillas encendidas.
¿Cómo podría verlo a la cara ahora que había visto una de sus revistas porno?
Cada vez que cerraba los ojos veía a la chica en su mente. Acostada en una cama con sábanas de seda color lila, los brazos en alto, los cabellos negros largos esparcidos en la cama. La cara de la mujer era casi inocente, pero no se sentía avergonzada de mostrar sus grandes pechos y la uve desnuda de sus piernas.
Hinata se abanico la cara con las manos, cada vez con más calor.
¿A Naruto le gustaban esas mujeres?
Mordiéndose el labio se vio en el espejo. Su cabello era oscuro, con reflejos azules naturales y, aunque generalmente se sentía avergonzada, sabía que su pecho era más grande que la mayoría que sus compañeras. Ladeó el rostro observando su reflejo. Bueno, no se notaba mucho gracias a la gran remera que llevaba, así que apretó un poco desde atrás, marcando su delantera y su cintura. Su piel era un poco más blanca que la chica de la foto, pero tal vez era un efecto de la cámara.
Su ceño se frunció y negó con la cabeza con fuerza. El hecho que Naruto tuviera una revista de esas, y que justamente hubiera visto la fotografía de esa mujer, no quería decir que a él le atrajera ese perfil. Estaba segura que también debería haber una foto con una chica súper delgada, con pechos más pequeños y un gran trasero, como Sakura.
Hinata uso el retrete y se lavo la cara y las manos, un poco más repuesta salió del baño lista para seguir siendo esta clase de maestra. Pero se le ocurrió que si tal vez, si ella fuera un poco más "femenina", mostrando un poco más, tal vez tendría su atención.
Decidió que haría un experimento, no podía descartar nada.
§•§
2 Semanas Antes de San Valentín
Rápidamente pasó la semana y Hinata estaba de nuevo en la casa del rubio.
Los planes para su confesión estaban llendo de maravilla. Ya tenía una idea muy buena y había pedido un lugar en el acto de ese día. Iba a ser una de las primeras, ella estaba nerviosa, pero ansiosa a la vez.
Sabía que eso podía arruinar esa clase de relación que estaba naciendo entre ellos. Pero Hinata no quería mentirse, no quería ser amiga de Naruto. No le gustaría tirarse para atrás con sus planes y conservar una amistad para después verlo con otra chica. Era mejor ir para adelante, sin importar si se topaba con una pared o no. Por lo menos sufriría ahora y no andaría con miedo todos los días de que él llegara de la mano con otra mujer.
Siguiendo con su experimento, ese día se había puesto una remera amarilla ajustada, no tenía escote(aún no se animaba) pero marcaba las curvas que tanto había querido ocultar. Se había comprado un pantalón de mezclilla oscuro, un tanto elastizado. Se sorprendió de lo cómodo que era.
Se mordió el labio, sintiendo su corazón latir furiosamente en sus oídos. Estaba ansiosa de que Naruto abriera la puerta y ver su primera reacción. Respiró profundamente cuando escuchó las pisadas del otro lado y sonrió justo cuando se abría la puerta.
—Wow. Hola muñeca.
Hinata frunció el ceño. Naruto no había abierto la puerta, si bien se parecía, no era él. El muchacho de pelo oscuro tenía la misma estatura que Naruto, los ojos también eran celestes, pero no brillaba como los de su compañero. Tenían rasgos parecidos, pero también muy distintos.
—¿Buscas a alguien preciosa?
Hinata dió un paso hacía atrás cuando él avanzó, fue instintivo.
—¿E-está Naruto?— preguntó queriendo ver adentro de la casa, pero el descarado muchacho le cubría casi todo el umbral.
—¿Naruto?— sus cejas oscuras se arrugaron, los labios en una mueca de fastidio.
— ¿Qué sucede, Menma?
Hinata se relajó instantáneamente al escuchar la voz de Naruto en la espalda del chico que estaba frente a ella. A los pocos segundos Menma fue apartado de un empujón a un lado y Naruto apareció.
—Naruto.
Hinata le sonrió sin poder evitar que su mirada soñadora llegará a ella al verlo. El aura brillante de Naruto opacando la del otro chico.
—¡Hinata!— Naruto sonaba asombrado.
Ella se dió cuenta que no habían arreglado para verse ese fin de semana y se mordió el labio bajando la mirada. Tal vez él no iba a estudiar con ella ese día y se olvidó de confirmar.
