Capítulo 13
Caleb tragó saliva con fuerza; se asustó tanto que torpemente se alejó de ella. No quería que pensara que se había aprovechado de la situación o algo parecido.
Yvonne optó por mirar hacia la ventana. Después de la emocionó la embriagó la vergüenza. Sus mejillas ardieron de calor; seguramente estaban rojas.
Para romper la tensión, Caleb sacó su móvil. Le mostró su foto durmiendo con la boca abierta.
—¡Hey! —Yvonne le dio un golpecito en el hombro. Se veía totalmente ridícula y graciosa.
—¿Qué sucede? Te ves sexy.
Ella negó abochornada, aunque después le hizo soltar una carcajada.
—Me tienes en tus manos. ¿Hace cuánto que se subiste?
—Desde que empezaste a roncar —bromeó.
—Eres un mentiroso. Yo no ronco.
—¿Cómo lo sabes?
Buena pregunta... Pero no recordaba que alguien se quejara de sus ronquidos. Siempre había sido toda una lady, y las ladys no roncan.
—No creo que lo haga —murmuró tratando de convencerse. No se veía produciendo esos horribles sonidos con su fina garganta.
—No puedes asegurarlo. —El elevó una ceja. Mirando hacia la ventana reconoció su paradero de llegada—. Ya vamos a bajar.
Se puso de pie y tocó el botón. El chófer detuvo el autobús en la siguiente parada.
—Estoy segura que no ronco —continuó Yvonne al bajar del vehículo. La verdad es que se estaba empezando a preocupar. No trataba de convencerlo a él, sino a ella misma.
—No me consta. No tienes modo de probarlo.
—Solo si duermes conmigo. —Al instante se dio cuenta del doble sentido—. Es decir —intento explicar—, a dormir literal.
—Sí, lo sé —respondió Caleb, incómodo.
Ella no tuvo más remedio que morderse la lengua. Se encontraba avergonzada.
—¿Eres buena corriendo? —preguntó él para cortar la tensión.
—Muy buena.
—Una carrera hasta la residencia. Si pierdes, ya sabes.
—¿Castigo? Dale.
—Dale.
Como si de una maratón se tratase, dejaron todo en la pista de camino a casa. Corrieron como si alguien los estuviera persiguiendo. Caleb, aunque era más rápido, Yvonne no se quedó atrás, le pisaba los talones. Pero el cansancio del día, y la poca resistencia que tenía en esos momentos la agotaron.
—Ya no doy, tú ganas —dijo jadeante.
Caleb riendo se detuvo.
—Por fin mi venganza.
—Tengo miedo del castigo que vas a darme.
—Ya lo verás —apuntó guiñando un ojo.
—¡Oh, eso es tan tenebroso!
A pasos lentos subieron a sus departamentos sin dejar de reír un solo momento. Pese al mal día que había tenido Yvonne, era increíble que en el pequeño momento que se cruzaba con su vecino, él le hiciera reír hasta el cansancio, y mejorara su humor.
Caleb también pensaba lo mismo. Desde que había conocido a su nueva amiga, su estado de ánimo mejoraba. En cuanto la veía se contagiaba de su aura brillante para mejorar su día.
Se despidió de ella para aproximarse al departamento de su mejor amiga Janna. De su mochila sacó los víveres que ella le había encomendado. Tenía pensado solo dejarlos, pero al notar la puerta entreabierta decidió entrar. Ojalá no lo hubiera hecho...Sus ojos rápidamente dieron con la escena que al instante hizo que su corazón se hiciera añicos.
Janna, su Janna besaba a Derek.
¿Cuántas veces había soñado con ese beso? ¿Cuántas veces la había soñado rendida entre sus brazos? ¿Cuántas veces había querido que lo mirara como hombre? Y todo lo que había soñado era para otro.
¿Por qué la vida tenía que ser tan injusta? ¿Qué le faltaba a él para recibir su amor? ¿Acaso era un mal tipo?
Todo esto se le vino a la mente mientras los veía. No lo podía resistir; incluso un puñal habría sido menos doloroso. Sabía que tarde o temprano terminarían juntos, pero aún no estaba preparado. Quizás en el fondo aún mantenía una ridícula esperanza, quizás en el fondo creía que ella lo vería como algo más.
La fuerza se le escapó súbitamente del cuerpo. Quiso salir lo antes posible, pero le fue imposible cuando ni siquiera se dio cuenta que las bolsas se le habían caído de las manos.
El ruido alertó a la pareja que al instante se separó. Janna avergonzada por lo que su prácticamente hermano había visto; mientras el instinto masculino de Derek percibía sus celos y dolor.
—Caleb —musitó Janna con las mejillas rojas.
—La...lamento haberlos interrumpido —dijo Caleb tartamudeando.