Naruto estaba asombrado, claro que sí, pero no por el motivo que creía Hinata. Si, él se había olvidado que ella vendría, pero cuando escuchó el timbre se acordó del arreglo. No le sorprendió verla allí, si no que le sorprendió verla a ella. No pudo evitar mirarla desde la coronilla a la punta de los pies. Era obviamente Hinata, pero no sé parecía a la que él conocía. No se asombraba que su primo haya querido hacerse el galán con ella, era muy hermosa con todas esas curvas y...
Su ceño se frunció ferozmente mirando a su primo al darse cuenta de las intenciones de éste. Menma lo miraba con una ceja alzada, silenciosamente diciéndole que no podía creer que una chica como Hinata viniera a verlo a él.
Convencido a alejarla de su primo, la tomó de la mano empujándola para el interior de la casa.
— Vamos Hinata ttebayo.
Dejando a su primo en la puerta, camino rápidamente hacía su habitación. Su madre había ido de compras y se había olvidado de avisarle a Hinata que su primo había venido a vivir a su casa. Hacía poco se había graduado de la academia de policía y estaba por unirse a donde trabajaba su padre, Minato. No lo había creído importante, después de todo aunque su primo era mayor y un mujeriego, no había creído que miraría a la pequeña Hinata de ese modo.
Se había equivocado... y mucho.
No entendía por qué estaba enojado, pero soltó a Hinata en el umbral de su habitación y comenzó a acomodar otra vez la habitación rápidamente. No tenía tantas cosas como la semana pasada, pero tenía algunas cosas tiradas. Cuando fue hacia Hinata nuevamente, ella no lo miraba, con su vista fija en el suelo. Él la tomó del brazo y antes de meterse en su habitación, vio a su primo en las escaleras mirando hacia allí. La sonrisa de su primo no paso desapercibida y le hizo una seña con el dedo para demostrarle lo que le importaba lo que él pensaba.
Cerró la puerta algo más fuerte de lo que necesitaba.
Ω-Ω
Naruto no estaba de humor. Hinata se percató de eso rápidamente.
No lograba concentrarse en nada y sólo daba vueltas en la oración que le había dejado como ejemplo. Fácilmente hacía diez minutos que estaba estancado. Ella suspiró silenciosamente, no se animaba a tocar ni mirar nada. Naruto cada tanto alzaba la mirada y la miraba fijamente, para fruncir el ceño otra vez y bajar su atención a la hoja.
Cansada de las vueltas, decidió hablar con él.
—¿Hay algo que te m-molesta Naruto?
Él alzó rápidamente la mirada, aún ceñudo. Hubo un silencio tenso, hasta que Naruto se sentó derecho.
—¿Sabes qué? Si, algo me molesta ttebayo—. Tiró el lápiz en la mesa, con un mohín.
Hinata parpadeó, confusa.
—Y-yo... ¿Vine en mal momento?
Naruto abrió la boca, pero se detuvo cerrando sus labios en una línea recta. Desvío la mirada a un costado, Hinata reconoció la indecisión en su mirada. La miró de perfil, casi sospechosamente, Hinata se removió incomoda cuando el bajo fugazmente la mirada a sus pechos.
Naruto suspiró.
— Simplemente no estoy de humor para estudiar hoy.
Antes de que Hinata pudiera contestar, la puerta se abrió sin aviso previo. Menma, el primo de Naruto, entro con una bandeja con refrigerios y una sonrisa confiada.
—Me mando Kushina a traer está limonada—. Dijo felizmente, caminando como si la habitación le perteneciera.
A Hinata no le pasó desapercibido que Naruto se volvió tenso apenas vio a su primo. Ahora que lo miraba bien, se dio cuenta de la diferencia de edad y como su aura era algo oscura, pero no por maldad. Sus ojos azules eran más oscuros de los celestes de Naruto, con menos brillo. Como si tuviera más edad de la que en realidad tenía. También desprendía confianza por los poros.
— Gracias—, dijo secamente Naruto cuando él dejó la bandeja a un lado de las hojas de estudio.
Menma miró fijamente a su primo menor, ambos en una lucha de miradas. Hinata vio a uno y luego al otro, sin saber lo que pasaba, hasta que los ojos azules miraron a su dirección.
—¿Cuántos años tienes Hinata?— le preguntó apoyando una mano en la mesa, cómodo y sin indicios de que se marcharía pronto.
Hinata se asombró de que supiera su nombre, la mirada era demasiado fuerte y sintió sus mejillas arder, incómoda.
—Ummm...
—¿Cómo sabes su nombre?— Naruto interrumpió su intento de respuesta.
Menma miró a el rubio, una sonrisa de superioridad naciendo en sus labios.
— Fácil, le pregunté a la tía—. El azabache volvió la vista a ella—. No me respondiste lindura. ¿Ya eres legal?
Hinata se sintió más mortificada, pero de nuevo no llegó a responder.
—Qué te importa'ttebayo. Deja en paz a Hinata y ve a hacer algo productivo—, Naruto se levantó de la cama, matando con la mirada a su primo.
Ella observó como una ceja se alzaba y la incredulidad se pintaba en el rostro de Menma. De repente una sonrisa nació en sus labios y se alejó de la mesa alzando las manos en forma inocente.
—Oye, no sabía que era tu novia primo.— Menma le sonrió a ella e hizo una reverencia formal—. Mis disculpas prima.
Hinata estuvo tentada a decirle que se equivocaba, pero Naruto reaccionó más rápido empujando a su primo a la puerta.
—¡Vete de una vez!— le exigió sin aclarar nada ni desmentirlo.
Siguió empujándolo hasta sacarlo por la puerta y la cerró en su cara. Unas carcajadas se escucharon del otro lado y Naruto maldijo por lo bajo.
Maldito Menma que me hace parecer un lunático.
No era la primera vez que se lo hacía, con Sakura a veces tenía el mismo problema. Pero él no reaccionaba tan territorial o proyector. Pero su amiga tenía el carácter más fuerte que Hinata y ya sabía manejar a su primo.
Cuando se volteó Hinata estaba roja como un tomate maduro y con los ojos grandes, perpleja. Se sintió algo culpable por no aclarar que no era su novio, pero prefería que su primo pensará en ello a dejarle en bandeja a Hinata.
Su mirada volvió a recorrer su cuerpo, todavía no podía creer que Hinata guardará todas esas curvas en la ropa sin forma que generalmente usaba.
Es hermosa...
§•§
Naruto estaba caliente, hacía unas pares de semanas que no se tocaba y se había despertado excitado después de un sueño que no recordaba.
Su miembro estaba tieso y mojado en la punta, no pudo evitar tocarse por sobre el boxer. Siseó con el sentimiento placentero.
La habitación estaba oscura y a tientas busco en su cajón de la mesita de luz. Sacó rápidamente el lubricante, calentándolo entre sus manos, se bajó el boxer mientras apartaba las sábanas con una patada. Todavía sentía las suaves manos de una mujer corriendo por su pecho cuando se apretó la base. Destellos de su sueño pasaron por su cabeza cuando cerró los ojos.
Labios suaves y rosas, cabello oscuro y sedoso, cuerpo caliente con grandes curvas. Jadeó cuando grandes pechos se pasaron por su cara. Su mano haciendo el trabajo, de base a punta de punta a base, una y otra vez.
Mierda, se siente bien.
No quería abrir los ojos, su imaginación trabajando fuerte para seguir con la fantasía. Una mano suave y delicada bajando por su pecho para tomar su polla dura como una roca, sus caderas se curvaron sin que él lo pidiera.
—Que grande es tu polla, Naruto...
Su boca se abrió al escuchar una dulce voz en su cabeza, su puño trabajando más duro.
—Sssiii...— siseó.
—Quiero ponerlo en mí boca...
—Oh Dios...— gimio al sentir el hormigueo subir y apretar sus pelotas.
En su imaginación bajo la mirada y, juró que sentía la mojada lengua de la chica en su miembro duro y adolorido. Veía la coronilla con cabello oscuro, pero estaba acostumbrado que sus fantasías no tuvieran cara. Gimio apretando la cabeza de su polla, estaba tan cerca.
—No pares—, suplicó agitando las caderas, mordiéndose el labio con desesperación—. Mieerdaa...
Su mano comenzó a molerlo cuando fantaseo tomando el pelo oscuro en un puño y haciendo que tragara la mayoría de su polla. Bajó la mirada, perdido en su sueño despierto y abrió la boca con asombro y demasiado placer cuando ojos perlas le devolvieron la mirada.
Su estómago tenso, en su garganta se marcaron las venas cuando tiró la cabeza para atrás, la boca abierta en un silencioso gritó, que sólo logro escapar un quejido, cuando comenzó a brotar el semen de la punta. Apretó la cabeza de su polla, intentando no ensuciar la cama, el único pensamiento coherente en ese momento.
Fuertes jadeos se escuchaban en la habitación cuando Naruto empezó a bajar de su fuerte orgasmo. La culpa llenado el espacio que había dejado la excitación ahora que ya se había saciado.
—¿Que mierda?— susurró.
Continuará...
Se que dije que sería sólo un capítulo. Pero se hizo demasiado largo. El siguiente será el último.
¿Que creen que pasará? 😳
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