Torpemente intentó recoger los productos, y salió lo más rápido que pudo. Estaba por entrar a su departamento cuando sintió una mano sobre su hombro.
—Tenemos que hablar —le dijo Derek.
Retirando la mano de su hombro, le habló sin darle la cara.
—No tenemos nada de qué hablar —pronunció con la voz entrecortada—. Yo no soy nadie.
—Eres su mejor amigo, la persona más cercana a ella.
—Solo amigo —repitió Caleb sonriendo amargamente. Esta vez le dio la cara, y Derek ni siquiera podía sostenerle la mirada, su triste mirada—. Ahora también serás su amigo, ya no necesita más de mí. Ahora tiene en quién mantenerse, ahora tiene con quien compartir sus problemas, ahora tiene quién le de lo que yo nunca pude darle.
—Caleb...
—Como la persona que la ama, te repetiré lo que ya te dije antes.
—No es necesario.
—Sí lo es —determinó mirándolo fijamente—. Janna es lo más valioso que tengo, si tú llegas a herirla ten por seguro que la perderás.
Sin decir una sola palabra más entró a su departamento y cerró la puerta; ni bien lo hizo no pudo contener las lágrimas. Repentinamente un recuerdo se le vino a la mente.
FlashBack
Janna y Caleb con tan solo ocho años corrían por la pradera. El niño llevaba la delantera, pero tropezó con una piedra; cayó bruscamente al suelo. Por consiguiente, un enorme raspón en su rodilla. Caleb le temía a la sangre, y al verla no pudo evitar su llanto.
Janna lo alcanzó y preocupada se inclinó frente a él.
—¿Te hiciste daño Caleb? ¡Oh! —Se horrorizó al ver la herida, pero retomó la compostura al notar que solo lograba asustarlo—. Tranquilo, eres fuerte, ¿no es así? —Con sus pequeños dedos secó sus lágrimas—. Sana sana colita de rana, si no sanas hoy sanarás mañana —empezó a cantar. Caleb fue calmándose poco a poco.
Fin del flashback
El recuerdo le provocó un inmenso dolor. ¿En qué momento dejó de verla como una amiga? ¿En qué momento su mundo se redujo a ella? ¿Por qué después de tantos años él aún mantenía la esperanza?
Quizás de eso se trataba el amor, o quizás él aún no lo sabía.
La puerta sonó despacio, y no la habría escuchado de no ser porque estaba a lado de ella. Enjugó sus lágrimas para poder abrirla.
—Caleb, necesito tu ayuda —dijo Yvonne entrando al departamento, pero en cuanto vio su estado se quedó petrificada—. Caleb... —sin decir más se aproximó a él y lo abrazó por la cintura.
Esa chica de cabellos castaños lograba ponerlo de buen ánimo, pese a lo que acababa de pasar.
—¿Sucedió algo malo? —Quiso saber ella.
Negó sonriendo.
—Sucedió lo que tenía que pasar, no sé porque estoy así.
—¿Qué puedo hacer por ti? ¿Tienes cerveza?
—¿Mmm? —Frunció el ceño—. Creo que sí, en la nevera.
Ni corta ni perezosa fue brevemente en busca de las latas de esa bebida.
—Vamos a brindar —dijo elevando las cervezas.
—Pero no hay nada por qué brindar.
—Mucho mejor. Vamos a brindar por lo mal que nos ha ido.
—Eso no tiene sentido.
—Nada en esta vida tiene sentido, Cal.
—Buen punto.
Se sentó junto a él. Con una sonrisa le alcanzó una lata.
—¿Sabes que me echaron del trabajo?
—Lo sé, Daniel me contó.
—Pero conseguí otro, en una gasolinera.
—Felicitaciones por eso. —Golpeó su lata con la de ella.
—Salud vecino. Vamos a olvidarnos de nuestros problemas por hoy. Y mal de amores también. —Recordó a Sergio—. La situación no marcha bien con mi novio. Hace todo lo contrario que espero de él.
—No sé qué es peor, no ser correspondido, o terminar una relación.
—Pues no lo sé. Solo he salido con Sergio.
El asintió.
Sin darse cuenta bebieron muchas latas de cerveza. Yvonne empezó a bailar y cantar sobre la mesa teniendo de micrófono una lata vacía. Caleb le aplaudía desde el sofá.
***
La alarma la despertó en breve. Sentía un terrible dolor de cabeza asociado a dolor estomacal. Abrió bien sus ojos a tiempo que sentía una suave respiración en su oreja. Se giró lentamente para descubrir a Caleb durmiendo con la mitad de su peso sobre ella, y abrazándola por la cintura.
—¡Ah! —gritó despertando a Caleb, abriendo enormemente los ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro